Con su horrible sintaxis, el domingo, en
Boca del Río, Veracruz, Enrique Peña Nieto atribuyó “los ataques
de los adversarios” “a quien tanto temor le tienen, a quien tanto
les preocupa, al mejor partido de México: al Partido Revolucionario
Institucional”.
Se quedó corto. No es temor, sino
terror pánico, lo que inspira a la mayoría de la ciudadanía con
memoria la perspectiva de un retorno del PRI al poder federal.
Para enumerar sólo a partir de un
punto de quiebre: tal vez Peña Nieto no sepa, o no quiera recordar,
que fue el PRI el que desencadenó una represión feroz y criminal
contra estudiantes inermes en 1968. O que fue su partido el que
gobernaba cuando Luis Echeverría y José López Portillo
emprendieron la guerra sucia que dejó miles de muertos y
centenares de desaparecidos, y que mientras ambos ex mandatarios
condenaban a las dictaduras militares del Cono Sur, decenas de
secuestrados por las fuerzas oficiales eran arrojados al mar en
vuelos de la muerte que despegaban de la base naval de Icacos, en
Acapulco. O que por años funcionó, en el Campo Militar Número Uno,
una cárcel clandestina semejante a las establecidas por los gorilas
chilenos y argentinos en sus respectivos países.
Cómo no va a inspirar miedo el retorno
del PRI a la Presidencia, si en las cloacas del régimen priísta se
fraguó el asesinato de Manuel Buendía; si, como consecuencia
inesperada del terremoto de 1985, se halló, en los escombros de la
Procuraduría de Justicia capitalina, a la sazón encabezada por
Victoria Adato, varios cadáveres encajuelados; si las
autoridades federales y defeñas –priístas, en ese entonces–
abandonaron a su suerte a la población herida y sin vivienda; si
entre 1982 y 1989 el país vivió en una exasperante depresión
económica; si en esos años el “fraude patriótico” fue práctica
rutinaria en las elecciones.
Cómo no temerle al PRI si durante el
gobierno usurpador de Carlos Salinas de Gortari fueron asesinados
centenares de opositores políticos, si se desmanteló la propiedad
pública en el marco de privatizaciones corruptas, si se impuso en el
país el modelo económico que aún padecemos, generador de pobreza y
de riqueza extremas, si desde entonces se diseñó la inclusión del
PAN en el régimen mediante las concertacesiones, y si aquella
administración infame culminó con un rosario de asesinatos entre
los propios priístas.
Por supuesto que inspira terror el
recuerdo del zedillato y sus raterías inconmensurables, su infinita
torpeza económica, su entrega del país a intereses extranjeros, las
masacres de campesinos (Aguas Blancas, El Bosque, La Libertad, El
Charco, Acteal, entre otras) y la política de contrainsurgencia
traducida en violaciones de mujeres indígenas por soldados y en el
cerco contra los pueblos zapatistas.
Cómo no va a dar miedo el PRI ante
monstruosidades sindicales como Joaquín Hernández Galicia, Salustio
Salgado, Carlos Romero Deschamps, Carlos Jongitud Barrios, Elba
Esther Gordillo y Víctor Flores, entre muchas otras, todas ellas
gestadas en la matriz corporativa del tricolor.
Claro que hay razones para sentir
terror ante un eventual regreso del PRI si se considera que, durante
la administración del propio Peña Nieto en el Estado de México,
los índices delictivos y la violencia se multiplicaron en forma
incontrolada, la entidad se situó como primera en feminicidios,
creció el desempleo, se incrementó el número de pobres, se
multiplicó la deuda del estado y el gobernador destinó miles de
millones de pesos de dinero público a campañas de imagen para
presentarlo como un buen prospecto presidencial.
Cómo no sentir terror de que regresen
al poder, de la mano de Peña Nieto, individuos como los Salinas, Mario Marín y Ulises Ruiz.
“El PRI es el cambio”, dijo Peña
Nieto, en un escandaloso abuso del oxímoron. Y agregó: “Vamos a
ganar el primero de julio de manera clara y contundente. Vamos por un
triunfo inobjetable”. Para su infortunio, la frase le salió casi
idéntica a la que dijo Jorge de la Vega Domínguez, antiguo gerente
del partido, en la madrugada del 7 de julio de 1988, mientras se
cocinaba el magno fraude electoral: la imposición de Salinas había
sido “un triunfo contundente, legal e inobjetable”.
Cómo no va a dar miedo.
* * *
Un abrazo grande para Julio Collado
Vides, investigador del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM,
recién distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y
quien ha propuesto un año de silencio ante el desdén gubernamental
hacia la ciencia y la investigación.
3 comentarios:
Todos los sistemas políticos son imperfectos. Alguien que se dedica a estudiar y comentar acerca de esto y pretender ignorar que corrupción es sinónimo de gobierno solo hace cierta la máxima de que la "ignorancia sale por la boca"; en su caso desde sus manos que teclearon su computadora.
50 mil muertos no se juntan en todos los sexenios donde gobernó el PRI, usted seguramente estudió (si es que lo hizo) en alguna Universidad apoyada por algún partido diferente al PNR o al PRI, seguramente también y gracias a otros partidos usted obtuvo su empleo. Todos aquellos que no tienen la posibilidad de ver las dos caras de la moneda, comentan solo de manera parcial e injusta ya que a a pesar de todos los defectos que pudo haber tenido el PRI, también hubo aciertos y muchos. Solo le recuerdo que de los otros 3 partidos no se hace uno (solo por decir, Bejaranos, Padiernas, Batres, Creeles, Fernadez de Cevallos, y demas comparsas, niños verdes etc.). Hablaría bien de usted hacer un balance imparcial de lo que ha sido la política mexicana de los últimos 100 años, tal vez asi demuestre que si sabe y que ademas es un articulista sensato.
Atentamente,
Roberto Landero
Roberto.landero@gmail.com
.. lo invito a que haga un muestreo de todos lo aciertos que el pri logro durante su dictadura.. la verdad me interesa ya que yo no se nada de politica! gracias
La realidad es que somos todos, el que no tranza no avanza es una idea muy pobre, la gente rica tiene valores es honesta y justa, la gente pobre es mentirosa y egoísta. La riqueza viene de la honestidad, de el amor, el pri y mexico nos muestra que apreciar los valores de poder y riqueza solo trae miseria, ocupamos un cambio de visión alguien que diga que menos te da libertad. Que todos podemos ser iguales.
como lo que hicieron en brasil.
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