27.10.06

Epístola a Felisa

Lo copié de la revista Mester, que a principio de los años setenta del siglo pasado publicaba el Departamento de Literatura Hispánica de alguna universidad de Estados Unidos:



Aquí, con ganas de besar tu siempre, beso
tu triángulo lunar, tu ángulo obsceno,
tu seno izquierdo, tu derecho seno,
tu anca mular, tu tubo obeso
lleno de caca, lleno de veneno
como un sócrates triste, como un plato
sin aristóteles, con esa larga eso
que te ráscate y pulga el duodeno.
Yo no sé‚ si me voy, te vengas o me vengo,
si me tienes, detengas o te tengo
clavada con el dedo, sobre el algo
que debajo me picas y retengo,
que más fuera, si fuera lo que fuera,
si me besaras tú como te beso.
Voy a mi ayer, tu siempre fue, mi nada,
mi peso galopante de hombre en peso,
tu zapato cansado, mi sin caja,
tu estar descerrajando mi silencio,
mi estar casado en traje de mortaja.
Regreso a lo que fui, a lo que fuera,
a lo que afuera me palpita adentro,
a lo tuyo, a mi noche, a tu regreso,
a tu inmortal mortífero congreso.
Lleno de sangre y de balazos, fuera
lagarto en tu lagar, beso en tu beso,
verso enterrado vivo, cartuchera
sin balas, hombre muerto
temblando a solas en tu tolvanera;
pero llévanme el aire y la tristeza,
y el otro que quitome lo que diera,
y tú, mi amor, que no me diste nada.
¡Y tú, mi amor, que no me diste nada!



René Acuña


26.10.06

El país menos visitado

  • Derechos humanos en la RPDC
  • Cuatro viajeros en Pyongyang



Pirruro comunista


Me intriga Rangún, aunque ahora tenga el nombre menos misterioso de Yangon; me intriga el bosque gabonés de La Makandé, famoso por el tupido techo que forman las copas de sus árboles; me intriga la isla de Reunión, al este de Madagascar, desde que una vez, de puberto, me enamoré perdidamente de una Miss Reunión que vi en la tele; me intriga Umbría, me intriga el Desierto de Altar, me intrigan Chiclayo y Manaos y Portobelo. Por su mera sonoridad o por asociaciones gratuitas, esas toponimias son como fulminantes que activan la bala de la imaginación.




Los monumentos descomunales


No es menor la curiosidad que me suscita, aunque por otras causas, Corea del Norte (República Popular Democrática de Corea, RPDC), un Estado que por estos tiempos tiene con el Jesús en la boca a buena parte del mundo y que es referente de un conflicto nunca desactivado desde que mis abuelos eran jóvenes. Hace poco califiqué de impresentable al régimen de Kim Jong Il y un lector que firma como Yaotl Altan me dijo que no tenía derecho a, ni fundamento para, emitir tal opinión. Derecho he de tener alguno, si es que todavía existe la libertad de expresión, y fundamento hay, abundante, en el Informe 2006 de Amnistía Internacional:

“Se continuaron negando derechos fundamentales, como la libertad de expresión, asociación y circulación. Se recibieron informes de ejecuciones públicas y de la práctica generalizada del encarcelamiento por motivos políticos, la tortura y los malos tratos. Se siguió restringiendo el acceso al país de observadores independientes. […] Se recibieron nuevos informes sobre ejecuciones […] de personas acusadas de delitos económicos, como el robo de alimentos. […] Salieron a la luz imágenes de video en las que dos personas eran ejecutadas en público mediante disparos. […] Cientos de norcoreanos devueltos desde China se exponían a ser detenidos, torturados o maltratados y a pasar hasta tres años encarcelados en condiciones terribles. Según los informes, murieron por malnutrición personas encarceladas en campos de trabajo para presos políticos y en centros de detención extremadamente masificados. […] Las mujeres que intentaban protestar eran golpeadas. Todas las mujeres, incluidas las embarazadas y las ancianas, eran obligadas a trabajar desde la mañana hasta bien entrada la noche en campos o en fábricas de las prisiones. […] El 7 por ciento de la población infantil sufría una grave malnutrición, el 37 por ciento padecía malnutrición crónica y el 23,4 por ciento tenía un peso inferior al normal; asimismo, una de cada tres madres sufría malnutrición y anemia.”





Campesino norcoreano


No viene a cuento rasgarse las vestiduras en abstracto por la persistencia de un régimen de corte estalinista; si a modas vamos, más anacrónicas son las monarquías que pululan en Europa. Pero Corea del Norte no sólo se caracteriza por el partido único, la dictadura policial y el culto a la personalidad; es que, como lo hizo Stalin en la Unión Soviética, la dinastía de los Kim (Il Sung y Jong Il) ha reducido a buena parte de la población de su país a la condición de ganado.

Otra cosa es el escándalo causado por la decisión del gobierno de Pyongyang de fabricar bombas atómicas y misiles para entregarlas a domicilio. También lo han hecho Israel, India y Pakistán, y nadie les dice nada.



Pyongyang: ¿ciudad sin clases?


El tal Yaotl Altan me criticaba también por hablar de Corea del Norte sin haber estado allí. ¿Por qué diablos ninguno de mis vecinos me ha mostrado fotos de una puesta de sol en la playa de Kimch'aek o de las colinas alrededor de P'ungsan? El español Norberto Cuenca ofrece la respuesta: “Es un viaje caro, raro y poco atractivo a priori. Ir de vacaciones a un país con un régimen estalinista, aislado y ultra controlado no suena precisamente relajante, sobre todo en Asia, donde por la mitad de precio te puedes ir a dorar al sol de Tailandia”. Cuenca tenía la ventaja de vivir en Pekín, “el único sitio desde donde se puede viajar directamente a Corea del Norte” y hace cosa de un año decidió aprovecharla. A pesar de las restricciones impuestas por sus guías oficiales, logró tomar algunas fotos, y a su regreso a Pekín, redactó un divertido relato de su viaje que termina así: “Si algo me ha quedado claro es que quiero volver. Corea debe ser el país del mundo menos contaminado por cualquier influencia exterior. Lleva 50 años totalmente aparte. Será una rara oportunidad de encontrar gente sin una traza de globalización.”

En Blogchevique se reproduce una versión en español del relato que hizo el abogado estadunidense Eric Sirotkin de su viaje a la RPDC. El tono es el siguiente: “Mientras bajábamos por el camino, otro grupo de norcoreanos quiso hacerse unas fotos con nosotros y nos pidieron que les cantáramos una canción. Un discordante pero bien intencionado ‘Venceremos’ se alzó de nuestras gargantas, mientras los coreanos aplaudían y se reían. Cuando terminamos, los norcoreanos nos rodearon y llenaron alegremente nuestros bolsillos de manzanas, mientras nuestros ojos se llenaban de lágrimas y nuestros corazones quedaban conmovidos por sus expresiones de aceptación y de aprecio incondicionales, a pesar del hecho de que éramos estadunidenses”.

Las apreciaciones de Sirotkin contrastan con la incomodidad del programador ruso Artemii Lebedev, quien halló en Corea del Norte una realidad horrible y una sociedad abatida. Desde una posición equidistante, aunque sin el humor de Cuenca, un chino anónimo contó su experiencia en el país en “Una mirada a Corea del Norte”. Salud a esos cuatro Marco Polos, cuyos relatos aparecen en los links que siguen. La agencia oficial de noticias y un sitio oficial del régimen de Pyongyang también son todo un viaje; se los recomiendo.


El trenPyongyang-Pekín



Alguien dice: “En Corea del Norte las playas tienen alambre de púas para que la gente no escape, cortan la luz a las 11 de la noche y no hay carros nuevos”. Alguien más responde: “Como capitalistas globalizadores rechazáis los logros comunistas y las medidas a favor de la protección de la costa contra el turismo abusivo, el ahorro energético y la supresión del CO2 y la contaminación de los automóviles”. Y no sé cuál de los dos está hablando en serio.


25.10.06

Actitudes políticas

Karol Wojtyla con Augusto Pinochet...



... Karol Wojtyla con Nancy y Ronald Reagan...



... y Karol Wojtyla con Ernesto Cardenal

24.10.06

Hungría

Hace 50 años, la tarde del 23 de octubre de 1956, miles de intelectuales y estudiantes salieron a las calles de Budapest para solidarizarse con las luchas antisoviéticas que llevaban a cabo los obreros de Polonia. Fue un detonador: en cuestión de horas, la manifestación se convirtió en un enorme movimiento en reclamo de libertad, democracia e independencia. A las ocho de la noche, el secretario general del Partido de los Trabajadores, Erno Gero, pronunció un discurso en el que calificaba la protesta de "revuelta reaccionaria"; como respuesta, parte de los manifestantes se dirigieron al edificio de Radio Budapest para pedir que se diera difusión a sus demandas; en cambio, recibieron gases lacrimógenos, primero, y disparos, después, por parte de los guardias de la Policía de Seguridad del Estado (AVH) que custodiaban el recinto. En vez de enviar ambulancias para atender a los heridos, el régimen trató de colar en los vehículos de socorro refuerzos (efectivos y armas) para los represores.




El edificio de Radio Budapest


El régimen de Budapest había sido hasta entonces uno de los más torpes, entreguistas y represivos de cuantos fueron instalados por el Ejército Rojo en Europa oriental, tenía motivos para temer la furia del pueblo y esa misma noche Erno Gero pidió a Moscú que enviara tropas para contener a los rebeldes. Los tanques T-54 entraron a la capital húngara al día siguiente, pero los enfrentamientos no cesaron y el 25 de octubre los agentes de la AVH apostados en el Parlamento perpetraron una nueva masacre de manifestantes. Designado primer ministro en sucesión de Andras Hegedus, quien huyó a Moscú en compañía de Gero, Imre Nagy ofreció de inmediato reformas políticas, excarceló a decenas de opositores, formó un gabinete en el que participaban algunos no comunistas, abolió el régimen de partido único, suprimió la odiada policía política, pidió el retiro de las tropas soviéticas y llamó a la calma. Sin embargo, los enfrentamientos se extendieron unos días más y algunos de los opositores no se conformaron con derribar la monstruosa estatua de Stalin erigida en Budapest y con cercenarle unos bigotes que medían más de un metro; algunos organizaron escuadrones de la muerte para cazar simpatizantes soviéticos y ex integrantes de la AVH. Hacia el 28 de octubre se logró restablecer la paz y las fuerzas de Moscú se retiraron de la ciudad.





Inspección de un tanque soviético

En todo el territorio de Hungría se formaron comités revolucionarios que asumieron responsabilidades al margen del gobierno nacional, se establecieron comités obreros en minas y plantas industriales, y empezó a conformarse un embrión de economía socialista ajena al control partidario. En ese lapso, los choques entre los remanentes de la AVH y la población causaron cientos de muertos.




La resistencia

En el Kremlin, en una sesión efectuada el mismo 24 de octubre, los delegados procedentes de Budapest informaron al Comité Central del Partido Comunista Soviético que el descontento húngaro no estaba fundamentado en asuntos ideológicos, sino en problemas sociales y económicos irresueltos. Pero en los días siguientes Nagy anunció el retiro húngaro del Pacto de Varsovia y la adopción, por parte de su país, de un estatuto de neutralidad semejante al de Austria. Moscú no pudo o no quiso tolerar esa defección, el 1º de noviembre envió 17 divisiones a Hungría y tres días más tarde Budapest se encontraba bajo ataque.




Refugiados, camino a Austria


No hubo una resistencia organizada a la invasión. Los bolsones de resistencia, especialmente los constituidos en los barrios obreros, fueron rápidamente neutralizados por ataques aéreos y de artillería terrestre. Nagy y un puñado de sus colaboradores buscaron refugio en la embajada yugoslava, pero fueron aprehendidos días después. El ex gobernante fue mantenido en prisión año y medio, y luego juzgado en secreto y ejecutado. El saldo de la invasión fue de 2 mil 500 húngaros y 722 soviéticos muertos. Más de 200 mil personas huyeron del país, unas 26 mil fueron procesadas, cerca de 13 mil fueron sentenciadas a diversas penas de cárcel y un número indeterminado de opositores fueron asesinados en prisión. El nuevo hombre fuerte, Janos Kadar, títere de Moscú, permaneció en el poder hasta 1988. La estatua de Stalin no fue reinstalada nunca.




A chingar a su madre


23.10.06

Factor de distensión


¿Cucaracha?

En comentario a un post anterior Rafael me reprocha el haber llamado “cucaracha” a Juan Pablo II, me acusa de tener “un afán anticlerical que te ciega”, de expresarme despectivamente, y sin motivo, de éste y de su sucesor, de atacarlos “sin ton ni son simplemente porque no piensan como tú”, de no comprenderlos ni conocerlos, de tener “una maraña de ideas equivocadas acerca de ellos” y de otras cosas.

A comienzos de su pontificado el sucesor de Paulo VI me pareció simpático. Pero ocurrieron, entre otras, cosas como las que resumió en un artículo Augusto Zamora, profesor de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid:

“Entre 1977 y 1979 fueron asesinados cinco sacerdotes en El Salvador, seguidores de la Teología de la Liberación y miembros activos de la Iglesia de los Pobres, que trabajaban con las comunidades y sectores más oprimidos y reprimidos del país. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de El Salvador, viajó a El Vaticano en agosto de ese año, con un dossier minucioso sobre la brutal represión que venían sufriendo la Iglesia y el pueblo salvadoreños. El Papa Juan Pablo II se negó a ver el dossier y a hablar del asunto. Monseñor Romero regresó abatido pues había creído, hasta su entrevista, que al Papa le ocultaban información. En marzo de 1980, monseñor Romero era asesinado mientras celebraba misa. Ese mismo año, cuatro religiosas estadounidenses morían también asesinadas, luego de ser torturadas y violadas por el Ejército salvadoreño. El Vaticano condenó los crímenes pero no emitió condena alguna contra el régimen que los propiciaba. El silencio se hizo norma.

“De enero de 1980 a febrero de 1985, 23 religiosos fueron asesinados en Guatemala. Con ellos, decenas de miles de civiles, en el mayor baño de sangre sufrido por la región en las últimas décadas. Se repetía el guión. Condena opaca y formal y silencio ante la dictadura criminal. La jerarquía departía con generales y oligarcas, mientras sacerdotes, religiosos y comunidades cristianas de base eran sistemáticamente perseguidas o muertas.

“En Nicaragua había triunfado en julio de 1979 la revolución sandinista. Con ella llegó al poder, por vez primera en la historia latinoamericana, la ‘iglesia de los pobres’. Cuatro sacerdotes fueron designados ministros. El padre Miguel D´Escoto, ministro del Exterior; Ernesto Cardenal, ministro de Cultura; Fernando Cardenal, ministro de Educación y Edgar Parrales, ministro de Bienestar Social. El Vaticano se revolvió indignado. Todo lo que era silencio en El Salvador y Guatemala, se hizo estridencia contra la revolución sandinista y sus curas ministros. El Papa exigió a los sacerdotes que abandonaran los cargos y empezó una persecución sistemática contra los que apoyaban a la revolución. Curas y monjas progresistas eran obligadas a abandonar Nicaragua para ser sustituidos por otros reaccionarios. Cuando Juan Pablo II visita Nicaragua en 1983, […] se niega a orar por los asesinados por la contra. Sus actos se tornan políticos y la visita, preparada con tal celo por el gobierno sandinista que había construido una plaza especial para la misa papal, deriva en una completa ruptura.

En una reunión con el presidente Ronald Reagan, según relata el periodista Bob Woodward, se oficializa una alianza informal entre el Vaticano y EEUU, para combatir la ‘amenaza comunista’ en Centroamérica.”

Por lo que respecta a Centroamérica, Wojtyla fue el brazo espiritual de un proyecto injerencista genocida. Al recordar aquellas épocas, concluí que llamarlo cucaracha fue un exceso de benevolencia. Sería más preciso decir que fue el lamehuevos de Reagan.

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Dos apostillas: 1) en rigor, Wojtyla fue el sucesor de Juan Pablo I, pero éste, en tanto que pontífice, no alcanzó a existir por lo breve de su periodo, así que no cuenta entre Montini y Wojtyla; 2) el link correcto al artículo de Ernesto Cardenal al que hice referencia en los comentarios de aquel post está aquí.

Variaciones sobre el mismo tema

  • Misterios de un texto imprescindible
  • Variaciones y actualizaciones
  • Ilustraciones (con permiso) de photoxica
Dice Diana Cohen Agrest que “la violencia en sus manifestaciones polimorfas es la negación acabada de que el mal no siempre le acontece al otro; de que todos, absolutamente todos, somos, virtualmente, Madres (o padres o hermanos o hijos) del Dolor. Mujeres reunidas por el sufrimiento inscrito en sus vidas por una maldita movida del azar (‘¿por qué a mí y no a otra?’), las madres de desaparecidos, de los caídos en Malvinas, de los muertos en Kheyvis y en Cromagnon, en la AMIA, y de tantos otros jóvenes víctimas del gatillo fácil, constituyen el testimonio incontestable de que nadie está exento del estatuto de ofrenda debida a la violencia individual o institucional”. Ante esa circunstancia, uno tendría que pronunciar el refrán “arrieros somos y en el camino andamos” o, más breve, la expresión “hoy por ti, mañana por mi”; el sentido de la prudencia aconsejaría pronunciar el proverbio “si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar”. Pero la expresión más doliente y hermosa es el texto del que hablé el jueves pasado:

Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / Yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / No quedaba nadie para decir algo.





¿De quién es este texto y cuál es la versión verdadera? Durante mucho tiempo se le adjudicó injustificadamente a Bertolt Brecht, pero casi todo apunta a que su autor es en realidad el pastor Martin Niemöller. La fundación que lleva el nombre del religioso da por buena su respuesta a una entrevista de 1976, en la que Niemöller afirmó que no era un poema, sino un sermón pronunciado en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania, y que el orden correcto era: comunistas, sindicalistas, socialdemócratas, judíos, yo. Pero años antes, en 1968, Howard Samuels dijo, en un testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, que originalmente Niemöller se había referido a judíos, católicos, sindicalistas, protestantes, yo, en ese orden. El profesor de Historia Alemana Harold Marcuse, de la Universidad de Santa Bárbara, piensa que, en las circunstancias en las que formuló la idea, el religioso no habría mencionado a los judíos en primer lugar. La cita se acomoda a los intereses o gustos de cada quien, y aparece en un monumento de Boston en el orden comunistas, judíos, sindicalistas, católicos, yo; en las citas de Simpson la secuencia es judíos, comunistas, sindicalistas, yo; hay muchas otras. Marcuse piensa que “el propio Niemöller pudo haber usado diferentes versiones en distintos discursos o sermones”.

(Aquí me aparto tantito de la versión impresa de esta entrega para agregar un dato irrelevante: fue precisamente al contemplar ese monumento bostoniano, hace diez años y con un frío de la chingada, que me enteré de la falsa autoría de Brecht. Desde entonces me quedó la duda, y me había propuesto investigar la historia de ese texto, pero no es sino hasta ahora que me ha sido dado hacerlo. Y ahora vuelvo a la navegación tal y como aparece en La Jornada.)

Toby O'Ryan, del Partido Comunista Revolucionario estadunidense, se lamenta porque en la cita colocada en el Museo del Holocausto de su país “se omite la primera frase sobre los comunistas; eso destruye el significado que le dio Niemöller, quien casi siempre empezaba sus discursos con unas palabras sobre los comunistas, los primeros presos de los campos de concentración”.



Domingo. Eva Villaseñor.



Sobre la atribución de esta cosa a Brecht: en una carta a El País de Madrid, Rafael Martínez especulaba que el error es “exclusivo de nuestra lengua, en la que Niemöller es absolutamente desconocido” (bueno, no tanto), y que “el error parte de los años setenta”. “La primera vez que ví este texto fue en Bogotá, en un póster enmarcado en un pequeño restaurante [...] El editor del póster se lo atribuía a Brecht. Después he visto este mismo poster en España, en casas de gente seria y políticamente comprometida. Nunca entonces dudé de su autoría. Cualquier verificación era complicada porque las ediciones disponibles de Brecht ni eran completas ni fiables”.

Enrique Medina alegaba en Página 12 que “en razón de esotéricos artilugios, citadores profesionales de izquierda-centro-derecha siempre han atribuido estas líneas a Brecht. Y si bien él es ajeno a este manotazo a su favor, tampoco es justificable el error debido a que el texto no figure, formal y convencionalmente, en ningún libro; ni es donosa la acción del aprovechador que se lo endilga a Brecht por mera suposición o porque así lo decidió el incon-sciente colectivo”.

El historiador británico John Simkin va más allá: tras señalar que ni Dietmar Schmidt ni James Bentlen, dos de los principales biógrafos del religioso alemán, hacen referencia alguna al pensamiento de marras, suelta su bomba: “Personalmente pienso que él nunca escribió este poema. Sospecho que fue escrito por algún activista de la izquierda pacifista tras la muerte de Niemöller”.

Poema, sermón o pensamiento, y sea de quien sea, esta cosa es de una enorme actualidad, e imprescindible en el mundo contemporáneo. En el sitio Persecution Poetry se da cabida a numerosas paráfrasis realizadas desde las posturas políticas e ideológicas más diversas. Haga cada cual su versión. Yo ya me armé la mía:

Cuando la migra deporta a los indocumentados / me quedo en silencio; yo sí tengo visa. / Cuando persiguen a los islámicos / no abro la boca; / no soy fiel de Mahoma. / Cuando privatizan el agua / me importa un rábano; / no tengo sed. / Cuando agravian a los homosexuales / no digo nada; / no vaya a ser que me confundan con uno de ellos. / Cuando oprimen a los indígenas / no pronuncio palabra; / no hablo mixteco. / Cuando despojan a los palestinos / me hago el desentendido; / Belén queda muy lejos. / Cuando masacran a los iraquíes / no protesto; / no nací en Babilonia. / Cuando diezman a los chechenos / me quedo mudo; / ¿dónde está Chechenia? / Cuando la derecha hace fraude / no salgo a las calles; / no soy de izquierda. / Cuando matan a las muchachas juarenses / miro hacia otro lado; / no soy empleada de maquila. / Cuando fabrican culpables / no leo la noticia; / yo soy inocente. / Cuando los pederastas abusan de las niñas / no me interesa el tema; / yo no soy niña. / Cuando los curas violan a los muchachos / no hago ningún escándalo; / yo soy adulto. / Cuando me persigan, me deporten, me satanicen, me pateen, me despojen, me agravien, me opriman, me violen y me maten, / nadie va a protestar / porque no habrá quedado nadie.





20.10.06

Problema:



Ciertas relaciones amorosas son como los vampiros: para acabar con ellas tienes que clavarles una estaca en el corazón.

El pedo es que el corazón también es el tuyo.

19.10.06

“Cuando vinieron por mí...”

  • Invención y anonimato
  • La polémica vida de Martin Niemöller


Bertolt Brecht


El texto ha rebotado de aquí para allá, en foros libertarios, publicaciones democráticas, discursos admonitorios y pesadillas personales, asociado a un nombre que no es el correcto. Dice más o menos así:

Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / no quedaba nadie para decir algo.


Qué honor: un día escribes o dices algo de validez universal, como las historias que involucran a zorras y uvas, o a cigarras y hormigas, y ya tienes al resto de la Humanidad repitiendo eternamente lo que pensaste, y cada cual lo expresa a su manera porque ni siquiera existe un texto para citar, con fidelidad o sin ella. Los hacedores de fábulas, de letrillas, de epopeyas y de refranes, son los más gloriosos porque se diluyen en la gente y acaban inmortalizados por más que nadie tenga la menor idea de su identidad. Tomen el caso del clip, un invento que todo mundo conoce, aunque muy pocos conozcan el nombre del noruego Johan Vaaler, falso o verdadero inventor de ese adminículo que terminó convertido en símbolo de la resistencia nacional frente a los ocupantes nazis; o el de la ley, una porquería utilísima de la que todos hablan con reverencia sin detenerse a recordar a Hammurabi, su primer codificador conocido; o el de la rueda, instrumento imprescindible para prácticamente todos los seres humanos que en el mundo han sido (así fuera para jugar y hacer juguetes, como en el caso de los americanos precolombinos), pero cuyo inventor se ha perdido para siempre en las tinieblas de los milenios idos. A la inmortalidad le gusta el anonimato.





El probable autor del pensamiento arriba citado permanece en la memoria colectiva también por otras cosas. Alguien, sin embargo, inventó que la paternidad correspondía al dramaturgo comunista Bertolt Brecht, acaso porque la idea es manifiestamente brechtiana. Pero no: al parecer, se le ocurrió a Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller, quien distaba mucho de ser un dramaturgo comunista. Era, en cambio, pastor protestante.

Hasta la fecha, su personalidad es carne de polémica. Nacido en Lippstadt en 1892, capitán de submarinos en la contienda de 1914-1918 y héroe de esa guerra, el hombre optó por la Teología y se ordenó en 1931. Hasta entonces había sido un resuelto partidario de Hitler y lo siguió siendo unos años más, hasta que el incipiente Tercer Reich trató de uncir las iglesias protestantes a su proyecto político y estableció que los judíos, incluso los conversos, debían ser expulsados de las organizaciones religiosas alemanas. Todavía en 1933, Niemöller describía el nacionalsocialismo como “un movimiento de renovación basado en fundamentos morales cristianos”, y en 1935 sostenía que los judíos seguirían sufriendo en tanto no se convirtieran: el castigo del pueblo de David era la prueba de que Dios es Cristo, el hombre llevado al martirio por los hebreos.


Martin: madurez

Sin embargo, el tipo creía en la redención y se opuso a los designios del gobierno de expulsar de las organizaciones religiosas a todos los judíos, incluidos los conversos. Al mismo tiempo, Niemöller se escandalizó por los empeños del Führer de uncir a su proyecto político a las iglesias protestantes de Alemania y de nombrar como “obispo del Reich” al nauseabundo Ludwig Muller. Empezó a disentir y criticó, en sus sermones, la detención de algunos religiosos que se opusieron a la medida, y en julio de 1937 fue arrestado, hallado culpable de “abusar del púlpito” y condenado a pagar una multa de dos mil marcos. En cuanto salió de la corte, fue detenido por la Gestapo y enviado al campo de concentración de Sachsenhausen para ser “reeducado”. Al año siguiente, Joseph Goebbels instó a Hitler a ejecutar al crítico, pero el Führer desestimó la idea. En cambio, Niemöller fue enviado a Dachau, en donde permaneció preso hasta las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Desde allí, en 1939, envió una carta en la que se ofrecía para servir en la armada alemana. La oferta fue desestimada, pero el gobierno dio a conocer la misiva a fin de desprestigiar al religioso. La resistencia reclamó que el documento era falso y, desde su encierro, el hombre empezó a convertirse en símbolo del rechazo al nazismo. Más tarde, los medios y los gobiernos estadunidenses y británicos, faltos de un héroe alemán poshitleriano, le dieron el papel a Niemöller.


Con su esposa

Tras su liberación por los aliados, el pastor horrorizó a sus admiradores cuando declaró, en una conferencia de prensa en Nápoles, que la carta de 1939 era auténtica y que él nunca había estado en desacuerdo con Hitler en cuestiones políticas, y que sus diferencias con el nazismo eran meramente religiosas.


Poco antes de su muerte

Con todo, Niemöller promovió la Declaración de Culpabilidad de Stuttgart, firmada por diversos líderes del protestantismo alemán, en la que se reconocía que las iglesias no habían hecho lo suficiente para combatir el nazismo. En 1961 fue elegido presidente del Consejo Mundial de Iglesias. Durante la guerra fría, Nimöller desempeñó un papel preponderante en los movimientos pacifistas europeos y siguió diciendo cosas provocadoras; por ejemplo, que para construir la fraternidad humana, los ricos debían ser aplastados. Luego declaró que el bombardeo nuclear de Japón convertía a Harry Truman en “el peor asesino del mundo después de Hitler”, y suscitó la furia del gobierno estadunidense cuando, en 1965, en plena guerra de Vietnam, se reunió en Hanoi con Ho Chi Minh. En 1982, en su 90 aniversario, dijo que había empezado su carrera política “como un ultra conservador que aspiraba al regreso del Kaiser y ahora soy un revolucionario; si llego a los cien años, es posible que me convierta en anarquista”.

Ahora bien: aquello de “Cuando vinieron por mí...” no es de Brecht, pero ¿es o no de la autoría de Niemöller? Unos dicen que sí, otros que no, y la verdad es que quién sabe. Si les parece, el domingo continuamos por la pista de ese texto, si es que antes, claro (el teclado se me haga chicharrón), no vienen por nosotros.





17.10.06

Guión o milagro



Ocurre así: la sociedad ha padecido la receta neoliberal durante mucho tiempo –mucho más del necesario para darse cuenta que este modelo no le sirve a la gente— y un buen día los electores voltean a ver al que habla de bienestar, equidad, soberanía y justicia social; se fragua un liderazgo, el liderazgo ser refleja en las encuestas y en el sigiente proceso electoral el dirigente se coloca como favorito en las intenciones de voto. Entonces el resto de las formaciones políticas, desde las derechas más primitivas y autoritarias hasta las socialdemocracias tropicales, descubren que se encuentran ante un peligro para la paz, la estabilidad económica, el imperio de la ley y las libertades. A renglón seguido, el Espíritu Santo sintoniza a las mafias empresariales, a los partidos de la reacción, a los impolutos medios de prensa y a algunos representantes virtuales de izquierdas “modernas” y “moderadas” y aparece un tsunami propagandístico que revienta, con todo su lodo y su caca y su podre, sobre la cabeza del que propone cambios de fondo. Eso basta, en ocasiones, para que el sujeto descienda en las encuestas. A veces se hace necesario echar mano de algo más –intervención abierta de los gobiernos en las campañas, por ejemplo, o compra de votos, o intimidación judicial y fabricación de delitos, en ese orden o en otro— para desinflar al favorito y colocarlo en un sorpresivo segundo sitio una vez que cierran las urnas.


Parece ser que algo así le ocurrió a Humala en Perú, que la receta (o la alineación astral, o el designio divino: nunca se sabe) se repitió contra López Obrador, en México, y que ahora se aplica en la persona de Rafael Correa, en Ecuador. Curiosamente, los tres fueron descritos por sus adversarios como versiones locales de Hugo Chávez, por más que el paralelismo sea, cuando menos en dos de los casos, manifiestamente disparatado. El linchamiento mediático ha tenido su propio eco en Brasil, en donde por lo menos consiguió forzar a Lula a la incertidumbre de una segunda vuelta.

Otro dato, a propósito: parece que en este hemisferio el desgaste del poder solo afecta a las izquierdas. Las derechas, cuando lo ejercen, se mantienen en él tan incorruptas como los despojos de cierto beato mexicano recién ascendido a los altares. Acaso el actual papado tendría que plantearse la apertura de los procesos de canonización a los partidos políticos a fin de incluir, al lado de santos individuales, a organizaciones que, tras realizar administraciones pésimas, hacen el milagro de sobrevivir a las urnas.

Puede ser que esta repetición de circunstancias en el hemisferio sea una mera coincidencia, pero igual puede tratarse del resultado de una coordinación entre las oligarquías y sus representantes políticos. Lo cierto es que los procesos electorales de ese año en Perú, México y Ecuador generan sensaciones de dejà vu y evocan lo ocurrido en 2000 en Estados Unidos, cuando Bush se impuso a Gore a contrapelo de las tendencias y por una ventaja reducidísima y marcada por la sospecha del fraude. Cuatro años después el mundo había cambiado tanto que tal vez no fue necesario adulterar la voluntad ciudadana –o tal vez sí— para que el actual presidente estadunidense se mantuviera a la cabeza de un gobierno corrupto y ensangrentado.

Por lo pronto, el guión o la voluntad divina parecen haberse consumado en Ecuador, en donde el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) y su candidato, el bananero multimillonario Alvaro Noboa, ganaron, contra todos los pronósticos, la primera vuelta.

15.10.06

Shining irons


Una noche alucinante, a orillas del Mármara, aquella mujer, tan bella que dolía su hermosura, me compartió (traducida, claro, a una lengua de la Cristiandad) una expresión local para referirse a esas etapas de trabajo intenso: to work as shining irons. No se lo dije, pero lo pensé: es más humano, o cuando menos más orgánico, nuestro “trabajar como una mula”. Y desde luego no tuve la concentración requerida para traducirle el “andar en chinga”.

En todo caso, la frase me confirmó esa como dureza del alma turca, una de las razones (de seguro la menos importante) por las que no acabé casado con mi interlocutora. Acaso ahora, en vez de oír en Tlalpan el célebre pregón pregrabado de las bicicletas tamaleras (¡... Calientitooossss! ¡Acérquese y pida los ricos y deliciosos tamales oaxaqueñooooosss...!), estaría escuchando las sirenas de los barcos que pasan por el Mármara.

Pero eso es otra historia y, como cantaba la gran chaparra, je ne regrette rien. El punto es que, hoy, como entonces, necesito con urgencia unas vacaciones.

Señora de Cao

  • Cinabrio, maquillaje de los muertos
  • Hallazgo en Chicama


La Dirección General de Protección Civil de España indica que el sulfato de mercurio es una sustancia tóxica, nociva para la piel, los ojos y las vías respiratorias, que emite emanaciones venenosas e irritantes y que su vapor, invisible y más pesado que el aire, por lo que se difunde a ras de suelo y puede introducirse en alcantarillas y sótanos. Por todas esas características, la dependencia recomienda que la manipulación del sulfato de mercurio se realice con traje de protección química, hermético a los gases, y dotado de un aparato autónomo de respiración. “Las personas que hayan estado en contacto con la materia o que hayan inhalado emanaciones, han de recibir asistencia médica inmediata”, señala el apartado 6-03 de las Fichas de Intervención para la actuación de los servicios operativos.

Qué paradoja. Los venenos más peligrosos, esos que te quitan la vida en un tris, son capaces de otorgar a los cadáveres algo parecido a la existencia eterna. Es que, así como la muerte es un accidente terrible para los vivos, la vida resulta letal para la buena salud de los muertos: les hace daño; los destruye. Por eso, cuando se pretende preservar el cuerpo de un difunto hay que extirparle la vida de raíz.




Hace mil 700 años los habitantes del valle de Chicama (actual distrito de Magdalena de
Cao, departamento La Libertad, Perú) perdieron a su máxima autoridad política y espiritual: una mujer de baja estatura (145 centímetros), de no más de 25 años, madre de un crío, en la que habían sido depositadas las potencias de la vida, la muerte, la fertilidad y el futuro. Ella era capaz de predecir las lluvias y las sequías e indicar, en consecuencia, los tiempos propicios para las siembras y las cosechas. Esos atributos fueron representados en la piel de la gobernante con tatuajes en forma de serpientes y arañas entrelazadas.

Su poder y sus facultades extraordinarias no pudieron librarla, sin embargo, de la tortura persistente y profunda provocada por un absceso en la muela del juicio inferior izquierda. No murió de esa dolencia, desde luego. Nadie conoce, hasta ahora, la causa de su muerte. Pero muy querida debió haber sido, o muy reverenciada, o ambas cosas pues, cuando dejó de respirar, sus gobernados aderezaron su cuerpo con dieciocho collares de oro, plata, lapizlázuli, cuarzo y turquesa, le colocaron treinta adornos --narigueras, diademas y coronas-- de oro, plata y cobre, lo frotaron a conciencia con una sustancia que la mayoría de las fuentes denominan sulfato de mercurio (HgSO4) pero que sería en realidad, según dos de ellas, cinabrio, es decir, sulfuro de mercurio (HgS), el mismo maquillaje venenoso que se aplicó, mil años después, y a miles de kilómetros al noreste de allí, a la Reina Roja de Palenque. Otra vez el cinabrio, sangre exterior y vida roja de los muertos.

Se cubrió su rostro con un paño de algodón y con un cuenco de cobre dorado. El cadáver fue amortajado en una manta de algodón natural, cubierta a su vez por placas de metal, y a sus costados se le colocaron dos enormes cetros de madera forrados de cobre, símbolos de poderío. El fardo resultante, de 180 centímetros de largo y más de cien kilos de peso, fue recubierto con 20 vueltas de una segunda tela basta y se dio firmeza al envoltorio con la colocación de 23 estólicas de madera envueltas en cobre, colocadas en forma perpendicular al cuerpo.



Se hizo descender el amasijo, con ayuda de cuerdas, por un socavón en el que se sacrificó a una muchacha de 15 años, cuyo cuerpo fue dispuesto al lado derecho de la homenajeada. El recinto fue adornado con piezas de alfarería --entre las que destaca una botella escultórica que muestra a dos mujeres adultas que se miran frente a frente, y una de las cuales da de lactar a una pequeña--, y cubierto con maderos de algarrobo sobre los cuales se colocó una capa de cañabrava. Éstas y otras cosas han sido halladas en un patio policromado situado entre antiguas pirámides de barro en la huaca (centro ceremonial) de Cao Viejo, en el actual complejo arqueológico El Brujo.

El hallazgo fue realizado por Régulo Franco, jefe de arqueólogos de la Fundación Augusto N. Wiese, en el marco de una investigación conjunta entre ese organismo y la Universidad Nacional de Trujillo, y dado a conocer en junio pasado. Martín Huancas Chinga, de El Comercio de Lima, afirma que Franco tiene como chamán a un tal Arturo Cervantes Cervantes, alias Kúntur, quien a su vez habría tenido contacto con la gran enterrada, antes de su hallazgo arqueológico, en el curso de rituales con la planta alucinógena conocida como “San Pedro”: “La Señora de Cao se presentaba en andas o danzando en plena ceremonia”, afirmó el brujo, y dijo que en una sesión de esas “se determinó la ubicación exacta de la tumba”. Ve tú a saber.

Lo que no está en duda es que esta joven difunta gobernó una comunidad perteneciente a la cultura moche, o mochica, que existió en los valles de la costa norte del Perú a lo largo de 800 años (desde el 200 A.C hasta el 600 D.C.), que desarrolló complejos sistemas hidráulicos, centros ceremoniales impresionantes (Huacas del Sol y de la Luna, Pañamarca, Huaca Cortada, Mallocope, Miraflores…), una cerámica que no tiene su madre y un primoroso trabajo en metales.




Recordada seas, Señora de Cao, mural y códice en piel de mujer, vida congelada por el cinabrio, gran chamana anterior a los incas, muchacha parturienta, joven matriarca, suma sacerdotisa, criatura con dolor de muelas, Dama del Tiempo.


14.10.06

Lucy, según Holub, según Luna


Rogelio Luna me hizo el favor de enviarme el poema Hominization
que el gran escritor e inmunólogo checo escribió a Lucy, publicado en inglés en Discover en mayo de 1982. Además, Rogelio se tomó la molestia de traducirlo. Lo comparto:

Lucy,
blessed among women,
three million years ago,
when there no were legends,
just the loving search for dandruff in fur,
was waiting for someone
on the shore of the lake,
no one came but death,
the appropriate death for the species
Australopithecus afarensis,
a four-foot death with man’s step
and a monkey’s skull.

Lucy ─excavated,
Partly assumed into heaven,
After some filling with plaster,
The forgotten nursery rhyme,
Eeny meeny miney moe─
Is still waiting.

And so are we, maybe,
despite shortages of plaster,
And so are we,
with Pliocene hopelessness
on the shore of the lake.

And maybe they’ll find us one day,
when people finally exist.


Hominización

Lucy,
bendita entre las mujeres,
tres millones de años atrás,
cuando no había leyendas,
sólo la búsqueda amorosa
de la caspa entre la piel,
estaba esperando a alguien
a la orilla del lago,
nadie llegó sino la muerte
la muerte adecuada para la especie
Australopitecus afarensis,
Una muerte en cuatro patas con un paso de hombre
y un cráneo de mono.

Lucy, ─desenterrada,
en parte integrada al cielo,
la olvidada canción de cuna
eeny meeny miney moe─
sigue esperando.

Y también nosotros, quizá,
a pesar de la falta de cemento,
Y también nosotros,
con la desesperación del Plioceno,
a la orilla del lago.

Y tal vez nos encuentren ellos algún día,
cuando la gente finalmente exista.

11.10.06

La epidemia Bush

  • 2.5 de cada 100 iraquíes han muerto
  • Polémica en torno a una carnicería



Es una bonita cifra. Con 655 mil dólares cualquiera puede aspirar a un retiro cómodo; con 655 mil hombres es posible invadir y ocupar un país de tamaño mediano; con 655 mil cabezas de ganado es posible asegurar las proteínas de una nación entera. Por desgracia, el guarismo se refiere a muertos: es el número de organismos humanos destruidos entre marzo de 2003 y julio de 2006 en la guerra de Bush en Irak. O sea, un promedio de 500 muertes violentas todos los días.

Esto dice un informe de la John Hopkins Bloomberg School of Public Health: que el 2.5 por ciento de la población del país ha sido eliminado como consecuencia de la guerra y que los soldados invasores han matado a uno de cada cien iraquíes que se encontraban vivos en marzo de 2003. Es parte del precio que los gobernantes estadunidenses y británicos le cobran a Irak por librarlo de Saddam Hussein, llevarlo a la modernidad democrática e insertarlo en una senda de progreso, paz y bienestar. Otra parte se paga en petróleo, contratos para Halliburton y ubicación estratégica en Medio Oriente. Lo bueno para todos es que la Casa Blanca no cobra de contado, sino que permite a los beneficiarios saldar su deuda en mensualidades: 15 mil cuerpos al mes, 500 diarios. Aún se desconoce la suma total de la operación. Hay que tener en mente, además, los casi tres mil invasores muertos y el número incierto de contratistas, funcionarios internacionales, periodistas y activistas extranjeros que han fallecido en el conflicto.

Por lo pronto, el asunto parece un buen negocio: que cinco iraquíes -todos cuentan: hombres, mujeres, ancianos, niños, kurdos, sunitas, chiitas, cristianos, gays y bugas, rubios y morenos, gordos y flacos, altos y bajos- se sacrifiquen para que otros 195 alcancen la felicidad terrenal. Para disponer de mejores elementos de juicio sería necesario, sin embargo, realizar otro estudio que nos dijera la proporción de los que fallecen en forma instantánea y venturosa (un balazo en mitad de la frente, el impacto de un misil, el estallido cercano de un coche bomba), cuántos se quedan unas horas o unos días, con las tripas al aire, a la espera de la oscuridad definitiva, y cuántos deben partir al otro mundo por el camino largo y difícil de Abu Ghraib y otros mataderos de ese estilo.

El número de las bajas iraquíes en la guerra de Bush es motivo de polémica. En las primeras semanas de la invasión el general Tommy Franks, del Comando Central de Estados Unidos, dijo que su tarea no era contar cadáveres. Ante ese vacío de información, y con la experiencia previa de Afganistán, surgió la iniciativa Iraqi Body Count (IBC), que ha venido realizando desde entonces un conteo basado en “una revisión exhaustiva de reportes de medios en línea procedentes de fuentes reconocidas”. Al día de ayer, IBC consignaba en su página web un mínimo de 43 mil 850 y un máximo de 48 mil 693 civiles muertos a consecuencia de la invasión estadunidense y señalaba que la tasa de defunciones “ha crecido en forma inexorable durante la presencia militar que encabeza Estados Unidos en Irak desde la invasión. IBC registró 6 mil 331 muertes entre el primero de mayo de 2003 y el 19 de marzo del año posterior; 11 mil 312 en el año posterior (20 de marzo de 2004 al 19 de marzo del 2005) y 12 mil 617 del 20 de marzo de 2005 en el periodo siguiente.
En abril de este año la organización Media Lens cuestionó con virulencia el trabajo de IBC y acusó a esa iniciativa de fabricar cifras aceptables para los partidarios de la guerra y la ocupación. La polémica --en la que parecen conjuntarse contrastes ideológicos, diferencias metodológicas y choque de personalidades-- sigue viva.

A diferencia de IBC, la Bloomberg School no se basó únicamente en un conteo de casos específicos, sino que realizó además un estudio estadístico de la mortalidad en la población de Irak antes y después de la incursión extranjera, y concluyó que en ese país se han registrado, de marzo de 2003 a julio de 2006, 654 mil 965 muertes “adicionales”, que el 91.8 por ciento de ellas ocurrieron en circunstancias violentas y que el 31 por ciento eran atribuibles a las fuerzas angloestadunidenses.

“Desde enero de 2002 y hasta la invasión en 2003, prácticamente todas las muertes en Irak se debieron a causas no violentas […] Las tasas de esta clase de fallecimientos se mantuvieron sin cambios desde los niveles previos a la invasión hasta 2006”, señala el estudio; “la tasa bruta de mortalidad posterior a la invasión duplica a la anterior, lo que nos coloca ante una emergencia humanitaria”, agrega el documento, divulgado por la revista médica The Lancet.

Podría resultar un tanto gracioso, si no fuera una realidad nauseabunda, que la aventura militar de la Casa Blanca sea abordada en una manera que recuerda los estudios epidemiológicos: ahí está el documento, desplegado en el sitio de The Lancet, entre informes sobre oncología y consumo de alcohol en pacientes críticos, en una revista médica que nunca ha sido filocomunista, y elaborado por una institución a la que nadie podría acusar de haberse vendido al “islamofascismo”, esa idiotez de término inventado por los halcones estadunidenses para justificar su cruzada.

A la luz de estas cifras, se comprueba que es injustificado, exagerado o por lo menos prematuro, comparar con Hitler al gobernante estadunidense: el primero consiguió liquidar a seis millones de judíos, dos de cada tres de los que había en Europa hacia 1933; en cambio, el segundo apenas ha logrado eliminar a dos centésimas partes de la población iraquí, equivalente a una décima parte de los hebreos asesinados por el alemán. En todo caso, no puede negarse que George Walker ha dado muestras indiscutibles de talento para el exterminio. Tal vez sea cuestión de darle tiempo. Y si algún nazi se siente ofendido con la comparación entre --dirá-- el trabajo metódico, riguroso y planificado del Führer y el de este texano chapucero según el cual la mayor parte de las muertes que ha causado son por error, o meras “bajas colaterales”, hay que preguntarse si la justificación no se debe a un exceso de modestia; porque es difícil, e incluso extremadamente improbable, dar muerte a 650 mil, o a 40 mil, o a mil personas, por equivocación.



Una que iba a ser canción

Hace unos años me dio por escribir letras para canciones, y la que sigue habría tenido que dar por resultado algo rockoso, o qué se yo: mi ignorancia en la materia es casi infinita. Pero hasta ahora nadie le ha puesto música, tal vez porque es tantito porno. Ahí va:

LA CUARTA ACEPCIÓN

La Felicidad de la Cuarta Acepción
no es una secta de tipo mormón.

Algunas personas del Gay Saber
quieren de la lengua desaparecer
una palabra que hace enrojecer:
la cuarta acepción del verbo coger,
sinónimo puro de felicidad
conjugado en primera persona del plural:

No cuando cogemos un resfriado,
no cuando cogemos al ladrón,
no cuando cogemos el tren o el barco,
sí cuando cogemos tú y yo.
Oh,
oh, felicidad de la cuarta acepción.

Algunas personas del buen hablar
están conspirando para acabar
con esta preciosa forma verbal
porque les parece de lo más vulgar.
Tal vez no se han puesto a considerar
que este verbo tendrían que practicar.

Cogen los venados, cogen las ballenas,
cogen las gallinas y el tiburón,
cogen las moscas, cogen las sirenas,
cogen las serpientes, coge todo Dios,
y si a veces sospecho de Su existencia
es cuando cogemos tú y yo.
Oh,
oh, felicidad de la cuarta acepción.

No es que esté bien, no es que esté mal,
es un poco obsceno pero natural.
No es sólo una moda cultural.
Es eterno y es universal.
Para conjugarlo hay que usar el plural
a menos que el sujeto sea Mister Onán.

Hace milenios que coge la gente,
cogió el Pitecántropo y cogió el Cromañón,
coge el señor cura y el Presidente,
igual coge el patriota que coge el traidor.
Pero esos asuntos no me conciernen,
sólo me interesa cuando es entre tú y yo.
Oh,
oh, felicidad de la cuarta acepción.


10.10.06

Encuesta delirante

Cuando se murió Wojtyla me impresionó la gran cantidad de fotos que le tomaron a las suelas de sus zapatos. Pero por alguna razón, cuando un pontífice está vivo, no es frecuente verle los pies en las imágenes de prensa. Así que tienen ustedes ante sus ojos una imagen casi excepcional que me llevó a formularme una pregunta maligna, y una encuesta para quien quiera participar:


¿A qué huelen las patas de Joseph Ratzinger?


1. A nada: la santidad es inolora.
2. A nardos.
3. A una mezcla al 33% de azufre, amoniaco y caca.
4. A gas de Auschwitz.
5. Son pies, no patas; el señor no ha dado motivo para que le falten al respeto.

Hongo coreano


En el otro lado del planeta, la doctrina de guerra preventiva inventada hace cinco años por el gobierno de Estados Unidos ha dado un fruto dominical en forma de champiñón y ha abonado el crecimiento del árbol atómico, que el lunes amaneció con una nueva rama. Gracias a las poco previsoras estrategias internacionales de George Walker, el régimen impresentable de Kim Jong Il estrenó su juguete rabioso y puso a trabajar a diplomáticos, espías y sismólogos de medio mundo. Qué éxito.

En un entorno de sálvese quien pueda, el puñetazo nuclear de Pyongyang alimenta la inseguridad global, pero descarta de tajo las amenazas de invasión que hubieran podido desasosegar a los gobernantes norcoreanos; en lo inmediato, una segunda guerra de Corea no tendrá lugar.

Ahora puede verse que el error de la extinta dictadura de Saddam Hussein no fue desarrollar armas de destrucción masiva sino el no haberlas poseído. El muy semejante Pervez Musharraf, en cambio, puede dormir tranquilo: ningún gobierno occidental descubrirá que el régimen de Islamabad es una amenaza para la paz regional –aunque financie, ese sí, atentados terroristas como el muy sangriento ataque de julio pasado en Bombay— o que Pakistán merece una ayudadita para volverse democrático. Y a nadie, desde luego, se le pasará por la cabeza enviar tropas para deponer a Pervez, sentarlo en un tribunal a modo y condenarlo por sus violaciones a los derechos humanos.

Por mucho que se lea y relea los documentos constitutivos del supuesto orden internacional, no hay razón jurídica que impida a un Estado cualquiera dotarse de bombas atómicas si ese es su gusto. Los alegatos sobre la pertinencia de reservar la posesión de tales armas a gobiernos democráticos, pacíficos y respetuosos de los derechos humanos son, hoy más que nunca, un mal chiste: mejores lecciones de paz da al mundo Paraguay que Francia o Rusia; es más democrática Bolivia que China, y más vale buscar respeto a los derechos humanos en Senegal que en Estados Unidos. Además, de los nueve gobiernos que ahora disponen de arsenales atómicos, el único que ha usado sus inmundicias en una guerra ha sido el estadunidense, y no las lanzó precisamente sobre objetivos militares, sino sobre las poblaciones inermes de Hiroshima y Nagasaki. El régimen de Pyongyang será impresentable, pero no ha cometido, hasta ahora, una atrocidad semejante.

Otro dato que ilustra la hipocresía de los países ricos es que varios de ellos, sin poseer bombas nucleares, tienen en cambio los elementos tecnológicos requeridos para armar sus propios arsenales en cuestión de meses. Es el caso de Alemania y Japón, entre otros países a los que ningún funcionario de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ha ido a importunar.

La proliferación nuclear es indeseable, pero no hay otra manera de evitarla que mediante la autocontención de las actuales potencias atómicas y la creación de un mundo más apacible y regido por la legalidad. El gobierno de Bush decidió que esto debe ser el viejo oeste, es decir, un terreno para saquear y conquistar, y que la tarea principal de Washington en el mundo es cazar indios, es decir, gobiernos enemigos. La acción de dotarse armas atómicas se consideraba hasta hace poco una expresión de demencia, pero en esta jungla de guerras preventivas, en la que la Casa Blanca se concedió el derecho de destruir al país que se le antoje, de habría que verla, más bien, como una manifestación de sensatez. Que se apure Irán, antes de que lo bombardeen.

8.10.06

Homenaje a un país natal



« Et surtout mon corps aussi bien que mon âme, gardez-vous de vous croiser les bras en l'attitude stérile du spectateur, car la vie n'est pas un spectacle,car une mer de douleurs n'est pas un proscenium, car un homme qui crie n'est pas un ours qui danse... »

Aimé Césaire
Cahier d’un retour au pays natal



Fanon

Gracias a Anne-Marie Loiseau por recordarme esa parte del mundo. Martinica, cuna de Frantz Fanon y de Aimé Césaire, tierra de música: ya te iré descubriendo.

5.10.06

De la vida

Escultura: Corneille


Querida mi vida tonta, carne hermana,
te dejo, exudo, sigo de largo
en tu maraña, en tu cara, en el mundo mío y tuyo,
permanezco para siempre, me desamparo,
florezco en tu intemperie cálida,
querida mi vida tonta, llena de gárgolas.

Querida mi vida tonta, deslumbramiento
de puerta abierta hacia quién sabe dónde y hasta
/cuándo,
persona vuelta vértigo de luz y de ternura:
recógete, despedaza los momentos hijos tuyos,
querida mi vida tonta, armonía imitativa,
eco de tu alma gemelísima, sábana multiplicada
para cobijar gente que escapa de los truenos.

Oscura mi vida vasta, llena de lunas,
piel de pelota hambrienta de frentes y paredes,
transcurrir de una niebla que se acelera sola,
espejo que da su vida para salir corriendo,
querida mi vida tonta, convención de luciérnagas.

Querida mi vida tonta, carne de altares,
inconvenientemente te exijo y me acorralas:
me pides venas, halos, me pides lo indecible:
lenguas y pies de gatos vueltos escudo heráldico,
filetes de negrura, cascos con los pelos de punta,
sustos de amor siniestro y rondas infantiles.
Qué duro es complacerte, mi vida tonta.

Estragado de gritos, indemne a tus impulsos,
me quedo y voy, me quedo y voy, me voy, salgo
/adelante,
te salpico con luces, te bautizo con pulsos, te doy,
/te quiero mucho,
querida tonta, mi vida, indemne de ti misma.

Dónde estarás, que no suscites mi gana de distancias,
a dónde irás, que no convoques mi afán de retenerte,
cuándo te eclipsarás, que no quiera predecirte,
qué aire respirarás, sin contagiar al mundo tu amor,
/como una peste,
qué avidez, qué suicidio no podrás provocarme.

En el embate de los cuerpos nace un canto de guerra,
una canción de cuna con el compás apenas alterado,
un salmo convocante que se desfoga en células y letras
abiertas, tan abiertas como las alas que no tienes.

Querida mi vida tonta, llena de naves,
querida vida mía, deliciosa y volátil,
sigue engendrándote a ti misma sin asombro ni tregua,
sigue ofreciéndome el secreto redondo de tus pechos,
ocúltate y entérame, amada mía dulce y tonta,
presérvame.

Cadáver sobre la mesa

"Oaxaca, México (5 octubre 2006, 22:23 horas).- Las diferencias entre los profesores en paro y quienes prefieren dar clases dejaron este jueves como resultado a un profesor muerto. Cerca de las 18:00 horas, el maestro René Calva Aragón, de unos 40 años de edad, fue apuñalado en la Colonia Cinco Señores, al sur de la ciudad de Oaxaca.El mentor se dirigía a una asamblea del Consejo Central de Lucha (CCL), una organización disidente a la Sección 22 del magisterio."

Urgente de Oaxaca: ¿quién está arrojando cadáveres sobre la mesa de negociaciones? ¿Quién se empeña en forzar el baño de sangre?

¿Se lo merecen?


Fotos: sepelio de una de las niñas amish asesinadas en Lancaster


En un comentario a un post anterior referido a la masacre de Lancaster, Pensilvania, Ana escribió:

"Como sociedad decadente, los E.U., se tienen bien merecido todo lo malo que les suceda."

Le respondí allá mismo, pero me quedé intranquilo con el asunto. Me pregunto si no estamos convirtiendo en un acto reflejo perverso eso de decir "lero, lero" cuando unos aviones llenos de pasajeros se meten a las torres gemelas, o cuando un trastornado perpetra una masacre en un suburbio del país vecino.

La frase de Ana expresa muy bien el fondo de ese "lerolerismo": la sociedad estadunidense es culpable y merece ser castigada. ¿Culpable de qué? -De su propia decadencia, por ejemplo, o bien de los crímenes de guerra de Bush (a fin de cuentas, votaron mayoritariamente por él, o por lo menos no fueron capaces de resistirse a los fraudes electorales de Florida y...¿Ohio?), o de las canalladas de Guantánamo y Abu Ghraib, o de las atrocidades contra los trabajadores inmigrantes...

A nadie, que yo sepa, se le ocurrió dar brinquitos cuando el Katrina ahogó a miles de pobres y de negros (y de negros pobres, claro) en Luisiana. Eh, pero esas víctimas formaban parte de la sociedad estadunidense, la cual no se limita a una colección de pecosos de clase media que habitan suburbios y manejan camionetas, y mucho menos a la clase política que medra en Washington.


La población del país vecino es un mosaico formado por piezas de límites borrosos, como las comunidades de indocumentados, la cubanera (me niego a decirle "la gusanera") de Miami, los judíos de Brooklyn, los cuáqueros (y los menonitas, y los amish) de Pensilvania, los blancos paupérrimos de Urbana, Illinois, los negros de todas partes, los estudiantes trotskistas de Berkeley, los periodistas de Boston, los camioneros camineros, los magnates sedentarios, los dueños de tiendas en Manchester, New Hampshire, los homeless que medran en Balboa Park en San Diego, los indios en sus reservas con casinos pobres, los sobrevivencialistas (o como se traduzca) delirantes que acumulan latas de atún, papel de baño y cartuchos de escopeta en sus sótanos de Arkansas...

Pienso que la sociedad de Estados Unidos es horripilante y hermosa, caritativa y cruel, decadente y llena de futuro, más o menos como cualquier otra, pero a su manera. No es, en conjunto, merecedora de castigos especiales (humanos, divinos, naturales) ni de destinos manifiestos y superiores.

Los gringos son humanos: sus potencialidades para la civilización y para la barbarie están moduladas por las circunstancias. No son, por lo demás, el único país que en el pasado y en el presente ha sido gobernado --sin ánimo de ofender a las trabajadoras sexuales-- por hijos de puta.





Ay, Milingo, Milingo...

  • Mejor con moonies que con menores


El martes 26 de septiembre el arzobispo emérito de Lusaka (Zambia) Emanuel Milingo fue objeto de una “excomunión automática” promulgada por Roma luego que, en una iglesia de Washington, el religioso africano ordenó como obispos a Peter Paul Brennan, de Nueva York, Patrick Trujillo, de Nueva Jersey, y Joseph Gouthro, de Nevada, sacerdotes casados e integrantes del movimiento Married Priest Now, a quienes de inmediato se hizo extensivo el castigo vaticano, el máximo previsto en el Código de Derecho Canónico según su artículo 1382 (Scomunica Latae Sentetiae). El Papado acusó al ordenante de “sembrar la división y la consternación entre los fieles” y aseguró que antes de adoptar la extaordinaria medida, “representantes de varios niveles de la Iglesia intentaron en vano contactar al arzobispo Milingo para disuadirlo de seguir provocando escándalos, lo que afecta ante todo a los fieles que lo siguen en su trabajo pastoral de asistencia a los pobres y los enfermos”.

Ni tardo ni perezoso, el arzobispo de Lusaka informó al día siguiente que no aceptaba la excomunión y que la había devuelto al Vaticano “para que sea reconsiderada”. “El Papa -agregó- no es el único obispo con autoridad en la Iglesia para consagrar obispos”. En una conferencia de prensa en la capital estadunidense, los cuatro excomulgados señalaron que abogan “por el retorno de los sacerdotes casados al ejercicio plneo de su ministerio” y por “el restablecimiento del sacerdocio con matrimonio en la Iglesia de Occidente”. Brennan recordó que “el matrimonio es un sacramento más elevado que el celibato, que es sólo una ley de la Iglesia que el Papa puede anular cuando quiera”, y en la reunión se recordó que en Estados Unidos hay decenas de sacerdotes que fueron previamente ministros anglicanos, que se casaron antes de convertirse al catolicismo, y a quienes Roma reconoce como sacerdotes en la plenitud de su ministerio. Luego, Brennan señaló un asunto de patente actualidad: “Los escándalos sexuales que han sacudido a la Iglesia Católica indican que algo anda mal, y lo que anda mal es el voto de celibato”.

Según una nota de El País, que cita a organizaciones de sacerdotes casados, hay unos cien mil curas unidos en matrimonio a otras tantas mujeres: 20 mil en Estados Unidos, 10 mil en Italia y 6 mil en Italia. Tales números significan, de ser ciertos, que el 25 por ciento de los 400 mil sacerdotes católicos que hay en el mundo no respeta el celibato. Eso, sin contar a los que quebrantan el voto de castidad y mantienen, sin casarse, relaciones sexuales regulares o esporádicas con mujeres, con hombres o con ambos géneros, ni a los que cometen delitos sexuales contra menores de edad.

Pero la historia de Milingo no empieza con la consagración no autorizada de obispos: hace muchos años que el africano andaba en problemas con sus superiores. No bien fue nombrado arzobispo por Paulo VI, en 1969, descubrió sus poderes como exorcista, razón por la cual fue removido de Lusaka y enviado al Vaticano, en donde se le asignó al Concilio para Pueblos Migrantes e Itinerantes. Pero a lo largo de los años ochenta, en Roma, siguió sacando espíritus malignos de los organismos de fieles poseídos. En 1992 publicó el volumen Sobre la Eucaristía: un Llamado Divino, en el que abogaba por los tradicionalistas y abrazaba el sedevacantismo (de “sede vacante”), una postura que desconoce a los pontífices desde Pío XII (muerto en 1958), repudia el Concilio Vaticano II y sostiene que después de ese encuentro el catolicismo ha dejado de ser católico. En 1996 sostuvo que algunos altos mandos de la jerarquía eclesiástica eran “seguidores de Satán”.

Al parecer, El Vaticano habría estado dispuesto a tolerar en forma indefinida esas y otras posturas raras, pero lo que les pudrió el hígado a los jerarcas católicos fue el matrimonio de Milingo con la acupunturista coreana María Sung, en una ceremonia pública realizada en Nueva York en 2001, y su ingreso a la secta que encabeza Sun Myung Moon, denominada oficialmente “Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Mundo Cristiano” o Iglesia de la Unificación, y cuyos integrantes son popularmente conocidos como moonies. Mayores detalles sobre esta organización sórdida y turbia, en las obras L'Empire Moon (traducciones publicadas por Planeta, en Barcelona, y Sudamericana, en Buenos Aires, 1987) del querido Jean-François Boyer, o en Conspiración Moon, del admirado Pepe Rodríguez, quien aporta un dato que no debiera dejarse de lado: “Las relaciones del Papa Juan Pablo II con la secta Moon siempre han sido buenas ya que comparten una ideología ultraconservadora y fanáticamente anticomunista”.


Alguna voz vaticana estimó que Milingo había sido sometido por los moonies a un lavado de cerebro. Acaso un contralavado permitió que el díscolo regresara al seno de la Madre Iglesia, un año más tarde, y que repudiara a su amada María Sung. Lo cierto es que apareció en 2002 en la televisión italiana afirmando que había estado recluido en un monasterio capuchino de Argentina, meditando y orando; su esposa, por su parte, compareció ante los medios, llorosa y a punto del desmayo, para denunciar que la jerarquía católica había secuestrado a su marido. En julio pasado Milingo reapareció para anunciar una nueva misión: “establecer un ministerio carismático para reconciliar a los curas casados con la fe católica”.

Se ha dicho que Milingo colabora con Dan Brown, el autor de El Código Da Vinci, como "asesor teológico". Vaya usted a saber. Se le ha vinculado también con ETA, la organización terrorista vasca. Sabrá Dios. Aparte de esas facetas no comprobadas, Milingo tiene otra, plenamente documentada: la de músico. Allá él, y muy su gusto, si se metió a la secta Moon. Encuentro en su descargo que, a diferencia de otros curas, se acuesta -si es que lo hace- con una moonie y no con un menor. Algo es algo.

4.10.06

Sonidos (II)




Otra visita a la cuna.



Senegal: Youssou'N Dour


Sudáfrica: Miriam Makeba


Malí: Salif Keita


Camerún: Manu Dibango


Cabo Verde Cesaria Evora


Senegal: Touré Kunda

Desagravio


Tiene razón Y: ya se fue, y no hay razón para estarlo jodiendo a deshoras.

Además, nadie le ha hecho a Neruda burlas mejores que las que él se hacía a sí mismo:

Nací tan malo para competir
que Pedro y Juan se lo llevaban todo:
las pelotas,
las chicas,
las aspirinas y los cigarrillos.

Es difícil la infancia para un tonto
y como yo fui
siempre más tonto que los otros tontos
me birlaron los lápices, las gomas
y los primeros besos de Temuco.

Ay, aquellas muchachas!
Nunca vi unas princesas como ellas,
eran todas azules o enlutadas,
claras como cebollas, como el nácar,
manos de precisión, narices puras,
ojos insoportables de caballo,
pies como peces o como azucenas.

Lo cierto es que yo anduve
esmirriado y cubriendo con orgullo
mi condición de enamorado idiota,
sin atreverme a mirar una pierna
ni aquel pelo detrás de la cabeza
que caía como una catarata
de aguas oscuras sobre mis deseos.

Después, señores, me pasó lo mismo
por todos los caminos donde anduve,
de un codazo o con dos ojos fríos
me eliminaban de la competencia,
no me dejaban ir al comedor,
todos se iban de largo con sus rubias.

Y yo no sirvo para rebelarme.

Esto de andar luciendo
méritos o medallas escondidas,
nobles acciones, títulos secretos,
no va con mi pasmada idiosincrasia;
yo me hundo en mi agujero
y de cada empujón que me propinan
retrocediendo en la zoología
me fui como los topos, tierra abajo,
buscando un subterráneo confortable
donde no me visiten ni las moscas.

Esa es mi triste historia
aunque posiblemente menos triste
que la suya, señor,
ya que también posiblemente pienso
que usted es aun más tonto todavía.




Perdón y salud, soldado dormido, desde el águila equivocada que circula en tus venas.