23.10.06

Variaciones sobre el mismo tema

  • Misterios de un texto imprescindible
  • Variaciones y actualizaciones
  • Ilustraciones (con permiso) de photoxica
Dice Diana Cohen Agrest que “la violencia en sus manifestaciones polimorfas es la negación acabada de que el mal no siempre le acontece al otro; de que todos, absolutamente todos, somos, virtualmente, Madres (o padres o hermanos o hijos) del Dolor. Mujeres reunidas por el sufrimiento inscrito en sus vidas por una maldita movida del azar (‘¿por qué a mí y no a otra?’), las madres de desaparecidos, de los caídos en Malvinas, de los muertos en Kheyvis y en Cromagnon, en la AMIA, y de tantos otros jóvenes víctimas del gatillo fácil, constituyen el testimonio incontestable de que nadie está exento del estatuto de ofrenda debida a la violencia individual o institucional”. Ante esa circunstancia, uno tendría que pronunciar el refrán “arrieros somos y en el camino andamos” o, más breve, la expresión “hoy por ti, mañana por mi”; el sentido de la prudencia aconsejaría pronunciar el proverbio “si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar”. Pero la expresión más doliente y hermosa es el texto del que hablé el jueves pasado:

Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / Yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / No quedaba nadie para decir algo.





¿De quién es este texto y cuál es la versión verdadera? Durante mucho tiempo se le adjudicó injustificadamente a Bertolt Brecht, pero casi todo apunta a que su autor es en realidad el pastor Martin Niemöller. La fundación que lleva el nombre del religioso da por buena su respuesta a una entrevista de 1976, en la que Niemöller afirmó que no era un poema, sino un sermón pronunciado en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania, y que el orden correcto era: comunistas, sindicalistas, socialdemócratas, judíos, yo. Pero años antes, en 1968, Howard Samuels dijo, en un testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, que originalmente Niemöller se había referido a judíos, católicos, sindicalistas, protestantes, yo, en ese orden. El profesor de Historia Alemana Harold Marcuse, de la Universidad de Santa Bárbara, piensa que, en las circunstancias en las que formuló la idea, el religioso no habría mencionado a los judíos en primer lugar. La cita se acomoda a los intereses o gustos de cada quien, y aparece en un monumento de Boston en el orden comunistas, judíos, sindicalistas, católicos, yo; en las citas de Simpson la secuencia es judíos, comunistas, sindicalistas, yo; hay muchas otras. Marcuse piensa que “el propio Niemöller pudo haber usado diferentes versiones en distintos discursos o sermones”.

(Aquí me aparto tantito de la versión impresa de esta entrega para agregar un dato irrelevante: fue precisamente al contemplar ese monumento bostoniano, hace diez años y con un frío de la chingada, que me enteré de la falsa autoría de Brecht. Desde entonces me quedó la duda, y me había propuesto investigar la historia de ese texto, pero no es sino hasta ahora que me ha sido dado hacerlo. Y ahora vuelvo a la navegación tal y como aparece en La Jornada.)

Toby O'Ryan, del Partido Comunista Revolucionario estadunidense, se lamenta porque en la cita colocada en el Museo del Holocausto de su país “se omite la primera frase sobre los comunistas; eso destruye el significado que le dio Niemöller, quien casi siempre empezaba sus discursos con unas palabras sobre los comunistas, los primeros presos de los campos de concentración”.



Domingo. Eva Villaseñor.



Sobre la atribución de esta cosa a Brecht: en una carta a El País de Madrid, Rafael Martínez especulaba que el error es “exclusivo de nuestra lengua, en la que Niemöller es absolutamente desconocido” (bueno, no tanto), y que “el error parte de los años setenta”. “La primera vez que ví este texto fue en Bogotá, en un póster enmarcado en un pequeño restaurante [...] El editor del póster se lo atribuía a Brecht. Después he visto este mismo poster en España, en casas de gente seria y políticamente comprometida. Nunca entonces dudé de su autoría. Cualquier verificación era complicada porque las ediciones disponibles de Brecht ni eran completas ni fiables”.

Enrique Medina alegaba en Página 12 que “en razón de esotéricos artilugios, citadores profesionales de izquierda-centro-derecha siempre han atribuido estas líneas a Brecht. Y si bien él es ajeno a este manotazo a su favor, tampoco es justificable el error debido a que el texto no figure, formal y convencionalmente, en ningún libro; ni es donosa la acción del aprovechador que se lo endilga a Brecht por mera suposición o porque así lo decidió el incon-sciente colectivo”.

El historiador británico John Simkin va más allá: tras señalar que ni Dietmar Schmidt ni James Bentlen, dos de los principales biógrafos del religioso alemán, hacen referencia alguna al pensamiento de marras, suelta su bomba: “Personalmente pienso que él nunca escribió este poema. Sospecho que fue escrito por algún activista de la izquierda pacifista tras la muerte de Niemöller”.

Poema, sermón o pensamiento, y sea de quien sea, esta cosa es de una enorme actualidad, e imprescindible en el mundo contemporáneo. En el sitio Persecution Poetry se da cabida a numerosas paráfrasis realizadas desde las posturas políticas e ideológicas más diversas. Haga cada cual su versión. Yo ya me armé la mía:

Cuando la migra deporta a los indocumentados / me quedo en silencio; yo sí tengo visa. / Cuando persiguen a los islámicos / no abro la boca; / no soy fiel de Mahoma. / Cuando privatizan el agua / me importa un rábano; / no tengo sed. / Cuando agravian a los homosexuales / no digo nada; / no vaya a ser que me confundan con uno de ellos. / Cuando oprimen a los indígenas / no pronuncio palabra; / no hablo mixteco. / Cuando despojan a los palestinos / me hago el desentendido; / Belén queda muy lejos. / Cuando masacran a los iraquíes / no protesto; / no nací en Babilonia. / Cuando diezman a los chechenos / me quedo mudo; / ¿dónde está Chechenia? / Cuando la derecha hace fraude / no salgo a las calles; / no soy de izquierda. / Cuando matan a las muchachas juarenses / miro hacia otro lado; / no soy empleada de maquila. / Cuando fabrican culpables / no leo la noticia; / yo soy inocente. / Cuando los pederastas abusan de las niñas / no me interesa el tema; / yo no soy niña. / Cuando los curas violan a los muchachos / no hago ningún escándalo; / yo soy adulto. / Cuando me persigan, me deporten, me satanicen, me pateen, me despojen, me agravien, me opriman, me violen y me maten, / nadie va a protestar / porque no habrá quedado nadie.





5 comentarios:

Unknown dijo...

Más allá de agradecerte la pequeña desviación de la edición impresa), debo de agradecerte las imágenes que acompañan esta entrega. Son sencillamente perfectas dentro del tema que tocas. Una edición estudpenda, una ensamblaje admirable y como siempre... gracias por hacerme pensar.

Saludos desde esta parte del planeta

EV dijo...

Pedro!
Admirable como usaste las fotos, estoy muy contenta, de verdad te lo agradezco mucho.
Un abrazo

Pedro Miguel dijo...

Si la edición quedó tan bien fue por culpa de Eva. Acompañado de esas fotos, cualquier texto se deja leer. Abrazos para ambos.

Anónimo dijo...

Es un placer leer tu columna, siempre.Y tu versión del sermón del padre Niemöller me gusta más, será por el universo que abarca, las caras actuales de los abusos del poder. No es la denuncia sólo de un gobierno, si no de un sistema de dominación e impunidad global.

Sebastián Liera dijo...

Estoy de acuerdo con Getsemaní; yo, en cambio, para un chorito que leyera en el CUT, ése centro de extensión académica de la UNAM que como dijera un querido maestro es de teatro porque antes es universitario, escribí mi propia paráfrasis al texto en cuestión, con dedicación a la comunidad estudiantil del CUT, en particular, y la teatral, en general; humildemente, con algunos cambios, aquí lo tienen:
Primero fueron por los campesinos y reformaron el artículo 27 constitucional, pero como nosotros no trabajamos la tierra poco nos importó; luego hicieron modificaciones a la ley del Seguro Social y así siguen atentando contra legislaciones laborales, pero como nosotros no somos obreros tampoco nos importó; después elaboraron sendas leyes para militarizar el país, pero como en lugar de ciudadanos nos sentimos entes elegidos por los dioses, apenas y dijimos algo; enseguida aprobaron una ley indígena vergonzante, pero como nosotros somos más entenados del spanglish que de cualesquiera de las lenguas indígenas ni siquiera nos indignó; ahora ya vienen decididamente por nosotros intentado cobrar el IVA en libros y colegiaturas, aprobando la aplicación del Impuesto Sobre la Renta a los Derechos de Autor, queriendo dar fin a los comodatos de los teatros del IMSS para convertirlos en estacionamientos, tecnificando la educación superior con la apuesta de desaparecer aquellas carreras que tengan que ver con el arte y la cultura o reduciendo el presupuesto a la educación y la cultura... pero ya es tarde.