27.9.07

Ética y etiqueta

Jay Chapman, inventor de la inyección letal


  • Inhumanidad del protocolo Chapman
  • Jospeh Clark: 90 minutos de agonía

A principios de este mes ocurrió algo parecido a un milagro: las autoridades de Kentucky se disponían a macerar al reo Ralph Baze con una triple dosis de tiopentotal sódico (anestésico), bromuro de pancuronio (paralizante muscular) y cloruro potásico (inductor de paro cardiaco), pero antes de que la ejecución tuviera lugar, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos decidió analizar, por primera vez desde que se emplean las tres jeringas, si la inoculación intravenosa de esos venenos cabe en la definición de las penas crueles e inusuales, prohibidas por la Octava Enmienda de la constitución del país. [Una pequeña crítica constructiva al Departamento de Estado: reconvengan sin excesivo rigor --absténganse, en todo caso, de meterle un jeringazo triple-- al traductor que puso “desusada” como equivalente español de unusual y explíquenle que desuso y rareza no son sinónimos.]

El alegato, presentado por David Barron, defensor de oficio de Baze y de Thomas Clyde Bowling Jr., advierte que el método de la triple, inventado hace 30 años por el humanitario y diligente doctor Jay Chapman, un patólogo fascista de Oklahoma a quien Hipócrates debe estarle mentando la madre desde la tumba, puede no ser tan rápido como se supone y puede desembocar en periodos de dolores prolongados y muerte por asfixia mientras el reo está consciente. El año pasado, en Ohio, el sentenciado Joseph Clark agonizó 90 minutos y requirió una segunda dosis de matarratas para dejar de gritar, amarrado a la camilla de ejecuciones, “¡no funciona!, ¡no funciona!”. Según los testigos de la carnicería, después de recibir la tercera inyección el condenado rogó: “¿No podrían darme algo por la boca para acabar con esto?” Unos meses más tarde, en una cámara de ejecución de Florida, Ángel Nieves Díaz se asfixió en silencio por espacio de media hora tras recibir una dosis letal que no funcionó como se esperaba. El espectáculo fue tan terrible que el gobernador Jeb Bush, con todo y su pertenencia a una estirpe de verdugos, hubo de suspender las ejecuciones siguientes.


Secuencia de la electrocución de Allen Lee Davis, pedófilo y asesino
ejecutado en julio de 1999. La instalación no funcionó como se esperaba,
la cabeza del reo se incendió y Davis hubo de recibir una segunda descarga eléctrica.


Esos y otros episodios de horror llevaron a los tribunales de dos estados a declarar inconstitucional el llamado Protocolo Chapman o La Triple, en tanto que otras 11 entidades han suspendido las ejecuciones con este método. Su autor sostiene que éste es susceptible de ser actualizado con nuevos y más potentes fármacos y se queja de los funcionarios de prisiones que no aplican su procedimiento como Dios manda, colocan la aguja apuntando hacia la mano del “paciente” y no hacia el hombro, o aplican la inyección en forma muscular o subcutánea en vez de intravenosa. “Tienes que ser un idiota para hacer eso”, concluye, y decide cortar (literalmente) por lo sano: “Lo más simple que conozco es la guillotina, y no me opongo a traerla de nuevo; se corta la cabeza de la persona, y se acabó”.

Por si las dudas, Daryl Holton escogió la silla eléctrica y el 12 de septiembre pasado se convirtió en el primero en Tennessee en morir en ella desde 1960. El infeliz, un veterano de la primera guerra del Golfo (1991), padecía una larga historia de trastornos mentales, incluido el síndrme de estrés postraumático, mató a sus cuatro hijos a balazos porque la madre no dejaba que los viera y luego se entregó a la policía. En los diez años que estuvo preso se negó a hablar con sus abogados de oficio y a firmar apelaciones. Las autoridades carcelarias hubieron de desempolvar el aparato letal y, antes de freír a Holton la calentaron durante 35 segundos --tiempo necesario para completar el proceso a mil 750 voltios-- con una “carga experimental” diseñada para simular un cuerpo humano.

Antes de que Clark y Nieves fueran martirizados, un texto aparecido en PloS Medicine concluyó que la inyección letal era equivalente en ocasiones a una “asfixia química”. La revista médica The Lancet había publicado ya los resultados de una investigación realizada por facultativos que analizaron los expedientes de numerosas ejecuciones y entrevistaron a decenas de funcionarios penitenciarios; luego compararon la información con el protocolo para eutanasias adoptado por la Asociación de Veterinarios y concluyeron: “La actual práctica de la inyección letal no cumple ni con los estándares veterinarios”. La publicación acompañó el documento con un editorial que señala: “La pena capital no sólo es una atrocidad, sino también una mancha en el expediente de la democracia más poderosa del mundo. Los médicos no debieran estar en la tarea de matar. Los que participan en este acto bárbaro actúan como ejemplos vergonzosos de una profesión que ha permitido la corrupción de sus valores por la violencia del Estado”.

Encuentro un exceso de optimismo (o de benevolencia) en el texto porque a estas alturas, tras los desaseos electorales de 2000 y 2004 que favorecieron la elección y la reelección de Bush; habida cuenta del severo retroceso ocurrido desde 2001 en la vigencia de las garantías individuales, los derechos humanos y las libertades fundamentales; considerando que la Casa Blanca porfía en una agresión armada (contra Irak) con la que la mayoría de los ciudadanos está en desacuerdo, y dado que Estados Unidos es la única potencia occidental que comparte la barbarie de la pena de muerte con Arabia Saudita, Indonesia o China, resulta cuestionable describir a Estados Unidos como una “democracia poderosa”. Sin desconocer su enorme poderío militar, económico, político y tecnológico, me parece más bien una democracia sumamente débil y debilitada.

El máximo tribunal estadunidense ha decidido entrar al problema de la pena capital no por la puerta trasera, sino por un ducto de ventilación: no se discute el castigo, sino un método particular para aplicarlo, y no se pone en duda que privar de la vida a un ser humano sea, en sí, un acto degradante, bárbaro e inhumano, además de cruel e inusual: lo inusual y cruel podría ser, se dice a sí mismo el sistema judicial del país vecino, la prolongada y dolorosa agonía que en ocasiones causa la jeringa. En suma: por ahora, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos no está interesada en la ética, sino en la etiqueta. Pero peor es nada.


8 comentarios:

Caminante dijo...

Pues parece que estan convencidos de que la ejecucion es algo relevante.

Aunque muchos pensemos distinto.

Pero bueno, algo es algo. Ojala alguien alla, muela con lo irrelevante de las ejecuciones y en la medida de lo posible sean menos.

Roque Nuevo dijo...

Hola Pedro,

Estoy seguro que la tendencia en el mundo está de acuerdo contigo y que en no-sé-cuántos años la pena de muerte sería una reliquia del pasado. Quizá el Estado de Texas sería uno de los últimos lugares, pero tampoco habrá allí.

Lo que sí te cuestiono es tu desprecio a la democracia en los EEUU. Mencionas diferentes puntos para esto: la guerra en Irak; los efectos de las leyes anti-terrorista (como dicen) a las garantías individuales; la pena de muerte. Son muy respetables tus opiniones y comparto algunas. Pero me das la impresión de que calificas de no democrático cualquier cosa que no acuerde con tus principios éticos.

Te recuerdo que--en primer lugar--la política exterior no se hace a base de encuestas de opinión pública en ningún país. Pero en cuanto a la guerra en Irak, el Congreso votó a favor y la opinión estaba a favor en el 2002-2003. Aunque tú no estabas de acuerdo, no entiendo cómo esto es un argumento de que la descripción "democrática" no aplica a los EEUU.

De acuerdo con la erosión de las garantías individuales. Se trata de un problema para el país. Sin embargo, esta erosión no empezó con Bush, sino con Clinton, en las secuelas del bombardeo en Oklahoma. Se hizo la legislación en el Congreso, no por decreto del Presidente. Sin discutir la justicia de las leyes ¿Esto no merece llamarse "democrático"? ¿Si no, qué régimen que tú conoces sí lo merece? ¿Vas a decir que todos los paises con leyes similares son "sumamente débiles" en cuanto a la democracia? Además, las nuevas leyes anti-terroristas tienen cierta vigencia (significa que deben ser ratificadas o abrogadas en un tiempo determinado). Finalmente, con todo y esto, el respeto a las garantías individuales todavía se compara con otros paises democráticos. Otra vez, no entiendo cómo este asunto justifica considerar a los EEUU "una democracia sumamente débil y debilitada". ¿En verdad piensas que aquel país está en el camino a la dictadura?

Por último, dices que la Suprema Corte no considera si la pena de muerte es "cruel e inusual". Esto es falso. Ya lo consideró en los años 70, cuando la prohibió. Lo que no pudo prohibir es que los estados pueden legislarla de nuevo, respetando las objecciones de la Corte. Esto es lo que pasó en 32 estados. Las leyes varían entre ellos, pero la idea que te quiero proponer como matiz es que esto es resultado del sistema federal. Los estados tienen mucha autonomía que el gobierno central no puede tocar. Hay gente que piensa que la democracia se hace mejor con las legislaturas, que son electas, que con las tribunales, que no lo son. Aparte de la justicia de la pena de muerte ¿esto no puede ser considerado "democrático"?

Un abrazo

Pedro Miguel dijo...

Caminante: Las ejecuciones no son irrelevantes. Son criminales.

Roque nuevo: Ojalá. Y un dato sobre la erosión de la democracia en EU: cuando Clinton dijo una pequeña mentira sin trascendencia, sin más propósito de evitar que Hillary le cortara los huevos, estuvo a punto de ser echado de la Casa Blanca. Pocos años más tarde, Bush consiguió el apoyo del Congreso y de la opinión pública mediante una serie de mentiras terribles, cuya fabricación fue todo un complot desde el poder, y así llevó a su país a una guerra que ha costado decenas o centenares de miles de vidas. Pero hasta ahora nadie ha hablado de echar a Bush de la Casa Blanca por mentiroso. Por lo demás, te agradezco la información y las reflexiones, aunque éstas no sean tu fuerte. Revisa, por ejemplo, la derrota que le propinas a la lógica en este pasaje:

"dices que la Suprema Corte no considera si la pena de muerte es "cruel e inusual". Esto es falso. Ya lo consideró en los años 70, cuando la prohibió."


Un abrazo.

Caminante dijo...

Claro que son criminales pero me referia a que son relevantes en el sentido de que no las aplican con un deseo de carniceria, sino piensan que es un metodo de control.

Aunque hay estudios al respecto que muestran que nomas no funcionan, para inhibir los futuros crimenes.

Roque Nuevo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Roque Nuevo dijo...

Hola Pedro,

Gracias por responder tan amablemente. Vamos progresando: en vez de decirme "delirante" me dices que doy "derrotas a la lógica". Gracias. En cuanto a eso, pues, acepto tu crítica. Fui falto de lógica. Pero mi punto central queda: la pena de muerte en aquel país se da por el federalismo, no por decisión de la Suprema Corte. El federalismo y el poder legislativo de los estados son elementos de la democracia, como comúnmente lo entendemos. Por lo tanto nada de esto es evidencia que la democracia de los EEUU es "sumamente débil". Todo lo contrario. Si las leyes se dieron por decreto o por decisión jurídica de la Suprema Corte (lo que sería anti democráctico) no habría pena de muerte en los EEUU.

Y te digo que estoy seguro que sí la pena de muerte tiende a desaparecer. Como bien dices, el único país dizque desarrollado que todavía la conserva es los EEUU. ¿Cuánto tiempo crees que esta situación se puede sostener? Inclusive, creo que Ruanda lo ha eliminado. Los que la apoyen (y me incluyo a veces) se verán como los que se opusieron a los derechos de la mujer en el siglo XIX. Anticuados y bárbaros. Y te digo que asumo que (a veces) estoy en el lado malo de la historia. No me creo el paradigma de la ética.

Pero todavía no entiendo cómo es que caso Clinton compruebe la "erosión a la democracia". Clinton mintió bajo juramento y Bush no ha mentido. No me salgas con que no se han encontrado las armas de destrucción masiva. Esto no comprueba nada, ya que todos--fuerzas anti Bush, Francia, Alemania, Rusia, la ONU--pensaron que sí. Resulta que la mayoría del círculo íntimo del mismo Saddam también pensaron que sí.

El País acaba de publicar (26/09) los transcriptos de una conversación de Bush y Aznar, de febrero 2003 (me parece) que también comprueban lo mismo. Lo de la gran mentira Bush es otra gran mentira, nada más. Podemos estar en desacuerdo acerca de la guerra, en cuanto a la ética, a la geopolítica o a cualquier otro criterio sin caer en propaganda falsa como ésta.

Vuelvo a mi punto central: tú das a entender que la democracia de los EEUU es algo ficticia y que aquel país va rumbo a la dictadura. No hay ninguna evidencia de esto ni en tu artículo ni en ninguna otra parte.

zafreth dijo...

Pedro pienso que las ejecuciones deberian de ser como a la vieja usanza: fusilados. asi se tiene la certeza que se mueren.

Ademas la mayoria son gentes que es lo peor de la sociedad, asesinos pedofilos y demas, ¿para que los queremos vivos?, para que sigan haciendo de las suyas?

Ademas esta más que comprobado que en la mayoria de los casos ningun reo se llega a reformar simplemente por que no quieren hacerlo, les gusta su modus vivendi y asi son felices.

Por eso deberian de fusilarlos.

Pedro Miguel dijo...

Zafreth: leete esta información y lo volvemos a discutir, ¿te parece?