5.10.06

Ay, Milingo, Milingo...

  • Mejor con moonies que con menores


El martes 26 de septiembre el arzobispo emérito de Lusaka (Zambia) Emanuel Milingo fue objeto de una “excomunión automática” promulgada por Roma luego que, en una iglesia de Washington, el religioso africano ordenó como obispos a Peter Paul Brennan, de Nueva York, Patrick Trujillo, de Nueva Jersey, y Joseph Gouthro, de Nevada, sacerdotes casados e integrantes del movimiento Married Priest Now, a quienes de inmediato se hizo extensivo el castigo vaticano, el máximo previsto en el Código de Derecho Canónico según su artículo 1382 (Scomunica Latae Sentetiae). El Papado acusó al ordenante de “sembrar la división y la consternación entre los fieles” y aseguró que antes de adoptar la extaordinaria medida, “representantes de varios niveles de la Iglesia intentaron en vano contactar al arzobispo Milingo para disuadirlo de seguir provocando escándalos, lo que afecta ante todo a los fieles que lo siguen en su trabajo pastoral de asistencia a los pobres y los enfermos”.

Ni tardo ni perezoso, el arzobispo de Lusaka informó al día siguiente que no aceptaba la excomunión y que la había devuelto al Vaticano “para que sea reconsiderada”. “El Papa -agregó- no es el único obispo con autoridad en la Iglesia para consagrar obispos”. En una conferencia de prensa en la capital estadunidense, los cuatro excomulgados señalaron que abogan “por el retorno de los sacerdotes casados al ejercicio plneo de su ministerio” y por “el restablecimiento del sacerdocio con matrimonio en la Iglesia de Occidente”. Brennan recordó que “el matrimonio es un sacramento más elevado que el celibato, que es sólo una ley de la Iglesia que el Papa puede anular cuando quiera”, y en la reunión se recordó que en Estados Unidos hay decenas de sacerdotes que fueron previamente ministros anglicanos, que se casaron antes de convertirse al catolicismo, y a quienes Roma reconoce como sacerdotes en la plenitud de su ministerio. Luego, Brennan señaló un asunto de patente actualidad: “Los escándalos sexuales que han sacudido a la Iglesia Católica indican que algo anda mal, y lo que anda mal es el voto de celibato”.

Según una nota de El País, que cita a organizaciones de sacerdotes casados, hay unos cien mil curas unidos en matrimonio a otras tantas mujeres: 20 mil en Estados Unidos, 10 mil en Italia y 6 mil en Italia. Tales números significan, de ser ciertos, que el 25 por ciento de los 400 mil sacerdotes católicos que hay en el mundo no respeta el celibato. Eso, sin contar a los que quebrantan el voto de castidad y mantienen, sin casarse, relaciones sexuales regulares o esporádicas con mujeres, con hombres o con ambos géneros, ni a los que cometen delitos sexuales contra menores de edad.

Pero la historia de Milingo no empieza con la consagración no autorizada de obispos: hace muchos años que el africano andaba en problemas con sus superiores. No bien fue nombrado arzobispo por Paulo VI, en 1969, descubrió sus poderes como exorcista, razón por la cual fue removido de Lusaka y enviado al Vaticano, en donde se le asignó al Concilio para Pueblos Migrantes e Itinerantes. Pero a lo largo de los años ochenta, en Roma, siguió sacando espíritus malignos de los organismos de fieles poseídos. En 1992 publicó el volumen Sobre la Eucaristía: un Llamado Divino, en el que abogaba por los tradicionalistas y abrazaba el sedevacantismo (de “sede vacante”), una postura que desconoce a los pontífices desde Pío XII (muerto en 1958), repudia el Concilio Vaticano II y sostiene que después de ese encuentro el catolicismo ha dejado de ser católico. En 1996 sostuvo que algunos altos mandos de la jerarquía eclesiástica eran “seguidores de Satán”.

Al parecer, El Vaticano habría estado dispuesto a tolerar en forma indefinida esas y otras posturas raras, pero lo que les pudrió el hígado a los jerarcas católicos fue el matrimonio de Milingo con la acupunturista coreana María Sung, en una ceremonia pública realizada en Nueva York en 2001, y su ingreso a la secta que encabeza Sun Myung Moon, denominada oficialmente “Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Mundo Cristiano” o Iglesia de la Unificación, y cuyos integrantes son popularmente conocidos como moonies. Mayores detalles sobre esta organización sórdida y turbia, en las obras L'Empire Moon (traducciones publicadas por Planeta, en Barcelona, y Sudamericana, en Buenos Aires, 1987) del querido Jean-François Boyer, o en Conspiración Moon, del admirado Pepe Rodríguez, quien aporta un dato que no debiera dejarse de lado: “Las relaciones del Papa Juan Pablo II con la secta Moon siempre han sido buenas ya que comparten una ideología ultraconservadora y fanáticamente anticomunista”.


Alguna voz vaticana estimó que Milingo había sido sometido por los moonies a un lavado de cerebro. Acaso un contralavado permitió que el díscolo regresara al seno de la Madre Iglesia, un año más tarde, y que repudiara a su amada María Sung. Lo cierto es que apareció en 2002 en la televisión italiana afirmando que había estado recluido en un monasterio capuchino de Argentina, meditando y orando; su esposa, por su parte, compareció ante los medios, llorosa y a punto del desmayo, para denunciar que la jerarquía católica había secuestrado a su marido. En julio pasado Milingo reapareció para anunciar una nueva misión: “establecer un ministerio carismático para reconciliar a los curas casados con la fe católica”.

Se ha dicho que Milingo colabora con Dan Brown, el autor de El Código Da Vinci, como "asesor teológico". Vaya usted a saber. Se le ha vinculado también con ETA, la organización terrorista vasca. Sabrá Dios. Aparte de esas facetas no comprobadas, Milingo tiene otra, plenamente documentada: la de músico. Allá él, y muy su gusto, si se metió a la secta Moon. Encuentro en su descargo que, a diferencia de otros curas, se acuesta -si es que lo hace- con una moonie y no con un menor. Algo es algo.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Hace ya mucho tiempo que no soy un católico en forma (ni en fondo), como lo fui en mis primeros años (pues nunca se me inquirió sobre ese particular), pero veo, escucho y cavilo: es un asunto complicado.
Algo de luz sobre el asunto, arroja leer el fabuloso libro de Georges Duby El caballero, la mujer y el cura, donde el historiador francés, nos lleva a explorar el tan traído y llevado celibato sacerdotal y las formas de jerarquización social que se establecieron durante la Edad Media y que, con más o menos disimulado continuismo, perdura en nuestros días.
Mientras tanto, conicido contigo, Pedro: prefiero a este obispo que se casa y se acuesta con una mujer en pleno uso de su madurez sexual, a esos sacerdotes (no excomulgados todavía por el receloso Vaticano), que gustan de abusar sexual y psicológicamente de niños y niñas.

Saludos desde esta parte del planeta.

marichuy dijo...

Pedro

Dejémonos de hipocresías (o más bien que el Vaticano y Ratzi se dejen de). Si el celibato y la castidad garantizaran por si la probidad, otro gallo nos cantara.

Por lo que respecta al excomulgado y su matrimonio, interesante mélange religiosité.

Pedro Miguel dijo...

Gracias por el dato, Torresvera. Buscaré a Duby.

Marichuy: ¿Interesante? Siniestra, me parece a mí.

Rafael dijo...

La iglesia está compuesta por humanos finalmente, no por ángeles, así lo quiso Dios así lo quiso Cristo, quien ya lo había anunciado:

"Vendrán escándalos, pero hay de aquellos por los que viene el escándalo, más les valiera ser arrojados al mar con una pierda de molino" referido por el mal que le hacen a La Iglesia así como a la humanidad.

El mal entendimiento de lo que significa excomunión es también algo que dá pié a malos entendidos, porque la excomunión no es una pena, no es un castigo, es simplemente una posición, cuando alguien está excomulgado significa que no está en comunión con la Iglesia.

En fin que por los escándalos gente deja la Iglesia, dejando de pensar qn que está compuesta por hombres, no por ángeles

Pedro Miguel dijo...

Rafael: ¿"Así lo quiso Dios"? ¿Quién dice? ¿No que sus deseos (o designios) son inescrutables?

Ponle, está bien, ponle, que "el pajarito mandón", como Le decía Cortázar, en verdad existe. En tal caso, ¿hay alguien en este mundo que pueda ostentarse como Su representante y comunicarnos sus decisiones?

Rafael dijo...

En ese caso habríanos de preguntarnos sobre la personalidad de Dios y de si tal personalidad le llevara a poner un representante.

Podríamos decir que eso es inescrutable, imposible de contestar, porque ¿Quien puede saber la personalidad del creador?

Aunque Cortázar le llame mandón, más que mandón es Creador, pero todo eso es cuestión de fé, pero la fé viene por los hechos vividos, hechos que traigo en mi vida y en mi carne, que muchos porque no lo han vivido no lo comparten, pero yo te puedo asegurar porque tengo los pelos en la mano que existe.

Pero tú al igual que otros puede o no creerme. Yo creo porque mi existencia, el paso por esta vida me lo ha demostrado. me ha ablado con ciertos acontecimientos que han sido marcados en mi vida, en la de mi familia, y más recientemente con la muerte de mi padre (27 de Septiembre recién)

Por mis hijos, por los que no nacieron y los que sí. Sería largo de contarte cada experiencia que me ha demostrado su existencia, y que tal ha sido como lo ha dicho la Iglesia, que más que una institución como la llaman, es un cuerpo, de humanos, no de ángeles, en donde hay errores humanos y presencia divina.

Realmente la sabiduría está en ella aunque tanto se le critique... mucho daño han hecho los escándalos, por ellos mucha gente se ha alejado, pero la Iglesia Adulta, (Que existe, donde están los verdaderos sacerdotes santos) que no se le llama jerarquía sino magisterio, que es el término correcto, tiene verdadera sabiduría.

Muchas veces desdeñada la profundidad con la que se abla en ella, llega más allá del tuétano.

Muchos también abandonan la Iglesia porque no se acomoda a sus deseos, a su forma de pensar, pero la Iglesia tiene una misión clara, no es acomodaticia, aunque luego ha sido malinterpretada y sojuzgada.

En fin, la misma naturaleza del hombre tiene la necesidad de tener fé en algo, de seguir algo, de dirigir su existencia hacia algún punto que tenga sentido para cada persona en particular, de buscar el bien, aunque sea para uno mismo, luego se amplía para sus seres queridos, y se sigue ampliando hasta el desear el bien para todos... esa es la naturaleza divina inscrita muy en el fondo de nosotros. Hay quen voluntariamente la rechaza, como Bush o los terroristas por poner un ejemplo, quienes excluyen de sus buenos deseos a cierto tipo de personas, y no solo eso sino que hasta las eliminan, les hacen daño y más allá.

Es cuestión de fé, pero si alguien deveras quiere encontrar la verdad y la busca, digo redundando, sinceramente, la encuentra, y al encontrarla invariablemente se encuentra con Dios.

Yo de joven me cuestionaba sobre los colores fluorecsentes... me puse a investigar sobre ellos, y al final llegué a una conclusión.... digo es muy largo lo que encontré en esa investigación pero como conclusión tuve la existencia de un diseñador supremo, alguien que inventó esos colores, las longitudes de onda, la percepción en la retina, los conos y los bastones, el cristalino, la tercera dimensión, la luz, el sonido, la belleza, el sexo, las mujeres..... los bebés, el llanto el goce.... etc etc

Hay un creador, te lo aseguro

(Perdón por alargarme tanto... fué involuntario)

Pedro Miguel dijo...

Está bien, las creencias son respetables. Yo debo haber nacido sin una glándula para creer: me encanta Dios igual que me encantan El Quijote, Polifemo y otros personajes creados por los humanos a su imagen y semejanza. De todos modos, si existe, supongo que tendrá la madurez emocional necesaria como para que le importe un rábano si uno cree en Él o no, así que, descreyendo, no le hago mal a nadie.