Destruir un cártel intenta
Calderón, entusiasmado,
y en su aventura sangrienta,
al otro deja olvidado.
Con esta guerra mal hecha
y de abierta inequidad,
alguna gente sospecha
de oficial complicidad.
Está Felipe mareado
y su confusión es tanta,
que en vez de comunicado
emite una narcomanta:
“Tenga claro la Nación
y sépanlo bien sus gentes
que no brindo protección
a narcos ni a delincuentes”.
“Con ánimo mentiroso
dicen que al Chapo protejo;
cierto es que soy ambicioso
pero no soy tan pendejo,
pues si aceptara esa chamba,
siendo tan inefectivo,
me ganaría una pamba
pero con cuernos de chivo.”
Lo dicho acerca del Chapo
por Felipe Calderón,
entre la gente del capo
causa gran preocupación:
“Lo que Calderón pregona,
en forma tan impulsiva,
a nosotros nos lesiona
la imagen corporativa.
“Por algo somos los reyes
de la mafia y el delito;
no queremos, ni de güeyes,
una protección patito.
No habremos de ser tan mensos,
pues con esa protección,
seríamos indefensos
igual que la población.”
Y con este contenido,
la agrupación criminal
ya presentó un desmentido
por el conducto oficial:
una cartulina impresa
entre charcos coralinos,
debajo de una cabeza
a la puerta de Los Pinos.
6.3.10
La narcomanta de Los Pinos
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