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Pues bien, hablando en vasco, es decir, sin engaños,
saludo tu pintura
directa y fresca, brusca como los adelantos
que de tanto me curan.
Saludo el violento sentido consagrado
de nuestra metalurgia
y los hechos obreros que tú pones en alto
contra la fuerza oscura.
Saludo la evidencia como saludo el canto
que grita y no murmura.
Aquí están ordenadas las fuerzas del trabajo,
aquí el hombre que muda los valores reales,
no la Bolsa bailando, abstracta en su locura.
Gabriel Celaya
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