- Cinabrio, maquillaje de los muertos
- Hallazgo en Chicama
La Dirección General de Protección Civil de España indica que el sulfato de mercurio es una sustancia tóxica, nociva para la piel, los ojos y las vías respiratorias, que emite emanaciones venenosas e irritantes y que su vapor, invisible y más pesado que el aire, por lo que se difunde a ras de suelo y puede introducirse en alcantarillas y sótanos. Por todas esas características, la dependencia recomienda que la manipulación del sulfato de mercurio se realice con traje de protección química, hermético a los gases, y dotado de un aparato autónomo de respiración. “Las personas que hayan estado en contacto con la materia o que hayan inhalado emanaciones, han de recibir asistencia médica inmediata”, señala el apartado 6-03 de las Fichas de Intervención para la actuación de los servicios operativos.
Qué paradoja. Los venenos más peligrosos, esos que te quitan la vida en un tris, son capaces de otorgar a los cadáveres algo parecido a la existencia eterna. Es que, así como la muerte es un accidente terrible para los vivos, la vida resulta letal para la buena salud de los muertos: les hace daño; los destruye. Por eso, cuando se pretende preservar el cuerpo de un difunto hay que extirparle la vida de raíz.
Hace mil 700 años los habitantes del valle de Chicama (actual distrito de Magdalena de
Cao, departamento La Libertad, Perú) perdieron a su máxima autoridad política y espiritual: una mujer de baja estatura (145 centímetros), de no más de 25 años, madre de un crío, en la que habían sido depositadas las potencias de la vida, la muerte, la fertilidad y el futuro. Ella era capaz de predecir las lluvias y las sequías e indicar, en consecuencia, los tiempos propicios para las siembras y las cosechas. Esos atributos fueron representados en la piel de la gobernante con tatuajes en forma de serpientes y arañas entrelazadas.
Su poder y sus facultades extraordinarias no pudieron librarla, sin embargo, de la tortura persistente y profunda provocada por un absceso en la muela del juicio inferior izquierda. No murió de esa dolencia, desde luego. Nadie conoce, hasta ahora, la causa de su muerte. Pero muy querida debió haber sido, o muy reverenciada, o ambas cosas pues, cuando dejó de respirar, sus gobernados aderezaron su cuerpo con dieciocho collares de oro, plata, lapizlázuli, cuarzo y turquesa, le colocaron treinta adornos --narigueras, diademas y coronas-- de oro, plata y cobre, lo frotaron a conciencia con una sustancia que la mayoría de las fuentes denominan sulfato de mercurio (HgSO4) pero que sería en realidad, según dos de ellas, cinabrio, es decir, sulfuro de mercurio (HgS), el mismo maquillaje venenoso que se aplicó, mil años después, y a miles de kilómetros al noreste de allí, a la Reina Roja de Palenque. Otra vez el cinabrio, sangre exterior y vida roja de los muertos.
Se cubrió su rostro con un paño de algodón y con un cuenco de cobre dorado. El cadáver fue amortajado en una manta de algodón natural, cubierta a su vez por placas de metal, y a sus costados se le colocaron dos enormes cetros de madera forrados de cobre, símbolos de poderío. El fardo resultante, de 180 centímetros de largo y más de cien kilos de peso, fue recubierto con 20 vueltas de una segunda tela basta y se dio firmeza al envoltorio con la colocación de 23 estólicas de madera envueltas en cobre, colocadas en forma perpendicular al cuerpo.
Se hizo descender el amasijo, con ayuda de cuerdas, por un socavón en el que se sacrificó a una muchacha de 15 años, cuyo cuerpo fue dispuesto al lado derecho de la homenajeada. El recinto fue adornado con piezas de alfarería --entre las que destaca una botella escultórica que muestra a dos mujeres adultas que se miran frente a frente, y una de las cuales da de lactar a una pequeña--, y cubierto con maderos de algarrobo sobre los cuales se colocó una capa de cañabrava. Éstas y otras cosas han sido halladas en un patio policromado situado entre antiguas pirámides de barro en la huaca (centro ceremonial) de Cao Viejo, en el actual complejo arqueológico El Brujo.
El hallazgo fue realizado por Régulo Franco, jefe de arqueólogos de la Fundación Augusto N. Wiese, en el marco de una investigación conjunta entre ese organismo y la Universidad Nacional de Trujillo, y dado a conocer en junio pasado. Martín Huancas Chinga, de El Comercio de Lima, afirma que Franco tiene como chamán a un tal Arturo Cervantes Cervantes, alias Kúntur, quien a su vez habría tenido contacto con la gran enterrada, antes de su hallazgo arqueológico, en el curso de rituales con la planta alucinógena conocida como “San Pedro”: “La Señora de Cao se presentaba en andas o danzando en plena ceremonia”, afirmó el brujo, y dijo que en una sesión de esas “se determinó la ubicación exacta de la tumba”. Ve tú a saber.
Lo que no está en duda es que esta joven difunta gobernó una comunidad perteneciente a la cultura moche, o mochica, que existió en los valles de la costa norte del Perú a lo largo de 800 años (desde el 200 A.C hasta el 600 D.C.), que desarrolló complejos sistemas hidráulicos, centros ceremoniales impresionantes (Huacas del Sol y de la Luna, Pañamarca, Huaca Cortada, Mallocope, Miraflores…), una cerámica que no tiene su madre y un primoroso trabajo en metales.
4 comentarios:
Hola, Pedro Miguel.
Primeramente te felicito por tu siempre amena columna. Tú sí que le sacas jugo a la navegada por la red. Eres mi guía e inspiración para aventurarme cada vez más osado en búsquedas en la red.
Hace tiempo te escribí cuando sacaste a cuento aquel asunto de la belleza de las palabras por su sonido y te agradezco tu amable respuesta. Ahora que termino de leer tu reciente colaboración sobre la momia peruana, me hace recordar el asunto de hoy mismo, respecto de la ridiculez extrema que se acaba de aventar la iglesia católica, elevando a la categoría de santo a un obispo cristero, pariente del general en jefe y de un tal Santos Degollado, que espero no sea aquel ministro ¿o general? de Juárez, quien era llamado "cariñosamente" "El Santo de las Derrotas". Además este avispón es tío de una beata en espera de canonización: doña Maurita (Maura Degollado, cyo máximo mérito celestial es haberse fumado 3 cajetillas de Del Prado sin que le diera siquiera tos. Esta ya casi santa es, también la mamá del más grande fontanero de México, el destapacaños Marcial Maciel, también en espera de su canonización (¡Qué bonita famiglia!). La relación de este pendejete obispón con tu artículo de hoy es que uno de los grandes méritos para volverse santo del HOY nombrado santo en Roma, con la presencia de Martarrata, me parece, por el papayas don Bene 16, es que cuando lo desenterraron, no sé para qué chingá, encontraron que el cadáver estaba y sigue estando nuevecito, como si lo hubieran entrarrado recientemente, pues. A este hijo de toda su puta madre no le untaron siquiera cinabrio o alguna otra pendejada para conservar la pinche momia sino algo mucho más chingón: un milagro de dios.
Otro gran mérito para tocar el arpa a la diestra del pinche barbas blancas, es que una vez curó de volón a un feto, cuya madre sabía por indicaciones de los médicos (que lo deben haber visto en rayos X.[¿en los años '20?] ), que el chamaco tenía labio leporino y paladar hendido, de modo que después de suplicarle la señora al avispón colorado, el chamaco nació sano (y ahora debe vivir en Elaya, Uanauato, o en Amora, Ihuacán... No sé si el obispo Rafael Guízar y Valencia tenía visión de rayos X como Supermán o los doctores (en 1920-28) ya tenían un equipazo de rayos X en esa época (Röentgen los descubrió apenas al empezar el siglo y me parece que fue el primer premio Nobel de física). Mencionan otro milagrito curativo igual de mamón que los dos anteriores que te desternillará de risa loca.
Hay un cuento de Gabo en el que cuenta una historia de un güey que se va a Roma con el cadáver "incorrupto" de sus hijita para que el papayas lo reciba y nombre santa a la chamaquita pero el papanatas de esa época nunca lo recibe y tiene que volverla a enterrar no recuerdo dónde. Hay muchos ejemplos de cadáveres que por diversas razones no se pudren pero eso de ningún modo es un mérito del muerto ni del que lo enterró, ni mucho menos es atributo para la pinche santidad de esos culianiños (por cierto, tú que en el aire las pescas: ¿por qué casi siempre son niños y no niñas? ¿No será que así se pueden empanizar mucho mejor y se vuelven obedientes de verdad y se les quita lo renegados al recordar ese tristísimo momento en que fueron calados y tal secreto se lo lleven a la tumba y nunca pueda salir del clóset? ¿Tal vez es una técnica muy antigua para domar machos? ¿No crees que casi todos los españoles han sido culiados por los curas?
Bueno, caón. Gracias por tenerme paciencia.
Un afectuoso saludo.
Oswaldo de los Santos Rovira
odelossantosrovira@gmail.com
Salina cruz, Oax
desde un lugar donde las horas son aire ha sido un placer conocerla.
recordada seas señora HgS.
Órale con las historias, Oswaldo. No sé si mi general Degollado es ancestro o no del nuevo santo, pero defiendo su memoria (la del militar, no la del cura) sin vacilar. Hasta donde sé, ha sido el único general en la historia (antes de ser militar fue sastre) que remendaba personalmente las ropas de sus soldados, y ese dato hace que tenga asegurado un lugarcito tibio en mi corazón.
Disfruta las horas y los días y los vinos, Associated Press. Envidia de la buena y un abrazo.
Sí eso es siempre interesante, genial y mágico. Y los moches, su cerámica, su pintura, las huacas como bien mencionas... es todo tan interesante, jejej y la "cerámica erótica", sin duda una cultura bien interesante, de las preferidas, paralela en temporalidad, dicen, a la de nazca. Soy medio torpe aún, jejej.
Muchas gracias por tu comentario PEMIGUE un abrazillo y como siempre un placer leerte...
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