"Tienes perfil de economista", me escribió en Facebook Rosa María Ramírez Espinoza, y no supe bien a bien si era piropo o mentada, ni si se refería a mi forma de pensar, a mi jetota, a ambas o a otra cosa, pero la observación me despertó la curiosidad por compararme con algunos especímenes destacados de la ciencia económica y me fui de cacería de perfiles de economistas. Éste es el resultado inicial:
Ahí tienen, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, a Smith, a Ricardo, al ojete de Malthus, a Charlie, a Keynes, a Hayek, a Friedman y a Stiglitz. Cuando me disponía a cotejar mi insignificancia con las siluetas de esos ilustres, se me ocurrió una idea mejor: acostarlos, a fin de que sus perfiles pudieran ser tomados como gráficas. He aquí el resultado:
Luego viene la parte de la manipulación digital (suena bien para referirse a unos garabatos): hay que recortar del fondo a alguno de esos personajes, pegarlo en la imagen de una hoja de Excel, para que se vea mínimamente pro, y a continuación, destacar en rojo carmesí la silueta del fulano, a modo que nos quede una gráfica, digamos, del desempeño de la economía sometida a sus recomendaciones. Por no saber dónde empezar, empecé por el primero de la lista. Y la cosa quedó de las de acá:
Las consecuencias del pensamiento de Adam Smith en el crecimiento económico no están tan mal: una expansión sostenida, al principio, luego un boom espectacular, después una caída que alcanza su punto más nefasto en la boca del personaje (psicoanalistas, saquen sus conclusiones sobre la etapa oral del desarrollo económico), y ya. Decidí probar suerte con Keynes, y las cosas resultaron así:
Vaya, este chico garantiza estabilidad & crecimiento moderado. Veamos qué pex con Charlie:
Los resultados de la economía marxista son desconcertantes. La cosa no va mal, al principio (ni tampoco muy bien), pero de pronto la marcha de los indicadores se difumina en un montón de pelos y resulta imposible saber, a ciencia cierta, qué es lo que está pasando. Decidí probar suerte con Friedrich Hayek, ese profeta del libertinaje empresarial y padrino espiritual de Salinas:
La imagen no miente: la nación que siga los preceptos del Club de Saint Pellerin pasará por una monumental burbuja especulativa, experimentará después una caída pronunciada, luego un estancamiento y, por último, una catástrofe absoluta. ¿Se acuerdan de un país llamado México?
Pero lo más aterrador vino después. Resulta que el modelo más exitoso, según este poco ortodoxo paradigma para contrastar propuestas económicas, fue... ¡Malthus, el padre de una teoría cuasi antropófaga! Miren nomás:
Aterrado ante semejantes resultados, di por finalizada este línea de investigación teórico-gráfica. Rosa María: dime que tengo cara de cualquier otra cosa, pero no de economista.
3 comentarios:
Cómo siempre, genial¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Tu cerebro privilegiado está lleno de ocurrencias insólitas y maravillosas.
Un abrazo
Hola soy el ingenuo sabinesco, me fuí un rato a Cd Valles s.l.p. mi tierra, un saludo.
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