Por ansia de llegar, uno descuida
el gozo memorable del camino.
Uno quiere venir, y ya que vino,
redescubre la sed de la partida.
Uno vive peleándole a la vida
raciones perdurables de destino
que no aprovechan al presente, sino
que alimentan la historia transcurrida.
Uno siente temor porque si llega
notará que el sentido del trayecto
al destino final ofende y niega.
Oh, qué vicio febril y predilecto:
uno quiere ser Dios, pero se ciega
en la consumación de lo perfecto.
4 comentarios:
¡¡Bravo Pedro Miguel!! Hermoso soneto.
Auch. Me vino el saco...
Mi palabra de verificación es "testi", jajaja... Me resulta gracioso porque recién leí lo de los tompiates del terrorista.
Gracias, Momis. Lola: No es de "auch", pues, no se agüite. A todos nos pasa...
Abrazos.
Eso es "poesía mayor"
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