11.12.09

Capacidad de síntesis


En su discurso de Oslo, Barack Obama tuvo que emplear 4121 palabras para propugnar lo que el horrendo Big Brother orwelliano podía decir en tres: war is peace.

10 comentarios:

Mariana dijo...

Estimado Pedro Miguel:

Yo tampoco estoy de acuerdo con que Barack Obama haya recibido el premio Nobel. Lo mas perverso del asunto es que Obama esta plenamente consciente de todo este absurdo y así queda patente en su discurso.

Si alguien quiere un ejemplo de como alguien puede hacer linduras con la oratoria y violar al mismo tiempo la lógica mas básica, en este link esta el discurso de Obama en su versión original y en español:
http://www.scribd.com/doc/23965865/Discurso-Barck-Obama-Premio-Nobel-de-la-Paz-Ingles-Castellano.

Saludos!

Mariana

elquetedije dijo...

es cierto, yo no he tenido que leer todo el discurso para sentir el temor oscuro de que vamos hacia atras, y el premio nobel, que si alguna vez tuvo algun prestigio, ahora esta mas cerca de los premios MTV o de los oscares, y despues se quejan de que mi generacion no respeta a las instituciones... saludos pedro

Roque Nuevo dijo...

Con todo el respeto que te tengo, voy a tener que descrepar contigo. Obama no está diciendo "War is Peace". Está apelando el concepto de la guerra justa, que tiene una larga tradición en el Occidente. Puedes descrepar con ésta, pero no hay que tergivisar las palabras de Obama tampoco.

Dirás que estoy cegado por ideología, pero, me puedes hacer un favor y un gran honor de refutar lo que realmente dijo Obama: "Un movimiento no violento no hubiera podido detener a los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al Qaida de que deben deponer las armas...decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamamiento al cinismo, es reconocer la historia".

Pedro Miguel dijo...

Mariana: De acuerdo. Fue un error trágico el otorgarle a Obama esta suerte de Nobel preventivo

elquemedijiste: Plenamente justificada, la desconfianza a instituciones que han perdido el rumbo ético.

Roque Nuevo: Celebro la novedad de tu obamismo, pero deploro la causa de tu conversión:
entre las "guerras justas" emprendidas por Occidente se encuentran las Cruzadas, la Conquista de América y el arrasamiento de Vietnam.
¿Hay guerras justas? --Claro, y muchas: la que inició el cura Hidalgo en 1810, la que libró Lincoln (y que sentó las bases para que un negro pudiese llegar a la Casa Blanca), la que llevó a cabo Juárez para sacar de México a Napoleón III, la que inició Sandino en Nicaragua, la que desembocó en la derrota de los nazis por los soviéticos, la emprendida por el FLN argelino para echar a los franceses, la que dirigió Nguyen Von Giap contra los invasores estadunidenses...

¿Es justa la ocupación de Afganistán? ¿Puede calificarse de "guerra defensiva" las masacres que perpetran las tropas de EU y de sus aliados a decenas de miles de kilómetros de Washington? ¿Es justo que en nombre de la persecución a Al Qaeda asesinen a una población miserable? ¿Es justo que apuntalen a un "gobierno" financiado por el cultivo y el trasiego de amapola? ¿Es justo que lleven 8 años de bombardear a un territorio ya devastado por guerras anteriores, con el pretexto de que quieren arrestar a Osama bin Laden? ¿Sería justo que la Fuerza Aéra mexicana bombardeara indiscriminadamente el territorio de Durango para acabar con "El Chapo"? Habría sido justo que el Pentágono hubiese hecho una matazón de civiles en cualquier punto de Estados Unidos para capturar a Timothy McVeigh? ¿Alguien en Washington ha explorado, o al menos insinuado la vía de la negociación con Al Qaeda? ¿Alguien se ha tomado la molestia de responder a la pregunta de George W. Bush ("Why do they hate us?", casi tan cínica y estúpida como el célebre "¿Y yo, por qué?" de Fox)?
¿No resulta desproporcionado comparar a una banda de parias y fanáticos con la que fue la mayor potencia bélica del Siglo XX?

Abrazos.

Roque Nuevo dijo...

Hola, Pedro, Por fin me das la razon: nunca dije que las guerras que mencionas son justas o no. Solo dije que Obama apelaba al concepto y que no es "justo" reducir sus palabras al Orwellismo. El hecho de que podamos discutir en buena fe la justicia de todas aquellas guerras es toda la evidencia que nececito.

jum dijo...

achis...

Pedro Miguel dijo...

Roque Nuevo: Momentito. Le otorgan el Nobel de la Paz a un tipo justo cuando éste acaba de enviar 30 mil soldados a una injustificable guerra de rapiña neocolonial. ¿Cómo justifica el premiado la decisión de sus benefactores? Pues así: war is peace, con los adjetivos que pueda pescar al aire en ese momento. Es decir, con un largo, atractivo y vacío circunloquio en el que pretende asentar la congruencia de recibir un premio de paz con las manos manchadas de sangre afgana.

LaSusodicha dijo...

Joven Pedro Miguel, joven Roque Nuevo: saludos, está chido este diálogo. Retomo lo que alguna vez comentó Michael Moore: "Felicidades por el Nobel, ahora gáneselo". Opino que despues de semejante discurso, queda clarito que a Obama le importa un carajo tratar de ser un poquito consecuente con su inmerecido premio.

Roque Nuevo dijo...

Hola de nuevo Pedro Miguel,

Me daba pena de volver a responder por miedo a que me tacharan de "troll." Pero ya que la Susodicha califique este diálogo de "chido", me voy a atrever:

Primero: Estoy de acuerdo con lo inmercido del premio de Obama. Ahí estamos todos de acuerdo, incluyendo a Obama y al comité Nobel, quienes dieron el premio era por las intenciones tan buenas del Obama. No leí ninguna justificación de su premio de él. Todo lo contrario: él mismo expresa las mismas criticas que tú y la susodicha.

Segundo, no se trata de esto mi comentario. Se trata de que--dado que todos reconocen lo inmercido del premio--Obama se propusiera usar su tiempo-discurso para apelar la filosofía de la guerra justa. Acá estamos de acuerdo el joven Pedro Miguel y yo (no tan joven como él): hay guerras justas y guerras no justas. Ni Pedro ni yo somos pacifistas a ultranza. Dónde discrepamos es en la calificación de ésta o aquella guerra como justa o no.

Dicho esto, sin embargo, estamos de acuerdo de que (por ejemplo) la guerra de los EEUU en contra de la nación esclavista del Sur (1861-1865) fue justa. Estamos de acuerdo que la guerra en contra del fascismo (1939-1945) fue justa. Etc etc.

De esto se trataba el discurso de Obama. Puedes decir que justificar la guerra se reduce a "la guerra es paz" pero me gustaría escuchar la justificación de esto porque cuando leí a Orwell, nunca pensaba que las guerras de su mundo distópico tenían analogía con la Guerra Civil de los EEUU, la Segunda Guerra Mundial, ni con la lucha de independencia de Hidalgo y Morelos. Se trataban de guerras injustas siempre.

Cuando Obama dice, "Los instrumentos de la guerra sí tienen una función en la preservación de la paz. Pero sin embargo esta verdad tiene que coexistir con otra: que por más justificada que sea, la guerra origina la tragedia humana", dice una verdad de perogrullo, pero no está manipulando el lenguaje como Orwell lo retrata.

Pedro Miguel dijo...

Roque Nuevo: Una aclaración, antes que nada: nadie te tachará de troll. En algunas discusiones he encontrado ofensivas cosas que tú escribes y me he retirado del intercambio, un recurso que tú y yo y todos podemos usar, y ya. Lo aclaro porque la calificación de La Susodicha se agradece, pero no es requisito.

Entro en materia: el sentido de las consignas orwellianas (war is peace, freedom is slavery, ignorance is strenght)consiste en justificar el carácter estructural, incluso inmanente, de la guerra, la esclavitud y la ignorancia en un modelo de sociedad. Dicho sea de paso, la segunda y la tercera de esos lemas se aplican muy bien, hoy en día, por medio de las reglas impantadas por el neoliberalismo contemporáneo en los mercados de trabajo de las naciones pobres y no tanto. Si en algo coincidían comunistas y anarquistas del siglo pasado era en denunciar la condición del trabajo asalariado como una forma moderna de esclavitud: la "libertad" de vender la fuerza de trabajo a cualquier patrón enmascara la obligatoriedad de la explotación y de la cesión de valor (la plusvalía) al propietario de los medios de producción. Hoy, el mundo está tan, pero tan jodido, que todo mundo encuentra "natural" ese pacto, impuesto a sangre y fuego en el curso de la acumulación originaria de capital.
La tercera pata de ese trípode horrible es la guerra como suceso inevitable, perenne e irremediable. Y esa es justamente la tesis que el compañero Obama fue a sostener en Oslo.

No creo distorsionar ese discurso presidencial si lo resumo así: Ya que no podemos abolir la guerra, contentémonos con administrarla y acaso, también, con embellecerla. En el mejor de los mundos posibles, los justos construiremos (o preservaremos) nuestra paz por medio de la guerra. O bien: la guerra es un recurso necesario para la preservación del status quo.

Por eso digo que Obama exhibió una mentalidad orwelliana o, mejor dicho, bigbrotheriana, y lo deploro mucho.

En este punto, que Obama vaya y chingue a su madre: la abolición de la guerra tiene que ser una prioridad ética para el siglo XXI. ¿Es maximalista? Sí, pero sin esa clase de maximalismos no habría jornada de 8 horas, ni seguro social, ni divorcio, ni habría habido Revolución Francesa, y tú, y yo, y todos nosotros, seguiríamos siendo comprados y vendidos por (o comprando y vendiendo a) nuestro prójimos.
Este disparate hermoso e indispensable ha sido codificado ya en la Primera Constitución Soviética (antes de que Stalin hiciera un reguero de sangre por todas partes) y en la Consdtitución de la II República Española, que en su Artículo 6°, breve, puntual y deslumbrante, estipula:

"España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional."

Menos rotundos, pero no menos humanistas, son los principios tradicionales de la política exterior mexicana, tirados a la basura por los gobiernos de Zedillo y en adelante: No intervención en asuntos internos de otros países, respeto a la autodeterminación de los pueblos, solución pacífica y negociada de los conflictos internacionales. Gracias a ese legado de la Reforma y de la Revolución, México no ha protagonizado una sola agresión bélica contra otro país. Esos principios, bien aplicados, lograron, en Centroamérica, lo que no pudieron los portaaviones, las escuelas de tortura, los satélites espías y miles de millones de dólares de Washington: la paz.

En unas horas, postearé otras reflexiones sobre el asunto. Por lo pronto quería exponer aquí de manera suscinta, Roque Nuevo, uno de los ejes articuladores del pensamiento de eso que aún se llama la izquierda. Llegué a pensar que Obama podría compartirlo en alguna medida, y veo que me equivoqué. Pero quien se equivoca grave, trágicamente, frente a Afganistán, es él. Obama y su país (a los afganos ni los incluyo, porque son desechables) van a pagarlo muy caro.