12.12.13

Siembra de guerra


Martes 10 de diciembre de 2013: 95 senadores sembraron en el futuro de los mexicanos la maldición de una guerra. Al abrir de par en par las puertas legales para que las corporaciones transnacionales se apoderen de los hidrocarburos, la electricidad y los yacimientos mineros del país, los legisladores sentaron las bases para un completo dominio extranjero sobre el territorio nacional que hará inevitable un nuevo proceso de independencia. Es cierto que falta aún que la Cámara de Diputados y los congresos locales aprueben esta claudicación constitucional. Si lo hacen, México tendrá que librar una guerra para sacudirse el yugo que puede prefigurarse desde ahora.

Los capitales invertidos en la industria energética internacional son insaciables y bestiales. En los países en los que operan no dudan, cuando sus intereses se ven amenazados, en recurrir al soborno, a la intromisión política, al asesinato, a la desestabilización y a la invasión militar. Para eso controlan los gobiernos de potencias militares mundiales como Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Esta vocación de violencia, así como el principio general de que la guerra es la continuación de la política y de la economía, no son entelequias de principios del siglo pasado: hace apenas una década Irak fue arrasado para secuestrar su producción de crudo y unos años antes fue invadido Afganistán para controlar los oleoductos que lo atraviesan.

Si se consuma la entrega en curso no va a pasar mucho tiempo antes de que los buitres de los hidrocarburos estén extrayendo y comercializando el petróleo mexicano y dejando en el país, a cambio, desigualdad, miseria, sobreexplotación, descomposición institucional, contaminación y mierda. Incluso para una población tan paciente como la que somos, el expolio estructural y legalizado se volverá tan transparente e intolerable que la llevará a una protesta generalizada sin vías de solución: para entonces el gobierno nacional será tan débil y dependiente que, así tuviera voluntad para representar y encauzar el descontento, no tendrá posibilidades legales ni políticas para ello; con o sin él, se volverán inevitables la revuelta y la resistencia armada contra los ocupantes del país.

En 1938 el Estado mexicano no sólo tuvo la fortuna de estar encabezado por un ciudadano honesto, inteligente y patriota: contó también con una circunstancia internacional excepcional y casi irrepetible que dio el margen necesario para que pudiera realizarse una expropiación legal y pacífica que tuvo, pese a todo, una culminación feliz: para evitar males mayores, el país se avino a pagar, con la cooperación solidaria del pueblo pobre, la extorsión que las empresas petroleras expropiadas cobraron para no desatar una guerra contra México. El episodio fue cantado así por Cástulo Prado en su “Corrido del petróleo”:

Lazaro Cardenas dice,
sereno y despreocupado:
“Al transcurso de diez años
todo quedará pagado.

Tengo un pueblo mexicano
que no me queda ni duda;
desde el más niño al más viejo,
todos me ofrecen su ayuda.

En la mujer mexicana
hay patriotismo y orgullo:
se deshace de sus joyas
para ofrecerlas al cuño.”

Pero ya no habrá una próxima oportunidad para que ese pueblo vuelva a pagar por recuperar lo que es suyo. Si las corporaciones energéticas internacionales, insaciables y bestiales, regresan a sentar sus reales en nuestro territorio, no habrá vía legal y pacífica para sacarlas porque para entonces su dominio de la vida política y jurídica será total y tendrán de su lado –como ahora– a los páneles internacionales de resolución de diferendos. Para evitar a cualquier afectación de sus intereses intentarán hundir a los mexicanos de entonces en una guerra civil y, si no lo consiguen, llamarán a sus brazos armados –es decir, los ejércitos de las potencias militares occidentales– a ocupar el país.

Es imposible saber cuándo tendrá lugar esta segunda independencia. Puede ocurrir en unos pocos años o en décadas. Quién sabe si sigan vivos para entonces los senadores que votaron por la entrega de los recursos naturales mexicanos al extranjero, si algunos de ellos llegarán a ver las consecuencias atroces y sangrientas de lo que hicieron el martes pasado. En caso afirmativo, es posible incluso que uno o dos de ellos recapaciten, pidan perdón y se sumen a la causa de la recuperación del sector energético nacional, de la soberanía y de la libertad nacional. Hoy por hoy son personas que piensan en la consumación de sus próximos negocios; o en una senda de jaloneos y transacciones para llegar más lejos en sus respectivas carreras políticas; o en recibir un jugoso reconocimiento de manos del ensoberbecido patán que despacha en Los Pinos; o en festejar la consumación de la utopía horrenda con la que han soñado, acaso por convicción, desde siempre: instaurar la ley de la jungla del mercado libérrimo como modelo de civilización. No creo, en todo caso, que haya entre ellos alguno tan perverso como para estar plenamente consciente de la tragedia por la que han encaminado al país.

Mucha sangre se invirtió ya en el pasado para hacer de México un país soberano e independiente y de pronto llegan estos señoritos a levantar el dedo por consigna –o hasta por convicción equivocada– y en unas horas echan por tierra lo que se había conseguido en siglos. Si llegas a toparte con uno de ellos, tómate la molestia de explicarle las consecuencias y las implicaciones de su acción del martes. No es tan difícil ni improbable: son casi un centenar, sus caras están en la página web del Senado de la República y sus nombres son los siguientes:

Roberto Armando Albores (Chiapas), Daniel Amador Gaxiola (Sinaloa), Humberto Domingo Mayans Canabal (Tabasco), Ricardo Barroso Agramont (Baja California Sur), Enrique Burgos García (Querétaro), Jesús Casillas Romero (Jalisco), Manuel Cavazos Lerma (Tamaulipas), Raúl Cervantes Andrade (Lista Nacional), Miguel Ángel Chico Herrera (Guanajuato), Manuel Humberto Cota Jiménez (Nayarit), Omar Fayad Meneses (Hidalgo), Braulio Manuel Fernández Aguirre (Coahuila), Emilio Gamboa Patrón (Lista Nacional), Ernesto Gándara Camou (Sonora), Félix Arturo González Canto (Quintana Roo), Isaías González Cuevas (Baja California Sur), Ismael Hernández Deras (Durango), Aarón Irizar López (Sinaloa), René Juárez Cisneros (Guerrero), Patricio Martínez García (Chihuahua), Armando Neyra Chávez (Lista Nacional), José Ascención Orihuela Bárcenas (Michoacán), David Penchyna Grub (Hidalgo), Eviel Pérez Magaña (Oaxaca), Raúl Aarón Pozos Lanz (Campeche), Carlos Romero Deschamps (Lista Nacional), Miguel Romo Medina (Aguascalientes), Óscar Román Rosas González (Campeche), Gerardo Sánchez García (Lista Nacional), Alejandro Tello Cristerna (Zacatecas), Teófilo Torres Corzo (San Luis Potosí), Héctor Yunes Landa (Veracruz), José Francisco Yunes Zorrilla (Veracruz), Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz (Puebla), Ivonne Liliana Álvarez García (Nuevo León), Angélica del Rosario Araujo Lara (Yucatán), María Cristina Díaz Salázar (Lista Nacional), Hilda Esthela Flores Escalera (Lista Nacional), Margarita Flores Sánchez (Nayarit), Norma Alicia Galindo Matías (Colima), Diva Hadamira Gastelum Bajo (Lista Nacional), Arely Gómez González (Lista Nacional), Marcela Guerra Castillo (Nuevo León), Lisbeth Hernández Lecona (Morelos), Juana Leticia Herrera (Durango), Ana Lilia Herrera (México), María Verónica Martínez Espinoza (Jalisco), Lilia Guadalupe Merodio Reza (Chihuahua), Graciela Ortiz González (Lista Nacional), Claudia Artemiza Pavlovich Arellano (Sonora), María del Rocío Pineda Gochi (Michoacán), Mely Romero Celis (Colima), María Lucero Saldaña Pérez (Puebla), José Rosas Aispuro Torres (Durango), Daniel Gabriel Ávila Ruiz (Yucatán), Jorge Luis Preciado Rodríguez (Colima), José María Martínez Martínez (Jalisco), Fernando Herrera Ávila (Aguascalientes), Luisa María Calderón Hinojosa (Lista Nacional), Luis Fernando Salazar Fernández (Coahuila), Fernando Torres Graciano (Guanajuato), Sonia Mendoza Díaz (San Luis Potosí), Silvia Guadalupe Garza Galván (Coahuila), Salvador Vega Casillas (Lista Nacional), Francisco Búrquez Valenzuela (Sonora), Marcela Torres Peimbert (Querétaro), María del Pilar Ortega Martínez (Lista Nacional), Ernesto Cordero Arroyo (Lista Nacional), Juan Carlos Romero Hicks (Guanajuato), Francisco Domínguez Servién (Querétaro), Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Roberto Gil Zuarth (Lista Nacional), Héctor Larios Córdova (Lista Nacional), Jorge Luis Lavalle Maury (Campeche), Francisco Salvador López Brito (Sinaloa), Javier Lozano Alarcón (Puebla), Carlos Mendoza Davis (Baja Califonia Sur), Martín Orozco Sandoval (Aguascalientes), César Octavio Pedroza Gaitán (San Luis Potosí), Laura Angélica Rojas Hernández (Lista Nacional), Fernando Yunes Márquez (Veracruz), Maki Esther Ortiz Domínguez (Tamaulipas), Adriana Dávila Fernández (Tlaxcala), Rosa Adriana Díaz Lizama (Yucatán), Mariana Gómez del Campo Gurza (Lista Nacional), Sonia Mendoza Díaz (San Luis Potosí), Gabriela Cuevas (Lista Nacional), Raúl Gracia Guzmán (Nuevo León), Víctor Hermosillo y Celada (Baja California), Pablo Escudero Morales (Distrito Federal), Juan Gerardo Flores Ramírez (Lista Nacional), Jorge Emilio González Martínez (Quintana Roo), Luis Armando Melgar Bravo (Chiapas), Carlos Alberto Puente Salas (Zacatecas), Ninfa Salinas Sada (Lista Nacional) y María Elena Barrera Tapia (Estado de México).

1 comentario:

Arturo Villaseñor dijo...

México ya no es un país en estado de sitio: ha sido tomado por asalto y la plaza ha caído, la plaza está tomada... Pero toda invasión se merece su resistencia.