David und Goliath (1888). Osmar Schindler
Fue pastor, fue rapsoda,
amante fugitivo,
guerrero en
desventaja
y monarca judío.
Luego ha sido
tzeltal, armenio, kurdo,
gitano, saharaui,
palestino,
vasco, mapuche,
mexicano, negro,
y su piedra recorre
muchos siglos.
Pone el cuerpo y el
alma
y los presos, los
muertos, los heridos.
“Las piedras
también matan”, argumenta
un general, y ordena
suprimirlo
(pero el único muerto por la piedra
es un gigante
bíblico).
Muchos Davides han caído presos,
torturados, proscritos,
ejecutados, procesados,
enviados al exilio.
Ellos ponen las bajas,
los muertos, los heridos.
Pero el hecho inquietante,
el asunto inaudito,
es que Goliat sucumbe en cada encuentro
Muchos Davides han caído presos,
torturados, proscritos,
ejecutados, procesados,
enviados al exilio.
Ellos ponen las bajas,
los muertos, los heridos.
Pero el hecho inquietante,
el asunto inaudito,
es que Goliat sucumbe en cada encuentro
y David sigue vivo.
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