4.5.06

Legisladoras italianas/ I

  • Las berlusconistas Mara y Manuela
  • Recuerdo de Cicciolina
  • La fascista Alessandra insulta a la comunista Vladimir

Si el parlamento fuera una representación fidedigna de la sociedad, habría que concluir que ésta se conforma, en su inmensa mayoría, por políticos profesionales. Por fortuna no es así. La población es algo mucho más heterogéneo, diverso y divertido que las instituciones que hablan en su nombre. Ocurre que las clases políticas, en casi todos los países, tienden a representarse a sí mismas al punto en que acaba viéndose natural que acaparen las posiciones de poder público en forma vitalicia y total. A fin de cuentas, cuando uno entra en el horno de una panadería no espera encontrar allí más que panaderos.

Pero el Poder Legislativo italiano se cuece aparte. Estos días, mientras Silvio Berlusconi terminaba de resignarse a la derrota, las dos cámaras de Italia realizaron sus sesiones inaugurales, y hubo en ellas presencias sorprendentes en muchos sentidos: entre las masculinas, el palestino Ali Rashid, el periodista de origen argelino Jaled Fouad Allam, o un guardaespaldas que estuvo secuestrado en Irak. En cuanto a las mujeres que integran la legislatura, me llaman la atención tres que proceden de la industria del entretenimiento y la farándula, y una más, senadora vitalicia, proveniente de la academia.

Mara Carfagna

Empezaré por las que que ostentan posiciones cercanas al fascismo y al berlusconismo. Mara Carfagna, de 30 años, presentadora de televisión, bailarina famosa y finalista del concurso Miss Italia en 1997, fue postulada por Forza Italia, partido del mamarracho, y resultó electa. En esa bancada se encuentra también la campeona de esquí de fondo Manuela Di Centa. Entre los berlusconistas que quedaron fuera de la Cámara baja está Fiorella Rubino, actriz al parecer homónima de una diseñadora de ropa, y de quien hallé un par de referencias en sitios dedicados a reseñar películas calientes: "cruza la frontera entre el cine convencional y el sexo real", dice una página que ya sólo existe en el caché de Google. "Una actriz que hizo algunas pruebas para películas del director de porno Tinto Brass", afirma la nota de Europa Press reproducida en Lukor.

Del lado más bien opuesto del espectro político, otra actriz porno, mucho más famosa, fue parlamentaria entre 1987 y 1992: Ilona Staller, Cicciolina, militante de los verdes, luego del Partido Radical y fundadora, en 1991 de su propia organización política: el Partito dell'Amore. En 1991, en vísperas de la primera invasión de Bush a Irak, Cicciolina ofreció resolver el problema de manera pacífica: bastaba, a su entender, con que Saddam Hussein aceptara acostarse con ella. Hace unos días, ofreció una sesión de sexo a Osama Bin Laden a condición de que abandone el terrorismo.

La Cicciolina

"De lejos, Ilona parece tonta e improvisada, aunque de cerca es astuta, ambiciosa y perfeccionista. Su personaje se desnudaba casi a diario, y jamás se desprendía de su corona de flores, su vestido de novia y sus guantes blancos, símbolos inequívocos de la pureza. La Cicciolina proclamaba la libertad sexual, pero empleaba un vocabulario infantil, plagado de diminutivos: besito, tetita o 'gozadita', que ella usaba para decir 'orgasmo'. En la Italia católica de mediados de los setentas, la Cicciolina fue un demonio con voz de niña caprichosa", reseña Ernesto Ferrini, quien entrevistó a la mujer de origen húngaro, que realizó, pese a todo, un trabajo legislativo "honesto y serio"; "no usó el cargo público para beneficio privado; no repudió sus orígenes; no dio motivo para la fácil burla o la chacota grosera; fue sincera, transparente y digna", afirma por su parte Augusto Zamora. Cicciolina dice de sí misma que su paso por el cine pornográfico fue "un juego", y que es decididamente feminista y políticamente de izquierda.

Es curioso esto de ponerse a analizar la composición de un parlamento y terminar navegando por páginas porno para rastrear las currículas de varios de sus integrantes. Y no hemos terminado. En el extremo derecho del parlamento aparece Alessandra Mussolini, nieta de quien su nombre indica, modelo de desnudo, actriz, cirujana y política fascista. En la persona de este energúmeno dispuesto a cualquier cosa para defender las tradiciones familiares, ocurre una conjunción inesperada y atroz de genes, pues además es sobrina de Sofía Loren. La Bellísima no tuvo la culpa de que su hermana, Ana Maria Scicolone, se casara con Romano Mussolini, tercer hijo del Duce y pianista de jazz.

Alessandra Mussolini

Vladimir Luxuria

"Es mejor ser fascista que ser maricón", es una de las expresiones más reveladoras de Alessandra. Se refería a ella misma, desde luego, y a Vladimir Luxuria, una representante de Refundación Comunista que ahora es colega suya en el Palacio Montecitorio, sede de la Cámara de Diputados, y a quien cedemos la palabra: "He desarrollado anticuerpos frente a los insultos durante años. Soy diferente desde siempre y afronto con valor la opinión que tienen los demás sobre mi persona. Prefiero contestarles con serenidad, mirándoles fijamente a los ojos y con una sonrisa, en vez de caer en su juego", dijo Vladimir, quien precisa que su condición es de transgénero y no de transexual, porque aún no se ha sometido a la operación de transformación de genitales. Actriz, activista social y militante comunista, Vladimir tiene ganas de cambiar muchas cosas; "para empezar -dice-, todo lo que ha hecho la derecha en estos últimos años. Quiero ayudar a construir una sociedad multicultural, multirreligiosa, multisexual e imponer como valor y oportunidad, la diversidad. No seré el representante de una sola comunidad homosexual: la gente con la que me encuentro por la calle y que me apoya, son también mujeres, padres de familia y jubilados". Por lo pronto, ofrece que dejará las bufandas de plumas y las grandes pelucas porque quiere ser vista como una política seria.

Se acabó el espacio y todavía quedan otras legisladoras italianas destacadas. El domingo volveremos a Montecitorio. De aquí a entonces, sigamos en contacto.

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