En sus ojos hendidos va el señuelo
de otra hendidura dulce y asesina
que hace más adicción que la heroína
y es más grata de estar que el mismo Cielo.
Flor carnívora, trampa con anzuelo
de cachondez galante y femenina,
te libre Satanás de esta felina
que las uñas esconde en terciopelo.
O bien, déjate ser, cae en sus garras,
rompe de la cordura las amarras
y muérete de amor y calentura;
acepta dignamente la tortura
y sin drama ni lágrimas, acata
tu condición de carne para gata.
24.7.06
El maullar de las sirenas
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