24.5.09

De la sonetería


Genuflexia
Quisiera yo vivir en el sosiego
y despertar temprano en la mañana,
beber agua, comer comida sana
y quitarme lo brusco y lo rejego.

Querría terminar este trasiego
de vodka, chicharrón y carne humana
y ver a la lechuga como hermana
con los ojos en blanco de borrego.

Yo quisiera rezar; cantar Ho Sanna;
querría ser tan tonto como un lego
perdido en la planicie vaticana.

Querría, en fin, ser mudo, sordo, ciego
y no mirar el culo de La Diana
y venerar la tilma de Juan Diego.

7 comentarios:

  1. No imagino mirarte en el sosiego:
    genuflexo, alboreando la mañana.
    La comida , sin vino ¿será sana?
    En blanco es un escrito no rejego.

    No permitas dejar este trasiego;
    pues no es sano dejar la carne humana.
    Tu visión solidaria nos hermana
    jamás tendrás los ojos de borrego

    Te veo desentonar cantando Ho Sana
    no encajas en un chiste de gallego.
    Patinas en planicie vaticana.

    Tal vez, si fueras mudo, sordo y ciego
    Acariciando el culo de la Diana
    nunca tú veneraras a Juan Diego.

    Saludos

    María de Lourdes Aguirre Beltrán

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  2. Pedro Miguel:

    Llegó el Chamuco a mi casa
    Nacho, lo trajo temprano,
    me lo dió en la propia mano.
    Yo me dije ¿qué le pasa?
    La sorpresa me rebasa:
    Cuando ví mi nombre escrito.
    pensé:pegó un papelito
    Mas al ver el decimal
    fué un gusto fenomenal
    que todavía no me quito.

    Gracias Pedro Miguel, es un honor para mí haber estado a tu lado en el Chamuco.

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  3. mas vale levitar, ni ver el piso
    alejarte de la hormiga, de la araña
    no sea que les causes la migraña
    y ofendas a Dios, el que la hizo

    Besos candidos
    A.

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  4. Querida Lourdes: pus no. Gracias por las hermosas (re)construcciones, y seas bienvenida como chamuca.

    A: ¿Ofender a Dios? Líbreme Él. Besos santísimos.

    Gracias, María, prometo seguir siempre así.

    Ángel: Se agradece la flor y la visita.

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  5. No dejo de maravillarme de la perfección de este soneto. Lo he compartido y mencionado hasta el hartazgo. ¿Cuándo nos regala otros?

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