A
la militancia de nuestro partido,
a
los ciudadanos comprometidos con la Cuarta Transformación:
Morena
se ha convertido en el partido de la esperanza y la transformación
nacional. A más de un año de su triunfo histórico en julio de
2018, conserva el prestigio moral que se ganó como reducto
organizativo e ideológico en contra de la corrupción neoliberal,
bastión de la honestidad política y, desde luego, plataforma
electoral del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador. Nuestro
partido fue un instrumento primordial de la revolución de las
conciencias y de la insurrección cívica que tuvo lugar el año
pasado para acabar con el régimen oligárquico.
No
puede desconocerse, sin embargo, que Morena pasa por una crisis que
puede llevarlo a perder su identidad e incluso a la desaparición. Se
ha señalado que como consecuencia paradójica de su triunfo
histórico, perdió de golpe a su máximo dirigente y a la gran
mayoría de sus cuadros políticos; asimismo, la conquista de la
Presidencia de la República colocó a la organización en un vacío
existencial, toda vez que la victoria electoral y la defensa del
triunfo habían sido vistas por buena parte de la militancia como
propósito máximo y último de nuestra lucha.
Hasta
el 1 de diciembre del año pasado no se realizó en las filas del
partido una reflexión articulada sobre el papel de Morena en tanto
que partido gobernante ni sobre su sitio en el proceso de la
transformación nacional. De julio de 2018 a la fecha la identidad
política de Morena se ha visto diluida en la indefinición y el
inmovilismo y acaso por ello el partido se ha concentrado casi
exclusivamente en obtener triunfos electorales y no se ha manifestado
en solidaridad con los movimientos sociales y las causas justas ni se
ha movilizado en defensa de las políticas presidenciales. Lo más
grave, en ese mismo lapso han ido apareciendo en nuestra
organización, así sea en forma embrionaria, fenómenos y actitudes
característicos de los partidos del viejo régimen: el tribalismo,
los cacicazgos y caudillismos, el patrimonialismo, el sectarismo y la
utilización de la estructura partidista como trampolín para obtener
candidaturas y como vía para escalar posiciones políticas y
administrativas.
Por
otra parte, en tanto que partido en el gobierno, el partido está
sometido a la presión de grupos externos que buscan tomar por asalto
al partido para ponerlo al servicio de intereses contrarios al
ideario morenista. Sería iluso pensar que, en el contexto de la
intensa y virulenta reacción ante los primeros episodios de la
Cuarta Transformación, la oligarquía reaccionaria no vería a
Morena como una organización susceptible de ser desviada y tripulada
en perjuicio del nuevo gobierno.
Éste
es el contexto en el que el partido llega a la renovación de sus
dirigencias estatales y nacional. Es una coyuntura en la que se
enfrentan las mejores virtudes y los peores vicios partidistas y en
tales condiciones es indispensable que el proceso se realice con
transparencia, altura de miras, civismo, honestidad y fraternidad. De
ser así, Morena refrendará su credibilidad y su prestigio ante la
sociedad; en cambio, si el proceso se caracteriza por actitudes
inmorales, golpes bajos, politiquería y uso desbordado o hasta
ilegal de recursos para promover a los aspirantes, el partido perderá
de manera irremediable su condición de referente moral en la vida
pública del país. Una catástrofe de estas magnitudes no sólo
sería demoledora para Morena sino que también causaría un daño
grave a la presidencia de AMLO y a la Cuarta Transformación.
En
este contexto crítico, el pasado 7 de julio esta Comisión de
Organización recibió la encomienda del Consejo Nacional de Morena,
de coadyuvar al Comité Ejecutivo Nacional y a la Comisión Nacional
de Elecciones en la organización de la renovación de las
dirigencias estatales y nacional. En concreto, le fue encargada la
tarea de elaborar la convocatoria, las reglas y los procedimientos
internos, así como establecer el padrón de afiliación que se
empleará en dicho proceso. Para llevar a cabo esa tarea, nos hemos
fijado el propósito de llevar adelante un proceso regular,
transparente, confiable, unitario, ajeno a las disputas personales y
centrado, en cambio, en la confrontación y el debate de ideas. Este
último punto resulta fundamental, habida cuenta de la crisis de
identidad programática que afecta al partido.
Esta
Comisión expresa su determinación de ceñirse meticulosamente al
Estatuto del partido y con base en sus términos emitirá en su
momento la convocatoria correspondiente; no ignora, sin embargo, el
que dicho estatuto, redactado en un momento en el que Morena se
encontraba en la oposición, no es el marco más adecuado para dar
curso a los procesos de renovación de autoridades en las nuevas
circunstancias y que se requiere de una nueva normativa interna para
impedir que el partido se vea secuestrado por lógicas
antidemocráticas del viejo régimen. Aunque el asunto está fuera de
sus atribuciones, esta Comisión deja asentada su convicción sobre
la necesidad de que un próximo Congreso Nacional reforme el Estatuto
a fin de incluir reglas más estrictas para la adhesión,
incorporación y permanencia de militantes y para garantizar la
honestidad de quienes lleguen a puestos de dirección o sean
postulados a cargos de elección popular.
Es
hora de privilegiar la unidad, la visión de futuro y los objetivos
superiores de nuestro partido por sobre los intereses individuales y
facciosos y de refrendar el prestigio y la autoridad moral que nos
hemos ganado con el pueblo como promotores y defensores de sus
mejores causas. Esta Comisión exhorta a militantes y dirigentes del
partido a comportarse a la altura del proceso social, político e
histórico que hemos encabezado y del que somos protagonistas
destacados y, finalmente, hace un llamado respetuoso y fraterno a
quienes han sido aliados electorales pero no militantes de nuestra
organización a que se abstengan de intervenir en los procesos
internos de Morena.
Fraternalmente,
Los
integrantes de la Comisión de Organización para la Renovación de
las Dirigencias de Morena:
Dip.
Reyna Celeste Ascencio Ortega
Armando
Bartra
Bernardo
Bátiz Vázquez
Dip.
Erika Vanessa Del Castillo Ibarra
Enrique
Dussel Ambrosini
Senadora
M. Citlalli Hernández Mora
Pedro
Miguel
Blanca
Montoya
Dip.
Lucio Ernesto Palacios Cordero
Senador
José Alejandro Peña Villa
Senadora
Ana Lilia Rivera Rivera
México,
11 de agosto de 2019