Se suele usar las expresiones “bla, bla, bla” o “palabrería” para referirse a un discurso mentiroso y hay la creencia rústica de que la comunicación, por sí misma, no sirve para nada.
Bueno, pues resulta que La Ilíada, El Capital, la Constitución, el Ágora de los griegos, una asamblea de #YoSoy132 y los discursos de Martin Luther King son, en rigor, 100 por ciento palabrería; que la civilización es un edificio de palabras y que el “bla, bla, bla”, oral o escrito, es el único componente tangible de la filosofía, la historia, el periodismo y la poesía, y el elemento predominante en la política, el conocimiento científico, la religión, la psicología y la enseñanza. Entre otras actividades.
¿Cuáles son las tareas básicas de un dirigente o gobernante? Pues escuchar y leer (no música clásica ni el ruido de la lluvia sino las expresiones de sus gobernados), dialogar (y no se dialoga intercambiando estampitas sino vocablos) pensar (intenten hacerlo sin lenguaje) y luego, formular, mediante palabras, directivas, lineamientos, instrucciones.
Pero como es muy fuerte el prejuicio despectivo hacia los actos idiomáticos, el dirigente o gobernante se ve presionado a "la acción” y de cuando en cuando agarra una pala y siembra un arbolito para que le tomen fotos mientras “hace algo concreto”.
¿Bla, bla, bla?
Je, je, je.
1 comentario:
Gracias por la defensa de la palabrería y con ella: de la argumentación, tengo tres meses recibiendo todo tipo de expresiones por dedicarme a la palabrería, desde quienes me tildan de ingenuidad hasta de nulidad por recurrir insistir y sostener la insistencia en construir y dialogar sin remedio desde la palabrería, creí ya extinto los que aun querían debatir pasado y anticipaciones, concreciones y emociones por la palabrearia...así que 2014 sea un año que anticipe dialogo, debates, inconformidad ente palabrerías, excluyentes, complementarias y sumatorias... viva las palabras, porque ellas son portadoras, vehículo y contenido de lo contradictorio, inacabado y posible de lo humano...
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