19.3.09
La canción más
azotada del mundo
Un sitio cualquiera se dio a la tarea de catalogar las 25 canciones “más exquisitamente tristes del mundo entero”, y hay que acordarse que cuando los gringos hablan del mundo entero suelen referirse a lo que hay entre Cape Flattery y Brownsville, si se toma del norponiente al suroriente, o entre Chula Vista y Madawaska, si uno mira el mapa del suroeste al noreste. Encontré decepcionante el resultado: lo peor de lo peor que pudo ocurrírseles fue “Chicken wire” (malla metálica), una rola grabada en 1998 por los Pernice Brothers que cuenta el final de una mujer que fue hallada con un trago en la mano y el motor del coche todavía encendido adentro de su garage. En segundo lugar quedó “Szomorú Vasárnap”, del compositor húngaro Rezso Seress; no, perdón: lo que quedó en segundo lugar fue una versión en inglés titulada “Gloomy sunday” (domingo sombrío, lúgubre o fúnebre), interpretada por la gran Billie Holiday. Llegó a ser conocida como “la canción húngara del suicidio” y se afirmaba que cualquiera que cometiera el error de escucharla mientras pasaba por una depresión correría a la ventana más próxima a lanzarse de cabeza al vacío, y no sé si la pulsión funcionaba también si se tomaba la precaución de oír la rola en una planta baja o en un sótano. El tercer sitio fue para “Eleanor Rigby” de los Beatles. Sí que es triste que un alma solitaria recoja el arroz que se arroja en una boda y, peor, que sea enterrada sin más compañía que su nombre. Para no hacerles el cuento (demasiado) largo, el lugar 15 correpsondió a una pieza de 1960 de Ray Peterson que cuenta la historia de Tommy, un enamorado que se metió a una carrera de autos con la ilusión de ganar un premio de mil dólares que invertiría en un anillo de bodas para su novia, Laura; pero en la competencia se partió la crisma y en su lecho de muerte gemía: “Díganle a Laura que la amo, que la necesito, que no llore, que mi amor por ella nunca morirá”. Y lo más triste de la canción, piensa uno, es que hubo alguien que se atrevió a escribirla y a cantarla, y que medio siglo después todavía conmueva a algunos.
Por supuesto, en el tema de qué tan triste es lo triste, nadie se pondrá de acuerdo. El bloguero Esteban Cárdenas, de Saltillo, hizo una selección de canciones para escuchar “cuando alguien no te pela, te traiciona o te deja por un DJ italiano con aretes en los pezones”: “SOS” de John Lennon, interpretada por Agnetha Faltskog, “TV Movie”, de Pulp, “Dry your Eyes”, de The Streets, y “Girl From the North Country”, cantada por Johnny Cash y Bob Dylan. En Yahoo Respuestas alguien armó una planilla con “I don’t love you, “Mr. Brightside”, “I’m not OK”, “Who knew” y “When you’re gone”. Alguien más, en ese mismo sitio, pidió títulos de desamor en español, le respondieron con un licuado de Ricardo Arjona, Christian Castro, Ricky Martin, Cristina Aguilera, Thalía, Chayanne, Luis Miguel, Alberto Cortez, Miguel Bosé y no sé quiénes más, y la peticionaria quedó muy satisfecha, o eso dijo.
Como se trata de gustos personales, sin que sea desdoro de los ajenos hablaré de los míos. Pienso que entre las canciones más tristes del planeta están las que canta Leonard Cohen con esa su voz como difunta. Cada vez que la oigo sonar en un aparato cualquiera me vienen unas ganas incontenibles de ir a buscarlo para regalarle un Gansito Marinela o cualquier cosa que le quite lo lóbrego. Otro asunto son, a mi juicio, las canciones de desamor y de azote. Ensayemos algo:
Un buen día, las relaciones destructivas y de codependencia cayeron en la cuenta de que necesitaban fortalecer la imagen de su gremio y convocaron a un concurso internacional para dotarse de un himno. Muchos se inscribieron, pero sólo tres llegaron a la eliminatoria final: dos charros cantores. uno guanajuatense y otro defeño, y un flamenco dientón de Bélgica, que cantaba en francés, y la decisión última no fue nada fácil.
—Pude ser feliz y estoy en vida muriendo y entre lágrimas viviendo el pasaje más horrendo de este drama sin final --soltó, en la prueba final, uno de los charros.
Aquello era fuerte, pero su rival de Guanajuato le replicó: “Ya no quiso escucharme. Si sus labios se abrieron fue pa’decirme ‘ya no te quiero’. Yo sentí que mi vida se perdía en un abismo profundo y negro como mi suerte...”
Entonces, el defeño salió con algo realmente demoledor: “Quisiera abrir lentamente mis venas, mi sangre toda verterla a tus pies, para poderte demostrar que más no puedo amar y entonces morir después.”
Cuando parecía que el tal Gabriel Siria Levario se alzaba con el triunfo, el belga, que hasta entonces había permanecido calladito, se agigantó y acabó de un golpe con sus competidores mexicanos:
“Ne me quitte pas. Je ne vais plus pleurer. Je ne vais plus parler. Je me cacherai là a te regarder danser et sourire et à t’écouter, chanter et puis rire. Laisse-moi devenir l'ombre de ton ombre, l'ombre de ta main, l'ombre de ton chien. Ne me quitte pas. Ne me quitte pas. Ne me quitte pas. Ne me quitte pas.” (No me dejes. Ya no voy a llorar. Ya no voy a hablar. Me esconderé por ahí a verte bailar y sonreír y a escucharte cantar y luego reír. Déjame volverme la sombra de tu sombra, la sombra de tu mano, la sombra de tu perro. No me dejes. No me dejes. No me dejes. No me dejes.)
Las relaciones destructivas y de codependencia se sintieron muy felices porque habían logrado dar con algo que realmente las representara en el mundo, y así fue: la composición de Brel devino la oración universal del azote y la auto denigración y se hizo tan célebre que se convirtió en una de las interpretaciones más famosas de la gran Edith Piaf, a pesar de que ella jamás cantó “Ne me quitte pas”. Hasta donde se sabe, su única valoración de la pieza la formuló tras escucharla en voz de su autor. Y lo que le dijo fue: “Un hombre no debería cantar esas cosas”.
No queda claro si la gran chaparrita se refería a un individuo del género masculino o a una persona humana sin distingo de sexo. Si es lo segundo, yo estoy un poquito de acuerdo con su comentario, lo que no me quita el disfrute de esa que se ha vuelto la rola del azote por excelencia. Cómo se le pudo ocurrir a alguien.
He visto filmaciones y escuchado grabaciones de la interpretación del propio Jacques Brel y las he encontrado un poquito sobreactuadas. Antes que él la cantó Simone Langlois, y la ha interpetado más o menos todo mundo en diversos idiomas: Charles Aznavour, Nina Simone, Frank Sinatra, Juliette Gréco, Marlene Dietrich, Yves Montand, Marie Laforêt, Nana Mouskouri, Mariane Faithfull, David Bowie, Sting, Gilbert Bécaud, Mireille Mathieu, la brasileña Maysa Matarazzo...
Mi versión favorita es la de Barbara, pues aunque la grabación data de 1961, me parece la más actual, o mejor, la menos ingenua, o peor aun, y sin ofensa a la memoria de la cantante, la más patológica de todas. Búsquenla y juzguen y feliz azote.
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11 comentarios:
Don Pedro,
Casi por suerte caí en su blog (el "casi" ya da indicación de que ne es verdadero a cien procentos, pero ...da me algún credito, por favor).
Mes estremecí leer sobre Jacques Brel's "ne me quitte pas". Es que me, aún, me corta el haliento esa canción. Verdad, nunce debería pronunciar un macho a esas palabras, pero...¡ya sabes!
Le invito a ver a mi pobre blog, que empecé hace una semana...
Que le vaya bien,
Pablo
Hubo un filósofo (ese que con sus traslúcidas manos pulía crsitales) que advertía que para las almas melancólicas algunas músicas son peligrosas. Y creo que tenía razón.
Esta es una canción que no se encuentra "ni de chiste" por las latitudes "rankeadas", no hay suicidios ni cosas trágicas, y sin embargo parece una nube que pende sobre cualquiera y un día, tarde o temprano, desata la tempestad. Otro filósofo anunciaba la mortalidad como lo propio de la condición humana ¿por qué a nadie se le ocurrió nombrar a la orfandad? Me parece que sea en potencia, o en acto, todos somos huérfanos. (César Fernández Moreno le escribió a su famoso padre:
“yo no puedo aguantar que hayas estado vivo
el tiempo es demasiado tolerante
los padres no debieran adentrarse tanto en la edad de sus hijos
deberían morir al principio
o bien no morir nunca
por qué dividir así una vida
ser hijo durante tantos años
y de pronto no
proyectado de pronto hacia afuera
trastabillar enceguecido
irse de espaldas”)
Esta es la letra (y el mp3 no lo sé copiar, te lo mando a tu correo, la voz y la música son preciosas).
Nostalgias
Y el sábado en la mañana no hay a quién llamar
Y contar cómo estuvo el espectáculo
Y papá no pregunta: ¿hubo público?
Y mamá no dice: se te escucha cansada.
Y cuando escriben sobre mí
Alguna palabra mala
Todavía temo
Que papá no lea
Que mamá no sepa
Quiero ser una nena buena.
Y no pasamos por la casa en viaje hacia el norte
Y no paramos allá en el camino de regreso
Y el balcón desde el que agitaban la mano saludándome
Está colgado como una cuna vacía.
Y cuando escriben sobre mí
Alguna palabra mala
Todavía temo
Que papá no lea
Que mamá no sepa
Quiero ser una nena buena.
No lloro
Sólo extraño.
Tantas caras
Tantos oídos
Y no hay a quién cantarle
Siempre se canta para dos
Y cuando esos dos desaparecen
Cantamos al cielo.
No lloro
Sólo extraño.
como si de verdad se pudiera elegir La Canción más triste...
Aunque, eso si, podemos enumerar hartas canciones harto tristes. Leonard Cohen me viene bien por dos razones: cuando escucho Hallelujah en su voz me dan ganas de llorar, pero cuando escucho la versión en español en las voces de los guaperas de Il Divo me dan aún más ganas de llorar, taparme las orejas y esconderme -como la muñeca fea- en el rincón más alejado.
Por cierto, lo triste luego viene de los lugares más inesperados, o qué me dices de aquella rolita de Los Brios, una verdadera joya nihilista: "tengo miedo, de que todo lo que hago sea en vano, tengo miedo, de decirte que te quiero y no quererte, tengo miedo de vivir pero también temo a la muerte" etc...
Gracias por la recomendación, Pedro, ahora pasaré una tarde miserable. No es cierto, te recomiendo una ranchera de Albert Plá llamada "Sufre como yo".
Auch J’adore Ne me quitte pas… está como para cortarse la venas, mi estimado Pedro
En mi clase de francés, al concluir el segundo semestre la maestra –una parisina trotamundos- nos puso de trabajo final una especie de recreación del cabaret con puras chansones en francés. Sin duda, las más azotadas y arrastradas fueron ésta de Brel (a mí me gusta mucho con Nina Simone) y "Mon Homme"; luego "Et maintenant".
Y nosotros… felices… haciendo el ridi
Saludos Pedro Miguel. Si de canciones azotadas se trata, que le parece esta del mismo José Alfredo que dice: "Prendeme fuego si quieres... que te olvide.
Y meteme tres balazos en la frente.
Haz de mi corazón lo que tu quieras. Y después por amor declarate inocente"
El bizarro mundo mazoquista.
Quien tiene humor ... tal vez tenga todo.
Voy a ponerme a escuchar todas esas conaciones en un sótano, así, cuando me lance por la ventana moriré pronto, antes de salir de ella, pues seguramente estará tapiada.
Y por si acaso solamente me doy un buen tope, tendré una buena dotación de gansitos a un lado (lo mismo por si no encuentro ventanas o algo que les parezca)
Ya me di una vuelta por tu blog, Flamenco. Me debes una cerveza pa'l azote.
Gracias por los aportes, Hagar, y creo que la orfandad no siempre es trágica. Traduzco al vuelo:
Cuando sus padres se meten
en un sarcófago y lo dejan solo,
el pequeño huérfano, claro,
tiene razones para lamentarse. Sin embargo,
y sin llegar a decir que se vuelve un niño mimado,
digamos que en su aflicción
encuentra compensaciones:
El primero para el postre, de inmediato,
la mejor parte del pastel
es para él,
y luego una escuela laxa, y unas semanas
de puros sábados y domingos.
Lo tratan como a un sultán,
en vez de castigarlo a él, le pegan al gato,
y al verlo muy sexy vestido de negro,
las niñas le hacen ojitos.
Beneficiándose de tal manera
al perder a sus padres, hay hijos
desnaturalizados que lamentan
no tener más que dos para perder.
Pos no, querida Botica, claro que no se puede. Ganas de llorar (de vergüenza ajena) me da a mí este güey:
http://www.youtube.com/watch?v=NecoBo0BhEk
¿Y qué tal la perla de Juanga
"Ven a mí que estoy muriendo
en esta soledad
que no me sienta nada bien"?
Feliz miseria, Luis Ricardo; atásquese, ahora que hay lodo.
Para franchutes azotes arrastrados, Marichuy, "Viens", de Marie Laforêt. Es la canción que habría podido cantarle la esposa a Carlos Ahumada cuando éste andaba sacándole comisiones y gemidos a Rosario Robles:
http://www.youtube.com/watch?v=XTxzlt5oqJI
Qué fuerte, IMH. Parece más de la nota roja que del cancionero. No: parece del archivo siquiátrico más gruesísimo.
Puedes prescindir del sótano, Bogante, de las ventanas y hasta de la música, pero no prescindas de los gansitos.
Para terminar, me llegó por email, procedente de la dirección photolab@prodigy.net.mx, un finísimo comentario. Transcribo literal, y échense este trompo a la uña:
"Jamas te atrevas a mencionar nuestra musica arabe ancho de la cola. Te lei x arts a favor de palestinos y mutua animadversion a los judios ..fustiga tu odio ancestral y tu impotencia ante ellos no con nuestra musica mexicana.. Se te empieza a borrar la raya cerebral la inferior ya se te borro x tanto sentado escribir torpezas.. pero jamas denigres al pais del cual mamas...a tus ordenes cuando quieras q te arregle !!"
Pues la verdad, me gustan unas dos rolas de la cavernosidad de Leonard Cohen. Y la de Brel, con él mismo y Nina Simone no tiene abuela. Busqué las versiones disponibles en la red después de que la comentara Marcelino Perelló en su programa de los martes para ver si entendía algo de lo que tradujo, pero no. Aún así, la canción me parece triste.
Ahora que no debieran ofenderse los amantes de la música ranchera, yo mismo soy adepto. El machismo mexicano no llega a tanto. Me refiero a la auto denigración de ne me quitte pas. Los lloriqueos y amenazas de suicidio acaban con la primera hembra dispuesta al conzuelo. O no?
PD: Don Pedro Miguel, no era necesario que nos pusiera esa referencia del payaso grupero. Para qué divagar mas.
buenísimo
puf! que el antisemita vengador y chauvinista ha hablado... Pedro Miguel ¡¿cómo te atreves?!
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