26.10.07

Las verrugas de Venus (I)

Los que en 1988 enfrentaban una usurpación, hoy, ante una nueva presidencia espuria, en vez de hacerle frente le dan el trasero. Cómo han cambiado los tiempos a ciertas personas, pero eso no viene al caso. En diciembre de aquel año, El Fisgón, Miguel Luna y el que postea, publicaron un humilde regalo navideño titulado Las verrugas de Venus, que pretendía ser, además, un modesto homenaje a Quevedo con motivo de nada en particular.

Uno de esos textos --el primero, en el orden del librito-- apareció el año pasado aquí y en el papel. Ya no tiene caso que se presenten en esa secuencia; además, alguna mano hay que meterles y acaso algún fragmento habrá que agregarles.

Visto a la distancia, tal vez lo que sigue resulte algo más Bataille que Quevedo. Aunque me horroriza un poquito, a lo hecho, pecho, y ya ni modo. Se titulaba "Sobre un rival en edad provecta", pero hoy es pecado de lesa corrección política burlarse de los rivales de amores por su edad avanzada, y además el nuevo título se corresponde mejor con el contenido.


QUÉJASE DE SER TRAICIONADO

CON UNO QUE PRONTO SERÁ CADÁVER



Ilustración: Rafael Barajas, El Fisgón

Entiendo que mi vida es, por contraste
con la del nuevo amor que tienes, breve:
él, siglos sobre el mundo lleva nueve;
amor buscabas, prehistoria hallaste.
Comprendo que te hartaran mis defectos
pero los vivos somos imperfectos.

El “hasta que la muerte los separe”
en ustedes es cosa consumada.
Reza, para sentirte penetrada,
que pronto el rigor mortis se la pare.
A tu sicoanalista me anticipo:
lo tuyo es necrofilia más que Edipo.

Me tienes por cobarde
pues, desplazado, no lo reto a duelo.
Es que es muy cruel matar al bisabuelo
y además, ya es muy tarde:
ya lo mató la Muerte, mentacata.
Tendría yo que usar bala de plata.

Los gusanos en él aposentados
Pueden mudarse a ti, mujer traidora,
y como prueba firme que te adora,
zopilotes tendrás por entenados.
Tú, la que se horroriza de ladillas,
vas a ser infestada de polillas.

Con él te echaste un polvo, me presumes,
y eres muy literal, pues ha concluido
su vida, y hoy en polvo convertido,
bien consumatum est, te lo consumes.
Cuidado, presuntuosa:
como el sida, la muerte es contagiosa.

Creyendo que el asunto te prestigia,
vas de luna de miel por el Estigia.

¡Habrase visto cosa más impura

que la ensalada que haces con tu amigo!
Tú con él me traicionas, y él, contigo,
le pone cuernos a su sepultura.

3 comentarios:

grabiel dijo...

el sábado 11.56 am más feliz que he tenido, tremendísimo pedromiguel.

abrazo y buen finde.

Anónimo dijo...

Pedro Miguel, que oportuna
tu poesía necrofílica
que provoca cuasi etílica
carcajada,por fortuna.
Me has llevado hasta la luna
con tu humor tan especial.
Sonríe mi decimal,
cuando noviembre se acerca,
y goza la muerte terca
el rito tradicional.

Un abrazo

Lourdes

Pedro Miguel dijo...

Gracias, Gabriel, el otro, me alivia y me reconforta mucho saber que hay almas con las que comparto el gusto por estas cochinadas.
Un gran abrazo.

Pues en el post de adelante,
cara Lourdes, te presento
un muy parecido intento
sólo que con un lactante
como el adversario amante.
Perdón por el desaliño,
porque sale sin corpiño
la teta en la ilustración
y porque era una canción
ideal el Día del Niño.