15.10.07

Nuestro caníbal

José Luis Calva Zepeda, presunto asesino antropófago


Puede ser únicamente un episodio aislado de la nota roja: el señor que mata a sus novias, destaza los cadáveres y se los come. La colonia Guerrero del Distrito Federal se hermana con Milwaukee y con Rostov. ¿Qué motiva a individuos como Jeffrey Dahmer, Andrei Chikatilo o los hermanos Otis y Henry Lee Lucas Toole, al homicidio con propósito de ingesta? De seguro no es el hambre. Dicen los enterados que los mueve un desbordado afán de poder y control, de apropiación última de la víctima. Sus acciones conjuntan tres prácticas abominables: el asesinato, la profanación del cadáver y la deglución de carne humana, que es tabú hasta cuando se realiza por supervivencia. De ser cierta la narración policiaca, el caso del presunto serial de la Guerrero se agravaría por la forma más extrema del engaño y la traición amorosa.

Esta historia no le funciona a nadie como espejo. En lo individual, no hay forma de reconocerse en acciones tan desalmadas y odiosas como seducir con engaños a una joven madre soltera, despojarla de su dinero, matarla, descuartizarla y devorarle pedazos. Pero tal vez la simbología no le sea tan ajena a la actual circunstancia nacional. Si se empieza por la contundente misoginia criminal del caso, el país no está muy lejos de parecerse al posible caníbal. Padecemos una epidemia –tres lustros ya— de feminicidios que no sólo se limitan a Ciudad Juárez y que tienen, entre sus víctimas mayoritarias, a jóvenes asalariadas y casi siempre desprotegidas; un índice vergonzoso de agresiones sexuales que tiene a las mujeres como blancos principales, que va desde el hostigamiento verbal o manual en las calles hasta la violación agravada, y que está presente en hogares, escuelas, oficinas, cuarteles, iglesias y seminarios, y una violencia de género estructural y omnipresente.

Por lo demás, la antropofagia literal viene a representar de manera precisa a una economía que fundamenta sus menguados atributos de productividad, rentabilidad y competitividad en la sobreexplotación inmisericorde de la carne humana: salarios de hambre, seguridad laboral inexistente o casi, servicios ínfimos de salud, educación y transporte. Ahí esta el caso reciente, y no es el único, de Pasta de Conchos, en donde una de las bocas de una empresa voraz se tragó de un golpe a 65 trabajadores. En las grandes plantaciones del noroeste las condiciones de semiesclavitud de los jornaleros agrícolas sirve de abono a los tomates que nos comemos y a los que exportamos, y la economía vomita a la población que de plano le sobra hacia el otro lado del Río Bravo.

Metáfora de la metáfora, el grupo burocrático y empresarial que gobierna canibaliza desde hace mucho los bienes nacionales; se tragó los ferrocarriles y ahora se brinda un banquete –buen provecho, secretario Carstens— con lo que queda de Pemex, con la CFE, con Aeroméxico. Los ayer candidatos y hoy funcionarios se encaraman al poder por medio de promesas amorosas al electorado (¿seguridad? ¿presidente del empleo?) no mucho menos falsas que las que pudo haber formulado a sus novias el presunto asesino de la Guerrero, y las instituciones cifran su subsistencia en la masticación de su propia credibilidad y de su propio prestigio: el IFE y el tribunal electoral no sobreviven si les arrancan otros filetes tan sustanciosos como los que perdieron en 2006.

No hay que apresurarse tanto en la abominación. Tal vez el posible caníbal de la colonia Guerrero represente el estado que guarda la República con una fidelidad mayor a la que estamos dispuestos a reconocer.



6 comentarios:

marichuy dijo...

Pedro

Mira lo que me pasa por no leer el emblemático periódico “La prensa”, ni ver los noticieros televisivos, ¿creerás que ni entrada estaba de este asunto del “caníbal de la Guerrero”? Tu artículo no peca de amarillista, pero aquí acabo de preguntarle a mis compañeros y ya me contaron algunos pormenores de esta historia.

No se que me horroriza más: este enfermo antropófago (y poeta, santo Dios) que se comió a su ex; o los antropófagos que nos gobiernan.

Un abrazo

PS Y yo con mis fijaciones cinematográficas, pero ya me imagino a un pseudo cineasta haciendo una película sobre el asunto, “El caníbal de la Guerrero”. Digo, si hay un subproducto fílmico llamado “El asesino de cumbres”, todo puede suceder.

Anónimo dijo...

Hay una cosa muy curiosa, por ejemplo acá en Argentina, donde me encuentro, la nota roja es tapa de cualquier periódico no sólo de la prensa amarilla. La tele está inundada también de infomación policial, creo más que en México. Será que tienen más canales de noticias y no se les ocurre qué poner al aire? En fin, realmente no sé si la abundancia de este tipo de información es positivo o negativo.
En cuanto al paralelismo entre política y el crimen, ya tuvimos a principios del siglo pasado un "Chalequero" así que seguimos en las mismas. La violencia en contra de las mujeres no es nada nuevo, pero lo preocupante es que se vuelve cada vez más brutal. La canción aquella de Botellita de Jerez ahora parece testimonio judicial y no broma...
Y lo de los antropófagos que nos gobiernan, en todo el mundo, es culpa nuestra.

Anónimo dijo...

Hola, Pedro:
Tu comentario sobre la antropofagia social es muy atinado. Pareciera que Marx no estaba nada equivocado (y en la medida que avanza el llamado neoliberalismo esto es más palpable) cuando se refería a la sobrexplotación del trabajo. El siguiente artículo es muy ilustrativo:
http://www.uom.edu.mx/trabajadores/61laura.html
Y luego nos asombramos de que haya gente "en el mundo" que sobrevive con menos de un dólar al día.
Por otro lado, no creo que te acuerdes de mí, pero yo sí recuerdo muy bien que una vez me prestaste un mapa geopolítico del mundo árabe que me resultó muy ilustrativo.
Un abrazo,
La que ya se encontró (o eso cree)

Pedro Miguel dijo...

Marichuy: Mira lo que son las cosas, que la coberetura más amarillista de este caso no la ha llevado La Prensa sino el perfumado y ascéptico Reforma. Por su parte, La Jornada, que es seria, combativa y aburrida, publicó nomás una notiiita... Por lo demás, ese güey tiene lo de poeta lo que Bush de compasivo; basta con ver los títulos de sus "libros" para ver de qué se trata:
Caminando ando, Prostituyendo mi alma, Instintos caníbales.
La personalidad del tío es ínfima. Creo que ni Reygadas podría filmar algo con esa cosa.
Abrazo, marichuy.

Anónima: Me parece que la proliferación de nota roja se debe al desbocado afán comercial de los medios, pero también a que hay más nota roja. Hace unas décadas los sucesos sangrientos no eran tan frecuentes, al grado que algunas publicaciones sensacionalistas --parte de la picaresca del periodismo-- contrataban modelos para retratarlos en sus portadas como atropellados, abiertos en canal, ahorcados, etc. En cuanto a la violencia de género, habrá que entender laparadoja de que, mientras más espacios conquistan las mujeres, mayor es la brutalidad en su contra. ¿Será una reacción?

Hallada: Mil gracias por el link. Ahora mismo lo agrego al post porque, en efecto, es muy ilustrativo.
Del mapa geopolítico: ni idea. ¿Me lo devolviste o te lo quedaste? (No es reclamo, sino curiosidad).
Abrazo.

Anónimo dijo...

Wow muy buena analogía, al parecer hay una relación víctima victimario, pero es en verdad que la víctima no se percata con que tipo de gente trata? México no se da cuenta del tipo de gobernantes que tiene? o es que talvez hay algo.. muy oculto que nos hace no separarnos de nuestros depredadores.
jiji un viaje!

Pedro Miguel dijo...

Diana: la relación es evidente: el victimario ha sido víctima. El abusador conoce el abuso en carne propia y sabe abusar. No pretendo justificar, sino comprender. Basta con leer acerca de los infiernos que padeció este asesino de marras para hacerse un mapa mental del camino que lo llevó al fondo del horror.