Una masacre muy cruenta
se realiza en Veracruz:
están saliendo a la luz
los cuerpos, de treinta en treinta.
Ya se ha perdido la cuenta
mas dice el gobernador
que eso sólo es un rumor
y que tanta balacera
es pura invención tuitera
para sembrar el terror.
Javier Duarte, es de pensar,
entre rumores inciertos,
está regateando muertos
con tal de minimizar
el sangriento muladar
al que condujo al estado.
Mas queda descobijado
porque cualquiera que piense
puede ir a ver el forense
de cuerpos sobrepoblado.
Tras la primera matanza
dijeron sus corifeos
que esos cadáveres feos
sufrieron justa venganza
y afirmaron con confianza,
cuando en bolsas los metían,
que todos ellos tenían
un pasado criminal
y que en virtud de lo cual
la muerte se merecían.
Se supo, tarde o temprano,
por medios independientes,
que había hasta adolescentes
entre tanto cuerpo humano
y uno que otro ciudadano
previamente detenido
con móvil desconocido
por la propia policía,
y que esa carnicería
echaba olor a podrido.
No acabaron los entuertos
pues la siguiente jornada
dejó una triste camada
de más de catorce muertos.
“Esos sí que no son ciertos”,
gritaba el gobernador,
cuando, sin ningún pudor
ni espíritu de verdad,
negaba la mortandad
que andaba de mal en peor.
Se sospecha, en general,
que operan en estos lares
cuerpos paramilitares
de inspiración oficial
para “limpieza social”,
como dice el eufemismo,
que en este calderonismo
es matar a gente pobre
y a todo aquel que le sobre
al poder público mismo.
Muy pronto, Alejandra Sota,
vocera de Calderón,
afirma con convicción,
y poniendo tal carota,
que en el país no se nota
paramilitar alguno,
que eso pasará en Neptuno
mas no en el México actual
y la limpieza social
sólo es fantasía de uno.
Quién hace mejor el oso
habría que decidir
y al mismo tiempo, elegir
cuál es el más mentiroso:
si este góber pavoroso
o si la falaz vocera;
pues da lo mismo, cualquiera
oculta esa realidad
detrás de la mortandad
que sufre la patria entera.
Atrapada entre dos frentes,
se desangra la nación
en esta conflagración
que libran los delincuentes,
pues son igual de indecentes
–eso se sabe desde antes–
sicarios y gobernantes
y ya se está comentando
que van negocios cerrando
con crímenes indignantes.
Mañana lo van a ver:
que sus derechos humanos
irán los veracruzanos
con ánimo a defender
y ya le sabrá poner,
–pronto vendrá ese mañana–,
entre notas de jarana
y en salva sea la parte,
su buena patada a Duarte
la gente veracruzana.
12.10.11
Veracruz ensangrentada
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