25.11.08

Candor o cinismo

Daniel Aguilar/REUTERS

O sea que, después de varios años de tener bajo su mando a la Policía Federal Preventiva, y a dos de haberse hecho cargo de la SIEDO y de la AFI, Eduardo Medina Mora ha descubierto que “este país nunca se planteó con suficiente seriedad la construcción de instituciones policiales” (El País, 23/11/08). ¿Cuándo se dio cuenta? ¿La semana pasada? O sea que Genaro García Luna, ex director de la AFI y sucesor de Medina Mora en la SSP, ha vivido todos estos años (sin enterarse, claro) en medio de un hervidero de informantes del narcotráfico, y que él pensaba que sus subordinados tenían una suerte excepcional con la lotería, y que por eso las casotas y los cochesotes. O sea que cuando Felipe Calderón Hinojosa emprendió una “guerra frontal contra la delincuencia”, los mandos operativos de la PFP y de la AFI se encontraban a sueldo de los cárteles de la droga: ¿y cuántos policías fueron colocados de esa manera en la mira de los cuernos de chivo, señores gobernantes? Para que nada falte, el primero de los mencionados afirma que ahora sí se acabó, y que en lo sucesivo, para evitar las fugas de información de la procuraduría, se les quitarán las conexiones USB y las unidades de CD a las computadoras de la dependencia y se suprimirán las impresoras.

Señor procurador: es posible que usted no lo sepa, pero combatir a la criminalidad es un poquito más difícil que impedir que los niños vean páginas porno. Ahórrenos el espectáculo de sus explicaciones, de aquí a unos meses, sobre cómo un empleado de la dependencia a su cargo usó un lápiz para copiar en una tarjetita la información de la pantalla y luego se la pasó a los narcos, o de cómo un técnico de sistemas fue sobornado para instalar un “troyano” o un “spyware” por el que se fue la vida de quién sabe cuántos agentes. Haga que le platiquen algunas nociones básicas de computación, entérese que no está usted al mando de un laboratorio de informática de una escuela primaria, sino de la Procuraduría General de la República y deje de tomarse el pelo pretendiendo que se lo toma a la ciudadanía.

¿Candor o cinismo? Candor, si se considera la ingenuidad del intento de venderle a la opinión pública esta “operación limpieza” con la que se pretende poner de manifiesto la firme determinación de las autoridades de ir a fondo en el combate de la criminalidad y bla, bla, bla, porque la firmeza que se pretende comunicar tiene por objetivo inocultable la catástrofe de descomposición y corrupción generada por la ineptitud de los propios gobernantes, éstos de ahorita, a los mismos a los que se les dijo en múltiples ocasiones que antes de ir a tirar balazos contra los delincuentes era imperativo sanear las corporaciones policiales.

La parte del cinismo es la siguiente: en un régimen democrático, en el que las autoridades son electas por el sufragio del pueblo, bastaría con la mitad de este desastre para que los propios funcionarios sintieran el reclamo de su propio decoro y presentaran sus dimisiones. Y si no, las instancias legislativas emprenderían sin más trámite juicios políticos contra los responsables del naufragio de la seguridad pública y del estado de derecho y los pondrían de patitas en la calle, o casi. Eso sería mejor, en el caso de México, que esperar a que los poderes fácticos empresariales, caciquiles y mediáticos que impusieron al actual gobierno acaben de hartarse de su ineptitud, su corrupción y su mendacidad, y se pongan de acuerdo para remplazarlo, en forma tan antidemocrática y turbia como lo conformaron.

No hay comentarios.: