- William Walker: abogado, médico, periodista y filibustero
- Fuerzas militares de EU sufren las primeras derrotas de la historia
Poco tiempo estuvo Walker inactivo después de su primer fracaso. A unos meses de su retorno, el jefe liberal nicaragüense Francisco Castellón, que acababa de ser derrotado en unas elecciones y que intentaba revertir por las armas lo que los votos le negaron, le pidió al coronel Byron Cole ayuda en la guerra que libraba contra los conservadores. Cole contactó a Walker y éste, ni lento ni perezoso, organizó una nueva expedición, llamada “Falange Americana”, que zarpó de San Francisco en mayo de 1855 con 57 hombres, y en la que participaron el explorador Charles Wilkins Webber y el aventurero inglés Frederick Henningsen. A fines de junio, en alianza con los liberales locales, derrotó a las fuerzas conservadoras en La Virgen, y para julio, ya nombrado “coronel del ejército democrático”, y amparado en la ventaja tecnológica de sus fusiles de repetición Minié y de los revólveres Colt, cayó sobre Granada, bastión histórico de los conservadores, a varios de los cuales fusiló, se repartió el poder real con Ponciano del Corral, nombró a un presidente pelele y se autoproclamó jefe del Ejército de Nicaragua. Ese gobierno espurio recibió el inmediato reconocimiento diplomático de Washington y de Londres, y Walker decidió que ya era tiempo de ejercer la presidencia nicaragüense sin ayuda de intermediarios. Las traiciones mutuas entre el filibustero y los inversionistas mafiosos de Estados Unidos que habían respaldado su expedición llevaron a Walker a recomponer sus alianzas. Desde la presidencia usurpada, el invasor buscó el apoyo de los potentados esclavistas del sur y en consideración a ellos revocó, en el territorio bajo su control, el edicto de emancipación de 1824 que había abolido la esclavitud en Centroamérica e implantó el inglés como idioma oficial de Nicaragua. Para entonces, Walker ya hacía planes para conquistar el resto del istmo, y tales planes habían llegado al conocimiento del presidente costarricense, Juan Rafael Mora Porras, quien ya había roto relaciones con el régimen anglosajón del filibustero.
A comienzos de marzo de 1856, el ejército de Costa Rica, con dos mil 500 hombres, se puso en marcha hacia el noroeste. Derrotó a los mercenarios en Santa Rosa, aún en territorio tico, y luego en Rivas, Nicaragua, en donde, según tradiciones órales no exentas de sospecha, el soldado alajuelense Juan Santamaría, a costa de su vida, prendió fuego al cuartel general de los gringos, quienes se retiraron en gran desorden. Fue la primera batalla perdida por una fuerza militar estadunidense. Mientras los filibusteros se dedicaban al saqueo y al pillaje en las zonas bajo su control, los gobiernos de Guatemala y El Salvador decidieron secundar al costarricense y enviaron tropas al norte de Nicaragua para combatir al régimen de Walker y para reforzar a la resistencia local. En septiembre, ésta, cuyos efectivos debían enfrentar con flechas, machetes, piedras y unos cuantos fusiles de chispa a invasores dotados de armamento moderno, les propinó una severa derrota en San Jacinto. Byron Cole, quien comandaba a los filibusteros, se extravió en la huída y apareció dos días después en la localidad de San Ildefonso, en donde fue descubierto por un peón que lo mató de dos machetazos en la cabeza. A partir de entonces, Walker cosechó derrota tras derrota hasta que se vio obligado a retirarse de Granada. Antes de hacerlo, ordenó a sus hombres que incendiaran la ciudad y luego mandó poner, en la Plaza Mayor, un letrero que decía: “Here was Granada”. Ni la barbarie creciente de los invasores ni las campañas de apoyo que les organizaron los esclavistas del sur fueron suficientes para detener la debacle. El primero de mayo de 1857 Walker se entregó a la Armada de su país, la cual lo repatrió y lo depositó en Nueva York, en donde se le deparó un recibimiento de héroe.
De vuelta en Nueva Orleáns, el filibustero, otorgándose el grado de general, redactó algunas notas que resumían su experiencia, y no tardó en organizar una nueva incursión contra Nicaragua. En noviembre de 1857 desembarcó en San Juan del Norte, en donde fue rápidamente derrotado. Como ya se le había hecho costumbre, Walker fue a refugiarse con los chicos de la US Navy, quienes lo llevaron de vuelta a Luisiana en calidad de detenido. Tras ser nuevamente procesado y nuevamente absuelto entre el entusiasmo del público, emprendió su último intento. A mediados de 1860 se dirigió a la costa norte de Honduras, en donde fue apresado por la Armada Real inglesa. Para entonces, a Londres le parecía más atractivo un ambiente de paz en Centroamérica, en donde pudieran realizarse sin contratiempos proyectos de comunicación transoceánica, que los sobresaltos causados por las incursiones filibusteras, así que decidió entregar a su cautivo al gobierno de Honduras. A los 36 años de edad, el 12 de septiembre de 1860, William Walker fue pasado por las armas y enterrado en el Cementerio Viejo de Trujillo.
4 comentarios:
Pedro:
Muy ameno tu artículo sobre el filibustero. En relación con el dominio que ejerce EU en nuestro país, copio una entrada del diario de Richard Lansing (secretario de estado en la presidencia de Woodrow Wilson). Cito la traducción de Rafael Ruiz Harrell (recientemente fallecido) en su novela "El secuestro de William Jenkins", Planeta, México, 1992, p. 272. Dice: "...México es un país extraordinariamiente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano [norte]americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queremos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros."
Qué tal...
Pedro Miguel:
Como siempre muy ilustrativos tus textos.
Un abrazo
Las notas de Walker que mencionas son de su diario, y puedes encontrarlo en español en: William Walker, "La guerra de Nicaragua". Editorial Universitaria Centroamericana. Costa Rica, 1970. (por aquello de que el link está en inglés).
Te vas a impresionar de las cosas que este tipo escribía --y todos sus títulos no le quitaban lo racista, ignorante, etc--.
La contraparte: Germán Selser, "Nicaragua, de Walker a Somoza". Mex Sur Editorial. México, 1984.
Edelberto Torres Rivas (coord.), "Historia general de Centroamérica". FLACSO. España, 1993.
Los tres son libros, pero esta máquina ñac no admite las itálicas pa señalar los títulos...
Creo que ya están en versión digital en las bibliotecas de la UNAM. Saludines, Mm.
Me equivoqué y no es Germán, es Gregorio... Más saludos, Mm.
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