No se hagan bolas: si se mueren Cayetano y otros que permanecen en huelga de hambre, la culpa será del pérfido Martín Esparza, ese líder sindical a quien de pronto se descubren propiedades en Hidalgo y desayunos opulentos en el Four Seassons. Opinadores independientes y plurales descubren, bajo las carpas desesperadas instaladas en el Zócalo capitalino, el designio siniestro de un líder dispuesto a medrar con el fallecimiento de sus seguidores. El razonamiento implícito es que éstos son lo suficientemente estúpidos como para morirse de hambre sólo para que el dirigente engorde sus influencias y sus posesiones. Pero no importa: se ha hecho la luz, en forma milagrosa, en las mentes de opinadores, entrevistadores, comentaristas y tuiter@s: ¡la culpa es de Esparza!
Pero cuando uno lleva algunos años de leer periódicos y consultar los medios con ojo crítico, aprende a olfatear corrientes de opinión inducidas por el poder público. La súbita unanimidad contra el dirigente del SME y la repetición obsesiva de detalles resultan inocultables síntomas de una de esas campañitas para cuyo armado ni siquiera es indispensable Antonio Solá. En unos días circularán coches de lujo otorgados a plumas y bocas con impacto mediático a cambio de este ensayo de linchamiento. Si fallece Cayetano, Miguel Ángel u otro de los trabajadores electricistas que se mantienen en ayuno, la responsabilidad no será de Martín Esparza. Los asesinos serán Felipe Calderón, Francisco Blake y Javier Lozano. Y quienes se prestan al presente juego distorsionador habrán sido cómplices. Y se sentirán felices de haber dado en el clavo.
2 comentarios:
En espera de pronta recuperación de Cayetano y demás personas, ahora lo que queda mirar es si hay algo que el espurio gobierno cumpla, o solo ha sido, nada raro sería, un engaño para evitarse problemas mayores. Esto es solo un decir a calderón le vale madre si mueren o viven.
querido Pedro Miguel; gracias por la sacudida.
mi cruzada ahora será infomarme más y mejor
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