6.6.17

Fraude

Bueno, pues lo de este domingo en el Edomex fue una elección de Estado y hay un fraude en curso. Elección de Estado, porque Enrique Peña Nieto metió funcionarios (el llamado “gabinete mapache”) y presupuestos para que le consiguieran a su primo los sufragios que el hartazgo social le negó; elección de Estado, porque los ejecutivos federal y estatal pusieron todos los recursos lícitos e ilícitos para asegurar la permanencia del PRI en la entidad; elección de Estado porque desde el poder se desinformó, se difamó, se sembró el pánico, se financió y alentó a falsas oposiciones para dividir el voto; elección de Estado porque las corporaciones policiales nunca quisieron ver a quienes colocaron coronas fúnebres y supuestas narcomantas que eran en realidad boletines gubernamentales en formato distinto, ni a quienes dejaron promontorios de cabezas de cerdo ensangrentadas frente a los centros de votación y las oficinas de Morena, ni a quienes repartieron volantes apócrifos para desorientar a los votantes, ni a quienes contrataron millones de llamadas y mensajes de texto para apabullar a la ciudadanía con mentiras, ni a los call centers que engordaron sus cuentas con tales operativos, ni a quienes “levantaron” y agredieron a activistas de la oposición; elección de Estado porque esas mismas corporaciones fueron usadas para hostigar a dirigentes adversos al régimen; elección de Estado porque los recursos públicos fueron empleados con mayor descaro que nunca para inducir intenciones de voto.

Además, huele a fraude porque en el curso de la jornada se documentó el acarreo de votantes y la compra de sufragios, la cancelación injustificada de boletas en blanco y el cierre anticipado de casillas especiales y centenares de casos en los que los resultados de las actas de casilla fueron groseramente alterados a la hora de trasladarlos al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) para favorecer a Alfredo del Mazo y restar votos a Delfina Gómez. Huele a fraude porque las intenciones negativas que –según todas las encuestas– carga el PRI en la entidad no dejan espacio para una votación como la que el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) pretende atribuirle (mediante el PREP o el conteo rápido) a su candidato, porque la difusión de los resultados preliminares arroja una gráfica estadísticamente imposible –del mismo estilo que la de los resultados preliminares presentados por el IFE de Luis Carlos Ugalde en el fraude de 2006– y porque el esperpéntico conteo rápido que presentó Pedro Zamudio Godínez, titular del IEEM, parece más un guión político difundido por órdenes superiores que un ejercicio estadístico.

En suma, en la fabricación de los resultados de los comicios fueron empleados cuatro clases de instrumentos de la distorsión electoral: a) la compra masiva de votos, el acarreo, el carrusel y otros “clásicos” de la mapachería; b) la adulteración (cibernética, manual o ambas) de los números del PREP; c) la intimidación y la violencia; d) la desinformación masiva, que va desde pomposas encuestas amañadas y publicadas en medios tradicionales hasta la siembra de miedo por medio de volantes, llamadas telefónicas y mensajes de texto. O sea que se combinaron los medios empleados en los fraudes de 2006 y de 2012 para tratar de forjar una victoria imposible para el candidato del régimen.

El recuento distrital de mañana permitirá corregir algunas de las alteraciones, como las inconsistencias entre actas de casilla y números del PREP, mas no podrá descontar los cientos de miles de votos comprados que le están siendo adjudicados a Del Mazo y que, a juzgar por las intenciones negativas que venía cargando, podrían ser la mitad de su votación, o más.

Algunos viejos alquimistas medievales soñaban con transmutar en oro las materias execrables. Los alquimistas contemporáneos del régimen oligárquico están empeñados, una vez más, en convertir el oro de la voluntad popular en la inmundicia del fraude y la imposición.

Y la ciudadanía mexiquense agraviada, oprimida, saqueada, inundada y ofendida por la corrupción, la miseria la muerte y la zozobra consustanciales a ese régimen, tiene la última palabra.

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