En el cementerio de Chichicastenango encontré eternidades de vainilla, de menta, de mamey, de coco, fresa y piña. Así sí dan ganas de morirse.
Vainilla, mamey, y menta
encontraron al final.
Cementerio, sin igual
que a vivo y muerto contenta.
A todo color presenta:
de coco, piña y de fresa.
Se te mete en la cabeza:
Organizar un fandango,
con dulce sabor a mango.
De donde no se regresa.
Lourdes Aguirre Beltrán
(Agregado el 18/06/2009)
5 comentarios:
Qué lindo, Pedro. Me gustan los cementerios.
Sabes por qué en algunos ponen rehiletes en las tumbas? Nadie me ha sabido explicar eso, en Xalapa y Puebla los he visto. Aquí por mis rumbos hay un cementerio a ras de carretera en donde sobresale una tumba decorada enteramente con motivos azulcremas: el muerto era americanista.
Un abrazo
Y de seguro los muertitos de éste cementerio se la pachanguen poca madre. Ya los veo bailar y echar desmadre con desenfreno, y es que un sitio como éste, de un tajo aniquila la idea de que la muerte es un acontecimiento solemne.
¡Me ha encantado ésta imágen! yo quiero vivir ahí cuando me muera.
PS 1. ¿Has visto los mausoleos de los narcos en Sinaloa?
PS 2. Si pudieras diseñar a tu antojo tu propia tumba y redactar tu epitafio, ¿cómo serían?
PS 3. Ya, chao, bye, un abrazo.
Oh, el detalle de las pequeñas cruces sobre el pasto; qué bonita idea el hacer de un sepulcro un lugar colorido y alegre...
Fantástico
Un abrazo
Así debe ser -o debería- el serio asunto de pelar gallo. Prefiero el rojo al gris mugriento.
Lola: Tenías que llamarte Dolores, por supuesto.
Susodicha: Mi epitafio está listo desde hace tiempo:
"No se rían, cabrones, que ahora sí estoy en problemas"
María: Mitad cementerio y mitad kinder, ¿eh?
Gux: Cualquier color que no sea el gris.
Abrazos pa'tod@s, y perdón por tardarme tanto en responder.
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