31.12.13

Saludo al EZLN


Hace 20 años un movimiento armado (pero, sobre todo, organizado) de pueblos indígenas dio la primera voz de alarma ante el proyecto de desmantelamiento nacional que encabezaba (y sigue encabezando, por lo que se puede ver) Carlos Salinas.

Cuando desde el poder se anunciaba la versión mexicana del fin de la historia, los zapatistas chiapanecos espabilaron a empujones a una sociedad borracha que soñaba con transitar al Primer Mundo y la obligaron a movilizarse y a cobrar conciencia de la miseria, el racismo, la corrupción y la frivolidad y a observar a quienes se encontraban fuera de los márgenes de las fotos oficiales.

Desde el primer momento se inventó, desde el poder oligárquico, que el EZLN era un instrumento del poder mismo, y esa calumnia ha venido repitiéndose a lo largo de estas dos décadas, conforme los zapatistas resisten las embestidas represivas y propagandísticas, promueven agro et orbi una nueva ética social y construyen nuevas realidades en sus municipios liberados. Ese vastísimo trabajo desmiente de manera rotunda a quienes hasta la fecha preguntan con insidia y respuesta prefabricada: “¿Quién está detrás del zapatismo?” Bueno, pues detrás del zapatismo están las comunidades zapatistas. Lo han demostrado de manera fehaciente a lo largo de 7 mil 300 días.

Mucha agua ha corrido bajo los puentes. Se podrá estar de acuerdo o no con algunas de las posturas del EZLN. Para muchos –me incluyo– resulta dolorosa e injustificada su persistente descalificación de otros esfuerzos honestos y entregados para reorientar el país hacia rumbos de justicia, independencia, solidaridad y dignidad. Pero el tiempo borrará diferencias y ofensas y obligará a marchar juntos a quienes resisten el saqueo oligárquico y pugnan por un país y un mundo mejor. Salud por la autenticidad y la legitimidad de la causa zapatista, por la grandeza de su pensamiento y por la huella que dejó y que sigue dejando, día a día, en el curso de la historia.

Salud a las mujeres y los hombres del EZLN. Salud por ellos.

29.12.13

Una vuelta al mundo
en siete valses

El vals evoca en automático al polvoriento abuelo de bigotes engominados o a la quinceañera disfrazada de pastel de fresa, pero es mucho más: destilación musical, miseria y nostalgia, contagio y diversidad culturales, cantar de pueblos y alegría.



Dmitri Shostakovich - Waltz # 2




Rosa Mercedes Ayarza - Moreno pintan A Cristo (Interpretado por Lucha Reyes)




Álvaro Carrillo - Luz de luna (interpretado por Javier Solís)



Jacques Brel - La valse à mille temps



Felipe Pinglo Alva - El Plebeyo (interpretado por Los Morochucos)



En el restaurante Vieux Belleville, Places de Paris, de Lucien Boyer y A. Stanislas



Lamine Konté - AfrikaValse



26.12.13

Décimas de la traición


Ejército de traidores
encabezado por Peña,
que nuestra riqueza ordeña
y nos vuelve a tiempos peores:
primero, por senadores
y después, por diputados,
hemos sido traicionados
por dizque representantes
que desde mucho tiempo antes
ya estaban muy bien maiceados.

Entregan nuestra riqueza
a buitres del extranjero;
ellos se llevan dinero,
nos dejan en la pobreza
y el colmo de su vileza
es que con vulgaridad
juran que dicen verdad
cuando, con tono seguro
nos ofrecen un futuro
de paz y prosperidad.

Si su negocio prospera,
si no marcamos un alto,
tendremos un sobresalto
cuando una empresa extranjera
la riqueza petrolera
se lleve sin darnos nada
y en esta tierra humillada,
vendida al mejor postor,
dicte la ley sin pudor
como en nación sojuzgada.

Qué lamentable ironía:
resulta que esta traición
no tiene la aprobación
de la enorme mayoría.
De modo que llega el día
de emprender actos concretos
y evitar que estos sujetos
–Salinas y Peñas Nietos
hijos de una meretriz–,
malbaraten el país
de nuestros hijos y nietos.



21.12.13

Obligación de amanecer



Estos cabrones nos han dado con todo:
con el zumbido de los medios,
con las destilaciones del fraude,
con el encanto de sus jilgueros,
con estadísticas compradas,
con la guerra sucia del dinero,
con el narco y los halcones,
con los garrotes de la policía.

Ellos son ahora los más ricos del mundo,
los líderes más poderosos,
los comentócratas cebados
a punta de canonjías,
los atractivos, las del rostro hermoso
cincelado por cirujanos plásticos,
los distinguidos magistrados,
los laureados y encumbrados.

Nosotros somos la chusma, la prole,
la reencarnación de los pelados del porfiriato,
las sediciosas, los frustrados, los conflictivos.

Nuestra misión en la vida, dicen ellos,
es ponernos a trabajar y no quejarnos;
quién sabe, con el tiempo
algunos elegidos podrán dejar de ser lo que son
y volverse gerentes de algo
y disfrutar de un condominio horizontal
y de una camioneta del año.

Ni cómo rebelarnos:
ellos tienen, hoy, el poder del Estado.
la mayoría del Congreso,
todo nuestro dinero,
más las escuelas que nosotros construimos,
mas los caminos que nosotros trazamos,
mas las instituciones que nos dimos,
más los amigos nuestros que compraron,
mas el respaldo de Occidente
para dar el país y su petróleo
a las corporaciones extranjeras

Nosotros, en cambio, tenemos muchas deudas:
estamos endeudados con los bancos,
estamos endeudados con el fisco.
Unos, afortunados, sólo deben la casa y el coche;
otros, menos felices, ya deben hasta el sueldo
que ganarán el año entrante;
todo eso, sin contar con que debemos
a los acreedores extranjeros
la ropa, los muebles, la comida
de nuestros nietos y biznietos.

O sea que tenemos mucho menos que nada.

Mas, si se mira bien,
la bancarrota que nos han causado
es un gran inventario
y un arsenal no despreciable
porque al no tener nada
–bueno, menos que nada, ya dijimos–
sólo nos quedan
el deber de construirnos,
el imperativo de hacer algo
y la obligación de amanecer.



17.12.13

País roto


No es fácil conservar la cabeza fría y el corazón blindado al observar los saldos de la destrucción nacional sistemática emprendida por los sucesivos gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña; hasta el intento de enumeración es doloroso: la propiedad pública, arruinada y saqueada; los derechos básicos, anulados de jure o de facto; la soberanía, entregada; las instituciones corrompidas y desvirtuadas; la población, sometida a la violencia y la zozobra; la criminalidad organizada, erigida en fuerza gobernante; la Constitución, adulterada; la vida republicana, reducida a un acto de simulación; los lazos solidarios, escarnecidos como reminiscencias obsoletas; la sociedad, postrada y enajenada, convertida en un hato de consumidores; la administración pública, parasitada por delincuentes de saco y corbata; las esperanzas de desarrollo, desvanecidas, y la lógica de sálvese quien pueda y triunfe el más fuerte, imperantes en un país roto.


A primera vista, podría parecer suicida la determinación de los funcionarios que conforman el proconsulado estadunidense de destruir el país que (des)gobiernan, con la perspectiva de serruchar el piso en el que se encuentran parados. Pero esa tecnocracia, al igual que los capitales a los que sirve, carece de patria. Ya se ha visto cómo, de Salinas en adelante, presidentes y miembros del gabinete, una vez concluidas sus funciones, han encontrado vías de desarrollo personal muy redituables en el seno de organismos financieros, de corporaciones trasnacionales y de centros de producción de ideología neoliberal.


Además, el viejo programa de paz y estabilidad que requerían los grandes capitales ha dejado de ser un buen plan de negocio. Se acumula más y más rápido en escenarios de zozobra y de guerra. Como lo constató la mafia de los Bush en Afganistán e Irak, la destrucción de un país puede ser una operación muy jugosa; incluso, si se trata del país propio, como lo constató en México la mafia de Calderón.


Peña fue puesto en el poder justamente para eso, y en vez de consagrarse a la solución de los más graves problemas nacionales, se ha dedicado, desde un principio, a exacerbarlos: en cosa de un año ha logrado agudizar la inseguridad y la violencia heredadas del calderonato, a llevar al límite el descontento magisterial, a provocar un generalizado resentimiento por el alza de impuestos, a acentuar las tendencias represivas contra las disidencias, a incrementar el agobio de los usuarios de la banca, a terminar de desmantelar el sistema educativo, a multiplicar y exhibir la insolencia, la impunidad y la frivolidad de los empleados y amigos del régimen y a despedazar el pacto social plasmado en la Constitución de 1917.


Ha de reconocerse que el grupo gobernante ha desempeñado muy bien su tarea. Lo de menos es si el propio Peña tiene claro lo que está haciendo; los capitales han copado los puestos públicos y la gran mayoría de los cargos de representación popular con operadores capaces y con experiencia sobrada en la descomposición acelerada de instituciones y sistemas sociales mínimamente funcionales.


No es fácil mantener la cabeza fría y el corazón blindado ante semejante destrucción programada del país. Y, sin embargo, es necesario. El programa del proconsulado neoliberal pasa, justamente, por sembrar desaliento y desesperación que generen respuestas apáticas o violentas: más fácil es dominar a una población abrumada por la derrota y más réditos da la represión contra quienes han perdido –justificadamente, sin duda– los estribos.



El estallido sin rumbo ni esqueleto tiene sobrados promotores en el bando de la antipatria como para ayudarles desde el lado del activismo opositor. El camino para reconstruir el país es el de la concientización y la organización ciudadanas y generalmente resulta largo y fatigoso. Pero ya sea que se pretenda convocar a un paro general, a la desobediencia civil generalizada o a ganar y defender una elección, ha de empezarse por ahí. Ante los empeños por imponer la barbarie y la zozobra desde la cúpula de las instituciones, la sociedad tiene ante sí el desafío de defender la civilización.

Dato y comentario


1. “En una ocasión, Carlos Lineo nombró una especie de la familia de las leguminosas como Clitoria Mariana, que en latín significa «clítoris de la Virgen María», y eso le generó un conflicto con la iglesia católica; se dice que hasta lo excomulgaron”.

Ricardo García, director del Jardín Botánico Nacional de Santo Domingo.

Clitoria Mariana

2. “El clitoris de la Virgen María debe saber igual de delicioso que estas gomitas de Tepoztlán.”

Del TL de Giovanni

12.12.13

Siembra de guerra


Martes 10 de diciembre de 2013: 95 senadores sembraron en el futuro de los mexicanos la maldición de una guerra. Al abrir de par en par las puertas legales para que las corporaciones transnacionales se apoderen de los hidrocarburos, la electricidad y los yacimientos mineros del país, los legisladores sentaron las bases para un completo dominio extranjero sobre el territorio nacional que hará inevitable un nuevo proceso de independencia. Es cierto que falta aún que la Cámara de Diputados y los congresos locales aprueben esta claudicación constitucional. Si lo hacen, México tendrá que librar una guerra para sacudirse el yugo que puede prefigurarse desde ahora.

Los capitales invertidos en la industria energética internacional son insaciables y bestiales. En los países en los que operan no dudan, cuando sus intereses se ven amenazados, en recurrir al soborno, a la intromisión política, al asesinato, a la desestabilización y a la invasión militar. Para eso controlan los gobiernos de potencias militares mundiales como Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Esta vocación de violencia, así como el principio general de que la guerra es la continuación de la política y de la economía, no son entelequias de principios del siglo pasado: hace apenas una década Irak fue arrasado para secuestrar su producción de crudo y unos años antes fue invadido Afganistán para controlar los oleoductos que lo atraviesan.

Si se consuma la entrega en curso no va a pasar mucho tiempo antes de que los buitres de los hidrocarburos estén extrayendo y comercializando el petróleo mexicano y dejando en el país, a cambio, desigualdad, miseria, sobreexplotación, descomposición institucional, contaminación y mierda. Incluso para una población tan paciente como la que somos, el expolio estructural y legalizado se volverá tan transparente e intolerable que la llevará a una protesta generalizada sin vías de solución: para entonces el gobierno nacional será tan débil y dependiente que, así tuviera voluntad para representar y encauzar el descontento, no tendrá posibilidades legales ni políticas para ello; con o sin él, se volverán inevitables la revuelta y la resistencia armada contra los ocupantes del país.

En 1938 el Estado mexicano no sólo tuvo la fortuna de estar encabezado por un ciudadano honesto, inteligente y patriota: contó también con una circunstancia internacional excepcional y casi irrepetible que dio el margen necesario para que pudiera realizarse una expropiación legal y pacífica que tuvo, pese a todo, una culminación feliz: para evitar males mayores, el país se avino a pagar, con la cooperación solidaria del pueblo pobre, la extorsión que las empresas petroleras expropiadas cobraron para no desatar una guerra contra México. El episodio fue cantado así por Cástulo Prado en su “Corrido del petróleo”:

Lazaro Cardenas dice,
sereno y despreocupado:
“Al transcurso de diez años
todo quedará pagado.

Tengo un pueblo mexicano
que no me queda ni duda;
desde el más niño al más viejo,
todos me ofrecen su ayuda.

En la mujer mexicana
hay patriotismo y orgullo:
se deshace de sus joyas
para ofrecerlas al cuño.”

Pero ya no habrá una próxima oportunidad para que ese pueblo vuelva a pagar por recuperar lo que es suyo. Si las corporaciones energéticas internacionales, insaciables y bestiales, regresan a sentar sus reales en nuestro territorio, no habrá vía legal y pacífica para sacarlas porque para entonces su dominio de la vida política y jurídica será total y tendrán de su lado –como ahora– a los páneles internacionales de resolución de diferendos. Para evitar a cualquier afectación de sus intereses intentarán hundir a los mexicanos de entonces en una guerra civil y, si no lo consiguen, llamarán a sus brazos armados –es decir, los ejércitos de las potencias militares occidentales– a ocupar el país.

Es imposible saber cuándo tendrá lugar esta segunda independencia. Puede ocurrir en unos pocos años o en décadas. Quién sabe si sigan vivos para entonces los senadores que votaron por la entrega de los recursos naturales mexicanos al extranjero, si algunos de ellos llegarán a ver las consecuencias atroces y sangrientas de lo que hicieron el martes pasado. En caso afirmativo, es posible incluso que uno o dos de ellos recapaciten, pidan perdón y se sumen a la causa de la recuperación del sector energético nacional, de la soberanía y de la libertad nacional. Hoy por hoy son personas que piensan en la consumación de sus próximos negocios; o en una senda de jaloneos y transacciones para llegar más lejos en sus respectivas carreras políticas; o en recibir un jugoso reconocimiento de manos del ensoberbecido patán que despacha en Los Pinos; o en festejar la consumación de la utopía horrenda con la que han soñado, acaso por convicción, desde siempre: instaurar la ley de la jungla del mercado libérrimo como modelo de civilización. No creo, en todo caso, que haya entre ellos alguno tan perverso como para estar plenamente consciente de la tragedia por la que han encaminado al país.

Mucha sangre se invirtió ya en el pasado para hacer de México un país soberano e independiente y de pronto llegan estos señoritos a levantar el dedo por consigna –o hasta por convicción equivocada– y en unas horas echan por tierra lo que se había conseguido en siglos. Si llegas a toparte con uno de ellos, tómate la molestia de explicarle las consecuencias y las implicaciones de su acción del martes. No es tan difícil ni improbable: son casi un centenar, sus caras están en la página web del Senado de la República y sus nombres son los siguientes:

Roberto Armando Albores (Chiapas), Daniel Amador Gaxiola (Sinaloa), Humberto Domingo Mayans Canabal (Tabasco), Ricardo Barroso Agramont (Baja California Sur), Enrique Burgos García (Querétaro), Jesús Casillas Romero (Jalisco), Manuel Cavazos Lerma (Tamaulipas), Raúl Cervantes Andrade (Lista Nacional), Miguel Ángel Chico Herrera (Guanajuato), Manuel Humberto Cota Jiménez (Nayarit), Omar Fayad Meneses (Hidalgo), Braulio Manuel Fernández Aguirre (Coahuila), Emilio Gamboa Patrón (Lista Nacional), Ernesto Gándara Camou (Sonora), Félix Arturo González Canto (Quintana Roo), Isaías González Cuevas (Baja California Sur), Ismael Hernández Deras (Durango), Aarón Irizar López (Sinaloa), René Juárez Cisneros (Guerrero), Patricio Martínez García (Chihuahua), Armando Neyra Chávez (Lista Nacional), José Ascención Orihuela Bárcenas (Michoacán), David Penchyna Grub (Hidalgo), Eviel Pérez Magaña (Oaxaca), Raúl Aarón Pozos Lanz (Campeche), Carlos Romero Deschamps (Lista Nacional), Miguel Romo Medina (Aguascalientes), Óscar Román Rosas González (Campeche), Gerardo Sánchez García (Lista Nacional), Alejandro Tello Cristerna (Zacatecas), Teófilo Torres Corzo (San Luis Potosí), Héctor Yunes Landa (Veracruz), José Francisco Yunes Zorrilla (Veracruz), Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz (Puebla), Ivonne Liliana Álvarez García (Nuevo León), Angélica del Rosario Araujo Lara (Yucatán), María Cristina Díaz Salázar (Lista Nacional), Hilda Esthela Flores Escalera (Lista Nacional), Margarita Flores Sánchez (Nayarit), Norma Alicia Galindo Matías (Colima), Diva Hadamira Gastelum Bajo (Lista Nacional), Arely Gómez González (Lista Nacional), Marcela Guerra Castillo (Nuevo León), Lisbeth Hernández Lecona (Morelos), Juana Leticia Herrera (Durango), Ana Lilia Herrera (México), María Verónica Martínez Espinoza (Jalisco), Lilia Guadalupe Merodio Reza (Chihuahua), Graciela Ortiz González (Lista Nacional), Claudia Artemiza Pavlovich Arellano (Sonora), María del Rocío Pineda Gochi (Michoacán), Mely Romero Celis (Colima), María Lucero Saldaña Pérez (Puebla), José Rosas Aispuro Torres (Durango), Daniel Gabriel Ávila Ruiz (Yucatán), Jorge Luis Preciado Rodríguez (Colima), José María Martínez Martínez (Jalisco), Fernando Herrera Ávila (Aguascalientes), Luisa María Calderón Hinojosa (Lista Nacional), Luis Fernando Salazar Fernández (Coahuila), Fernando Torres Graciano (Guanajuato), Sonia Mendoza Díaz (San Luis Potosí), Silvia Guadalupe Garza Galván (Coahuila), Salvador Vega Casillas (Lista Nacional), Francisco Búrquez Valenzuela (Sonora), Marcela Torres Peimbert (Querétaro), María del Pilar Ortega Martínez (Lista Nacional), Ernesto Cordero Arroyo (Lista Nacional), Juan Carlos Romero Hicks (Guanajuato), Francisco Domínguez Servién (Querétaro), Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Roberto Gil Zuarth (Lista Nacional), Héctor Larios Córdova (Lista Nacional), Jorge Luis Lavalle Maury (Campeche), Francisco Salvador López Brito (Sinaloa), Javier Lozano Alarcón (Puebla), Carlos Mendoza Davis (Baja Califonia Sur), Martín Orozco Sandoval (Aguascalientes), César Octavio Pedroza Gaitán (San Luis Potosí), Laura Angélica Rojas Hernández (Lista Nacional), Fernando Yunes Márquez (Veracruz), Maki Esther Ortiz Domínguez (Tamaulipas), Adriana Dávila Fernández (Tlaxcala), Rosa Adriana Díaz Lizama (Yucatán), Mariana Gómez del Campo Gurza (Lista Nacional), Sonia Mendoza Díaz (San Luis Potosí), Gabriela Cuevas (Lista Nacional), Raúl Gracia Guzmán (Nuevo León), Víctor Hermosillo y Celada (Baja California), Pablo Escudero Morales (Distrito Federal), Juan Gerardo Flores Ramírez (Lista Nacional), Jorge Emilio González Martínez (Quintana Roo), Luis Armando Melgar Bravo (Chiapas), Carlos Alberto Puente Salas (Zacatecas), Ninfa Salinas Sada (Lista Nacional) y María Elena Barrera Tapia (Estado de México).

2.12.13

La Llorona Asesinada


Arreglos musicales: Zanardys

Ser mujer es un delito, Llorona
con sanción bien definida:
te agarran cuatro canallas, Llorona,
y te arrebatan la vida.

Desde la frontera norte, Llorona,
hasta la frontera sur,
hay un reguero de huesos, Llorona
que alguna vez fueron tú.

Ay de mi Llorona,
Llorona descuartizada.
Hoy muchos miles de nombres, Llorona,
se juntan en tu mirada.

Serán los hombres del narco, Llorona,
será el marido celoso,
será el sistema completo, Llorona,
el que te entierra en un foso.

No hay vigilancia ninguna, Llorona,
que cuide tu integridad,
no hay ministerios ni jueces, Llorona,
que castiguen la maldad.

Ay de mi Llorona,
alumna con su mochila,
artista o ama de casa, Llorona,
empleada de la maquila.

Desde que tienes seis años, Llorona,
hasta que te vuelves vieja,
el riesgo de que te maten, Llorona,
ni te olvida ni te deja.

Dicen que por ser mujer, ay, Llorona,
por ser joven y bonita,
tienen derecho a tirarte, Llorona,
en una loma maldita.

Ay de mi Llorona,
mi niñita mexiquense,
te fuiste para la escuela, Llorona,
y te encontré en el forense.

Quieren matarte de noche, Llorona,
quieren matarte de día.
Te matan los delincuentes, Llorona,
te mata la policía.

Por los caminos del campo, Llorona,
y también en la ciudad,
siempre acaban tus verdugos, Llorona
cubiertos de impunidad.

Ay de mi Llorona, Llorona,
cuándo tendré la noticia
que ante los feminicidios, Llorona,
se empiece a aplicar justicia.


Estrenada el 1 de diciembre de 2013 en el Zócalo de la Ciudad de México