Calderón mató a la empresa
de luz y electricidad;
con tal imbecilidad
a la ciudad dejó presa
de una tormenta muy gruesa
que muy pronto nos cayó:
el viento sopló y sopló,
tirando cables y postes
con unos muy altos costes
pues la urbe se apagó.
Antes, si un transformador
echaba chispas muy feo,
llegaba en un parpadeo
a repararlo un señor:
ese era el trabajador
decidido y laborioso
que en un gesto rencoroso
fue lanzado al desempleo
por el afán de saqueo
de este títere rabioso.
Y entre aquellos vientos fríos,
y sin electricidad,
estaba la gran ciudad
con los tinacos vacíos;
se hicieron los grandes líos
en transporte y producción,
mientras Lozano Alarcón
siendo la desdicha tanta,
se alumbraba con la planta
de su jefe Calderón.
La desgracia no se acaba,
pues si agua potable no hay,
con las aguas negras, ¡ay!,
el oriente se inundaba;
Calderón no calculaba
—¿no calculaba, en verdad?—
que sin electricidad
no hay forma de que trabaje
el bombeo del drenaje
y se inunda la ciudad.
Sin líquido en sus tinacos
se queda todo el oriente
y un líquido pestilente
le llega hasta los sobacos;
“¡pues que se ahoguen los nacos!”,
Peña Nieto pensará,
pero el pueblo le dirá,
—la gente ya no se calla—
que con esas aguas vaya
a bañar a su mamá.
Y como el pueblo salía
a la calle, a protestar,
el copetón, sin dudar,
aventó a la policía.
Pero ocurrió que ese día
no todo salió tan mal
pues allí llegó al final,
chapoteando entre las ondas
de aquellas aguas hediondas,
su ambición presidencial.
Con ánimo de ayudar,
los buenos electricistas
se apuntaban en las listas
para salir a chambear
pero la vino a regar
un inepto funcionario:
ese que era secretario
dizque de Gobernación,
rechazó la operación
con un ánimo sectario.
La gente de Chalco y Neza,
la gente de El Arenal,
la está pasando muy mal
pues destruyeron la empresa
eléctrica, y sólo empieza
el desastre a despuntar,
que si hemos de tolerar
la gandallez del gobierno,
en un pantanoso infierno
nos habremos de ahogar.
Pensando que liquidaba
al obrero electricista,
este régimen fascista
a la ciudad inundaba.
Tu atrocidad que no acaba,
usurpador presidente,
para ti no es conveniente
porque, dicho literal,
de toda esta agua fecal
te has ganado la patente.
20.2.10
Catástrofe en el
Valle de México
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3 comentarios:
¿será que el hijo de su fecalísima madre haya todo planeado para que se inundaran a propósito algunas colonias del df y edomex, y así castigarlas?
eso sería tener mucha mierda en las entrañas
más bien lo atribuyo a que no piensa este wey, todo lo hace visceralmente
Anónimo: Me temo que ambas cosas son ciertas.
Chidísimas décimas, as usual!
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