31.1.13

A la opinión pública


Ciudad de México, 29 de enero de 2013

Aun cuando es evidente que los inefables del IFE pretenden equipararme con el corrupto de Enrique Peña Nieto y sus secuaces, estimo necesario aclarar a detalle el monto que recibimos, la forma cómo se ejerció y comprobó el gasto de mi campaña a la presidencia.

1. De conformidad ante la ley, antes de la campaña, los partidos PRD, PT y Movimiento Ciudadano suscribieron un convenio de coalición en el cual se acordó destinar el 50 % del financiamiento público para gastos de la campaña presidencial, equivalente a 223 millones 451 mil pesos. (Anexo convenio). Ver: Convenio

2. Estos recursos fueron entregados parcialmente por los partidos durante el periodo de campaña y manejados en la cuenta número 70034671344 de BANAMEX.

3. De esta forma el PRD aportó 112 millones 872 mil, el PT, 59 millones 049 mil y el Movimiento Ciudadano, 51 millones 531 mil.

4. Conviene aclarar que el PRD aportó adicionalmente 5 millones más un pasivo de 4 millones 979 mil pesos, debidamente documentados mediante contratos y facturas.

5. En total, el gasto de campaña que ejercimos fue de 233 millones 430 mil pesos.

6. Todo este gasto fue informado y comprobado mensualmente ante el IFE, a través del órgano de finanzas de la Coalición Movimiento Progresista. (Anexo informes).

7. Sin embargo, el dictamen del IFE, además de esta cantidad que representa 100 millones menos que el tope de campaña, nos agrega gastos que corresponden a las campañas de los candidatos a diputados y senadores, así como erogaciones que ejercieron centralmente los partidos integrantes de la Coalición.

8. De modo que es totalmente infundado como sostiene el IFE en su dictamen, que rebasé el tope de campaña establecido en la ley.

Es obvio que toda esta maniobra tiene como propósito desprestigiarme y mandar el mensaje manipulador de que todos los políticos somos iguales, para seguir provocando el desánimo e inhibir la participación ciudadana que permita cambiar al régimen putrefacto de corrupción y privilegios que padecemos.

Andrés Manuel López Obrador

29.1.13

Paz simulada


En marzo de 2011 Televisa y TV Azteca uncieron a la mayor parte de los medios informativos a un Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia a fin de garantizar un trabajo periodístico sumiso y acorde al discurso oficial. Para que la cobertura informativa de la violencia que genera la delincuencia organizada con el propósito de propagar el terror entre la población no sirva para esos fines, rezaba el texto de un pacto que, a lo que puede verse, tenía por objetivo aterrorizar a los partidarios de la buena sintaxis. Luego, en la ceremonia de firma del documento, realizada en el Museo Nacional de Antropología en presencia de la plana mayor de la oligarquía mediática y de sus loros, se transmitió la imagen de una víctima de secuestro que relataba con detalles espeluznantes la manera en que sus verdugos le habían cortado los meñiques de ambas manos con unas pinzas de mecánico, como lo cuenta la crónica de Fabiola Martínez publicada en estas páginas (La Jornada 25/3/11, p. 5).

Aquello fue un extravío temporal y pasajero porque la estrategia de guerra del calderonato pasaba por la siembra del terror en la opinión pública como una forma de legitimarse y de colocar una épica de unicel sobre el ego de un hombre menguado y sobre el negocio, jugoso pero mundano, de destruir el país (un ejemplo: en los primeros cuatro años de Calderón Estados Unidos vendió al gobierno mexicano el doble de armas y equipo militar que en todo el sexenio anterior). El usurpador salió del paso con una felicitación desganada a los firmantes del acuerdo y al día siguiente el gobierno federal volvió a su línea de exaltación de la violencia, regresaron a cuadro las escenas de capturas y circularon de nuevo las fotos de criminales abatidos con huellas de muchos balazos.

Ahora el discurso de la guerra está agotado; el régimen de Peña Nieto lo sabe y, aunque no puede ni quiere apartarse de ese peculiar modelo de negocio que es la conversión de un país en campo de batalla, tiene que tratar de ganarse el favor de la opinión pública y de algunos célebres despistados mediante un supuesto viraje en la estrategia de seguridad que será, en realidad, de 360 grados porque las razones de la violencia permanecen intactas: el modelo económico es un productor incurable de marginación y delincuencia, la criminalidad organizada es la fase superior del neoliberalismo privatizador y los circuitos financieros de Estados Unidos y de México no pueden vivir sin las decenas o centenas de miles de millones de dólares que les da a lavar el narcotráfico; ello, sin contar con los vínculos históricos, sólidos y documentados, entre ese impresentable sector de la economía y la nomenklatura (ella misma dixit) priísta.

Pero a la oligarquía gobernante le urge terminar de despojarse de cualquier cosa que la relacione con la administración anterior y el régimen actual necesita que México parezca recuperar la paz y la seguridad en cuestión de semanas. Dicho de otra forma, si Calderón tenía sobrados motivos para caracterizarse como Rambo, Peña tiene los suyos para disfrazarse de Gandhi. Y está en ello.

Puede ser que ese requerimiento acucioso explique los dichos del priísta Mario Anguiano Moreno, gobernador de Colima, quien la semana pasada se lanzó contra Calderón porque éste pretendió combatir la violencia con la violencia y llamó, oh, a revisar las causas sociales que provocan la inseguridad y a no basar exclusivamente la solución en políticas gubernamentales punitivas. El gobernante de una de las entidades más gravemente alteradas por la violencia (en Colima el índice de homicidos vinculados a delincuencia organizada creció 5 mil por ciento entre 2007 y 2010) ha venido lanzando pullas (fundamentadas, pero muy tardías) contra el michoacano: que su guerra multiplicó el consumo de drogas, que las acciones federales detonaron una guerra entre grupos que se disputan el territorio colimense...

Posteriormente, Anguiano Moreno llamó a sus pares a sumarse a la política de seguridad de Peña y contó que éste había acordado con los gobernadores no informar sobre hechos violentos y que sólo se va a estar informando de las personas detenidas cuando sea estrictamente necesario. Literal: Estaba demostrado por estudios que nos han estado mostrando a nivel federal, que en la medida en que nosotros, gobierno federal (y) estatal, estemos poniendo el tema de la inseguridad, estemos informando cada vez que se detiene a un delincuente, entonces en lugar de ir contribuyendo a la armonía que se está aspirando, de lograr la tranquilidad, al contrario; estábamos fomentándola (la inseguridad). Vaya, pues: la opacidad derrotará a la violencia y la paz será construida a punta de simulación. Ahí tienen al nuevo PRI que construye, con ideas viejas y en el territorio de los noticieros, una nación grandiosa.

22.1.13

Lo que sigue


Vienen intentos de nuevas reformas legales regresivas, oligárquicas y depredadoras. Consumado el despojo de conquistas laborales y de derechos sindicales a los asalariados, el régimen se apresta a una expropiación petrolera de signo contrario a la emprendida por Lázaro Cárdenas en 1938: ahora el gobierno oligárquico que encabeza Enrique Peña Nieto articula la sumisión legislativa para emprender –como quisieron hacerlo en su momento Salinas, Zedillo, Fox y Calderón– la legalización de un proceso que, en los hechos, viene ocurriendo desde hace décadas: la transferencia de la industria energética a manos privadas.

El capital siempre quiere más y sus sirvientes políticos fueron puestos en los cargos justamente para ejecutar la privatización de empresas y servicios públicos: éste es, junto con los contratos mafiosos y después de las guerras, el narcotráfico, el secuestro y el tráfico de personas, el negocio más jugoso (es decir, más concentrador de riqueza) en los tiempos neoliberales. Por eso los conglomerados empresariales de México, Estados Unidos y Europa han estado presionando, desde hace dos décadas, por la “desincorporación” de Pemex.

El régimen enfrenta dos problemas para operar este robo: el primero, de orden político, es la resistencia social que habrá de enfrentar; el segundo es administrativo: si 40 centavos de cada peso de las finanzas públicas proceden de la industria petrolera nacional, su privatización crearía un severo desajuste presupuestal. Ello es así por el hecho simple de que las grandes empresas y las grandes fortunas no pagan impuestos, o bien pagan sumas ridículamente bajas en relación con sus utilidades.

En rigor, la pérdida del 40 por ciento de los ingresos fiscales no marcaría ua gran diferencia para el país, si se considera que el grueso de los recursos gubernamentales no se invierten en beneficio de la población ni en obras reales y efectivas sino que son “privatizados” a la mala por la vía del saqueo, las comisiones, las adquisiciones infladas o simuladas, o bien destinados a la perpetuación y legitimación del grupo gobernante: compra de voluntades electorales, propaganda de autoexaltación y demás.

Pero a la oligarquía dominante no quiere para sí el 60 por ciento del presupuesto: lo quiere todo, y la privatización de Pemex implica una merma considerable en los recursos a su disposición. La forma ideada para tapar ese agujero es una reforma fiscal que incremente los recursos que las clases medias y la mayoría de la población aportan al fisco, sea por medio de gravámenes al ingreso, al consumo o vía pago de tarifas diversas. Sería ilusorio suponer que los amos del país van a modificar las leyes hacendarias en perjuicio propio. Por el contrario, con la reforma energética su vertiente empresarial buscará la manera de hacerse con las utilidades de la industria petrolera, su sector político y administrativo tratará de enriquecerse con los pagos legales e ilegales que el sector privado desemblose por los pedazos de Pemex, y ambos idearán la forma de pasar el costo de esas operaciones a los causantes cautivos mediante una reforma fiscal subsecuente.

Tratarán de operar estas reformas a contrapelo de un consenso nacional contrario a la privatización que se expresó en forma inequívoca en las jornadas de abril a octubre de 2008, cuando el grueso de la sociedad resistió la intentona calderonista de privatización de Pemex y logró conservar, en lo sustancial, el estatuto público de la industria petrolera.

Ha transcurrido un lustro desde entonces y muchas cosas han cambiado, para bien y para mal, en el país. La postración social promovida desde el poder –mediante la violenta mascarada de la “guerra contra la delincuencia” y por medio de una estrategia económica abiertamente desintegradora del tejido social– es más pronunciada hoy que en ese entonces, pero también se asiste al surgimiento de tomas de conciencia social como las que se expresaron durante el proceso electoral del año pasado, cuando quedó claro que la oligarquía habría de imponer en la presidencia al político más repudiado en la historia reciente del país. Como consecuencia de ello, el gobierno de Peña Nieto debe moverse con márgenes de respaldo incluso menores que los que tuvo Calderón, lo que ya es decir mucho.

Se aproxima, pues, a lo que puede verse, una nueva confrontación entre la oligarquía gobernante y el resto del país y no será un día de campo para ninguno de los bandos.

20.1.13

Inocencia necesaria


Ganar experiencia sin que se escape la pureza.

Vivir cada mañana como si fuera el principio del mundo.

Perder una virginidad en cada cópula.

Básicamente, confíar en las personas.

Hay vida más allá de la inocencia pero es desértica y atroz, y no vale la pena.

17.1.13

Thompson contra Knórozov



Durante décadas imperó la creencia de que el periodo maya clásico había estado conformado por un conjunto de teocracias pacíficas, encabezadas por sacerdotes que se dedicaban a observar el paso de los astros y a realizar anotaciones cronológicas minuciosas, obsesivas y absurdas. En buena medida el mundo le debe esa visión errónea a Eric Thompson, un arqueólogo inglés que entre los años 30 y 70 del siglo pasado fue considerado la máxima autoridad en el estudio de esa vieja civilización mesoamericana. Soldado en la Primera Guerra Mundial y formado en Cambridge, trabajó posteriormente para el Museo de Historia Natural de Chicago, el cual lo envió a Chichén Itzá en 1930. Luego, bajo los auspicios del Instituto Carnegie, escarbó en Uxmal y en Cobá. En Yucatán conoció al estadunidense Sylvanus Morley, un curioso personaje que alternaba su trabajo de arqueólogo y cartografista con el de espía al servicio de la inteligencia naval estadunidense y de la United Fruit Company. Morley creía que las inscripciones mayas eran expresión de un sistema de escritura jeroglífico en influyó en la visión de Thompson, quien las consideró logográficas.

Entre ambos crearon una visión palmariamente equivocada de los mayas clásicos que fortaleció el aura de misterio con la que hasta la fecha algunos enmarcan las viejas ruinas de Palenque, Bonampak, Tikal y Copán, por no hablar de Tulum, que es a esos centros lo que EuroDisney a Notre Dame. En ausencia de conflictos sociales mayores, el declive de las ciudades mayas desemboca obligadamente en el enigma. La noción absurda de ciudades-estado dedicadas principalmente a contemplar los astros y a registrar fechas sin ton ni son facilitó la tarea a charlatanes posteriores que venden vínculos entre los mayas y los egipcios y los visitantes procedentes de Próxima Centauri.

En mayo de 1945, entre los restos de la incendiada Biblioteca de Berlín, un soldado soviético de 22 años de nombre Yuri Valentinovich Knórozov rescató un par de libros: Los códices mayas y la Relación de las cosas de Yucatán de Landa recuperada por el abate Brasseur de Bourbourg. Los volúmenes le despertaron un interés tan intenso que al volver a casa se matriculó en la carrera de Historia y diez años más tarde se doctoró con un estudio sobre la escritura maya en el que demostró la existencia de una base fonética en las composiciones de glifos de las estelas y los códices. Pese a que las formulaciones del soviético empezaron a mostrar de inmediato su pertinencia y utilidad para descifrar los signos hasta entonces impenetrables, Thompson las descalificó con virulencia, llegando a decir que eran propaganda comunista.

Las fobias del gurú de los mayistas significaron un retraso de varios lustros en la decodificación de la escritura maya. Al paso de los lustros algunos estudiosos gringos como Michael D. Coe y David Kelley reconsideraron el consenso creado en torno al británico. Éste hubo de rendirse a la evidencia de los descubrimientos realizados por Tatiana Proskouriakoff, rusa nacionalizada estadunidense, y admitió que los mayas clásicos no habían sido la sociedad pacifista y utópica que él había imaginado, pero no aceptó nunca la validez de los postulados de Knorósov. Ya en la década de los 70, muerto Thompson, el método del ucraniano fue aplicado en los glifos de Palenque y se logró descifrar la historia de la dinastía de Pakal. A partir de entonces la “lectura” de las inscripciones mayas ha avanzado a ritmo vertiginoso y se tiene, en la actualidad, la certeza de que éstas no son concatenaciones inexpugnables de datos calendáricos sino, básicamente, narraciones de encumbramientos y caídas de grandes señores, guerras, sometimientos, victorias y derrotas militares. Knorósov coronó su obra con un exhaustivo diccionario de glifos mayas, elaborado en colaboración con Galina Yershova.

Hoy se sabe, por ejemplo, que entre Calakmul y Tikal existió una rivalidad de siglos, mucho más encarnizada que la que sostuvieron Thompson y Knórozov, que empezó desde fines del periodo preclásico (2000 a 250 a. de C.) hasta los alrededores del año 900 de nuestra era y que se tradujo en constantes y sangrientas guerras que involucraron a señoríos menores como El Naranjo, El Caracol-Oxhuitzá, Yaxchilán y Piedras Negras, y en el curso de las cuales Tikal y Calakmul se derrotaron sucesivamente la una a la otra.

Otro caso es el de la sublevación contra Copán encabezada por K’ak’ Tiliw Chan Yopaat, señor de Quiriguá. Durante un largo tiempo esa localidad, a orillas del Motagua, había sido vasalla de Copán. En julio de 695, Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil fue coronado como décimo tercer señor de Copán y bajo su autoridad la ciudad se pobló de estelas esculpidas con un estilo característico de la región, hizo remodelar tres templos, edificó un nuevo juego de pelota y en 724 puso a un subordinado suyo al frente de Quiriguá: K’ak’ Tiliw Chan Yopaat. Éste pronto dio signos de insubordinación: en 736 desafió a Copán, que era aliada de Tikal, recibiendo como huésped a Wamaw K’awiil, rey de la lejana Calakmul,  y a la postre, muy posiblemente con ayuda de éste, tomó prisionero al ya para entonces anciano Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil y el 27 de abril de 738 lo hizo decapitar en la plaza de Quiriguá, la cual logró así su emancipación, en tanto que Calakmul debililitó a la dinastía de Copán, aliada de los gobernantes de Tikal.

En los años 30 Aldous Huxley visitó Quiriguá –que había sido comprada en unos cuantos dólares por la United Fruit– y escribió que sus estelas representaban “el triunfo del hombre sobre el tiempo y la materia y el triunfo del tiempo y la materia sobre el hombre”. Cierto o no, al gran novelista inglés se le escapó un dato: aquellos monumentos representan, además, el triunfo sangriento de unos humanos contra otros humanos.

Glifos e inscripciones aparte, en el sitio arqueológico de El Mirador, que pudo albergar a la más grande de las ciudades mayas del periodo clásico, se ha encontrado recientemente restos de una batalla en gran escala: centenares de puntas de flechas y lanzas de obsidiana mezcladas con astillas de huesos humanos.

Ya en el posclásico, tras el colapso de las grandes ciudades del periodo anterior, los mayas siguieron siendo tan violentos como cualquier otro pueblo. La pieza teatral Rabinal Achí, conocida también como Xajooj Tun o “danza del tambor”, y que posiblemente data de los siglos XIV o XV, cuenta una historia en la que el príncipe K’iche Achí es capturado y juzgado por destruir cuatro poblados del señorío de Rabinaleb’. Tras ser condenado a muerte, a K’iche Achí se le permite despedirse de su pueblo, se le ofrece bebidas embriagantes y hasta se le concede el privilegio de bailar con la princesa de Rabinaleb’ al ritmo del tambor.

Pero uno es un gran ignorante en materias como la historia, la arqueología y ya no digamos la lingüística, así que están muy en su derecho de considerar todo lo escrito arriba como una infame calumnia y concluir que los mayas clásicos eran matemáticos y astrónonomos pacíficos, que vivían en perfecta armonía con el universo y con su entorno ecológico, que se la pasaban escudriñando un remoto fin del mundo, que no mataban a una mosca –mucho menos a un semejante– y que estaban estrechamente emparentados con los babilonios, los egipcios, los vikingos y los extraterrestres.






15.1.13

Hemos cambiado



En sólo seis semanas ustedes han podido constatar cuánto hemos cambiado: somos un equipo incluyente, plural, con visión de país y sensibilidad política. Sobre todo, tenemos propuestas y ofertas concretas para todos los sectores, como ya se han ido enterando.

Ustedes pensaban que nada nuevo podría surgir de la corrupción profunda, el añejo autoritarismo represivo, los padrinazgos del gran capital, la frivolidad televisiva, la simulación, el dispendio y el fraude, pero se equivocaron, y aquí estamos para demostrarles que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos: ahora nos disponemos a combatir la corrupción y la opacidad, el influyentismo, los abusos de autoridad y las trácalas cometidas al amparo del poder; pondremos fin a la espiral de violencia a la que somos por completo ajenos, restableceremos la paz y la seguridad, recuperaremos la soberanía nacional, impulsaremos el bienestar popular, alentaremos el crecimiento e impondremos la transparencia, como antes. No, perdón: como nunca antes.

A ustedes, los integrantes de una sociedad cada vez más insumisa, les proponemos un pacto: ustedes se olvidan de las circunstancias de nuestro triunfo –el favoritisimo mediático, los millones de votos comprados, el dinero lavado, la brutalidad policial– y nosotros les perdonamos sus exigencias de honestidad, su antipriísmo mayoritario y (concedamos) acaso irremediable, sus extravíos ciudadanos –esperemos que pasajeros–, su desprecio, su irritación, sus burlas y, sobre todo, sus afanes de organizarse al margen de estructuras corporativas y su empecinamiento en llenar las calles para repudiarnos.

Ya lo verán: tenemos cargos, encargos y escritorios para opositores de todas clases. Podemos forjarle una nueva vida a académicos desencantados; procurarle un futuro digno (es decir, con yate) a dirigentes sindicales hasta ahora independientes; mimar a activistas sociales; hacer la claridad en la cabeza de intelectuales melancólicos; rehabilitar a princesas mancilladas por el escándalo; resucitar a cadáveres políticos. Contamos con recompensas para cualquiera que aspire a superar la plaga populista del lopezobradorismo, a curarse del virus #YoSoy132, a sanar del zapatismo, a capitalizar su disidencia, a convertir en posición cómoda y honorable su lucha de toda la vida. A los panistas no necesitamos reclutarlos porque son nuestros: lo han sido desde 1988 y hasta nos hemos dado el lujo de gobernar por medio de ellos. Ah: y contaremos con una izquierda civilizada, educada, bien vestida, pasteurizada y con agregado de vitaminas por la vía de las prerrogativas electorales. Para ella, la promesa de que no la olvidaremos a la hora de formular los presupuestos.

Conocemos al dedillo las artes de la cooptación y de la seducción y si con ellas no bastara, sabemos también la manera de provocarles las peores pesadillas. Aunque, claro, esto último no vamos a pregonarlo a voz en cuello como lo hicieron nuestros torpes antecesores panistas. A buen acatador, pocos garrotazos. Las viejas generaciones conocen nuestras habilidades en la guerra sucia, en la desaparición, la tortura, el descrédito y el silencio. En cuanto a las más recientes, algo habrán aprendido en mayo de 2006 en Atenco, y las últimas han tenido su lección el pasado 1 de diciembre y en las semanas sucesivas.

Dennos un punto de apoyo y moveremos al mundo. No importa que no nos crean: simulen creernos y verán qué bien nos entendemos. Pronto caerán en la cuenta que nosotros hemos sido, somos y seguiremos siendo su mejor opción, por más que no hayan optado por nosotros. Reconocemos los problemas, los encapsulamos y procuramos resolverlos de manera quirúrgica, es decir, sin tocar más que lo indispensable, sin trastocar este orden que le hemos dado al país, sin alterar las lógicas a las cuales servimos. Sabemos que forma es fondo y, por lo tanto, la apariencia de paz es paz, la apariencia de democracia es democracia y la apariencia de honestidad es honestidad. Ni le busquen. Resistan, pero fortalézcannos. Opónganse, pero sírvannos, y ya verán que no vamos a tener ningún disgusto.

Sabemos ser diferentes sin perder nuestra esencia; somos capaces de cambiar todo lo que sea necesario para que no cambie nada y tenemos una vasta experiencia en el intercambio de dignidad por comodidad y, como pueden ver, hemos cambiado.

12.1.13

Coplas para un retrato


“Por celos, la Petenera
a su marido dejó;
por celos perdió la tierra,
ay, solita, ay, soledad,
por celos perdió la tierra
y por celos se murió.

Ay, solita, ay soledad,
soledad, que yo quisiera
que viviera la difunta
y que yo la conociera
porque es una cosa injusta
que por celos se muriera.”

(De la lírica sotaventino-andalusí)