26.9.14

Mientras pasa la lluvia



Mientras pasa la lluvia
y las bocinas de los autos sollozan en el tránsito
y pensamos en barcos indefensos
que se hunden frente al puerto
al reclinarse en ellos la tormenta,
te contaré, mi vida,
la historia del tornero
que modeló una mujer de madera
y al sacarla del torno
ella siguió girando
y nadie pudo detenerla
porque la rotación quedó grabada
en su carne de celulosa
y sigue, hasta la fecha,
expuesta en un museo
y algunos dicen que sonríe de cuando en cuando
y que por las noches se queda quieta,
pero se trata de leyendas
que nadie ha confirmado.

Mientras pasa la lluvia,
ahora que el mundo ha desaparecido
bajo cántaros de agua
y el calentador ronronea como gato
y el gato ronca como un camionero borracho
y la techumbre es masacrada
por gotas del tamaño de manzanas,
te contaré, amor mío
la historia de un cuaderno
guardado y olvidado por decenios
en un cajón húmedo
y las líneas escritas en él se borraron
y su papel se volvió una papilla nutricia
y le brotaron plantas
y los tallos de las plantas
siguieron el patrón de la vieja escritura
y fueron la memoria
del escrito perdido.

Mientras pasa la lluvia
y la tierra se ahoga sin remedio
y el calor de tu cuerpo no se apaga
y tu laguna no se seca
y las ventanas se empañan
y el mundo nos resulta más lejano que nunca,
te contaré, alma mía,
la historia de una piedra
que se labró a sí misma
en golpes improbables
con otras piedras
llevada por el viento
y fue caballo alado
y después, un guerrero,
y luego un recipiente,
siempre fiel a sí misma
a pesar de las formas que adoptaba,
siempre de piedra.

Mientras pasa la lluvia –que no pasa–
y el planeta se olvida de nosotros,
preguntaré a tus párpados
por el color de la primera luz que vieron,
preguntaré a tu carne
por el clima que hacía,
pediré a la memoria de tus células
que me cuente los temas de la plática
en los parques ese año.

De cuántas cosas hablan nuestros cuerpos
ateridos y ciegos en la noche,
conforme el agua los disuelve
mientras pasa la lluvia.




23.9.14

Insolencias


Todo un manifiesto: hace unos días Los Pinos distribuyó una foto, tomada durante un reciente cónclave de las cúpulas del poder político-económico, en la que aparecen Peña Nieto y Germán Larrea: el gobernante de corte ampliada y simpatías compradas y el enterrador de mineros y envenenador de ríos; el repartidor de impunidades y el empresario eternamente salvo de responsabilidades; el mandante y su mandatario, el jefe y el subordinado, ambos con las respectivas expresiones corporales. Días después la mina de Larrea volvió a inundar los ríos Bacanuchi y Sonora con desechos tóxicos y varios empleados de Peña (de la Profepa y la Secretaría del Trabajo) se apresuraron a asegurar, aun con los análisis no completados, que todo está bajo control, el nuevo vertido carece de importancia, no representa ningún riesgo para la salud de la población y la empresa colabora en la mitigación del daño. Las autoridades estatales y municipales de Sonora han contado una historia muy distinta: los habitantes de la región están gravemente afectados, Buenavista del Cobre ha sido omisa en informar a las instituciones públicas, ha bombeado venenos a los cauces fluviales en forma deliberada y se ha limitado a simular tareas de reparación del daño.

El episodio dejó una manifiesta indignación nacional y hay en curso un empeño de restauración del poder presidencial omnímodo de los viejos tiempos priístas. En ese contexto la difusión de la foto es una declaración de connivencia entre el poder fáctico del dinero que se acumula matando mineros y destruyendo el entorno natural y el poder fáctico del dinero que se invierte en la compra de millones de votos para conquistar la titularidad del Poder Ejecutivo. Y constituye una promesa de impunidad. Y es además una insolencia.

Los signos de fin de régimen se multiplican. La ceremonia del 15 de septiembre mostró a un Zócalo supervigilado y controlado pero semivacío, poblado sólo por unos miles de mexiquenses acarreados con documentadas ofertas de comida, dinero y transporte, y aun así no le fue posible al aparato peñista eliminar del acto unas cuantas mentadas y chiflidos. La flamante Gendarmería Nacional fue estrenada para la ocasión y comisionada a hurgar en los pañales de los bebés y los cuerpos de los niños en busca de... ¿de qué? ¿De ametralladoras? ¿De granadas de mano? ¿De explosivos? –No, obviamente. Para eso hay arcos detectores de metales y otros procedimientos. Muy probablemente los pobres gendarmes recibieron la orden de buscar pancartas o linternitas láser de esas con las que algunos traviesos le pintarrajearon la cara (luminosamente, se entiende) a Felipe Calderón en su último grito e intentaron hacerlo con Peña en su primero. Lo malo es que los diseñadores de semejante operativo no se dieron cuenta (o se dieron, pero no les importó) de que era violatorio de la Convención de los Derechos de los Niños, que en México es vinculante.

Otro: la fugaz Disneylandia construida por el comisionado Alfredo Castillo se desvanece en Michoacán y vuelven a asomar, tras ella, la delincuencia soberana, la corrupción omnímoda y la descomposición de todo aquello que el gobierno toca. Y otro: el huracán deja al descubierto en Baja California Sur una ineptitud asombrosa en el manejo de la cosa pública. Peña acude a pasar revista de escenografías, se retira y deja tras de sí a una población sin alimentos, sin seguridad, sin comunicaciones, sin casa y sin trabajo.

Hace ya tiempo que el régimen oligárquico no consigue ganar elecciones si no es mediante diversas modalidades de fraude; perdió hace mucho tiempo la batalla de los argumentos y ahora parece resignado a derrotarse a sí mismo incluso en la batalla de la imagen pública, salvo en el ámbito de las distinciones otorgadas por los verdaderos mandantes: en Nueva York Peña es proclamado “ciudadano global” (es decir, ejecutor modelo de la globalización depredadora) mientras en México la ciudadanía es víctima de una ofensiva generalizada desde las cúpulas de la institucionalidad.


El peñato ha logrado comprar la docilidad de casi todas las facciones de la clase política, las cuales le aplauden y le legalizan todos los negocios del saqueo, pero no ha avanzado un centímetro en la solución del hambre, el desempleo, la inseguridad, la desigualdad, la corrupción y las carencias generalizadas de sectores cada vez mayores de la población. Aun así, el régimen podría durar muchos años más porque para la gente lo más preciado es la estabilidad y en aras de preservarla está dispuesta a casi todos los sacrificios imaginables. Lo que colma la paciencia de las sociedades es más bien la insolencia del poder; este régimen ha perdido la capacidad de evitarla y más bien parece que no puede dar un paso sin incurrir en ella, y ese es el signo de su inviabilidad.

18.9.14

Del “Yo, Pecador” a
la antropogénesis


“¡Señor Jesús! Sofoca los vientos de esta tempestad y de otros sistemas que nos amenazan, así como calmaste el Mar de Galilea para tus discípulos. ¡Oh, Señor!, atenúa los vientos, calma las aguas, introduce fuerzas de la naturaleza que perturben la configuración de esta tormenta, disipa su malignidad. Envíala inofensivamente hacía las aguas. Que todos nos demos cuenta de nuestros pecados. Y del pecado que causa unos fenómenos así. Danos la fuerza para que nos esforcemos en purificarnos y no padecer una catástrofe. ¡Oh, Señor!, influye en estos vientos, en estas aguas, en estos sismos, en estos tifones, en estas tormentas. Que desaparezcan y se pierdan mar adentro. Expúlsales Señor de todas las costas sin hacer dañar a ningún ser viviente que esté en su camino. Te lo pedimos amado padre celestial con toda nuestra devoción, que se haga de acuerdo a tu voluntad, bajo la gracia, de manera perfecta, gracias, padre que has escuchado esta oración. Amén. Amén. Amén”.

Así dice, palabras más palabras menos, una de las múltiples oraciones contra la tormenta que se pueden encontrar en Google con la misma facilidad con la que uno localiza recetas para hacer chiles en nogada. Y como estamos en temporada de ambas cosas –de chiles en nogada y de tormentas– les paso el dato. La ingesta de esa delicia, cuya creación es atribuida a las monjas agustinas del convento de Santa Mónica (Puebla) para agasajar a Agustín de Iturbide, puede ser considerada pecado capital de gula, castigado con chorrillo y redimido con tres padresnuestros y sincero propósito de contrición, que es el dolor que se experimenta por haber ofendido a Dios. Pero hay faltas que ameritan sanciones infinitamente más severas y magnas, como una tormenta, un ciclón o un terremoto. Así lo afirma fray Miguel de San José, obispo de Guadix y Baza, en su Juicio reflexo sobre la verdadera causa del terremoto:

“No sirve huir de las ciudades a los campos para evitar los estragos del terremoto, si nos llevamos al campo los pecados; que Dios castiga, sacudiendo violentamente los fundamentos y muros de las ciudades: ya alentando a los tímidos con los copiosos frutos de virtud, que el terremoto había producido, pues ocurrían con devoción al templo, los que antes precipitadamente corrían a los teatros y a los circos: que oían con gusto la palabra de Dios, los que antes cebaban por el oído su almas, frecuentando las públicas diversiones, de especies no menos nocivas, que indignas de su fe; que ya a imitación de los ninivitas vestían saco, rociaban de ceniza sus cabezas, ayunaban, se humillaban, gemían penitentes los delicados, los sensuales, los golosos, los soberbios, los pecadores todos [...] El padre San Juan Crisóstomo enseña que la causa del terremoto es la ira de Dios: causa enim terremotus Dei est ira.”

En tiempos más recientes (2011) el entonces alcalde de Tokio, Shintaro Ishihara, opinó que el terremoto que provocó la catástrofe nuclear de Fukuyama había sido un castigo del cielo para lavar el egoísmo de los japoneses. Una página web llamada Embajada del Reino le tomó la palabra y especificó que los pecados del país oriental habían sido la pornografía, el turismo sexual y el abuso de menores (que) han hecho de Japón un lucrativo nicho de mercado sexual.

El razonamiento llevaba a preguntarse por qué el altísimo no escogió Río de Janeiro, Bangkok o Tapachula para llevar a cabo su escarmiento de pecadores, toda vez que cualquiera de esas ciudades, y muchas otras, ocupa sitios más destacados en prácticas como las que enumera Embajada del Reino. Pero los designios del Señor son inescrutables y prueba de ello es que el terremoto de 1755, que afectó gravemente a muchas otras localidades de África del Norte y el sur de Europa, fue particularmente devastador en Lisboa, una ciudad virtuosa y pía según los cánones del catolicismo, en la que no habría delitos graves que castigar. Aquel movimiento telúrico no sólo dio origen a la sismología moderna: el quiebre tectónico en la zona Azores-Gibraltar puso en apuros a teólogos y filósofos y produjo, además del derrumbe de miles de edificios, la caída de nociones hasta entonces inamovibles acerca de la bondad inmanente de Dios; se vinieron abajo, por ejemplo, la teodicea de Leibniz y el método de Descartes para conciliar el orden divino con el desmadre natural y cedieron su lugar a la carcajada amarga de Voltaire y a las elucubraciones geológicas de Kant, descaradamente materialistas pero, a la postre, equivocadas.

Hoy en día hay que tener mucho valor civil para proclamar, como el alcalde Ishihara, que los fenómenos naturales y los desastres consiguientes son un castigo celestial a nuestros pecados. Las piruetas teológicas para explicar las catástrofes resultan cada vez menos convincentes, y seis o siete chiflados sostienen que las tragedias resultantes no están en los planes de Dios sino en los de Satanás (lo cual de todos modos plantea el problema de una responsabilidad divina, así sea por omisión, porque el Omnipotente bien podría tomarse la molestia de meter en cintura al Maligno). En cambio, se fortalece la creencia, si queda alguna, de que el compañero de allá arriba se entromete cada vez menos en los asuntos humanos y naturales, y el pecado ha sido remplazado por las nociones, más funcionales, del delito y la incorrección política.

Sin embargo, la razón teológica puede sentirse tranquila: el cambio climático, los fenómenos naturales antropogénicos y la idea de que la especie humana está provocando una apresurada destrucción planetaria han venido a remplazar con eficacia notable a la vieja venganza divina. Ya que el señor barbón muestra tanto desinterés en nosotros, la madre tierra se encargará de darnos el escarmiento que merecemos. Aunque haya habido terremotos más o menos desde siempre y el temible huracán haya sido bautizado nada menos que por los mayas prehispánicos.

Pero año con año nos enteramos de fenómenos naturales de frecuencia y dimensión sin precedente –esa expresión usan justamente los funcionarios de toda monta para justificar tragedias y desastres que se originan más bien en la corrupción y la falta de previsión– que serían indicadores indudables de que el planeta está encabronado con nosotros por cochinos, depredadores, ambiciosos, frívolos y arrogantes: Sodoma y Gomorra en su versión vegana; flagelantes del siglo XIII trasplantados al XXI que abominan de lo humano en conjunto y que anuncian la inminencia del fin de los tiempos.


Sea: seremos contaminantes, destructores, estúpidos y crueles, pero también somos capaces de emprender programas de descontaminación, refrenar impulsos instintivos, aplicar medidas de protección a los arrecifes coralinos y cambiar de estilo de vida y hasta de modo de producción. Y eso hace pensar que tal vez el Armagedón antropogénico no sea tan inminente ni tan inevitable como algunos auguran.


Acopio de ayuda para los
damnificados por Odile

La Cruz Roja Mexicana abrió centros de acopio en sus instalaciones en Sinaloa, Baja California, Sonora, Nayarit y Jalisco y en las tiendas departamentales Wal-Mart de dichas entidades. Se puede depositar donativos en la cuenta de Bancomer 0404040406 y de la clave interbancaria 1218000404040406-2.
¿Qué llevar? Los centros de acopio ubicados en la zona del Pacífico recibirán los siguientes artículos: Atún, sardina, arroz, frijol, azúcar, sal, café, sopa de pasta, lentejas, verduras enlatadas, mayonesa, aceite, galletas, chocolate en polvo y leche en polvo.
Asimismo, artículos de limpieza como jabón, cubetas, cepillos, franelas, jaladores, escobas, jergas, pino, además para higiene personal, entre ellos papel sanitarios, toallas femeninas, cepillos y pasta dental, shampoo, jabón de tocador y rastrillos.

Distrito Federal:
Las Facultades de Ciencias Políticas y Química y Derecho de la UNAM, Circuito Interior s/n, Ciudad Universitaria, CP 04510 Ciudad de México. Tel: (55) 56222001.
Delegación Cruz Roja DF, Av. Ejército Nacional #1032, Colonia Los Morales Polanco, CP 11510, Delegación Miguel Hidalgo, Horario: De lunes a viernes de 8:00 am a 4:00 pm. Tel (55) 53951111
Universidad Anáhuac México Sur, Av. De las Torres 131, Olivar de Los Padres, CP 01780, Ciudad de México. Tel: (55) 5628 8800
Universidad Anáhuac Norte, Av. Universidad Anáhuac 46, Lomas Anáhuac, CP52786, Huixquilucan, Tel: (55) 56288800
Centro Diseño Cine y Televisión, Sierra Mojada 415, Lomas de Chapultepec, 11000, Ciudad de México, Tel: (55) 27899000
Universidad Panamericana, Calle Augusto Rodin 456, Insurgentes Mixcoac, CP 03920, Ciudad de México. Tel: (55) 54821600
ITAM, Calle Río Hondo 1, Álvaro Obregón, Progeso Tizapan, 01080 Ciudad de México. Tel:(55) 5628 4000
Universidad Iberoamericana, Prolongación Paseo de la Reforma No. 880, Lomas de Santa Fe, CP 01219, Ciudad de México. Tel: (55) 59504000Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México - Se instaló un centro de acopio en la terminal 1 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, en la puerta siete. En su cuenta de Twitter, el AICM detalló que el horario de atención es de 8:00 a 20:00 horas.

Centro de acopio en Guadalajara - A partir de hoy empieza la recepción de víveres en el DIF municipal de Guadalajara. La colecta se realizará en calle Eulogio Parra número 2539, colonia Circunvalación Guevara, las 24 horas del día.
Los 27 centros de desarrollo comunitario (CDC) distribuidos en todo el municipio recolectan insumos para los damnificados por Odile. Los CDC tendrán un horario de 9:00 a 15:00 horas para recibir los donativos, como alimentos no perecederos, productos de higiene personal y de limpieza.

Ayuda en Querétaro - El Sistema Estatal DIF y la Delegación en Querétaro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) anunciaron la instalación de un centro de acopio de víveres. El centro de acopio estará operando a partir de este jueves, de nueve a 16 horas, en las sedes de ambas instituciones.
¿Qué llevar? Agua embotellada, arroz, lentejas, sal, aceite para cocinar, azúcar, café, latas de atún, sardinas y frijoles, así como artículos de limpieza en general.

Centros de acopio en Nuevo León - El gobierno de Nuevo León instaló centros de acopio para recaudar ayuda en especie en beneficio de los damnificados, a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social y el DIF estatal. Se recaudarán artículos de primera necesidad como alimentos, productos de higiene personal, de limpieza y artículos para bebé.
¿Qué llevar? Alimentos no perecederos y enlatados; de preferencia abre fácil, envasados al alto vacío y listos para servirse como frijol, atún, leche en envase tetrapack, arroz precocido, café soluble, azúcar, aceite, galletas, cereales, y sopas.
Jabón, rastrillos, shampoo, pasta y cepillo para dientes, desodorante, enjuague bucal, y toallas sanitarias.
Aceite de pino, cloro, papel sanitario y gel antibacterial; de los productos para bebé necesitan leche en polvo, pañales, y toallitas húmedas,
Los donativos del público en general se recibirán de lunes a sábado de 8 a 20 horas en las oficinas generales del DIF Nuevo León ubicadas en avenida Ignacio Morones Prieto 600 oriente, en la colonia Independencia.
Hay centros de acopio en las instalaciones de los DIF municipales. También fueron habilitados como centros de acopio el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) ubicado en avenida Lázaro Cárdenas, y los denominados "Espacio Sí" en los municipios de San Pedro, San Nicolás y Monterrey.


Sinaloa - La Universidad Autónoma de Sinaloa instaló cuatro centros de acopio donde recibirá comida y ropa de las 9:00 a las 18:00 horas. El primero está ubicado en la Ciudad Universitaria Los Mochis, en las calles Ángel Flores y Justicia Social s/n, colonia Los Mochis, municipio Ahome.
El segundo se encuentra en la Unidad Regional Sur, ubicada en la Avenida Leonismo internacional esq. Avenida Universidad s/n, Fraccionamiento Antiguo Aeropuerto, Mazatlán, Sinaloa.
El tercero está en la Unidad Regional Centro, ubicado en Catedráticos 341, esquina con Mariano Arista en la colonia Chapultepec.


Estado de México - Dos centros de acopio: Plaza de los Mártires, y DIF del Estado de México ubicado en Paseo Colón esquina Paseo Tollocan s/n, colonia Isidro Fabela.

15.9.14

El país que no se ha rendido


Foto Iván Sánchez / La Jornada Michoacán

Viva el país que no se ha rendido.

Vivan sus playas públicas. Viva su mar soberano. Viva su atmósfera libre. Vivan las tierras que no serán convertidas en negocio aeroportuario.

Vivan los bosques que no ceden al golpe de la motosierra. Viva el filón de mineral defendido por sus legítimos dueños. Viva el río que absorbe la descarga tóxica y no envenena a los sedientos. Vivan los lagos cómplices de los pescadores.

Vivan los pescadores, los comuneros, los ejidatarios, que resisten los proyectos depredadores. Vivan quienes difunden las luchas contra el acueducto, la hidroeléctrica, el teleférico, el parque de diversiones, el campo de golf, la mina a cielo abierto, la supercarretera, la perforación destructiva, la construcción devastadora.

Vivan los caminos libres que comunican sin lucrar, las represas que iluminan sin destruir el entorno, las canteras que entregan su materia para construir escuelas y hospitales.

Vivan las cosechas sin transgénico.

Vivan los campesinos que no sienten vergüenza de su condición. Vivan los trabajadores que no aspiran a ser potentados. Vivan las profesionistas que defienden la dignidad de su trabajo.

Vivan los burócratas que se consagran a servir a la sociedad antes que a sus jefes. Vivan los políticos que no traicionan a sus representados.

Vivan los barrios. Vivan las vecindades. Vivan los multifamiliares. Vivan los caseríos. Vivan los mercados. Vivan los centros de salud y los planteles escolares, los parques y las plazas públicas.

Viva la palabra verdadera. Viva el discurso que esclarece. Viva el libro que rescata la memoria. Vivan quienes difunden el antídoto de la verdad contra la intoxicación televisiva y la propaganda mentirosa. Viva la oración de la esperanza y la maldición pronunciada ante toda injusticia.

Vivan las indignadas, los escépticos, las que se organizan, los manifestantes, las que informan, quienes siguen buscando a sus desaparecidos, los que no olvidan a sus muertos, quienes no han matado a nadie, las que dan vida, los que le cierran los ojos al cadáver de un desconocido.

Vivan las que bordan en pañuelos los nombres de las víctimas, quienes se aferran a la vida aunque cada año pongan nuevas fotos en su altar de muertos.

Vivan los jubilados y las viudas a quienes les robaron la pensión; los asalariados a los que no les alcanza el salario; los causantes a los que el Fisco les arrebata el ingreso; los productores sin mercado; los comerciantes que se quedaron sin clientela; los jóvenes que no tienen escuela; los pacientes sin cama; los campesinos despojados de sus tierras; los científicos sin laboratorio; los escritores sin computadora; los plomeros sin herramienta; las costureras sin tela; los cocineros sin comida; los pintores sin pintura; los obreros traicionados por sus dirigentes sindicales; los que son tratados como delincuentes porque combatieron a la delincuencia; los que no pierden la claridad aunque no tengan para pagar la luz.

Vivan las comunidades zapatistas. Vivan los yaquis que defienden el agua. Viva Temacapulín. Vivan los resistentes de Cholula. Viva Wirikuta. Viva San Salvador Atenco. Vivan las policías comunitarias. Vivan Las Patronas. Vivan los defensores de derechos humanos. Viva el SME. Vivan los trabajadores de Mexicana. Vivan los sindicatos universitarios.

Vivan las universidades y los hospitales públicos. Vivan los caminos públicos. Vivan los medios públicos.

Viva La Jornada en sus 30 años.

Viva la América Latina soberana que espera nuestro regreso a sus filas.

Viva Cuauhtémoc. Viva Gonzalo Guerrero. Viva Bartolomé de las Casas. Viva Francisco Tenamaztle. Viva Jacinto Canek. Viva Vasco de Quiroga. Viva Gaspar Yanga. Viva Gabriel Teporaca. Viva fray Servando Teresa de Mier. Viva Francisco Primo de Verdad. Viva Miguel Hidalgo. Viva Josefa Ortiz de Domínguez. Viva José María Morelos. Viva Leona Vicario. Viva Epigmenio González. Viva Francisco Xavier Mina. Viva Vicente Guerrero. Viva el Batallón de San Patricio. Viva Benito Juárez. Viva Guillermo Prieto. Viva Ignacio Zaragoza. Viva José Santos Degollado. Viva Melchor Ocampo. Viva Mariano Escobedo. Viva Vicente Riva Palacio. Viva Ignacio Manuel Altamirano. Vivan Ricardo y Enrique Flores Magón. Viva Juana Belén. Viva Emiliano Zapata. Viva María Arias Bernal. Viva Aquiles Serdán. Viva Belisario Domínguez. Viva Francisco Villa. Viva Elisa Acuña. Viva Antonio Díaz Soto y Gama. Viva María Talavera. Viva Elisa Griensen. Viva Felipe Carrillo Puerto. Viva Lázaro Cárdenas. Viva Francisco J. Múgica. Viva Heriberto Jara. Viva Rubén Jaramillo. Viva Benita Galeana. Viva Valentín Campa. Viva Demetrio Vallejo. Vivan Frida Kahlo y Diego Rivera. Viva José Revueltas. Viva Sergio Méndez Arceo. Viva Heberto Castillo. Viva Carlos Montemayor. Viva Carlos Monsiváis. Viva Bety Cariño. Viva Samuel Ruiz. Viva Carlos Fuentes. Viva Arnoldo Martínez Verdugo. Viva José María Pérez Gay. Viva Daniel Cazés. Viva José Emilio Pacheco. Viva Arnaldo Córdoba.

Vivan la imaginación y el amor. Vivan la dignidad y la honestidad. Vivan la congruencia y la persistencia. Viva la vida.

Viva México.
Viva México.
Viva México.