Si se acaba la luz, si se termina
la claridad del cosmos de repente,
entre la oscuridad, tengan presente,
nos queda la mirada de Yamina.
Si la gama que impregna y que ilumina
al mundo de colores esplendente
se redujera a grises solamente,
queda la cabellera de Yamina.
Si el planeta de pronto enmudeciera
y cesara a la vez todo el sonido
por causa de maléfica sordina,
no piensen que llegó la hora postrera
y nadie vaya a darse por vencido
pues nos queda la risa de Yamina.
6.8.11
Para Yamina, en el
presunto fin del mundo
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