- Cloacas conservadoras
- El tianguis de la propaganda
- Pepsi y Coca, más bien republicanas
POR ESTOS DÍAS el tráfico de internautas ha calentado
tres sitios en particular: la página oficial de Michael Moore, la de su
película Fahrenheit 9/11 y la de un organismo de ultraderecha
llamado Moorewatch, en donde hace algunas semanas algún detractor del cineasta
tuvo la brillante idea de promover la distribución de copias ilegales --vía
Internet-- del documental antiBush, con el consiguiente regocijo del propio
Moore. Las acusaciones reales o inventadas contra la cinta y su autor son
variopintas e interminables, incluida una que critica al cineasta laureado por
haber “plagiado una idea del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu” y
por haber “robado pietaje de un documentalista australiano”.
LA PÁGINA DE Moorewatch tiene vínculos para sitios
comerciales de lo más curioso, incluido el blog de un
portal porno (Sex Xxx Pics Dot Com) habitado por
conservadores, en el que alguien se avienta la puntada de citar a un ex oficial
de inteligencia militar llamado Bob Newman, según el cual los interrogatorios
de presos en Guantánamo habrían producido material de inteligencia que
permitió, a su vez, frustrar ataques terroristas en los próximos juegos
olímpicos de Atenas. El tal Newman critica la reciente decisión de la Suprema
Corte de Justicia de Estados Unidos de permitir que los infelices enjaulados
desde hace tres años en ese enclave militar interpongan recursos contra su
detención allí. Por lo visto, el tal Newman, si es que existe, no tiene la más
remota idea de lo que dice, porque los supuestos talibanes o miembros de Al
Qaeda capturados en diversos lugares del mundo a finales de 2001 y principios
de 2002, y alojados desde entonces en el infierno de Guantánamo, en el más
riguroso e ilegal régimen de incomunicación, carecen de cualquier forma de
estar al tanto de planes para cometer atentados en la olimpiada del mes
próximo. Más aun, Josefina Salomon, portavoz de Amnistía Internacional (AI),
señaló que “las personas que están en Guantánamo no han tenido la posibilidad
de ver a algún abogado que los aconseje sobre su situación. No tienen acceso a
sus abogados, a sus familiares, no saben qué está pasando en el mundo exterior”.
OTRO VÍNCULO SIGNIFICATIVO es al sitio Metrospy, que vende
fotos del candidato demócrata John Kerry con soporte especial para ser colocadas
en urinarios o camisetas promocionales de la campaña de George W. Bush en las
que se lee: “La libertad no es gratuita / la paz no es bonita / la guerra
contra el terror es un trabajo sucio”. Moorewatch es una ventana representativa
de las cloacas conservadoras en la Internet estadunidense, y me parece útil
--aunque desagradable-- dar un paseo por ellas. Sólo así puede entenderse,
desde fuera de Estados Unidos, el hecho de que, en noviembre próximo, millones
de ciudadanos de ese país votarán por la fórmula de Bush y Richard Cheney.
POR SUPUESTO, OTROS millones de estadunidenses votarán
por Kerry, no necesariamente porque el demócrata les resulte convincente o al
menos simpático, sino porque harán caso a la consigna “cualquiera, menos Bush”.
Y Moore y su película Fahrenheit 9/11
habrán desempeñado un papel fundamental en el convencimiento de muchos de
ellos. La página de la película ofrece, además de lo consabido --cortos, lista
de salas donde se exhibe, reseñas de prensa--, herramientas formidables de
activismo político, como el envío de libros y videos antibélicos a soldados
estadunidenses desplegados en Irak o consejos para objetores de conciencia.
EL 26 DE JULIO, aprovechando que el presidente
estadunidense empezaba sus vacaciones en Crawford, Texas, Moore le envió una
invitación para que asistiera, dos días después, el martes pasado, a la
presentación de Fahrenheit 9/11, que tuvo lugar en la Casa de
la Paz de ese condado, un centro “cultural y religiosamente diverso para el
crecimiento espiritual e intelectual”, que ofrece “alternativas al culto de la
guerra”. “Si usted acepta graciosamente mi invitación --escribió Moore--, podré
agradecerle en persona por ser uno de mis actores principales”.
http://www.sexxxxpics.com/blog/
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3847000/3847673.stm
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3929000/3929961.stm
http://www.fahrenheit911.com/
http://www.michaelmoore.com/
LA VENDIMIA ELECTRÓNICA de propaganda electoral se ha
vuelto un negocio jugoso en el país vecino. La tienda internética Cafepress
cuenta con una sección de marinolas publicitarias (camisetas, chamarras, tazas,
calcomanías, imanes, plumas, calzones, gorras, servilletas, llaveros, etcétera)
para que cualquier consumidor manifieste sus preferencias y sus fobias
políticas y exhiba, de paso, el paupérrimo nivel de las campañas. En el portal
de referencia hay tiendas para todos los gustos y para todas las náuseas.
http://www.cafeshops.com/politics/
FOLLOW YOUR MONEY es un sitio que ofrece
información sobre el monto y la proporción de los donativos que las diversas
empresas estadunidenses aportan a las campañas políticas. La página es editada
por una organización no partidista, cuyo objetivo es esclarecer los vínculos
entre firmas y sus productos y los partidos que tales firmas contribuyen a
financiar. En ese sitio es posible enterarse que PepsiCo dio un total de un
millón 667 mil 667 dólares de patrocinios a partidos, que 73 por ciento de esa
suma fue para los republicanos, 24.8 para los demócratas y 2.2 por ciento para
“otros”. La Coca-Cola es un poco más generosa en sus donativos (2 millones 31
mil 829 dólares), pero también republicana: 56.63 por ciento fue para el
partido de Bush, 43.06 para el de Kerry y 0.31 por ciento para “otros”.
UPS SE SITÚA a la cabeza de los donadores del Partido
Republicano, con 7 millones 149 mil 215 dólares (70.58 por ciento de sus
patrocinios), seguida por Verizon Communications Inc. (5 millones 524 mil,
65.47 por ciento de sus aportaciones totales), J. P. Morgan (4 millones 836 mil
dólares), FedEx (4 millones 489 mil, 61.15 por ciento), SBC Communications (4
millones 143 mil dólares, 57.14 por ciento) Union Pacific (4 millones 26 mil
dólares, 74.70 por ciento) y Philip Morris (3 millones 577 mil dólares, 64.52
por ciento). La corporación que más dinero da a los demócratas es J. P. Morgan
(5 millones 12 mil dólares, 50.86 por ciento de sus aportaciones), seguida por
SBC Communications (3 millones 104 mil dólares, 42.81 por ciento), UPS (2
millones 971 mil dólares, 29.33 por ciento de sus donativos), Bell South (2
millones 880 mil dólares, 45.01 por ciento), Verizon (2 millones 849 mil
dólares, 33.77 por ciento), FedEx (2 millones 832 mil dólares, 38.58 por
ciento) y Aflac (2 millones 424 mil dólares, 48.09 por ciento).
SONY CORPORATION ES preponderantemente demócrata: de
los 620 mil dólares que gastó en donaciones a campañas políticas, 66.3 por
ciento fue para los burros y 33.7 para los elefantes. Time Warner también
resultó demócrata, y canalizó a ese partido 60.18 por ciento de sus
aportaciones a campañas (un millón 358 mil dólares en total). Microsoft es más
equilibrada: de los 3 millones 970 mil dólares de sus donativos políticos, 2
millones 137 mil dólares (55.54 por ciento) fueron para los demócratas y el
resto para los republicanos. En contraste, Wal-Mart es inequívocamente
partidaria de Bush, a cuyo partido entregó 3 millones 336 mil dólares, que
equivalen a 81 por ciento de sus donativos políticos. Curiosamente, Lockheed
Martin, productora de armamentos, destinó a los demócratas 170 mil 915 dólares,
67.03 por ciento de sus aportaciones totales, y el resto a los republicanos.
Otros casos de la industria bélica: Raytheon (la de los misiles Patriot)
fue casi pareja: 52 por ciento a los republicanos y 47 por ciento a los
demócratas), lo mismo que Sikorsky (republicanos 54, demócratas 45 por ciento)
Kraft Foods, por su parte, no disimula su preferencia: 94.4 por ciento de sus
donativos (524 mil dólares en total) fueron para el Partido Republicano. Las
tres grandes de la industria automotriz tienen gustos inequívocamente
republicanos: Ford (republicanos 68 por ciento, demócratas 31), Daimler
Chrysler (republicanos 54, demócratas 46 por ciento) y General Motors
(republicanos 63, demócratas 36 por ciento).
RIGOBERTO GONZÁLEZ PIÑA me preguntó, vía e-mail, mi
opinión sobre las especulaciones en el sentido que la llegada de los
astronautas a la Luna fue “un show bien montado”. Bien: me
parecen mero delirio. Si el alunizaje de julio de 1969 y los posteriores
hubieran sido un montaje, los soviéticos, por puro ardor, lo habrían impugnado.
Además, la falsificación habría requerido de la complicidad de miles de
científicos y técnicos de todo el mundo que participaron en las estaciones de
seguimiento de las misiones y que examinaron los cientos de kilos de muestras
de superficie lunar traídas a la Tierra. Pero mi argumento más sólido es que,
si hubiese habido un engaño, nuestra querida Julieta Fierro ya nos lo habría
hecho notar.