30.1.11

Las enseñanzas
de Túnez y Egipto


Guillermo Almeyra

Para quienes habían ya desterrado de la historia contemporánea las revoluciones, lo que está sucediendo en Túnez y Egipto, con grandes repercusiones en Yemen, Jordania, Argelia (y mañana quizás en Siria y Palestina), asume más que la forma de una Intifada y forma parte de una revolución democrática y social. Las nuevas generaciones de jóvenes educados pero sin trabajo ni posibilidad de tenerlo son mayoritariamente laicas y modernas porque las viejas generaciones campesinas, influenciadas por los clanes y por la religión, son minoritarias, están quebradas o fatigadas, como en Argelia o Túnez por la represión o, como la Hermandad Musulmana, dependiente de

El motor de la revolución es el odio a los privilegios, a la violencia y la arbitrariedad policiales de los gobiernos corrompidos, ladrones y agentes del imperialismo y es la protesta contra las consecuencias de la crisis capitalista. Por eso este proceso es el de una revolución democrática nacional antiimperialista con dinámica anticapitalista moderna, muy parecida a la que llevó al partido comunista chino al poder en el curso de la lucha contra la dictadura de los capitalistas nacionales y contra el colonialismo salvaje del imperialismo japonés y de los viejos imperialismos inglés y francés. El mundo de los trabajadores árabes, que se había asomado a la lucha de liberación nacional con el nacionalismo árabe de fines de los 1950-60, liberado Argelia, Túnez, Siria y Líbano, Egipto y Yemen y conducido a la efímera constitución de la República Árabe Unida (Egipto-Siria-Yemen) reaparece como protagonista y se presenta ahora nuevamente en primera fila de la lucha mundial al mismo tiempo que busca seleccionar su dirección.

Como una erupción volcánica, caótica, con muchas bocas, encontrará su cauce. Pero por el momento no tiene cuadros ni direcciones que correspondan al heroísmo y la creatividad de los trabajadores, los cuales han formado comités, milicias mal armadas y buscan dividir al ejército y a la policía. Los intelectuales exiliados no son, en su inmensa mayoría, revolucionarios. Pocos de los presos políticos liberados en Túnez lo son. El imperialismo busca aprovechar esta ventaja momentánea e intenta poner en primer plano, como antifuegos, tendencias liberal burguesas o, peor aún, a los menos odiados del antiguo régimen, para lograr elecciones fraguadas que le permitan seguir dominando mediante gobiernos nativos. Teme al mismo tiempo la represión abierta porque sabe que la misma agravará las movilizaciones y romperá los ejércitos, en cuya base muchos soldados, suboficiales y hasta oficiales son nacionalistas o islamistas antiimperialistas y tienen contacto estrecho, en los barrios populares, con los jóvenes rebeldes y comienzan a fraternizar con ellos, lo cual podría llevar próximamente a formar comités de civiles y soldados.

Además, los europeos no quieren una nueva guerra de Argelia en sus puertas, que saben perdida de antemano, ni poner en peligro el abastecimiento petrolero argelino o libio ni el tránsito por el canal de Suez, los estadounidenses por su parte no pueden permitirse un nuevo Irak y un nuevo Afganistán ni, con sus socios, si cae Mubarak y toma el poder un ala militar nasserista, una nueva e inevitable guerra árabo-israelí justo cuando están planeando un ataque contra Irán. Mubarak, en efecto, es aliado fiel de Israel y de Estados Unidos, como la dirección de la Administración Nacional Palestina. Porque la revolución democrática en el mundo árabe impulsaría la unificación de los diversos procesos locales, hoy fragmentados pero fuertemente interrelacionados e interinfluenciados y podría provocar un profundo cambio moral en el mundo árabe en sorda rebelión desde hace años y en la relación de fuerzas entre los trabajadores y sus gobiernos y entre ambos y esa punta de lanza del imperialismo que es Israel.

Para el imperialismo es imposible un hipotético aunque necesario Plan Marshall para el Maghreb y el Machrek justo en el momento en que está en una profunda crisis de sistema en Estados Unidos y Europa y también le es imposible una intervención militar. Una “operación quirúrgica” israelí (una invasión a Egipto, por ejemplo, militarmente factible) sería por su parte aventurera porque podría provocar la creación de gobiernos militares nacionalistas en los países árabes y profundizar la revolución en curso.

La clave de la situación está en la coordinación de los comités espontáneos y las milicias y grupos de autodefensa y en la organización de poderes populares locales que trabajen en la perspectiva de una Asamblea Constituyente para dar forma y contenido a una República Árabe Unida, laica y democrática, que funcione sobre bases federales y planifique en común los recursos del norte de Africa, Palestina, Siria y Jordania, exigiendo el fin de la ocupación de4 Irak y su democratización y la retirada de las tropas de Israel a las fronteras de 1967.

Los trabajadores de todos los países del mundo y sus sindicatos deben apoyar a los rebeldes árabes y advertir solemnemente a Estados Un idos y a Israel contra todo intento de aventura. La revolución árabe en curso despertará movilizaciones en Europa, en el mundo musulmán, en América Latina e tendrá influencia en China misma. El silencio vergonzoso de la prensa cubana cínica y burocratizada ante la revolución egipcia que está por derribar a una pieza clave del imperialismo –la dictadura desde hace 30 años de Hosni Mubarak- debe ser repudiado porque quienes luchan contra el dictador son los mismos que luchan contra el imperialismo y que defenderán a Cuba.

27.1.11

En exhibición


El deseo de llamar la atención parece ser un asunto natural. “Hazme caso”, expresan las mascotas, de diversas maneras, cuando se sienten un tanto relegadas por el amo: gimen, maúllan, ladran, trinan, brincotean por ahí, se frotan en las piernas de una persona, se cagan en la sala. Los humanos solemos llevar ese impulso a límites sorprendentes: no sólo queremos acaparar la atención de familiares, parejas, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, sino que aspiramos a que los habitantes del siglo XXIII tengan noticia de nosotros. Tengo para mí que esa necesidad es fundamento de trayectoria para grandes artistas, estadistas afamados, gloriosos contorsionistas y redomados asesinos. La actitud del faraón Keops, quien para dotarse de un estuche mortuorio le ordena al arquitecto Hemiunu que construya la Pirámide de Guiza, no es muy distinta a la del chaval que maltrata la corteza de un árbol con una navaja y consigna: “aquí estuvo Paco”; la diferencia entre uno y otro sólo es de escala.

Algunos encontrarán que las miradas ajenas son demasiado intimidantes y realizarán sus proezas fuera de la vista del respetable; se encerrarán en un sótano y desde allí bombardearán al mundo con una serie de trabajos brillantísimos que les aseguren un futuro Premio Nobel; otros dejarán la huella de su paso por este mundo convenientemente escondida para que un biznieto remoto se tope con ella y descubra la grandeza hasta entonces ignota de su ancestro. Ya se sabe: la humildad es una modalidad extremadamente refinada de la arrogancia.

Pero hay otros que disfrutan de poner ante la vista pública partes pudendas o funciones que, por modales (es decir: por moda), debieran permanecer al margen de ella, como la muerte, el sexo y otras aun más bochornosas. O no es propiamente que disfruten, sino que consideran necesario impactar a la gente y obligarla a voltear a situaciones que, de manera legítima o no, están fuera del interés público. Es el caso de los que se empapan en gasolina y se prenden fuego en una esquina concurrida, los que se desnudan, se untan un líquido rojo y se tiran en la calle simulando ser reses muertas, y cosas así.

El exhibicionismo puede ser un convenio entre quien mira y quien es mirado: aderezo legítimo para las rutinas eróticas en la intimidad de dos, tres o unos cuantos más; acto de agresión, cuando el clásico tipo de gabardina muestra su erección a unas niñas que van pasando; a veces es un sacrificio impuesto, como cuando una víctima de explotación sexual es obligada a desnudarse ante los belfos babeantes de unos parroquianos borrachos o, peor aun, a morir a cámara, como ocurriría en las películas snuff, si es que esa clase de producciones no fueran una mera leyenda urbana generada por el cine comercial común y corriente, en el cual los asesinados, una vez filmada la escena de su muerte, se lavan la tinta roja, se cambian de ropa y se van a cenar a su casa.

Una de las exhibiciones que no dañan a nadie es el dogging, que se ha popularizado en Inglaterra de unos años a la fecha. Vamos a las fuentes en busca de una definición:

“El dogging, o como se conoce en España, “cancaneo”, consiste en sexo al aire libre, tanto en coches, como en bosques pero siempre en lugares apartados, donde los asistentes, pueden mirar o bien participar según los gustos de los participantes. El número de asistentes a estas “reuniones” suele ser elevado, rozando la orgía. El éxito de ésta práctica radica en que los asistentes no se conocen, sino que han quedado por Internet en un lugar concreto de su ciudad o pueblo, para llevarla a cabo. Este contacto previo se hace a través de foros, exclusivamente dedicados al efecto y con total seriedad.” Eso dice la página Dogging Spain, que agrupa a unos 55 mil doggadictos repartidos por toda la piel del toro.

Nada que ver, esas exposiciones consentidas, con la práctica medieval de introducir testigos a la cámara nupcial, en la noche de bodas, para certificar la pérdida de virginidad de la esposa. Aquello debe haber sido una mortificación para todos los participantes; quienes practican el dogging, en cambio, lo hacen por divertirse.

En 2007, la bloguera española Lubna Horizontal publicó, además de un “Manifiesto pornoterrorista”, una propuesta de masturbación colectiva en público:

“Una masturbación colectiva en las calles, una masturbación de verdad, para l@s que se sepan correr de pie y para l@s que necesiten una esterilla y esparramarse en el suelo, para l@s que tarden en correrse, para l@s que necesiten ayuditas mecánicas, para l@s multiorgásmic@s... para tod@s aquell@s que quieran escandalizar o quieran ser escandalizad@s. No es una propuesta para quienes fingen un orgasmo cuando alguien les pide que se masturben. Quiero trasladar vuestros espacios íntimos masturbatorios a la vía pública y que os corráis como cerd@s en un bonito entorno cívico.”
En meses recientes ha proliferado en algunas ciudades, la de México incluida, una actividad que, comparada con la anterior, huele a convento: recorrer algunas estaciones de metro sin más prendas que las interiores. Dependerá de lo que los policías entiendan por “moral” que apliquen, o no, sanciones administrativas.
El exhorto de Lubna Horizontal podrá ser estridente pero, para escándalo de las buenas (o de las malas) conciencias, resulta inofensivo. En México, los gobernantes panistas, y hasta algunos priístas, prohíben minifaldas, escotes y besos en público, y entre sus filas habría desmayos colectivos si llegaran a ver el dogging masificado o si atestiguaran la puesta en práctica de la masturbación colectiva que propugna la bloguera como acción de protesta escandalosa. Esos funcionarios no ven motivo de escándalo en el espectáculo visible y horroroso de cuerpos perforados a balazos, decapitados o descuartizados, en cadáveres de bebés calcinados en una guardería por el descuido y la avaricia de unos cuantos favoritos de la corte, en un pueblo famélico y aterrorizado que sobrevive como puede a la violencia institucional, a la miseria programada y a la destrucción sistemática del país por parte de un grupito de mafiosos que se solaza pensando: “va para largo”.


26.1.11

Otro comunicado de
“Misteriosos Desaparecedores”

(Recibido en el buzón de Navegaciones el 25 de enero de 2011, a las 9:55. Archivo adjunto: una foto.)


"La verdad es una y para todos; los Sabios hablan de ella y la comparten con muchos hombres, y los necios creen ser los dueños de ella"
Sentencia Veda

POSTDATA Y PROEMIO

Después del Boletín titulado EPÍLOGO DE UNA DESAPARICIÓN las presentes líneas constituyen nuestra primera comunicación. Sirva como postdata a la acción realizada y al esfuerzo por explicarla, así como proemio a la actividad crítica y práctica que habremos de seguir desarrollando.

Estamos ciertos, empero, que esta postdata no podrá despejar la densa niebla que, como fenómeno político-cultural, nos rodea y eclipsa lo evidente. El fenómeno no es fortuito. El extravío de las certidumbres y de los proyectos de transformación es signo de una época en la que se pretende arrojarnos al abismo de la apatía, aceptando como única posible la actual forma de vida.

La sospecha, el escepticismo, la incredulidad y la desconfianza son algunos de los componentes de esa espesa bruma que la opinocracia se ha encargado de esparcir a los cuatro vientos. Otros componentes son el miedo y la resignación, afanosamente labrados desde la cúspide del poder, con el fin de inmovilizar o de encauzar los actos de protesta e inconformidad, que a diario se producen, en un marco ya controlado y en un sentido político previamente calculado y por lo tanto inofensivo.

Con particular interés y energía la plutocracia pretende fomentar el individualismo a ultranza, minar la confianza en nuestras propias fuerzas, liquidar toda ética de convicciones, vaciar de sentido y contenido real a la democracia y a todo proyecto que pueda mover a la acción y transformación revolucionaria; se trata a fin de cuentas de que nadie crea en nada. Para ello los oligarcas tratan siempre de engañar y hacen trabajar a otros en dirección de sus propios fines, apoyados en sus intelectuales orgánicos y líderes de opinión; ese es su trabajo, que lo cumplan mientras puedan. Nosotros aprendamos a cumplir el nuestro.

Toda hipótesis parte de cierta lectura de los acontecimientos y siempre busca su cotejo con la realidad. Es difícil descartar todas las especulaciones como posibilidades, pues el que cada una guarde un valor relativo, habla simplemente de una realidad social que las hace verosímiles. Sin embargo, los hechos se sostienen más allá de los dichos. Más allá del hecho de que la realidad sea consignada de manera escrita, ésta persistirá; la situación que vivimos existe aunque no lo digamos y no porque lo digamos Nosotros (y no Ellos) es menos cierta.

Obstinarse en escatimar realidad a lo real nunca permitirá entender cabalmente lo que pasa; negar autenticidad a lo escrito, e incluso a la acción realizada por nosotros, sólo ocasionará ser refutado y rebasado por la realidad que a todos trasciende. Podríamos enumerar una larga serie de devaneos y delirios que intentan deslegitimar formas de lucha; mejor hagamos por explicar y comprender causalmente la realidad social para transformarla, como quienes por debajo de la niebla buscaron el carácter político de la acción realizada, sin poner en duda que una fuerza de izquierda pudiese llevar a cabo un acto de esa naturaleza.

Históricamente el imperativo del emporio comunicativo ha sido el velar y encubrir. Cuando los hechos los rebasan y son inocultables su tarea es sembrar dudas, dirigir opiniones, engañar con la verdad, banalizar lo esencial, esencializar lo banal, encauzar las posibles críticas y desacreditar toda acción u omisión que afecte la imagen, el discurso o los intereses de los que detentan el poder económico y político.

Condenado a la pena capital Diego Fernández de Cevallos Ramos solicitó por escrito que ésta le fuese conmutada; encausada dicha solicitud, fue liberado a las 6:13 a.m. del día 20 de diciembre de 2010. Fernández de Cevallos hizo un registro pormenorizado de su encierro y tuvo tiempo para elegir sus primeras palabras frente a los medios sirviéndose de la retórica que lo caracteriza. Concedimos no (re)cortarle la barba, de lo demás (montaje mediático y cinismo sin límites) no nos hacemos cargo. Hicimos la asunción explícita de la actividad realizada, reiteramos que la responsabilidad es nuestra, no así del uso que de nuestras acciones y palabras se haga con otros fines. Por otra parte, aclaramos que el secuestro y el maltrato que denuncia el empresario Eduardo García Valseca, bajo la asesoría del Sr. Antonio Ortega, no fueron realizados por la RTG y consideramos que dicho acto no pudo haber sido llevado a cabo por organización revolucionaria alguna.

Somos nodos de una red que se vale de la violencia, más no como único ni fundamental recurso, en la construcción de un proyecto económico, político y social; esta acción no sintetiza todo lo que somos, lo que hacemos y hacia donde nos dirigimos. En una sola tarea no se hayará el programa, el plan o el fin; y no se encontrará jamás demanda política alguna a quienes detentan el poder, pues sería tanto como pedirle peras al olmo o ayuda al enemigo.

Reiteramos que el contexto de violencia generalizada se debe, por un lado, a la inoperancia político institucional y por otro a la persistente fragmentación social e incapacidad para articularnos como comunidad política capaz de construir un proyecto de transformación. El ejercicio de la violencia constructiva es para Nosotros un recurso legítimo, pero necesita de un proyecto en el que su uso sea solamente un medio necesario. Nuestro proyecto es reconstituir nuestra condición humana que la vileza de los poderosos nos arrebata; para Nosotros la brújula es la rehumanización que hasta ahora nos es negada. Consientes estamos de que un mayor nivel de organización implica un menor grado de violencia y eso vale tanto para los movimientos sociales como para la vida en comunidad y el Estado nacional.

Fraternalmente:

RED POR LA TRANSFORMACIÓN GLOBAL
¡CONTRA LA INJUSTICIA Y LA IMPUNIDAD, NI PERDÓN NI OLVIDO!

Enero 24 de 2011

25.1.11

Los de la verdad

Son un grupo pequeñito y aguerrido. Infligieron un grave daño al desorden mundial imperante, y lo saben. Se han hecho detestables para un puñado de poderosos –para los más poderosos del mundo, de seguro– y se han ganado la admiración, la solidaridad y la gratitud de millones de personas. Nada parecido a una organización ni a un tejido. Es, simplemente, un estado de ánimo fundado en la recuperación de la verdad. Nos habíamos acostumbrado a que un montón de hipócritas y de maleantes –hipócrita, Obama, aunque hable con ritmo de rap; maleante, Bush, con su acento de predicador analfabeto– nos devaluaran esa palabra hasta el grado de suponer que su contenido era inexistente. Y gracias a este puñado de chavales locos y delirantes, nos reencontramos con ella, redescubrimos su sabor ácido y amargo y dulce al mismo tiempo, y caempos en la cuenta de cuánto y por cuántos años nos ha sido escamoteada.

Había sido tan eficiente ese secuestro de la verdad que nos habíamos habituado a remplazarla por la sospecha. Atábamos cabos y concluíamos, de manera indirecta, que son minoría los gobernantes honestos; que Washington gira órdenes a los presidentes sumisos y trastoca las soberanías; que en Occidente se gobierna en función de los intereses del capital –por muy demócratas y hasta socialdemócratas que se digan los gobernantes– y no para satisfacer las necesidades de la gente. Analizábamos. Especulábamos. Ahora estamos confirmando nuestras hipótesis, una a una, sopeándolas en el caldo agridulce, balsámico y doloroso de la verdad.

Ellos, chavas y chavos audaces, responsables hasta la exageración, y perseguidos por los máximos poderes planetarios, se dan cuenta de lo que han hecho y actúan en consecuencia. Ninguno supera la cuarentena; parece ser que pocos de ellos llegan a la treintena. Viven a salto de mata, escondidos hasta de su aliento, huyendo de un peligro más que real. No duermen. Actúan con la prisa que les falta a los condenados a muerte porque ellos están, en cambio, condenados a vivir. Van a fondo. Se esmeran en hacer lo que está más allá de sus energías y más allá de las mezquinas 24 horas. Saben que en cualquier momento puede caerles encima un enjambre formado por las agrupaciones policiales de una docena de países. Están al tanto de la furia que han causado. Saben que las maquinarias del poder trabajan para forzar las ideas, la lógica y el sentido de las palabras hasta lograr que el esclarecimiento y la transparencia se vuelvan sinónimos de terrorismo.

¿Y por qué? Pues porque le han infligido al poderío estadunidense el mayor daño desde septiembre de 2001. La arrogancia del imperio no se había cimbrado así desde hace muchos años, o más bien desde nunca. Y peor: los ataques terroristas contra Nueva York y Wwashinton dieron a Bush el pretexto que requería para restaurar la dominación militar planetaria. Las revelaciones sobre la ruindad institucional de la diplomacia gringa, en cambio, sólo les aporta vergüenza, y ningún motivo de orgullo, recuerdo u homenaje. Estos chavos no han hecho correr la sangre ni han provocado la destrucción material para lograr sus objetivos. Ellos, para realizar su labor genial, teclean en unas macs baratas, codifican y decodifican su información con la destreza del marinero que acomoda las velas para aprovechar el viento del norte y avanzar al oeste. Por ejemplo.

Se han organizado en guardias, discuten entre ellos a profundidad y en superficialidad, permanecen horas y horas atentos al pulso de Internet, se movilizan en sigilo y en total silenco radio para no llamar la aención de la jauría. Y mientras desnudan ante el mundo el orden criminal, inescrupuloso y desastroso de los gobiernos, toman turnos para cocinar, barrer, ir de compras y lavar platos.

Ninguno de ellos ha llegado a los cuarenta, pero todos tienen miles de horas de vuelo acumuladas. Ya podrán narrar a sus hijos, a sus nietos y a sus bznietos, la forma en la que pusieron a temblar al mundo establecido.

Bien administrada en Hollywood, cada una de esas vidas valdría millones. Pero, mientras avanzan en el armado del rompecabezas de horror del que sólo conocemos las primeras piezas, ellos prefieren distribuirse las tareas domésticas en alguna casa de esa Europa desgastada que, con ellos y desde ellos, se mira joven; siguen escapando de la oscuridad y de la turbiedad, y esa huída permanente nos ilumina a todos, aunque no queramos. Merecen nuestra solidaridad y también, y sobre todo, nuestro afecto.

22.1.11

Parodia del tocayo


Despertaos, mortales, abandonad la cama,
lavaos las orejas y oíd esta proclama
compuesta en homenaje de ese güey que se llama,
en castellana lengua, Miguel de Nuestra Dama.

Dicen que ese franchute tuvo enorme talento
para ver el futuro; o será puro cuento
y será que de mota fumose un cargamento
forjada con las hojas del Nuevo Testamento.

“Espíritu del fuego” llamó a sus predicciones
escritas con mareos y entre alucinaciones;
de Delfos invocaba secretas tradiciones
pero lo que escribía salió de sus cojones.

Hagamos, pues, un texto, que altere y jerigonce
vocablos, y se erija de los siglos en gonce,
y luego unos incautos lo trasladen a bronce,
y escribamos augurios para este 2011.

Será un año terrible para el autoritario
porque Julian Assange, ese gran adversario
de la siniestra intriga y el secreto sumario,
a Naciones Unidas irá de secretario.

De Ratzinger, sus huesos de pastor alemán
en estos doce meses al infierno se irán
y en Roma, más ayuna de encanto que de pan,
prestos a Lady Gaga papisa elegirán.

Este año de desastres y de malos agüeros,
narcos y policías, igualmente culeros,
van a seguir trenzándose en combates arteros
y a la capa de ozono le harán más agujeros.

Según augurios cuya mención no la resisto,
ocurrirá un suceso como nunca se ha visto:
adoptarán parejas formadas de imprevisto
a los múltiples huérfanos de la Legión de Cristo.

Depondrán los obispos su fobia contra el gay,
se casarán entre ellos, contrariando a su grey,
y entre los legionarios escogerán a un güey,
a efecto de adoptarlo de acuerdo con la ley.

Según dice la cábala, también está prevista
la caída en desgracia de un insigne fascista:
el tal Javier Lozano, por más que se resista,
en un burdel de cuarta chambeará de pianista.

Una atómica bomba, mortales, escuchad,
tendrán los iraníes con Ahmadinejad
y señalan los astros con siniestra verdad
que el chorrillo a los gringos les saldrá en cantidad.

Augurios semejantes causan pena y desmayo
y son tan abundantes que al consignarlos fallo,
así que en este punto llego al final, me callo
y dejo de burlarme de mi necio tocayo.

21.1.11

Del otro lado


Perdonen lo naco, pero eso de los volantes en el lado cucho es toda una impresión: el conductor se mira como aplastado contra la ventanilla y la parte izquierda del tablero parece mutilada. Tal vez éste sea el paraíso de los zurdos pero a mí, como diestro, me angustia esa mano derecha atrapada entre el resto del cuerpo y la portezuela, y que no puede ir a la palanca de cambios, hurgar en la guantera ni acariciar las rodillas de la persona que van en el asiento del copiloto.

Por alguna razón desconocida, esta conducción trastocada no se traduce en una catástrofe infinita de atropellamientos y colisiones mortales. Será tal vez la prueba de que Dios sí existe, después de todo, y que es descaradamente anglicano.

20.1.11

Los problemas legales de Dios

Ernie Chambers

El 14 de septiembre de 2007 la corte de circuito de Douglas, Nebraska, admitió la demanda interpuesta contra Dios por el entonces senador Ernie Chambers, activista de derechos humanos y el dirigente afroestadunidense más famoso de ese estado. El propósito de Chambers era poner en evidencia la frivolidad del sistema judicial estadunidense, propenso a ceder ante las peticiones más disparatadas, pero la acusación apuntaba a delitos graves –causar daños severísimos a la humanidad por medio de inundaciones, terremotos, huracanes, tornados y plagas– y exigía a los jueces que ordenaran al Señor el cese inmediato de su participación en actividades dañinas y en amenazas terroristas.

En un principio, el juez desechó la demanda mediante un recurso ingenioso: Dios no había podido ser debidamente notificado pues carecía de dirección. Chambers respondió con astucia mayor: “la Corte admite la existencia de Dios; una consecuencia de esa admisión es el reconocimiento de que Dios es omnisciente; en la medida en que Lo sabe todo, es lógico asumir que Tiene noticia de esta demanda”. Para complicar más las cosas, tras los edictos correspondientes, un abogado de Corpus Christi se ofreció a fungir como representante legal del acusado, y la corte recibió una comunicación de alguien que decía ser Él en persona. Al tribunal no le quedó más remedio que empezar las audiencias respectivas; en una de ellas, Chambers terminó de abrumar a los reticentes magistrados con una observación brutal: “Dios es omnipresente; por lo tanto, se encuentra en esta sala”. Las audiencias se prolongaron hasta el 25 de febrero del año siguiente, cuando la Corte de Apelaciones de Nebraska cerró definitivamente el caso alegando que “un tribunal decide controversias reales y determina derechos realmente controvertidos, y no se aplica a asuntos abstractos o temas que pudieran desembocar en situaciones hipotéticas o ficticias”.

Unos años antes, en la ciudad rumana de Timisoara, un preso conocido sólo como Pavel M., sentenciado a 20 años de cárcel por homicidio, emprendió un proceso legal contra la Iglesia Ortodoxa, en su carácter de representante de Dios, por haber fallado en su obligación de apartarlo del Demonio. El demandante alegó que tal responsabilidad incumplida derivaba de su bautismo, al cual consideró un contrato vinculante. La demanda fue desechada por el tribunal, el cual consideró que el acusado no era ni un individuo ni una empresa y que, por ello, quedaba fuera de su jurisdicción.

La escena del Altísimo en el banquillo de los acusados ha dado pie a ficciones como El hombre que demandó a Dios (Australia, 2003) yEl juicio de Dios (1979). La primera es una comedia sobre un pescador cuyo barco es destruido por un rayo, y a quien la empresa aseguradora se niega a pagarle el daño, pues considera que el incidente fue un “acto de la Providencia”; la segunda es una farsa trágica escrita por Elie Wiesel; la historia ocurre en 1649, en la ficticia localidad europea oriental de Shamgorod, en donde acaba de ocurrir un pogromo. Allí, tres rabinos se erigen en Bet din, o tribunal clerical, para procesar al Señor por permitir la masacre de Sus hijos.

Wiesel contó que, siendo adolescente, había presenciado un episodio semejante cuando se encontraba recluido en Auschwitz. En 2008 la BBC y la WGBH presentaron la coproducción Dios, bajo proceso, en la que se retoma la anécdota de ese campo de concentración para construir una nueva historia, en la que los protagonistas someten al Creador a un juicio in absentia por haber abandonado al pueblo judío y permitido que los nazis cometieran genocidio. La obra puede verse, dividida en varios fragmentos de video, y con subtítulos en español, en Youtube.


La inmortalidad es absolutamente relativa. La esperanza media de vida de una deidad se mide en siglos o en milenios. Los dioses son inmortales en tanto están de moda. Cuando los humanos se hartan de ellos, el fallecimiento sobreviene de manera inevitable, pero no sirve de nada que algunos mortales pretendan adelantarse a la mayoría de sus prójimos y decreten muertes anticipadas, como lo hicieron los jueces que, en enero de 1918, en Moscú, sentenciaron a muerte a Dios, en castigo por sus horrendos crímenes contra la humanidad.

El proceso correspondiente se realizó a instancias de Anatoli Lunacharsky, uno de los protagonistas de la navegación anterior y quien, en su calidad de comisario de Instrucción Pública, estaba empeñado en contrarrestar la ignorancia y el temor de las masas rusas, sometidas por siglos a los designios de los clérigos ortodoxos y del Zar. Aquel deicidio tenía, pues, una intención liberadora pero, en la lógica atea, incurrió en una contradicción escandalosa: al someter al Señor a proceso judicial, se le reconoció la existencia; cuando menos, la existencia jurídica.

La cosa fue más o menos así: el juicio duró cinco horas, con un ejemplar de la Biblia colocado en el banquillo de los acusados. Los fiscales presentaron pruebas numerosas de la culpabilidad del Altísimo, en tanto que Sus defensores de oficio presentaron una demanda de exoneración, argumentando en que El Acusado padecía demencia aguda.

Ante la extrema gravedad de los delitos, el tribunal desechó aquella petición, declaró culpable a Dios y lo condenó a morir fusilado. La sentencia se cumplió el 17 de enero de 1918, a las seis y media de la mañana, cuando un pelotón disparó cinco ráfagas de ametralladora contra el frío cielo moscovita.

No hay forma de saber si los verdugos lograron, o no, su cometido. Alguos piensan que Dios no murió en el episodio, pero que Se asustó muchísimo. Tal vez sea por eso que desde entonces no Se aparece muy seguido que digamos.

18.1.11

Pederastia política

Un activista de Nueva Alianza, a la entrada de una escuela en BCS
Foto de La Jornada

La pederastia no es propiamente una relación sexual sino, antes que eso, un abuso de poder: el uso del poder que otorga la condición de padre, padrastro, hermano mayor, mentor espiritual o maestro, para someter a un menor que se encuentra débil e indefenso en razón de su edad y de su inferioridad jerárquica, y hasta dialéctica, frente a la autoridad del abusador, y utilizarlo para satisfacer los deseos de éste. Algo muy parecido está haciendo la cúpula charra del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a juzgar por la información publicada ayer en estas páginas, con los niños de Baja California. No hay manera de llamarle relación política legítima a la promoción de Nueva Alianza por medio de agremiados a ese organismo sindical, quienes, bajo cuerda o no, mandan a los hogares papelería y objetos promocionales de esa franquicia electoral en las mochilas de los alumnos de preescoloar y de primaria.

En no pocos casos, se tratará de un abuso doble, porque algunos profesores (si no es que la mayoría de ellos) están en desacuerdo con semejantes prácticas, pero tienen que llevarlas a cabo porque su empleo va de por medio: la dictadura gordillista en el SNTE y en la SEP es tan generosa cono los sumisos como implacable con los disidentes.

La inmoralidad y la ilegalidad son inocultables –como lo fue la explotación comercial de un valioso edificio del Centro Histórico, entregado en comodato al SNTE, y rentado para eventos particulares por una de las hijas de Elba Esther-- y no habrá, sin embargo, ninguna suerte de sanción para la cúpula mafiosa que controla al sindicato ni para funcionarios como ese que fue designado subsecretario gracias al resonante mérito academico y administrativo de ser yerno de la suegra. Pero un gobierno de orígenes ilegítimos no sufrirá mucho que digamos por razones de imagen. Las estampas de sus integrantes y socios pueden pasar por el “coopelas o cuello” de Lozano Alarcón, por la ambición pecuniaria que desembocó en la quema de niños en la guardería ABC de Herrmosillo, por los contratos petroleros de Mouriño, por las revelaciones del ex secretario Tello, por las oscurísimas transacciones de su sucesor Molinar.

Más allá del calderonato, declinante y en su tramo final (a menos que su jefe logre su propósito delirante de destruir lo que queda de institucionalidad y permanecer en el cargo), la mayor parte de la clase política tiene deudas, querencias, complicidades o debilidades con el gordillismo, y eso explica el enorme poder que mantiene ese grupo, pese a expresiones abiertamente delictivas como la comentada: Elba Esther y su gente tienen el control del SNTE, pero también el de un partido político dispuesto a cuadrar resultados electorales a cambio de favores del poder público (acuérdense de 2006); son una suerte de IFE de facto. El país necesita desesperadamente una ruptura moral con respecto a esa clase de cúmulos de poder y no hay otra manera de emprenderla que mediante la organización, al margen de los partidos políticos con registro, del voto ciudadano: el voto de quienes ejercen sus derechos de manera legítima y no intercambian, en consecuencia, el sufragio por los favores de ninguna clase.

Sólo un gobierno con legitimidad, limpio de complicidades y surgido de las urnas y no de las componendas oligárquicas –es decir: surgido a contrapelo del gordillismo-- puede poner fin al engendro: sin la complicidad y la obsecuencia del Ejecutivo federal, ese cacicazgo no se sostiene.

13.1.11

De Fallujah a Ciudad Juárez

“Estamos trabajando muy de cerca con las autoridades mexicanas” y “con sus militares, mucho más que en años recientes”.

“Hay aspectos de esta guerra contra las drogas y cómo la combatimos muy similares al tipo de cosas que hemos visto en las guerras en que hemos estado”.

Almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos
Acción: manifestación en el zócalo.
Cómo:
ensangrentados y tirados en el piso.
Cuándo:
domingo 23 a las 9:00 a.m.
Llevar letreros: "basta"

Vía @mariana_war)

“Talibanes laicistas”

Tomás Garrido Canabal

Para empezar el año con un despropósito del tamaño de Catedral, la hoja parroquial del arzobispado de México, Desde la fe, caracterizó a representantes y funcionarios del Distrito Federal como “talibanes laicistas” y los acusó de protagonizar una “dictadura del laicismo” y de desatar “una verdadera persecución ideológica contra quienes, con base en sus principios religiosos y valores, se oponen” a las leyes “inmorales e injustas” que permiten el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo. En una referencia poco velada a Marcelo Ebrard y a su aspiración presidencial, el pasquín afirmó que “el autoritarismo y la intolerancia” “no es un buen augurio para futuras responsabilidades públicas de quienes hoy ejercen la autoridad en la Ciudad de México”. La virulencia del escrito obligó al arzobispado metropolitano a deslindar de la publicación a Norberto Rivera y a su vocero, Hugo Valdemar.

A v er qué sale de todo esto: la RAE dice que un talibán es alguien “perteneciente o relativo a cierta milicia integrista musulmana”, en lo cual coincide María Moliner: “se aplica a los miembros de un movimiento integrista islámico, constituido en su mayor parte por antiguos estudiantes de las escuelas coránicas de Pakistán, y a sus cosas”. Esta segunda fuente, así como Wikipedia, recuerdan que talibán es plural de tālib que significa “estudiante de la ley religiosa”, y por ello muchos medios, como la BBC en español, evitan repluralizarlo y escriben, en consecuencia, “los talibán”, no “los talibanes”, que sería como decir “los pieses” para referirse a las patas traseras de los humanos.

Otra observación sobre la expresión “talibanes laicistas” es que se trata de un portentoso oxímoron o contradictio in terminis: un talib, o talibán, no puede ser laico y un laico no puede ser talib, o talibán porque, en el pensamiento de ese grupo fundamentalista, el laicismo es una monstruosidad casi inconcebible (como ocurre en la visión del mundo del arzobispado capitalino), mientras que para todo espíritu laico la organización social que preconiza el Talibán es inadmisible. Pero si Quevedo (“es hielo abrasador, es fuego helado”) y Baudelaire (“placeres espantosos y dulzuras horrendas”), entre muchos otros ilustres, han recurrido a esa figura literaria, no va a negársele a los clérigos defeños su derecho al oxímoron, como no se les negará, tampoco, el derecho a formar parejas y a casarse entre ellos, si tal fuera su deseo.

Me puse a pensar en un personaje al que el gracioso insulto arzobispal pudiera aplicarse con más tino que al pobre de Ebrard y se me vinieron dos a la cabeza.

Uno es Tomás Garrido Canabal, gobernador de Tabasco en tres periodos y de Yucatán en uno, fugaz secretario de Agricultura en el gabinete de Lázaro Cárdenas y anticatólico furibundo. En lo personal, bautizó a diversos animales de su rancho con nombres como Dios, Papa, María y Jesús. Como gobernante, emprendió una campaña atroz contra el catolicismo en el marco de la cual fueron demolidos o cerrados numerosos templos, se expulsó de Tabasco a sacerdotes y monjas y se organizó quemaderos de imágenes religiosas en las plazas públicas; se obligó a sacerdotes a contraer matrimonio (con el mismo espíritu totalitario con el que el alto clero actual querría impedir a las parejas gay que hagan otro tanto), se prohibió la colocación de cruces en las lápidas, se cambió la designación a todas las localidades que tenían un nombre religioso y fueron censurados los escritos que hicieran referencia a Dios. Garrido, además de comecuras, era puritano, y emprendió una campaña contra el consumo de alcohol que culminó con una ley seca que prohibía toda bebida fermentada, salvo la cerveza. Su carrera política terminó en 1934 cuando, cuando una de las milicias ateas organizados por él asesinó a una mujer católica en el Zócalo de Coyoacán. Mi general Cárdenas lo removió de la Secretaría de Agricultura y lo envió a misiones diplomáticas o, como interpretan añgunos, lo mandó al carajo.

El otro es el ucraniano Anatoli Vasílievich Lunacharsky, filósofo, dramaturgo y político, y comisario de Instrucción Pública en la primera fase del régimen soviético. Lunacharsky poseía una reconocida profundidad intelectual; fue teórico de la cultura proletaria, o Proletkult, e impulsor de artistas como Meyerhold y Maiakovsky, y antes de la Revolución de Octubre había escrito (Religiya i socialism, 1908-1911) sobre la posibilidad de desarrollar una religión laica, socialista y colectivista a partir del marxismo, a la que llamó bogostroyelstvo o construcción de Dios. Cuando el horroroso poder de Stalin se consolidaba, a fines de los años 20 del siglo pasado, Lunacharsky fue despojado del cargo y enviado como representante de la URSS ante la Liga de las Naciones y, posteriormente, a España, en lo que constituía un exilio decoroso. Murió en Francia, cuando se dirigía a la Península Ibérica, en 1933.

Anatoli Lunacharsky

Algo debió fumarse el buen Anatoli Vasílevich en enero de 1918, cuando el asalto al palacio de Invierno estaba aún fresco, que lo llevó a promover un proceso penal contra Dios por Sus crímenes contra la humanidad. La semana entrante les platico la forma en que se desarrollaron ese y otros juicios similares.

* * *

Una vez más, los funcionarios de este podrido y sangriento régimen prianista escupen sobre las tumbas de sus víctimas: el fiscal de Chihuahua, Carlos Maunel Salas, atribuyó el homicidio de la poeta y activista juarense Susana Chávez a que “estaba tomando y drogándose” con sus asesinos; Calderón dice, por su parte, que él nunca ha usado la palabra “guerra” para referirse a su insensatez presuntamente contra el crimen organizado y Peña Nieto logra evitar que se investigue el número atroz de feminicidios perpetrados durante su administración en el Estado de México. No hay, pues, clima de violencia en Juárez, no hay responsabilidad del Ejecutivo en este baño de sangre y no hay asesinatos de mujeres –ni nada que investigar– en el Edomex. Todo es un “problema de perecepción” y los mexicanos estamos locos; será por eso que ha tenido tanto impacto la campaña “¡Basta de sangre!” - “No más sangre” para exigir a los delincuentes de todos los bandos –el gubernamental incluido– que pongan un alto a la masacre que están perpetrando.

Ese impacto es una pésima noticia para los funcionarios del régimen oligárquico. Al mismo tiempo, es un dato esperanzador y reconfortante a quienes apostamos por una renovación radical, pero pacífica y cívica, de unas estructuras de poder corrompidas, acanalladas y devastadas por los intereses fácticos y sus mandatarios.

Garrido, a lomos de “Dios"

11.1.11

Imágenes


Un cuerpo humano muerto, entero o en partes; yacente en el asfalto, colgado de un puente o despatarrado en el asiento de un vehículo; vestido o desnudo, o bien envuelto en una cobija barata; con o sin cartulina explicatoria del sentido del mensaje.

Alrededor del muerto, una nube de humildes policías municipales, de arrogantes policías federales y de efectivos militares impenetrables, vistiendo todos o algunos de ellos, chalecos antibalas de los que cuelgan equipos de comunicación y contenedores de parque; armados hasta los dientes, por lo general, y transportados en automóviles pintados de uniforme, en pick-ups adaptadas para las labores de patrulla, o incluso en vehículos blindados y artillados de color verde olivo. Entre ellos, algunos peritos forenses que deambulan entre cartuchos percutidos, fragmentos de vidrio, hierros retorcidos por el fuego, zapatos huérfanos de pie, charcos de sangre y pedazos de tejido humano y que rodean el sitio con cinta de plástico anaranjado para delimitar el acceso a la escena del crimen o del hallazgo sólo a personal autorizado. Y la prensa, en el segundo círculo. Y los simples curiosos, cada vez más escasos (efecto de la costumbre o del terror), en el tercero.

El despliegue de medios –humanos y materiales– resulta tardío e inservible. En realidad, los cuerpos de seguridad debieron desplegarse en torno a la víctima antes de que ésta fuera asesinada: segundos antes, minutos antes, días y semanas y años antes, e impedir el crimen. Ahora, toda esa faramalla de uniformados, armas de alto poder, chalecos antibalas, walkie-talkies y transportes con o sin blindaje, es un grosero dispendio de recursos públicos que exhibe, sin pudor ante las cámaras de foto y de video, su propio ridículo: por más efectivos que envíen a puluar en torno al muerto, por más patrullas y torres con luces y sirenas abiertas, por más ametralladoras pesadas que exhiban, no lograrán taparle las perforaciones fatales, pegarle de nuevo la cabeza al tronco, reintroducir a su torrente sanguíneo los charcos hemáticos desparramados en el asfalto o en los asientos del coche acribillado, revivir a la víctima. La foto y la imagen en movimiento del operativo se convierte en la imagen pura de la impotencia del Estado.

Si los despojos humanos eran muchos, unas horas después de su hallazgo, y para rubricar el absurdo, un comunicado informará de la realización de reuniones de urgencia a nivel estatal o federal, como si con ello se pudiera revivir a los difuntos, evitar que ocurran nuevas muertes o, por lo menos, exorcisar el dolor de los deudos. Todo este conjunto de reacciones – desde las horas de trabajo del funcionario de prensa que redacta el comunicado hasta la ingrata tarea de los peritos, obligados a certificar que el sujeto balaceado fue muerto a balazos, pasando por la gasolina y el aceite que consumen los vehículos oficiales– es un desperdicio.

O no: o bien, resulta que el perímetro de seguridad en torno a un cuerpo que ya no la necesita conlleva, en sí misma, un mensaje acerca de la importancia estratégica de los trofeos. “Miren, hemos empeñado muchos esfuerzos y mucha planeación en esta muerte violenta, y nos resulta fundamental que ustedes la observen, que convivan con ella, que se empapen en el contraste entre la extrema vulnerabilidad de ese pinche muerto –que de seguro formaba parte de la delincuencia organizada– y nuestro propio poderío bélico; sírvanse apreciar, en esta imagen, una metáfora de la impotencia de ustedes, ciudadanos en vías de conversión a súbditos, y de la fuerza de nosotros, los que mandamos, los que aparecemos y desaparecemos a conveniencia el dinero del país, los que decidimos sobre vidas y haciendas, los capos del cártel constitucional, los depositarios de todos los juguetes (“all the toys”, en las entrevistas).

De ser así, el mensaje es eficaz, que ni qué. Pero sólo hasta cierto punto. En forma más lenta de lo deseable se extiende en la sociedad la percepción de que estos gobernantes ya no se conforman con robarse o con desperdiciar nuestro dinero, con aferrarse a los puestos como garrapatas (miren cuánto duró en el cargo Molinar Horcasitas, a pesar de los abundantes señalamientos en su contra) ni con usurpar la voluntad popular: de unos años a la fecha hacen negocio, además, con nuestra seguridad y con nuestras vidas, ya sea para beneficiar los designios intervencionistas de los gringos, ya para hacerles el negocio a los narcos y a los empresarios “decentes” (qué tal los banqueros) que les lavan la ganancia, ya para perpetuarse en el poder por medio de la disolución, en el terror puro y duro, de la voluntad social.

Cuando esta conciencia se generalice, las semanas y las horas de este régimen estarán contadas.

10.1.11

No más sangre

Difúndelo. Reprodúcelo. Volantéalo. Pégalo en tu coche. Exhíbelo en tu ventana y en tu puerta. Envíalo por correo electrónico y convencional. Tuitéalo y feisbuquéalo. Grítalo. Exígelo. ¡Basta de sangre!

7.1.11

Intercambio de mensajes con


Eliminación de tarjeta de crédito
viernes, enero 7, 2011, 5:33 am
De: "service@paypal.com.mx"
A: "Pedro Miguel"
Hola Pedro Miguel,
Su tarjeta de crédito terminada en 7007 ha caducado y por lo tanto, se eliminó de su cuenta de PayPal.
Si ésta era la única tarjeta de crédito incluida en su cuenta de PayPal, deberá añadir una nueva tarjeta para seguir enviando pagos de PayPal instantáneos.
Para añadir una nueva tarjeta de crédito, inicie sesión en su cuenta de PayPal y vaya a su perfil.
Atentamente,
PayPal

Re: Eliminación de tarjeta de crédito
viernes, enero 7, 2011, 6:27 pm
De: "Pedro Miguel"
A: "service@paypal.com.mx"
Paypal
A quien corresponda:
Si no puedo realizar una donación para WikiLeaks por medio de la empresa de ustedes, entonces sus servicios no me interesan. Si algún día recuperan la decencia y abandonan la sumisión a los intereses políticos oscuros, avísenme, y con gusto daré de alta una nueva tarjeta de crédito.
Pedro Miguel
México, D.F.