EL DIABLO: ¿No me amas? ¿Ni siquiera un poquito?
DIOS: Ni un
poquito chiquito. ¿Cómo voy a amar a la personificación del Mal?
EL DIABLO: Bueno,
porque se supone que Tu amor es infinito. Algo tendría
que tocarme incluso a mí. Entonces no eres tan amoroso. Ni tan
bondadoso, por ende.
DIOS: Híjole,
tienes razón. Creo que debo revisar eso.
EL DIABLO: Ah, ya
ves.
DIOS: Pues te
agradezco la observación porque Me ayuda a superarme. Me has
hecho un favor. ¿Ves cómo en el fondo no eres tan mala
persona?
... y de cómo el Diablo se vengó de Dios
DIOS: Hola,
amadísima entidad. ¿Cómo va tu conversión al bien?
EL DIABLO: Pues
no tan bien como Tu conversión al mal.
DIOS: Eh, eh, a
ver cómo está eso.
EL DIABLO: Pues
el otro día me dijiste que no era yo tan malo. O sea que descalificaste mi misma esencia de maldad. Pretendiste humillarme, haciéndome sentir como un Diablo bueno, e hiciste de esa manera escarnio de mi persona. Negaste mi derecho a la diferencia y fuiste insensible a la
pluralidad. ¿Ves cómo en el fondo eres un ojete?
2 comentarios:
¡Buenísimo! Entonces dios fue doblemente malo.
¡Buenísimo! Entonces Dios fue doblemente malo.
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