Foto: Marlén Curiel-Ferman
Pienso: si la metrópoli perdura,
si en sus propios desechos no se
arruina,
la salva la tarea matutina
del ángel que se lleva la basura.
Nada de celestial: su vida es dura.
No es la suya una patria diamantina
sino una tierra lóbrega y cochina
con un intenso toque de hermosura.
Ángel de la basura: tu inmundicia
es la limpieza de otros, y pagarte
dignamente sería de justicia.
Mas tu sigues, acaso sin cansarte,
y el cielo de repente te acaricia
y dos alas te elevan hacia el arte.
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