Angel Aguirre Rivero
Angel Aguirre Rivero
fue, más que gobernador,
de La Huesuda asesor
y eficaz sepulturero.
Así, convirtió a Guerrero
en una masiva fosa,
protegió gente mafiosa
y en su momento postrero
chillaba pidiendo fuero
frente a la tumba espantosa.
El “perdón” de Carlos Navarrete
Deambula por el panteón,
este chucho impresentable
y no hay un muerto que le hable
pues provoca repulsión.
Pero aunque pida perdón
después de tanto trinquete,
el alma de Navarrete
a nadie causa piedad
y pasa la eternidad
pudriéndose en un retrete.
Jesús Zambrano y el Pacto por
México
Ojalá de la tumba nunca salgas
tú, del Pacto por México firmante,
ni abandones el círculo que Dante
describió con metáforas hidalgas.
En este mundo no hay sitio que valgas,
Jesús Zambrano, torvo negociante,
que si resucitaras un instante
irías otra vez a dar las nalgas.
El improcurador Jesús Murillo Karam
Metido en una hedionda sepultura
Jesús Murillo Karam pasa el rato,
juega con la verdad y se hace pato
con narcos de menguada catadura.
Es el procurador, mas no procura;
su tumba más que tumba es un ornato
y es, en el cementerio del peñato,
campeón en indolencia y cara dura.
Moreno Valle, el “góber bala”
Elba Esther, en una calle,
un aborto padeció
y así fue como surgió
Rafael Moreno Valle.
Lo malo –ahí está el detalle–:
es que fue gobernador
y salió tan represor
que al llamado góber bala
hoy la muerte lo regala
pues no soporta su hedor.
Javier Duarte y los frutsis
“Aquí ya no ha asesinos”
–decía el gobernador–,
“se robarán, a lo peor,
un frutsi con dos pingüinos”.
Por esos dichos cretinos,
y darle tanto trabajo,
la Pelona lo sustrajo,
le dijo “vengo a llevarte”
y así fue que Javier Duarte
se fue con rumbo al carajo.
Rosario Robles en el Infierno
Convertida en calavera,
demacrada y sin pudor,
Rosario Robles, qué horror,
en el Infierno prospera.
Por mendaz y traicionera
el Diablo le da un calambre
y decide que este fiambre
de rebosada silueta
ya debe ponerse a dieta
y saber lo que es el hambre.
Presidencia de la República
La Presidencia comprada
de pronto se derrumbó
pues el güey que la compró
nada más no hacía nada.
La Nación, hipotecada,
se hartó de este copetón
al ver que la matazón
en México no ha cambiado
y hoy Peña yace enterrado
al lado de Calderón.
Raúl Plascencia y la CNDH
La Comisión Nacional
de los Derechos Humanos
cayó en las pésimas manos
de un sujeto sin moral.
Llegó a su tumba final
en tanto Raúl Plascencia,
el rey de la complacencia
al poder presidencial,
en el mero Pedregal
estrenaba residencia.
4 comentarios:
!!! Viva las calacas ¡¡¡ son un gusto lo breve, claridosas y divertidas...gracias por escribirlas, no dejar morir la tradición periodística desde siglo XIX y compartirlas Pedro Miguel, no sé cuánto tiempo te lleve escribirlas, pero seguro valió la pena...desde la opinión de una lectora…
Están estupendas Pedro,divertidísimas y absolutamente "au point". Felicidades.
ME GUSTARON MUCHO SUS CALAVERAS DE REALIDADES. FUE UN PLACER LEERLAS. SALUDOS
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