Baja la lluvia del Ajusco.
Tras un calor terrible, tras un tráfico
de viernes sin entraña (siendo sábado),
llegan los dedos de agua;
hurgan con su ternura y su torpeza
como de padre ciego.
Buenas tardes y gracias, lluvia tonta.
Tú no tienes que hacer y yo tampoco
en medio de este sábado
de tregua inesperada,
en estas horas de estación de trenes
en un pueblo perdido.
Agua: platícame.
Preséntame a tus gotas.
Dime el origen de cada una:
de cuál océano, de qué estanque vienen,
de qué organismo ignoto;
si hay una historia detrás de ellas:
—¿ésta, fue lágrima
de esas que se evaporan por las noches
y dejan una mancha de sal en cualquier rostro
o fue humedad de vulva
o fue gota de semen o fue sangre?
Habla, si quieres, y si no, resuena
tontamente, machaca tu tambor
en el tejado de mi casa
con tus gotas que siempre fueron agua.
23.3.09
Baja la lluvia del Ajusco
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6 comentarios:
Me encantó...
Y Vicente Rojo me gusta desde que estaba en la primaria y su arte cubría la portada de mis libros de texto gratuitos.
Saludos cordiales
Gracias, Lola. A ver qué día le organizamos aquí, para tu solaz, una suerte de exposición virtual al maese Vicente Rojo.
Será un placer...
es muy bueno, pedro.
saludos y un abrazo.
Bueno, que te guste, Elisa. Abrazo pa'ti.
No lo había leído, hasta hoy. Qué hermoso poema.
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