Se abrazan la católica azucena
y la rosa idolátrica y pagana
y es la vagina lúbrica de Juana
símbolo de Afrodita y Magdalena.
A tal hibridación no le es ajena
la matriz esplendente de María
que completa una noble trilogía
ante la cual la Trinidad resulta
un club de Tobi sórdido que insulta
al amor, la razón y la armonía.
2 comentarios:
Me pregunto si alguien habrá tenido que confirmar la virilidad de Ratzinger. Qué espanto!
Nop: Juan Pablo I abolió la silla gestatoria.
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