28.3.08

¡Emergencia en Cobián!



A juzgar por los que van
bateando en Gobernación,
el Palacio de Cobián
es un puesto quita-y-pón:

Como no movía un dedo
(mejor dicho, una pezuña)
se fue, fugaz como un pedo,
Paco Ramírez Acuña.

Torturador de Jalisco,
destapador de Fecal,
si despachaba Francisco,
o si no, pues daba igual.

Su sucesor, designado
con amistad, con cariño
y tal vez con peculado,
fue Juan Camilo Mouriño.

Empapado en el negocio
del petróleo y los transportes,
dicen que en sus ratos de ocio
colecciona pasaportes:

Señorito castellano
de claro origen gallego,
se presenta campechano,
sólo le falta ser griego.

Sin embargo, este pequeño,
magnate gasolinero,
fue nombrado por su dueño
como próximo bombero.

Tenía un mes, escasamente
de mover el abanico,
cuando el incendio siguiente
le reventó en el hocico.

Pues resultaba que el mozo,
despachando de asesor,
firmó un contrato jugoso
con el saldo a su favor.

Antes, siendo diputado
encargado de energía,
contratos de gran calado
a su familia ofrecía.

Y se sospecha hoy en día
que en sociedad canallesca,
grandes negocios hacía
con los hermanos Bribiesca,

esos dos que, en el pasado
—hijos de su pinche Marta—,
los dineros del Estado
se robaron a la carta.

Cuando el Peje denunció
las transas de este infeliz,
Mouriño se lamentó:
“quieren dañar al país”.

Pero no hay cosa más fea
que el saqueo nacional,
y por eso no hay quién crea
los cuentos de este chaval.

Porque, una vez descubierta
a fondo su inmunda trama,
no quiere ni abrir la puerta
y atiende bajo su cama.

Aunque honestidad predica
sin rubor ni contrición,
la mierda vuela, y salpica
a su jefe Calderón:

Ya tiene toda pringada
la banda presidencial
y en su extenuante jornada
falta un cambio de pañal.

Citar el refrán del niño
muy atinado parece:
quien se acuesta con Mouriño
todo cagado amanece.

Por más que piense, el pelele,
que somos tontos y legos,
sabemos que esto le duele
más que un chiste de gallegos.

Ya limpien el cochinero,
despidan al niño Iván
y piensen quién va tercero
al Palacio de Cobián.

26.3.08

Algo sobre Gutierre

Yo mismo, cuando aún era casi niño, urdí el equívoco: le pregunté a mi padre cuántos libros había que publicar para quedar registrado en la Historia de la Literatura, y él me respondió:

—Depende. Gutierre de Cetina se consagró sólo con dos poemas: un madrigal y un soneto.

Hasta la fecha no tengo claro a qué texto se refería con el segundo, porque los sonetos cetinianos son muchos, pero madrigal sólo hay uno, y lo bueno es que lo conocemos todos:

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

Una historieta que me encantaba, me horrorizaba y que semana tras semana devoraba (yo a ella, ella a mí) era Tradiciones y leyendas de la Colonia, que hacía Sealtiel Alatriste padre, unos espléndidos cuentos de espantos y aparecidos en la Nueva España. En una ocasión, contó la muerte de Gutierre de Cetina con algo de rigor histórico, mucho de imaginación y una novedad formidable: los diálogos iban, de principio a fin, en endecasílabos rimados de los que recuerdo menos de un par.

Ubiquémonos: el sevillano, nacido en 1520, vivió unos buenos años en Italia, en donde se contagió de petrarquismo y de soneto fecho al itálico modo; entre 1546 y 1548 anduvo en México; ya poeta insigne, y bien asentadas sus lecturas del italiano Petrarca, del valenciano Ausiàs March y del toledano Garcilaso, Gutierre retorna a Nueva España en 1556, viaja a la Puebla de los Ángeles, en donde seduce a Leonor de Osma; un rival o un marido celoso (algunos sostienen que era Hernando de Nava) lo manda asesinar y el encargo se cumple, justo bajo el balcón de la dama, en 1557. Qué pinche eres, Historia de la Literatura: tu mejor madrigalista se fue de este mundo con 37 años cumplidos, un amor pendiente y un puñal trapero clavado en la barriga.

El madrigal había sido escrito mucho antes, bajo el influjo amoroso de doña Laura Gonzaga. Creo que Sealtiel, en su historieta, trastocó algunas cosas con un gran tino narrativo, mejoró notablemente la vida del poeta y le arrancó los ojos claros, serenos, a Laura, para ponerlos en la cara de Leonor. Luego consignó que el homicida a sueldo fue capturado y condenado a la amputación de la mano que manejó el puñal. La mano asesina fue clavada en una pica en el centro de la Plaza de Armas poblana, el propietario murió desangrado y su madre, al amparo de la noche, acudió sigilosa a la plaza, de donde hurtó el despojo y se dedicó el resto de sus días, e incluso más, a vagar por las calles poblanas, lamentándose de la muerte de su vástago. Remataba el cómic:

... y dice la conseja
que aún pena por Puebla aquella vieja
.

Creo que algo de lo que me encantó de esa historia de espantos fue que culminara no con el ánima en pena del protagonista ni del coprotagonista ni del antagonista, sino con la de un personaje tan menor como la mamá del sicario.

Mi ignorancia y mi imaginación, conjuradas, construyeron el resto de un relato falso: que de toda la obra del sevillano sólo quedaban un madrigal y un soneto, que lo demás se había perdido en un naufragio, y que qué pena. Ya en la adolescencia empecé a experimentar un sueño recurrente: me topaba con Gutierre y el accedía a recitarme todos sus poemas desconocidos. Eran de una belleza orgásmica y, conforme avanzaba la declamación, a mí me crecía la angustia de recordarlos hasta que, plop, despertaba, y el recuerdo de aquellos versos extragalácticos se deshilachaba con rapidez y se disolvía en la nada. Llegué a la edad adulta con el embuste intacto hasta que alguien me hizo la maldad de explicarme que no, que la obra de Gutierre anda por ahí, en todos lados, en bibliotecas y librerías, y ahora, para colmo, hasta en Internet. Googleen y verán. Mi sueño obsesivo no volvió a presentarse, pero a cambio tuve el gusto de leer a un poeta más bien menor, con muchas líneas sueltas hermosas y no pocas fallidas, sonetos que arrancan en forma prometedora pero que se diluyen en el adocenamiento petrarquista y que, de conjunto, está muy por debajo de la dupla formada por Garcilaso y Boscán, sus precursores y modelos. O sea: con el madrigal habría sido más que suficiente.


25.3.08

Se lo buscaron

Juan González del Castillo, Fernando Franco Delgado,
Verónica Natalia Velázquez Ramírez y Soren Ulises Avilés Ángeles,
in memoriam;
con solidaridad, para Lucía Andrea Morett.

Los cuatro mexicanos muertos y la mexicana que resultó herida en el ataque colombiano a territorio de Ecuador no merecen piedad y mucho menos solidaridad. Estaban en el sitio equivocado, en el bando incorrecto, en las filas del Mal, y ellos se lo buscaron.

¿Que no eran combatientes? Qué importa: como simpatizantes, como activistas o como simples turistas, alguna porción de responsabilidad ha de tocarles por los secuestros, por los atentados terroristas, por la siempre sospechada vinculación entre la guerrilla de Colombia y el narcotráfico. No vale la pena movilizar a la diplomacia, consultar las leyes, molestar al Congreso. Los afectados se ganaron a pulso la sospecha pública, el regaño de columnistas y comentadores muy bien enterados, la pesquisa de la PGR, que demuestra su eficacia y su imparcialidad exonerando a Marta Sahagún. Es justo lo que necesitábamos: autoridades que se preocupen por cuidar a las personas decentes. Ya habrán visto en los videos: miren qué diferencia entre esos cadáveres chamagosos y el joven Mouriño, pongan por caso, que siempre anda tan bien peinado, tan compuesto, y que si le reclaman cualquier cosa, él acredita en público que tiene una forma honesta de vivir.

Ya ven que ahora el gobierno y los periodistas honestos están hablando de nexos con el cártel de Sinaloa, y cuando el río suena, piedras lleva. Porque a este gobierno se le podrá acusar de todo, menos de mentir: prometió empleo y ya ven: todo mundo está trabajando; ofreció acabar con el narco y con la inseguridad, y miren la tranquilidad que se respira ahora en todo el territorio nacional; ¿alguien de ustedes ha sabido de un asalto en los últimos seis meses? No, ¿verdad? Dijo que no iba a privatizar el petróleo para nada, y no lo ha hecho, ni lo hará, ni va a hacer trampa, como andan diciendo: que meterá la iniciativa en estos días para autorizar los contratos de riesgo. Riesgo, lo que se llama riesgo, el que representan para el país los amargados como el Peje, que anda ahí, él solito, peleando contra molinos de viento. Ya lo decía el licenciado Calderón: es un peligro para México.

¿Que cuatro de esos cinco chavos están muertos? No le hace: sirva su historia para que otros alborotadores escarmienten en pellejo ajeno y dejen de andar jugando a la subversión; que estudien, que se duerman temprano, que se vuelvan gente de bien. Suena mal decirlo, pero esos muertos no merecen respeto. Es más: no valen los desvelos de tantos comunicadores honestos que se han esforzado para conseguir filtraciones de los servicios de inteligencia. Y qué bueno que por fin tenemos un gobierno firme –qué más que la verdad—, que se ocupa de las cosas de veras importantes, y que no se anda con populismos: que si el campo, que si los pobres, que si esas vaciladas.

Y todavía se atreven a pedir que México proteste contra Colombia. Agradecidos deberíamos estar con el presidente Álvaro Uribe por ayudarnos a acabar con esa gentuza, ¿no les parece? Es más: deberíamos pedirle que de una vez bombardee la Ciudad Universitaria, que es un nido de guerrilleros, y santo remedio. Y no van a decir que no tiene derecho: si de ahí mero es de donde salen los ataques a su gobierno. ¿Quieren integración latinoamericana? Pues hagámosla, pero en serio. Terrorismo es terrorismo, aquí y en China, y hay que acabar con él.

Por eso luego no progresamos, porque no nos atrevemos a agarrar al toro por los cuernos. Pero el licenciado Calderón no se anda por las ramas. Qué ley ni qué derechos humanos ni qué. Él sí va a poner orden. Y ya ni hay que hablar de estos sediciosos que se fueron a meter a donde no les importaba. Hasta da coraje perder el tiempo con eso. Ya no hay que hacer tanta faramalla. Ellos se lo buscaron, y quién les manda.

¿Qué hacer?

Brigadistas en el Zócalo capitalino, la tarde del 25 de marzo

DECALOGOS DE LA RESISTENCIA CIVIL


DECALOGO DE LA RESISTENCIA CREATIVA

1. FORMALIDAD, PUNTUALIDAD Y DISCIPLINA.
2. DISEÑO DE LA ACCION, DEFINIR PLAN Y MATERIALES.
3. EXPLICAR MUY BIEN LA ACCION Y HACER UNA DIVISION CLARA DE TAREAS. (QUE NADIE SE QUEDE SIN UNA TAREA)
4. TENER UNA O DOS FRASES QUE UNIFICAN EL MENSAJE.
5. TENER UNA ACTIVIDAD DURANTE EL ACTO DE RESISTENCIA COMO:
HACER UNA ACCION CORPORAL COLECTIVA ,HACER CANCIONES, PINTAR PANCARTAS, ETC.
6. USAR MUSICA O HACER MUSICA (ES MUY UTIL UN EQUIPO DE SONIDO PORTATIL Y MAGAFONOS) LA MUSICA DISTENSA INMEDIATAMENTE
7. USAR GARRAFONES O CUBETAS DE PLASTICO COMO TAMBORES CON UN PALO CUALQUIERA CON CINTA DE HULE PARA HACERLOS SONAR)
8. USAR ROLLOS DE PAPEL KRAFT (CAFÉ) Y PINTURA VINILICA. (SOBRE ESTE PAPEL SE PUEDE PINTAR LA FRASE PRINCIPAL DEL ACTO) EL USO DE CINTA ENGOMADA DE PAPEL CON AGUA PARA UNIR EL PAPEL KRAFT ES MUY BARATO) Y SABER USAR ESTOS MATERIALES.
9. USAR DISFRACES SEGÚN LA OCASION Y EN REFERENCIA AL TEMA Y AL MOMENTO. ENTRE MAS VISTOSA Y MAS IMAGINATIVA, LA ACCION ES MAS EFECTIVA.
10. UTILIZAR EL EFECTO SORPRESA. (COMO INDICAR QUE LA ACCION VA HACIA ALGUN LADO PERO EN REALIDAD VA HACIA OTRO)
AL FINAL REFLEXIONAR Y EVALUAR EL RESULTADO DE LA ACCION ES MUY UTIL.

DECALOGO DE LA RESISTENCIA CIVIL PACIFICA

1. CLARIDAD DE OBJETIVO. (IMPEDIR LA PRIVATIZACION PETROLERA)
2. NUNCA PONER EN PELIGRO TU VIDA O LA DE OTROS.
3. NUNCA CAER EN PROVOCACIONES NI VIOLENCIA DE NINGUN TIPO (VERBAL, FÍSICA O GESTUAL)
4. OBEDECER AL REPRESENTANTE DEL GRUPO
5. NO REALIZAR ACCIONES AISLADAS.
6. CLASIFICAR LAS ACCIONES (PLAN A, PLAN B, PLAN C) Y ESTABLECER CLARAMENTE LA DISPONIBILIDAD DE CADA QUIEN EN LA PARTICIPACION
7. CONOCER LAS DISTINTAS HABILIDADES DEL GRUPO Y ASIGNAR TAREAS SEGÚN LA CAPACIDAD DE CADA QUIEN.
8. NO DISCRIMINAR. ACTUAR SIEMPRE CON ESPIRITU DEMOCRÁTICO E INCLUYENTE.
9. ELABORAR UNA SÍNTESIS O BOLETÍN INFORMATIVO DE LA ACCION Y REPARTIR COPIAS PARA ENTERAR A LA POBLACION Y A LOS MEDIOS EL PORQUÉ DE LA ACCION DE RESISTENCIA.
10. TENER UN BUEN DIRECTORIO Y UNA RED DE COMUNICACIÓN CLARA (TELEFONICA , MENSAJES CELULARES , INTERNET, ETC)

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Pero antes que nada:

Inscribirse en una de las brigadas (de mujeres, de hombres, o en las mixtas de los Círculos de Estudio) para participar en la resistencia pacífica en forma organizada, coherente y eficaz.



18.3.08

Hoy, por la verdad,
otra vez al Zócalo

El gobierno de Felipe Calderón miente por sistema, por hábito heredado del foxismo y por necesidad. Emplea el término bienestar para encubrir la miseria, llama empleo al desempleo, invoca la seguridad para justificar la multiplicación de la inseguridad que ha tenido lugar durante los 16 meses y medio que llevamos padeciéndolo. Pretende hacer pasar las inmundicias contractuales de Juan Camilo Mouriño como actos de honestidad. Dice estado de derecho para designar al atropello, la impunidad y la injusticia. Habla de austeridad mientras reparte entre sus altos funcionarios sueldos de doscientos mil pesos o de más. Califica de instrumento contra la delincuencia a reformas legales que son, en cambio, graves márgenes de discrecionalidad para cuerpos policiales de vocación represiva y delincuencial. Su discurso convierte la inacción en acción, los fracasos en logros, las violaciones homicidas en gastritis crónicas, la corrupción en transparencia, el servilismo a Washington en ejercicio de soberanía nacional. pronuncia normalidad en un entorno institucional dislocado y envilecido por quienes se encuentran en su cúspide.

Para consumar su propósito de entregar los hidrocarburos nacionales a las corporaciones extranjeras (con el consiguiente cobro de comisiones bajo el agua), el calderonato debe empeñarse a fondo en la mentira. Comenzó por afirmar que no existían tales propósitos y acabó por urdir un embuste televisivo para justificarlo: el “tesoro escondido” de los yacimientos en aguas profundas; para extraerlo, se dice, “México puede aprovechar la tecnología y la experiencia de quienes ya extraen el petróleo en aguas profundas”. El spot se sirve con una guarnición de ataques mediáticos contra quienes se oponen a la privatización y se decora con la cabeza parlante de Cuauhtémoc Cárdenas, exhibida por la secretaria de Energía, justificando –en vísperas del aniversario de la expropiación, qué vergüenza— la urgencia oficial de empezar los trabajos en aguas profundas. A todo eso recurre el grupo encaramado en el poder, y a más, con tal de no decir la verdad, que es la siguiente: quiere abrir la industria petrolera a las corporaciones transnacionales para cumplir compromisos inconfesables y para quedarse con una buena tajada de los contratos que resulten.

¿Y si no? ¿Y si se desarrolla tecnología nacional para succionar el crudo submarino? ¿Y si se renta o compra esa tecnología con los recursos multimillonarios que Pemex genera, en dólares, y que se malgastan en los lujos de un gobierno que no le sirve al pueblo para maldita la cosa? ¿Y si se reorienta la economía nacional para que pueda prescindir de su adicción a los recursos petroleros, y se deja que los yacimientos profundos duerman tranquilos por unas décadas más? ¿Y si en vez de gastar 100 en la aparatosa militarización del país se invierte 10 en desarrollo, creación de empleos, educación, salud y tratamiento de las adicciones? ¿Y si se empieza por ahorrar los dineros invertidos en la cooptación de voluntades y en la edición y posproducción de mentiras? ¿Hay alguien en la línea que pueda responder estas preguntas?

Los integrantes del régimen están obligados a mentir, porque no pueden decirle a la sociedad “queremos cambiar la Constitución y la ley reglamentaria para privatizar los hidrocarburos, porque necesitamos pagar favores y hacernos más ricos de lo que ya somos”. O quién sabe: ya Mouriño aceptó, como si nada, que las firmas eran suyas, y sigue, pese a todo, presentándose en Cobián.

El petróleo de México debe preservarse a toda costa de los zopilotes privatizadores. Pero hoy, 18 de marzo, hay que movilizarse además en defensa de un intangible igualmente valioso: la verdad.



En el Monumento a la Revolución reposan los huesos difuntos y los descendientes logreros del Presidente Cárdenas. Su espíritu, en cambio, andará hoy en el

Zócalo.
5 de la tarde. En defensa del petróleo, con el Peje.

14.3.08

Paradoja


Mientras en España humillan y vejan a mexicanos, en México a ciertos españoles los hacen secretarios de Gobernación.

13.3.08

Los tiempos del Sol



  • Una profecía científica
  • Qué se necesita para extinguirnos

Las cosas ocurrirán más o menos así: el brillo del Sol se incrementará de manera paulatina, la temperatura terrestre se incrementará año con año y la vida en su superficie se hará cada vez más incómoda. No sólo eso: las especies vegetales y animales desaparecerán, primero a decenas, luego por millares y después por millones. Hasta ahora, la vida se ha impulsado con su propio crecimiento, pero a partir de cierto momento la merma de sus individuos acelerará su colapso general. La desaparición de ciertas plantas provocará la extinción de los herbívoros que se alimentan de ellas, y luego sucumbirán los carnívoros. Mucho antes de que los océanos hiervan y se evaporen, habrá tal vez un escenario reseco, poblado únicamente por cactáceas decadentes, mosquitos desamparados y tortugas sedientas. Y después, nada: Los calores serán excesivos para las moléculas complejas, como las que sustentan la vida, y el mundo volverá a su condición apacible originaria, cuando a ninguna sustancia mineral se le ocurría andar por ahí, echando raíces, brincando, cazando, inventando funciones de ópera y estaciones espaciales. Los átomos que forman nuestra atmósfera se irán en busca de sitios más confortables.

El silicio y los otros compuestos de esta pelota cósmica se broncearán por un largo tiempo en una calma inanimada, pero la tragedia no parará ahí: el Sol, a medida que incremente su luminosidad y su temperatura, aumentará también de tamaño. Mercurio no se salvará de ser devorado por el globo enloquecido y moribundo que fue su padre. Venus, tampoco, de seguro. En cuanto a la Tierra, es posible que consiga evadir una colisión directa con el astro rojizo y agonizante, pero en todo caso la cercanía con el gran horno la habrá convertido en un balón chamuscado e irreconocible. De todos modos, cuando el Sol reviente y expulse sus agotadas capas superiores, se dislocará la órbita de nuestro planetita, ya sea por la violencia de la explosión o por la contracción súbita del tirón gravitatorio solar, muy mermado por la pérdida de masa. Si le va bien, la Tierra sobrevivirá como una piedra estéril, girando en torno a una estrella muerta, en una órbita semejante a la que ahora ocupa Marte. Si no, caerá hacia los pedazos solares y se volverá vapor. Y por un periodo relativamente breve, los satélites de Neptuno –Tritón y Nereida, los mayores— disfrutarán de temperaturas comparables a las que se registran actualmente en Cancún o en Marbella, pero –no se hagan ilusiones— es posible que ewn esos remotos cuerpos celestes el clima se parezca más a las inclemencias que azotan en la actualidad al desierto del Gobi.

Tampoco se espanten demasiado: esta serie de sucesos empezará a ocurrir, a ciencia cierta, dentro de diez mil milenios y en adelante, el cataplum solar no sobrevendrá antes de cinco mil 500 millones de años (siete mil 590 millones de años podría ser un dato más preciso), y no hay razón para apresurarse: todavía están a tiempo de pasar por sus hijos a la escuela, de planear la compra del departamento (eso, si no se les adelanta el cataplum económico, menos previsible) y hasta de imaginar los términos en los que sus biznietos redactarán sus testamentos. Mil millones de años es algo tan parecido a la eternidad que hace justo ese tiempo tuvo lugar la conversión de la atmósfera planetaria: de un manto gaseoso rico en hidrógeno se fue volviendo una mezcla preponderante de nitrógeno y oxígeno, gracias a la acción de las primeras plantas multicelulares. Entre esas eras remotas y nosotros caben los trilobites, los peces, el surgimiento, esplendor y caída de los dinosaurios. Los procesos evolutivos que condujeron de los lemúridos a los homo sapiens ocurrieron en tan sólo una centésima parte de ese lapso. En esta escala, los sucesivos imperios egipcios son una caca de mosca. En ella hay tiempo de sobra para meditar bien qué vamos a hacer para salvar a la Tierra y para que los descendientes remotísimos de la especie encuentren la manera de ponerla a salvo de los espasmos solares, o bien de mudarse. Hay tiempo, a menos que los propios humanos aceleremos en forma estúpida el calentamiento del planeta y nos veamos, de aquí a un siglo, o menos, en la angustiosa disyuntiva de repararlo con urgencia o de abandonarlo.

Lo anterior se desprende de un trabajo elaborado por los astrónomos Klaus-Peter Schröder, de la Universidad de Guanajuato (las sucesivas gubernaturas panistas están muy lejos de haber logrado la extinción de la vida inteligente por allá) y Robert Connon Smith, de la de Sussex, Inglaterra, recientemente divulgado. El segundo habla de una idea surgida en la Universidad de Santa Cruz: “aprovechar los efectos gravitacionales, por medio del paso de un asteroide cercano que le dé un ‘codazo’ a la órbita de la Tierra gradualmente hacia fuera, lejos del espectro del Sol; si ésto se realiza cada seis mil años, más o menos, será suficiente para mantener la Tierra y permitir que la vida siga su curso durante al menos cinco mil millones de años, y que posiblemente pudiera sobrevivir a la fase de gigante roja del Sol”.

“Aunque suena a ciencia ficción –prosigue el especialista—, parece que las exigencias de energía se pueden asumir, y que esta tecnología podría desarrollarse durante los próximos siglos; sin embargo, se trata de una estrategia de riesgo elevado porque con un leve error de cálculo el asteroide podría golpear la Tierra con consecuencias catastróficas; una solución más segura podría ser construir una flota de ‘balsas salvavidas’ interplanetarias que podrían maniobrarse fuera de alcance del Sol, pero lo bastante cerca como para usar su energía”.

Hay tiempo: de los mil millones de años que faltan para que el planeta empiece a ponerse francamente desagradable, bien podríamos invertir unos dos milenios, que son un parpadeo cósmico, para hacer realidad ideas como las expuestas. Por lo pronto, el guión apocalíptico expuesto por Smith y Schröder podría implicar que la exploración espacial no es, a fin de cuentas, tan inútil ni tan dispendiosa como muchos la suponen.

Para pensar en periodos menos inconmensurables, hace cosa de un año puse en un post, en el blog de esta columna, una cita de Adrian Berry que concluye diciendo: “A la larga, el mundo parece ser casi indestructible como habitat para la vida por un tiempo muy largo” Tal vez Atila, Stalin, Hitler y Bush, se sentirían un poco frustrados si leyeran esto. En la correlación actual de fuerzas, el Sol es más poderoso que ellos. Pero quién sabe: hay tiempo para cambiarla.

12.3.08

Ya estuvo
suave, Patria


PROEMIO

Yo que sólo escribí de la maquila
y la oferta y demanda que nos rige,
doy a torcer mi pluma que transige
y que a López Velarde se fusila
con hojas de papel por paredones
para hablar de políticos cabrones.
Son los que tienen al país enfermo,
ya que los poderosos, en su afán
de más cuantiosos privilegios, van
dejándolo sin ánimos, y yermo,
y dicen con su risa picarona:
“la silla es un botín que se ambiciona”.

El poder, sobre todo en su apogeo,
a todo el que lo busca vuelve feo,
y si aquí se dibujan sus horrores
no es por mojar en bilis la plumilla
ni por afán de espíritu ladilla
sino porque es la realidad, señores.


PRIMER ACTO

Patria: tu superficie de maíz
se cubre de transgénicos foráneos
y el narco, con diabólico cariz,
la siembra de cadáveres y cráneos.

Fox se robó el dinero a carretadas
Y Calderón te da de cachetadas.

Rompe la provincial melancolía
el atropello de la policía
y por si algo faltara todavía
corren por tus recónditos lugares
tanquetas y transportes militares.

Patria: saqueada, reprimida y bruja,
te observa el rico desde su burbuja.

Suave Patria: tu río de riqueza
te lo han robado toda con vileza
y hoy en Pemex encuentran la cereza.

Colocan en Cobián, con desaliño,
a un gallego orejón, un tal Mouriño,
que al parecer, robaba desde niño.

¿Y quién, en el sexenio precedente
no supo de las trácalas de Yunes,
y no se horrorizó con los Sahagunes,
hijos de la mujer del presidente?

Por el subsuelo de tus capitales
va un denso laberinto de albañales
y el torrente central, que tan mal huele,
es llevado al rincón de los hogares
por los concesionarios de la tele.


INTERMEDIO
(Cuauhtémoc)

Ex dirigente: debes lamentarte
de junto al poderoso retratarte.
Porque, por mucho que en la historia valgas,
no tuviste razón al dar las nalgas.
Cuando apareces del ladrón compadre,
traicionas la memoria de tu padre.
Se queda tu perfil, pintado al óleo,
junto a los zopilotes del petróleo,
y te exhiben, felices, los rivales
a los que consideras tus carnales.
Hoy te reclaman miles, aunque duela,
que tu pinche traición no tuvo abuela.


SEGUNDO ACTO

Pensabas que al salir por fin el PRI,
había de ponerse un “hasta aquí”,
pero, entre aves marías y oraciones,
los azules salieron más ladrones.
Tricolor, amarillo, azul o verde,
dicen las populares deducciones,
el que es corrupto, donde quiera muerde.

Patria, tus arzobispos respondones
se oponen con fervor a los condones
y gracias a su prédica homicida,
en tus provincias prolifera el sida.

Si mandara la voz de Catedral,
legalizaba la agresión sexual,
pondría un crucifijo en el nopal
y a Juárez, con su recia catadura,
lo mandaba al camión de la basura.

De Catedral a la Corte Suprema,
se alían con las togas las sotanas
y bajo el repicar de las campanas
copa el gobierno la derecha extrema
que cuenta, entre sus caras más nefastas,
las de muchos impunes pederastas.

En su vaivén de tribus y de escoria,
los perredistas ven pasar la historia
y si alguien hace mofa y los cuestiona,
la crítica los pudre y encabrona.
(Así, salió muy raudo del retrete
a expresar su molestia Navarrete).

Antes de terminar esta parodia
que en rimas de funesta juglaría
hurta a López Velarde su prosodia,
una deuda saldar se debería:
aunque resulte ajena a la chapuza,
se le agradece el título a Jesusa.

Suave Patria: no son los disidentes
ni la parodia montaraz y dura,
los saqueadores y los delincuentes
que te vuelven atroz caricatura.
El culpable directo de tu infierno
se encuentra en la cabeza del gobierno,
con hilos que lo mueven desde el norte
y el respaldo entusiasta de su corte.




11.3.08

Del cinismo


“No tiene nada de malo”. Así podría resumirse el alegato del 6 de marzo por Juan Camilo Mouriño: Los contratos con Pemex que firmó, en su calidad de apoderado legal de la empresa Ivancar, y cuando se desempeñaba como coordinador de asesores de Felipe Calderón, por entonces secretario de Energía, “son auténticos y legales”; “yo no era parte interesada, por eso insisto en que no es inmoral ni ilegal”. Y agregó que en el cargo referido “no tenía nada que ver con el tema de hidrocarburos”. O sea: Mouriño le dio la razón a Andrés Manuel López Obrador sobre la autenticidad de los contratos. “Ostentación de faltas” es una de las acepciones que da la RAE al término cinismo.

Está por verse si las firmas en cuestión no fueron propiamente ilegales. En cambio, el aserto de que el coordinador de asesores del secretario de Energía no tiene nada ver con el manejo del petróleo es una mentira frontal y descarada, porque a la Sener le corresponden, entre otras tareas, “conducir la política energética del país; ejercer los derechos de la nación en materia de petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos; conducir la actividad de las entidades paraestatales cuyo objeto esté relacionado con la explotación y transformación de los hidrocarburos; promover la participación de los particulares, en los términos de las disposiciones aplicables, en la generación y aprovechamiento de energía; fijar las directrices económicas y sociales para el sector energético paraestatal, y otorgar concesiones, autorizaciones y permisos en materia energética, conforme a las disposiciones aplicables”, de acuerdo con el Artículo 33, incisos I al VII, de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Y antes, cuando Mouriño presidió la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, y actuó, también como apoderado legal de empresas familiares), ¿tampoco tuvo “nada que ver con el tema de los hidrocarburos”?


La transformación experimentada por el régimen político nacional de De la Madrid a la fecha es, en buena media, el tránsito de la hipocresía al cinismo: lo que antes se hacía en la oscuridad y al abrigo de la luz pública –otorgación de contratos más que jugosos, bonos especiales y discrecionales, simple sumergida de uñas en el tesoro público— hoy se presenta, regulado y legalizado, como “conducta legal y ética”, y los cuestionamientos al respecto constituyen en el discurso oficial –nadie mejor que un secretario de Gobernación para dar el tono— “apuestas por el fracaso de nuestro país” y como intentos por lograr que “a México le vaya mal”. Ajá, Mouriño.


En este ambiente, poco les faltó a Ugalde y a sus compinches del pasado Consejo General del IFE para quejarse en la Secretaría del Trabajo porque los echaban de sus cargos; los magistrados de las máximas instancias (qué caro le sale al país blanquear el fraude electoral y la pedofilia) se embolsan cada año toneladas de billetes porque “es legal” y otro tanto hacen legisladores, gobernadores y presidentes municipales. Y si un día el país consigue eliminar o atenuar la carga que representan las pensiones vitalicias de los ex presidentes, ya podrán éstos demandar a la Nación por violar sus derechos laborales, como esa insólita jubilación millonaria tras seis años de servicios.

Poco se parecen estos descarados yuppies de la clase política mexicana a los filósofos cínicos (Diógenes de Sinope, Antístenes, Crates...) que pululaban en Atenas hace 24 siglos. Dicen que a los segundos el mote les vino de kynikos, forma adjetiva de kyon, perro, porque sus contemporáneos los tenían por semejantes, en el comportamiento, a esos animales. Mucho tiempo después, en su Tratado de la pintura, Leonardo da Vinci catalogó a los perros como “animales ávidos”. Qué culpa tienen.


6.3.08

Las computadoras prodigiosas
de Raúl Reyes

  • Urdimbres de Uribe
  • Julián Conrado, guerrillero y músico

El Ministerio de Defensa de Colombia conocía, con una dedicación casi amorosa, los padecimientos y los hábitos alimenticios del insurgente Raúl Reyes. En su expediente oficial puede leerse: “Sufre de Colesterol, toma diario trobastatina. No puede tener rabias. Hábitos Alimenticios: (No) toma chocolate, ni tinto por que le hace daño. A la comida toma solo una agua de panela, avena alpina o jugo de piña o mango en agua. Entre comidas toma sólo agua. Al Almuerzo come pollo sudado, papa y verduras y toma sólo agua. Al desayuno toma caldo de huevo y carne flaca, sin grasas, arepa y agua de panela o agua. No se come la yema de los huevos. En el apartado “Pensamiento político-militar”, se afirma: “Está de acuerdo con el secuestro. Está de acuerdo con el terrorismo. Le gusta el trabajo urbano. Es parte activa en la elaboración de documentos y comunicados de las FARC. Tiene muchos contactos con europeos. Cree en la toma del poder por la vía de las armas.”

El gobierno de Álvaro Uribe le hizo, tal vez sin darse cuenta, todo un funeral de Estado a Luis Edgar Devia, más conocido como Raúl Reyes: sus restos fueron recuperados por una patrulla militar de los escombros de un campamento en Ecuador, bombardeado poco antes por la Fuerza Aérea Colombiana. Lo que quedó del guerrillero fue transportado a la base militar de Puerto Asís, de ahí a la base de Catana y luego al Centro de Medicina Legal de Bogotá. En la última parte del trayecto fue escoltado por 16 motos, dos tanquetas y 36 hombres del Grupo Antiterrorismo de la Policía Nacional.

El cadáver del aludido, exhibido en camiseta y calzoncillos a la prensa, tenía devastada y carbonizada la mitad de la cara, la nariz arrancada, una fosa ocular vacía, la quijada corrida hacia la nuca y un pie destrozado. Al ver las fotos es inevitable recordar el estado en que quedaron los hijos de Saddam Hussein, reventados por las fuerzas gringas con misiles de demolición en el verano de 2003. En una de las fotos del sitio donde Reyes fue muerto, puede apreciarse con claridad un cráter de bomba. Milagrosamente, los efectivos colombianos hallaron en el sitio no una, sino tres computadoras pertenecientes al dirigente guerrillero, intactas, según puede deducirse, y con el disco duro rebosante de la información que Álvaro Uribe necesitaba con urgencia para justificar, a posteriori, el ataque y la invasión de suelo ecuatoriano.


La zona de la incursión, vista en Google Earth

La narración de los hechos realizada el primero de marzo por el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, no tiene desperdicio. Empieza diciendo “Quiero comunicarle al país que en una operación conjunta de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional fue dado de baja alias Raúl Reyes” (elimino fechas y horas, y va un sic para todo lo demás), y cuenta: “Por fuentes humanas e información verificada por la inteligencia del Estado, el gobierno colombiano se enteró que guerrilleros del frente 48 de las FARC se encontraban cerca de la frontera con Ecuador, en un lugar denominado Granada, y que [...] el miembro del secretariado alias Raúl Reyes haría presencia en ese punto. Se preparó una operación para atacar el lugar donde estaban ubicados los guerrilleros [...], operación que se inició [...] con un bombardeo por parte de unidades de la Fuerza Aérea.

“En el momento en que unidades helicoportadas de la fuerza pública se estaban acercando para copar el lugar, estos fueron atacados desde un campamento de las FARC ubicado en el lado ecuatoriano a menos de 1800 metros de la frontera. Uno de nuestros soldados, Carlos Hernández León infortunadamente murió en este ataque. Se procedió de inmediato a dar la ubicación exacta del campamento desde donde estaban disparando, localizado al sur del río Putumayo en el lugar denominado Santa Rosa, para efectos de poder responder el fuego y neutralizar al enemigo. Con las coordenadas, la Fuerza Aérea Colombiana procedió a atacar el campamento desde el lado colombiano, teniendo siempre en cuenta la orden de no violar el espacio aéreo ecuatoriano. Una vez bombardeado el campamento, se ordenó que fuerzas colombianas entraran para asegurar el área y poder neutralizar al enemigo. Se le pidió además a la policía que la mantuviera asegurada hasta que llegaran las autoridades ecuatorianas [...] Los cadáveres de alias Raúl Reyes y de alias Julián Conrado, fueron trasladados a territorio colombiano para evitar que las FARC intentaran recuperarlos”.


El cadáver de Reyes


“Los cadáveres estaban en paños menores, en pijamas, es decir no hubo ninguna persecución en caliente, fueron bombardeados y masacrados mientras dormían”, replicó Rafael Correa poco después, y agregó: “Los aviones colombianos ingresaron al menos 10 kilómetros en nuestro territorio para realizar el ataque desde el sur. Luego llegaron tropas transportadas en helicópteros que culminaron la matanza. Incluso se hallaron cadáveres con tiros en la espalda.” Algo me hace suponer que el soldado Carlos Hernández pudo recibir, él también, uno o varios balazos en la espalda. Y una canallada más: los soldados colombianos se llevaron los cuerpos de dos de los caídos para que Uribe pudiera exhibirlos como trofeo, pero tres mujeres heridas –luego rescatadas por efectivos de Ecuador— fueron abandonadas en el lugar como una gentil donación a los zopilotes.


Infografía del embuste uribiano


No fue la primera incursión. El 15 de noviembre de 2005, ocho helicópteros militares colombianos y 400 efectivos antidrogas se internaron en territorio de Ecuador. Una nueva incursión tuvo lugar el 29 de diciembre de ese año. El 26 de marzo de 2007, habitantes de la localidad ecuatoriana La Ceiba informaron que soldados de Colombia ingresaron al pueblo, catearon viviendas, golpearon a varios habitantes y se llevaron secuestrados a dos menores. El 7 de noviembre pasado Quito denunció una incursión aérea colombiana que dejó varias viviendas baleadas en Santa Rosa: por esas fechas, el ministro ecuatoriano de Defensa, Wellington Sandoval, comentó que su país no limitaba al norte con Colombia, sino con las FARC.

El domingo pasado, el forense ecuatoriano Wilmar Pérez, tras reconocer la zona del ataque, confirmó que los cadáveres de los guerrilleros se encontraban en ropa de dormir y dijo que “evidentemente, hubo bombardeo”: un asesinato a mansalva de insurgentes que estaban en territorio ecuatoriano para gestionar la liberación de varios rehenes en poder de la guerrilla. Para fortuna de Uribe, el incauto guerrillero, buscado por las fuerzas del orden de su país y por las de Estados Unidos, llevaba encima un juego de lap tops que quedaron intactas tras el ataque y en las que pudo encontrarse información no codificada que la Casa de Nariño requería para esgrimir la existencia de una vasta conjura en su contra en la que participan, además de las FARC, los gobiernos de Ecuador y Venezuela y el cártel de Sinaloa, ah, y también que la organización guerrillera quiere comprar un poco de material radioactivo para fabricar armas de destrucción masiva. Tengan paciencia: ya encontrarán los expertos del gobierno colombiano, en algún rincón de los prodigiosos discos duros de Raúl Reyes, datos sobre la vinculación de la insurgencia colombiana con Irán, con Hamas, con Al Qaeda, con los Talibán y con los espíritus de Hitler y de Al Capone.

La mexicana Lucía Andrea Morett Álvarez, una de las lesionadas en la agresión, es investigadora y no guerrillera, y no estaba en Ecuador para recibir entrenamiento en “manejo de explosivos”, como dicen las computadoras prodigiosas en poder de Uribe.


La mexicana herida, rescatada por efectivos ecuatorianos


El municipio de Turbaco, en el departamento de Bolívar y frontero de Cartagena de Indias, está de luto por la muerte de Julián Conrado, otro de los caídos en Santa Rosa, y cuyo verdadero nombre era Guillermo Enrique Torres Cueter, también buscado por los gringos. Músico, además de líder insurgente, Conrado amenizó los encuentros de San Vicente del Caguán y se hizo famoso por interpretar vallenatos entre ronda y ronda. Parrandero antes de ser guerrillero, dicen sus viejos amigos que se fue al monte, un primero de mayo de 1983, para olvidarse de un mal de amores, aunque él aseguraba que no le quedó otro camino “cuando empezaron a matar a los compañeros que me acompañaban en unas luchas por meras reivindicaciones sociales; entonces llegué a la conclusión de que en Colombia era más fácil organizar una guerrilla que una junta de acción comunal”. En estos días, en las cantinas de Turbaco no dejan de escucharse las canciones de quien fue, a decir de algunos parroquianos, “el artista más grande que ha parido esta población”.

Exponente de la "canción farista"

3.3.08

Qué hacer con la guerrilla

Tras la incursión colombiana

El Estado se puede deshacer de un movimiento armado opositor de múltiples maneras. Las más obvias son la liquidación (asesinato o encarcelamiento de todos sus integrantes y de su “entorno”, desde dirigentes, militantes y simpatizantes reales y potenciales, hasta todos aquellos que pudieran llegar a estar de acuerdo con uno o más de los puntos del programa de la guerrilla) y la rendición: las autoridades políticas renuncian en masa, los empleados que permanecen en las sedes les entregan las llaves a los insurrectos y con ello se termina, de raíz, la guerrilla.

Muchos gobernantes actúan como si sólo existieran esas dos soluciones, pero hay otras, intermedias. Una, nada mala, consiste en ir más allá de la visión estrecha de una legalidad a rajatabla (aplicada sólo contra los opositores) y entender que, más allá de las infracciones a la ley vigente que conlleva todo movimiento armado, hay descontentos sociales, económicos y políticos que no tienen otra vía de expresión que la violencia, y atender entonces las causas profundas que nutren de razones, de combatientes y de discurso a los grupos armados. Antes, después o en el transcurso de las medidas correspondientes, puede tener lugar, en forma paralela, una negociación de paz. O no: tal vez baste con que el gobierno se aplique a corregir desigualdades, injusticias y atropellos ancestrales para que se disuelva lo principal de la base de la guerrilla y a sus líderes no les quede más remedio que retirarse a escribir sus memorias.

A los gobiernos casi nunca les da por ir al fondo de las cosas ni por admitir que a los opositores armados les asiste la razón, al menos parcialmente. Se ha visto que prefieren repartir dinero en algunos sectores populares y armar grupos contrarios a los insurgentes, comprar a los dirigentes con cargos y con admisiones a trasmano al círculo de los selectos (incluso se les permite emparentar con buenas familias) y propiciar la descomposición del movimiento opositor hasta lograr que nadie tenga claro cuál de los bandos en la guerra es más delincuencial.

Generalmente, los poderosos recurren a una combinación de varias de las medidas señaladas. Álvaro Uribe, en Colombia, había venido apostándole a una pinza de exterminio conformada por las fuerzas regulares y por la conversión de sus amigos narcos y paramilitares en potentados electorales con peso propio, en líderes regionales, en cargos legislativos y en un poder creciente dentro del Estado. En esa receta, todo margen cedido a un proceso de paz sería contraproducente, y de allí su empeño en torpedear cualquier negociación con la guerrilla, por embrionaria que fuera.

Pero las cosas no han marchado bien para el presidente colombiano. En el congreso estadunidense han salido a relucir sus viejos vínculos con el tráfico de drogas y poco le han agradecido su esfuerzo por crear en América Latina la guerra bushiana “contra el terrorismo”. Además, y a pesar de las fronteras más bien difusas entre las FARC y la delincuencia común, las primeras siguen siendo una organización arraigada y dueña de un discurso político que encuentra eco en la miseria, en la desigualdad y en la opresión que afectan a buena parte de los colombianos. En esas circunstancias, Uribe empieza a ensayar la solución más insensata de todas las imaginables para acabar con una guerrilla: internacionalizar el conflicto y volverlo una confrontación regional. Por eso invadió Ecuador y por eso asesinó, en ese país, a una veintena de insurrectos, entre ellos el dirigente Raúl Reyes, quien era una pieza fundamental para lograr la liberación de los secuestrados civiles en poder de las FARC. Es lo que se conoce como una huída hacia delante, y casi siempre resulta desastroso.