¿Será que nadie de los suyos se atreve a decirle que esto es una tontería?
15 comentarios:
Anónimo
dijo...
Cuando se hizo la propuesta de los campamentos, nunca imaginé que se bloquería totalmente el paso por las avenidas. Desde mi muy humilde opinión y mi reducida visión política, creo que la estrategia es equivocada, y no tanto por "la molestia e incomodidades" generadas a los ciudadanos que normalmente pasan por allí, sino porque me parece que esto va a conducir al aislamiento y desgaste de la movilización.
Ayer me di una vuelta por los campamentos para ver qué se necesitaba. Me surgieron dos dudas:
1. Sólo es posible montar campamentos así con el apoyo incondicional del gobierno del DF. Esto me desconcierta mucho porque pareciera que sólo se permiten movilizaciones del estilo si estas responden a los intereses de partido. Es decir, noto cierta incongruencia. Lo menciono porque en la marcha de protesta del 28 de mayo en contra de la represión en Atenco, toda la avenida Reforma estuvo repleta de granaderos con una actitud muy prepotente. Estos granaderos eran del gobierno de la ciudad. Yo me pregunto, ¿por qué se hacen estas diferencias? A manifestantes ajenos al PRD o al gobierno de la ciudad de México, ¿se les permitiría manifestarse de este modo?, ¿se les facilitarían así las cosas?
2. ¿Estas propuestas vienen de abajo, de las personas que nos hemos movilizado?
Y vaya que sí me preocupa esto. Porque no es sólo la democracia lo que está en juego. Basta con dirigir la mirada hacia lo que ocurre en Oaxaca, la represión en Atenco, Sicartsa, etc.
Eso sí, que quede claro: ¿Qué es más indignante, los campamentos causando fuertes molestias viales o las violaciones a las leyes, a los derechos humanos o a la voluntad de un pueblo? A mí me indigna más lo último, pero lógico, cuando lo que rifa es el individualismo, indigna y molesta más un campamento en ejes viales que un fraude electoral o los asesinatos en Líbano, Palestina, Iraq y los demás etcéteras que correspondan. MIENTRAS A MÍ NO ME AFECTE DIRECTAMENTE....
Esta noche yo acampo en el campamento de la Benito Juárez. Esto tiene que ser así, ni modo! Las manifestaciones de banqueta no van a servirnos ahora. Ahora, más que nunca, hay que cerrar filas! Esto nunca iba a ser fácil! A aguantar vara, con los medios, con la gente, ni modo!
Sé que tú no PM. Pero aunque no lo creas, hay muchos locos por allí super indignados por el cierre de Reforma pero que se quedan calladitos ante lo que ocurre más allá de sus casas o de su paso.
Hoy respiré un aire distinto, no quiero ser pesimista y tal vez caigo en la fantasía, pero olía a violencia.
Fui al tianguis a comer y la calle de Holbein, tan lejos del Zócalo, estaba echa un desmadre. Peseros por todas partes (no pasan-pasaban por acá), en sentido contrario, calles bloqueadas por patrullas...
Ayer fui al súper, observé a la gente a mi alrededor, era como si nada pasara. Y me pregunté, como hacía muchos años no lo hacía, si estaba dispuesta a agarrar el fusil... Y no supe qué responderme. Y es que no se me da la gana quedarme defendiendo una vida cómoda, patética, ocupada y preocupada por llegar a tiempo a mi trabajo, por mantener el status quo, por seguir consumiendo, comprando y transitando "libremente" por un país que ya ha sido secuestrado aunque no nos hayamos dado cuenta.
Estoy enmedio de un huracán de emociones.
Me enoja el manejo que están haciendo, continuando con la línea mediática establecida, de desacreditar y alimentar el encono.
Me angustia la violencia de la derecha, tan justificada en su doble moral y en su mirada miope; en creer que México tiene que ser de gente "nice" y alineada a la derecha, que si no estás con ellos estás contra ellos.
Me preocupa la locura de Calderón y de toda la clase política. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan asustada. Tan golpeada por haces de luz. Tan consternada. Y tan impotente... Sabemos cómo se las gastan. Y no sé cómo prepararme para cuando la represión venga de manos del pueblo contra el pueblo, porque parece que a eso le apuestan... sería una pilática manera de lavarse las manos.
Rocío, estoy completamente de acuerdo contigo. Les jode el tráfico? Hey! estamos en el DF! Esto no es novedad! La ciudad siempre es caótica. Y, por otro lado, ya vimos que cuando es algo que les afecta directamente estallan, pero y qué de lo que nos afecta hoy a 100 millones? Qué con el fraude? Qué de lo que afecta a millones y no ha ellos? Esto es así porque así es. Duele, y molesta a todos! Pero ni modo, es hora de juntar todo el apoyo!
PM, no me fue tan leve. Sobre todo no me fue leve escuchar mentadas de madre toda la noche, pero fue una gran experiencia y pienso repetirla muchas más veces!
Como cualquier otro habitante de este país, no sé si AMLO ganó o perdió la elección, pero mi impresión es que el proceso electoral fue un cochinero, que resulta indispensable limpiarlo y que la manera menos complicada de hacerlo es volver a contar voto por voto. El movimiento que enarbola esta demanda es un movimiento saludable para el país, para sus instituciones y para la democracia en general. En el curso de un mes, su dirigente logró dos hitos en la historia nacional: la más alta votación para la izquierda (aun si se dieran por buenas las cifras hildebrandas) y la mayor movilización ciudadana que se ha registrado en el país. Esa movilización devino plantón en el asfalto de Reforma, Juárez y Madero, con ello se cerró el paso a los vehículos por esas arterias y encuentro que al actuar de esa forma el movimiento cometió un gran error. Ofrezco las siguientes razones:
La ética.- Cualquier militante de una causa equis, buena, buenísima, regular o mala, tiene todo el derecho a dedicar su vida, en todo o en partes, e incluso su muerte, al triunfo de la causa. Pero no tiene ningún derecho a usar la vida de otros como combustible para su lucha, sobre todo cuando no está claro que esos otros estén de acuerdo con la causa o quieran participar en ella, o cuando han decidido no tomar partido. Los campamentos están obligando a decenas o cientos de miles de personas a perder una, dos, tres o cuatro horas de sus vidas en embotellamientos adicionales a los que ya existen. Dicho sea de paso, los embotellados no son todos, ni en su mayoría, señoras que van a súper en su Windstar ni ejecutivos a bordo de su Grand Cherokee: también hay asalariados, profesionistas, informales, secretarias, limpiadores de oficinas, que de por sí viven sus jornadas de trabajo-transporte en el límite de la resistencia: de Villa del Carbón a la Anzures, de Neza a Legaria, de Contreras al Centro, de Ixtapaluca a San Ángel. Muchos (o pocos, si quieren) de los afectados deben agregarle a su tiempo laboral dos, tres, cuatro horas adicionales de traslado. El movimiento v x v les agrega otra media hora, otra hora, otro par de horas diarias de trayecto, durante tres días, una semana o tres semanas: 20, 40, 80 horas de embotellamiento son un castigo muy cruel para quienes son pobres de todo, hasta de tiempo, y sobrevivien machacados por la rutina de la urbe. Estoy consciente del sacrificio mucho mayor de 200, 400 u 800 horas de vivir en una carpa en Reforma. Pero quienes realizan esta acción así lo decidieron. Los que se quedan atascados padecen, en cambio, una imposición.
Los medios y los fines: si París bien vale una misa, la democracia bien vale un embotellamiento. Yo estoy totalmente de acuerdo con la premisa, pero encuentro dos fallas en su aplicación: a) que muchos otros no necesariamente lo están, y que algunos (los muy estúpidos, piensa uno) preferirían un tránsito menos denso aunque fuera en un entorno antidemocrático, y b) que cerrar Reforma no garantiza la vigencia de la democracia. A propósito de esto: Stalin decía, con toda la razón del mundo, que para hacer unos huevos revueltos hay que romper unos huevos. El problema está en que alguien, necesariamente, debe arrogarse el derecho de decidir a qué cantidad de huevos revueltos equivale la felicidad y a qué equivalen los huevos rotos cuando se traducen en sacrificios personales y colectivos.
En otros términos: el mal menor es preferible al mal mayor, eso es una obviedad. Pero sería justo que cada quien decidiese la jerarquía de sus males y, por otro lado, creo que nadie puede asegurar que con el mal menor del bloqueo vial se logrará evitar el mal mayor de un gobierno espurio. Y en estas lides la definición de mal mayor es muy elástica: siempre habrá uno peor en el horizonte de posibilidades.
La política.- La decisión de convertir la Asamblea Informativa en un bloqueo de calles tiene efectos al interior del movimiento y en la correlación de fuerzas entre éste y el resto de las tendencias políticas de la circunstancia presente. En lo primero: una medida audaz y de impacto como ésta le ha llevado al movimiento simpatías con las que no contaba en el espectro de la izquierda y de sectores populares exasperados por la ofensiva político-económica-mediática-policial-jurídica del grupo en el poder. Traducción instantánea del plantón en el imaginario colectivo: “Andrés Manuel sí tiene güevos”. Para muchos exasperados de abajo que han vivido, por décadas, agravio tras agravio, fracaso tras fracaso, robo tras robo, éste es su momento. También lo es para quienes no encontraban espacios de participación tras la conversión de Marcos (de guerrillero totalmente palacio a animador de un cibercafé en la Colonia Obrera) y para otra diversidad de posturas. Desde ese punto de vista, los plantones ofrecen a algunos una última oportunidad de participación cívica no violenta, y eso es bueno porque preserva, de momento, la paz. Después, quién sabe.
Pero, por otro lado, la decisión ha causado desencanto y distancia en otros sectores que, hasta el 30 de julio, estaban en plena sintonía con el movimiento (llámenles “los monsis”, si gustan) y ha introducido en él un primer desacuerdo grave. Afuera de la causa, el bloqueo ha convertido en negativas posturas que hasta entonces eran más bien neutrales y ha abierto un enorme boquete mediático y empresarial; ejemplos: Gutiérrez Vivó y Alatorre, que desde hace meses habían mostrado moderación ante la causa de AMLO, vuelven a su tono histérico; los comerciantes establecidos del Centro Histórico, que se habían alineado mayoritariamente con AMLO, ahora están divididos. ¿Seguro que no importa? ¿Es todo cuestión de “aguantar vara”?
Por otra parte, los plantones colocan a la administración de Alejandro Encinas en un callejón sin salida y abren un grave frente de desestabilización al gobierno del Distrito Federal, una posición política que quedará, en el mejor de los casos, sumamente maltrecha. Rocío mencionaba el abierto respaldo a los campamentos por parte de la autoridad capitalina, una autoridad que desconoce su propia legalidad (un bando de gobierno decretado por AMLO).
Hay desacuerdo, no ruptura. No sé si el bloqueo vehicular va a facilitar o a imposibilitar el recuento voto por voto; si es lo primero, no tendré empacho en reconocer que estaba equivocado y yo pongo el tequila para celebrarlo. Si es lo segundo, y si los campamentos acaban en represión, les digo lo siguiente, sin el menor asomo de ironía: primero les romperán la cabeza a los plantados. Después, cuando los que estábamos en desacuerdo con el plantón salgamos a protestar –pueden tener la certeza de que saldremos--, nos llegará el turno de que nos rompan la cabeza, y ultimadamente acabaremos, unos y otros, por compartir, en espíritu de hermandad, las vendas y el mertiolate. No hard feelings, neta: seguimos en el mismo bando.
Adelante, pues, la mejor de las suertes en su tarea, y sigamos reflexionando.
Oye, PM, pero cuál habría sido un paso más asertivo por parte de AMLO el domingo? Después de haber logrado esa marcha, después de que los medios contaron 180 mil almas, cuál habría sido una estrategia de resistencia más asertiva que ésta? Otra marcha, con tres millones? Ir sumando millón tras millón? Cómo evitar el desgaste de la gente?
Lo he estado pensando mucho. Qué pensaste tú? Qué otras herramientas de resistencia habrían sido factibles?
sabes que pienso? que estamos ciscados del México represor en que todos los movimientos quedan sofocados de la misma manera.
ciscados de que a lo que le apostamos en realidad es a quedar heridos, o con algun daño irreversible a causa de las golpizas.
y a que nadie quiere poner en riesgo de muerte o riesgo de desaparición a ningún familiar o amigo...por una causa que se va a reprimir con violencia, y que de seguro de ahi no va a pasar.
y lo que yo veo en la gente que ve en las decisiones delirantes de AMLO, es la oportunidad de sacar por fin la propia ira resguardada, descargar todas las frustraciones de clase y de falta de oportunidades (los que al menos van a plantarse en los campamentos)
lo que tu señalas acerca de la carne de cañón que van a ir golpeando por turnos, es bien cierto, es la historia conocida, la comprobada.
y quizás lo mas árido del asunto, es que si salimos a luchar y a enfrentar a probables represores con el escudo de nuestros cuerpos, es que debemos renunciar al heroico reconocimiento público, vamos a ser carne de cañón anónima que ofrenda su integridad por un bien común del que ni siquiera estamos seguros se vaya a dar...
me imagino que así se han de haber sentido todos esos incomprendidos jovenes veteranos de vietnam, que al regresar eran vistos con recelo.
pero...si nadie se anima a dar el primer paso, ya estuvo que nadie lo dio tampoco.
y esto es como una situación límite, en que se le debe quitar el poder a un "líder" para delegarlo a simple representante de una causa común.
y es que dar el paso correcto es arriesgado, siempre es un albur que te juegas, y puede ser que la ruleta gire a nuestro favor o en nuestra contra.
la estrategia es equivocada? lo mas seguro es que si...
pero...hay de otra? sinceramente, hay de otra?
pd. yo pienso compartir por tiempos (los que vaya teniendo en este prox fin de semana) en un campamento, y lo que si voy a hacer es registrar las cosas buenas y las rarezas también...pondré todo mi empeño para no verme MUY coartada por mis propios valores y prejuicios
La estrategia es equivocada, es correcta? Es realmente muy difícil contestar esta pregunta y tal vez sólo el tiempo nos dará la respuesta.
Independientemente de esto, la experiencia de los campamentos es realmente extraordinaria. Más allá del desenlace de este proceso poselectoral, noto que la resistencia civil y la convivencia en los campamentos está sembrando algo positivo y necesarios en los ciudadnos, en el pueblo. Y me refiero a la consciencia política y social, a la solidaridad, a la necesidad de lucha constante y organizada.
Hoy fui a los campamentos del Zócalo y del Cerntro Histórico. Y sentí una gran emoción, se respira un ambiente de solidaridad, de sinceridad, de sencillez, de hermandad. Y es que no tengo palabras para explicarlo. Bueno, hasta los indigentes y niños de la calle tienen cabida en estos espacios de convivencia que se han generado. Realmente hay muchas actividades culturales, políticas, artísticas, educativas. Y puedes ver a personas de todos los estilos compartiendo los momentos, tolerantes unos con otros.
No sé en qué terminará todo esto, pero no dudo que dejará una profunda huella en quienes han participado tan activamente y que han entregado todo en esta movilización.
Pues para mí el hecho de estar cerca de esta resistencia ya implicó un cambio fundamental. No sé a grandes escalas qué cambio traiga consigo, pero no dudo que este paso ya en algo ha trastocado la Historia de México; además, creo que era necesario.
Creo que dadas las circunstancias que han estado minando desde distintos lugares la expresión de esta resistencia (medios, pseudo-intelectuales, partidos, gobierno) era necesario tomar medidas drásticas y verdaderamente muy complejas.
¿Estarán actuando con inteligencia? ¿Será que tienen esto realmente bien meditado y medido? La tromba de anoche ha sido sólo un factor más (externo e impredictible) que va a añadir nuevas dificultades y que atizará los enconos y faltas de simpatía de los detractores. ¿Qué hacer entonces? Falta mucha asertividad y reflexión.
Cuando decidí participar en el campamento una palabra me cruzó por la mente: "Atenco". Y pensé que me estaba arriesgando demasiado, no sólo como ciudadana, sino hasta como mujer. Y en la madrugada, sobre el saco de dormir y en el letargo, llegué a temerlo. Pero, como dice Colibrí, ¿es que ese miedo debe condicionar nuestras reacciones?
Sé que es fundamental considerar al otro. Y el "otro" en este caso implica algo sujeto a tanta polarización... No lo sé. De verdad mis sentimientos son encontrados. Pero sigo creyendo fundamental apoyar.
Respeto el valor de las vivencias y de los sentimientos, pero me parece que en este momento no basta con la entrega y la disposición, sino que también es necesario reflexionar, y la reflexión me dice que los plantones son una equivocación de adversario, de lugar, de tiempo y de estrategia.
De adversario, porque afectan más (son ejemplos) a las recamareras del Sheraton que a los accionistas de ese hotel; más a conductores de chevys que a choferes de land rovers; más a usuarios de microbuses que a automovilistas. Hay mucha gente exasperada que no tiene la menor culpa por el saqueo neoliberal ni por el Fobaproa ni por las truhanerías de los Sahagunes. Me parece delirante que en vez de buscar la incorporación de esa gente al movimiento se haya optado por decirles “jódanse y aguántense: es por su bien”. ¿Con qué derecho?
De tiempo, porque el plantón previo al fallo del TEPJF es algo así como una “protesta preventiva”; es decir, es una protesta contra algo que no ha ocurrido y con una demanda que hasta ahora no ha sido rechazada. Por ello es vista por muchos, y con razón, como un acto de fuerza y como una acción improcedente. De lugar, porque habría sido mucho más atinado demostrar el alcance nacional del movimiento por medio de grandes concentraciones estatales o regionales. Con ello se habría construido organización territorial –en vez de desmantelarla, que es el efecto del plantón defeño--, se le habría evitado a las autoridades capitalinas una presión terrible, se habría sumado en vez de restar. Creo que habría podido aprovecharse el tiempo previo al fallo para articular un gran movimiento nacional que, en caso de que sea negado el recuento voto por voto, marchara –entonces sí- a la Ciudad de México, desde diversos puntos del país y en forma sincronizada. Creo que en ese tiempo habría sido posible sumar al movimiento a sectores muy diversos –se me vienen a la mente las ONG de Juárez, los mineros de todo el territorio, organizaciones campesinas de la Sierra Norte de Puebla, corrientes del zapatismo chiapaneco, secciones enteras de la CNOP y de la CNC que andan huérfanas, y muchos otros— y construir, sobre esas bases, una insurrección pacífica con posibilidades reales de doblarle las manos al poder (como la Revolución Naranja).
De estrategia, porque me temo que se ha optado por poner todos los recursos humanos y organizativos en tiendas de campaña en Reforma. Ojalá que el Tribunal ordene el recuento de sufragios y que éste arroje un triunfo del Peje ¿Y si no? Si el fallo del TEPJF viene en sentido contrario al que se pide, el movimiento no tendrá mucha más gasolina para las batallas siguientes. Por la vía del plantón, ¿qué sigue? ¿Remplazar las tiendas de campaña por construcciones de tabique? Pero vamos a suponer que el Tribunal decreta el recuento voto por voto y que el resultado da el triunfo a Calderón. El Peje ya dijo que aceptaría la derrota en ese escenario, o sea que se levantan las carpas y que muchos de sus habitantes y visitantes se irán defraudados, no por el Trife, sino por los dirigentes de la coalición, quienes los habrían sacrificado en vano y a sabiendas de que no estaban en lo cierto.
La reflexión me dice que ahora sería buena idea subir las tiendas de campaña a las aceras y a los camellones.
15 comentarios:
Cuando se hizo la propuesta de los campamentos, nunca imaginé que se bloquería totalmente el paso por las avenidas. Desde mi muy humilde opinión y mi reducida visión política, creo que la estrategia es equivocada, y no tanto por "la molestia e incomodidades" generadas a los ciudadanos que normalmente pasan por allí, sino porque me parece que esto va a conducir al aislamiento y desgaste de la movilización.
Ayer me di una vuelta por los campamentos para ver qué se necesitaba. Me surgieron dos dudas:
1. Sólo es posible montar campamentos así con el apoyo incondicional del gobierno del DF. Esto me desconcierta mucho porque pareciera que sólo se permiten movilizaciones del estilo si estas responden a los intereses de partido. Es decir, noto cierta incongruencia. Lo menciono porque en la marcha de protesta del 28 de mayo en contra de la represión en Atenco, toda la avenida Reforma estuvo repleta de granaderos con una actitud muy prepotente. Estos granaderos eran del gobierno de la ciudad. Yo me pregunto, ¿por qué se hacen estas diferencias? A manifestantes ajenos al PRD o al gobierno de la ciudad de México, ¿se les permitiría manifestarse de este modo?, ¿se les facilitarían así las cosas?
2. ¿Estas propuestas vienen de abajo, de las personas que nos hemos movilizado?
Y vaya que sí me preocupa esto. Porque no es sólo la democracia lo que está en juego. Basta con dirigir la mirada hacia lo que ocurre en Oaxaca, la represión en Atenco, Sicartsa, etc.
Eso sí, que quede claro: ¿Qué es más indignante, los campamentos causando fuertes molestias viales o las violaciones a las leyes, a los derechos humanos o a la voluntad de un pueblo? A mí me indigna más lo último, pero lógico, cuando lo que rifa es el individualismo, indigna y molesta más un campamento en ejes viales que un fraude electoral o los asesinatos en Líbano, Palestina, Iraq y los demás etcéteras que correspondan. MIENTRAS A MÍ NO ME AFECTE DIRECTAMENTE....
Esta noche yo acampo en el campamento de la Benito Juárez. Esto tiene que ser así, ni modo!
Las manifestaciones de banqueta no van a servirnos ahora.
Ahora, más que nunca, hay que cerrar filas! Esto nunca iba a ser fácil! A aguantar vara, con los medios, con la gente, ni modo!
A pesar de todo, estoy de acuerdo contigo Hilda. Hay que cerrar filas y aguantar vara. Saludos!!!!!
Eh, eh, Rocío, no estoy tan loco como para comparar el cierre de Reforma con el bombardeo de Líbano.
Hilda, que te sea leve el cielo sobre Reforma.
Sé que tú no PM. Pero aunque no lo creas, hay muchos locos por allí super indignados por el cierre de Reforma pero que se quedan calladitos ante lo que ocurre más allá de sus casas o de su paso.
Hoy respiré un aire distinto, no quiero ser pesimista y tal vez caigo en la fantasía, pero olía a violencia.
Fui al tianguis a comer y la calle de Holbein, tan lejos del Zócalo, estaba echa un desmadre. Peseros por todas partes (no pasan-pasaban por acá), en sentido contrario, calles bloqueadas por patrullas...
Ayer fui al súper, observé a la gente a mi alrededor, era como si nada pasara. Y me pregunté, como hacía muchos años no lo hacía, si estaba dispuesta a agarrar el fusil... Y no supe qué responderme.
Y es que no se me da la gana quedarme defendiendo una vida cómoda, patética, ocupada y preocupada por llegar a tiempo a mi trabajo, por mantener el status quo, por seguir consumiendo, comprando y transitando "libremente" por un país que ya ha sido secuestrado aunque no nos hayamos dado cuenta.
Estoy enmedio de un huracán de emociones.
Me enoja el manejo que están haciendo, continuando con la línea mediática establecida, de desacreditar y alimentar el encono.
Me angustia la violencia de la derecha, tan justificada en su doble moral y en su mirada miope; en creer que México tiene que ser de gente "nice" y alineada a la derecha, que si no estás con ellos estás contra ellos.
Me preocupa la locura de Calderón y de toda la clase política.
Hacía mucho tiempo que no me sentía tan asustada.
Tan golpeada por haces de luz.
Tan consternada.
Y tan impotente...
Sabemos cómo se las gastan. Y no sé cómo prepararme para cuando la represión venga de manos del pueblo contra el pueblo, porque parece que a eso le apuestan... sería una pilática manera de lavarse las manos.
No lo sé... de verdad no lo sé...
pd. gracias por darte una vuelta por allá
Rocío, estoy completamente de acuerdo contigo. Les jode el tráfico? Hey! estamos en el DF! Esto no es novedad! La ciudad siempre es caótica. Y, por otro lado, ya vimos que cuando es algo que les afecta directamente estallan, pero y qué de lo que nos afecta hoy a 100 millones? Qué con el fraude? Qué de lo que afecta a millones y no ha ellos?
Esto es así porque así es. Duele, y molesta a todos! Pero ni modo, es hora de juntar todo el apoyo!
PM, no me fue tan leve. Sobre todo no me fue leve escuchar mentadas de madre toda la noche, pero fue una gran experiencia y pienso repetirla muchas más veces!
Razones por la banqueta
Como cualquier otro habitante de este país, no sé si AMLO ganó o perdió la elección, pero mi impresión es que el proceso electoral fue un cochinero, que resulta indispensable limpiarlo y que la manera menos complicada de hacerlo es volver a contar voto por voto. El movimiento que enarbola esta demanda es un movimiento saludable para el país, para sus instituciones y para la democracia en general. En el curso de un mes, su dirigente logró dos hitos en la historia nacional: la más alta votación para la izquierda (aun si se dieran por buenas las cifras hildebrandas) y la mayor movilización ciudadana que se ha registrado en el país. Esa movilización devino plantón en el asfalto de Reforma, Juárez y Madero, con ello se cerró el paso a los vehículos por esas arterias y encuentro que al actuar de esa forma el movimiento cometió un gran error. Ofrezco las siguientes razones:
La ética.- Cualquier militante de una causa equis, buena, buenísima, regular o mala, tiene todo el derecho a dedicar su vida, en todo o en partes, e incluso su muerte, al triunfo de la causa. Pero no tiene ningún derecho a usar la vida de otros como combustible para su lucha, sobre todo cuando no está claro que esos otros estén de acuerdo con la causa o quieran participar en ella, o cuando han decidido no tomar partido. Los campamentos están obligando a decenas o cientos de miles de personas a perder una, dos, tres o cuatro horas de sus vidas en embotellamientos adicionales a los que ya existen. Dicho sea de paso, los embotellados no son todos, ni en su mayoría, señoras que van a súper en su Windstar ni ejecutivos a bordo de su Grand Cherokee: también hay asalariados, profesionistas, informales, secretarias, limpiadores de oficinas, que de por sí viven sus jornadas de trabajo-transporte en el límite de la resistencia: de Villa del Carbón a la Anzures, de Neza a Legaria, de Contreras al Centro, de Ixtapaluca a San Ángel. Muchos (o pocos, si quieren) de los afectados deben agregarle a su tiempo laboral dos, tres, cuatro horas adicionales de traslado. El movimiento v x v les agrega otra media hora, otra hora, otro par de horas diarias de trayecto, durante tres días, una semana o tres semanas: 20, 40, 80 horas de embotellamiento son un castigo muy cruel para quienes son pobres de todo, hasta de tiempo, y sobrevivien machacados por la rutina de la urbe. Estoy consciente del sacrificio mucho mayor de 200, 400 u 800 horas de vivir en una carpa en Reforma. Pero quienes realizan esta acción así lo decidieron. Los que se quedan atascados padecen, en cambio, una imposición.
Los medios y los fines: si París bien vale una misa, la democracia bien vale un embotellamiento. Yo estoy totalmente de acuerdo con la premisa, pero encuentro dos fallas en su aplicación: a) que muchos otros no necesariamente lo están, y que algunos (los muy estúpidos, piensa uno) preferirían un tránsito menos denso aunque fuera en un entorno antidemocrático, y b) que cerrar Reforma no garantiza la vigencia de la democracia. A propósito de esto: Stalin decía, con toda la razón del mundo, que para hacer unos huevos revueltos hay que romper unos huevos. El problema está en que alguien, necesariamente, debe arrogarse el derecho de decidir a qué cantidad de huevos revueltos equivale la felicidad y a qué equivalen los huevos rotos cuando se traducen en sacrificios personales y colectivos.
En otros términos: el mal menor es preferible al mal mayor, eso es una obviedad. Pero sería justo que cada quien decidiese la jerarquía de sus males y, por otro lado, creo que nadie puede asegurar que con el mal menor del bloqueo vial se logrará evitar el mal mayor de un gobierno espurio. Y en estas lides la definición de mal mayor es muy elástica: siempre habrá uno peor en el horizonte de posibilidades.
La política.- La decisión de convertir la Asamblea Informativa en un bloqueo de calles tiene efectos al interior del movimiento y en la correlación de fuerzas entre éste y el resto de las tendencias políticas de la circunstancia presente. En lo primero: una medida audaz y de impacto como ésta le ha llevado al movimiento simpatías con las que no contaba en el espectro de la izquierda y de sectores populares exasperados por la ofensiva político-económica-mediática-policial-jurídica del grupo en el poder. Traducción instantánea del plantón en el imaginario colectivo: “Andrés Manuel sí tiene güevos”. Para muchos exasperados de abajo que han vivido, por décadas, agravio tras agravio, fracaso tras fracaso, robo tras robo, éste es su momento. También lo es para quienes no encontraban espacios de participación tras la conversión de Marcos (de guerrillero totalmente palacio a animador de un cibercafé en la Colonia Obrera) y para otra diversidad de posturas. Desde ese punto de vista, los plantones ofrecen a algunos una última oportunidad de participación cívica no violenta, y eso es bueno porque preserva, de momento, la paz. Después, quién sabe.
Pero, por otro lado, la decisión ha causado desencanto y distancia en otros sectores que, hasta el 30 de julio, estaban en plena sintonía con el movimiento (llámenles “los monsis”, si gustan) y ha introducido en él un primer desacuerdo grave. Afuera de la causa, el bloqueo ha convertido en negativas posturas que hasta entonces eran más bien neutrales y ha abierto un enorme boquete mediático y empresarial; ejemplos: Gutiérrez Vivó y Alatorre, que desde hace meses habían mostrado moderación ante la causa de AMLO, vuelven a su tono histérico; los comerciantes establecidos del Centro Histórico, que se habían alineado mayoritariamente con AMLO, ahora están divididos. ¿Seguro que no importa? ¿Es todo cuestión de “aguantar vara”?
Por otra parte, los plantones colocan a la administración de Alejandro Encinas en un callejón sin salida y abren un grave frente de desestabilización al gobierno del Distrito Federal, una posición política que quedará, en el mejor de los casos, sumamente maltrecha. Rocío mencionaba el abierto respaldo a los campamentos por parte de la autoridad capitalina, una autoridad que desconoce su propia legalidad (un bando de gobierno decretado por AMLO).
Hay desacuerdo, no ruptura. No sé si el bloqueo vehicular va a facilitar o a imposibilitar el recuento voto por voto; si es lo primero, no tendré empacho en reconocer que estaba equivocado y yo pongo el tequila para celebrarlo. Si es lo segundo, y si los campamentos acaban en represión, les digo lo siguiente, sin el menor asomo de ironía: primero les romperán la cabeza a los plantados. Después, cuando los que estábamos en desacuerdo con el plantón salgamos a protestar –pueden tener la certeza de que saldremos--, nos llegará el turno de que nos rompan la cabeza, y ultimadamente acabaremos, unos y otros, por compartir, en espíritu de hermandad, las vendas y el mertiolate. No hard feelings, neta: seguimos en el mismo bando.
Adelante, pues, la mejor de las suertes en su tarea, y sigamos reflexionando.
Oye, PM, pero cuál habría sido un paso más asertivo por parte de AMLO el domingo? Después de haber logrado esa marcha, después de que los medios contaron 180 mil almas, cuál habría sido una estrategia de resistencia más asertiva que ésta?
Otra marcha, con tres millones? Ir sumando millón tras millón? Cómo evitar el desgaste de la gente?
Lo he estado pensando mucho. Qué pensaste tú?
Qué otras herramientas de resistencia habrían sido factibles?
Digo... es que en verdad que corróe!
Yo pienso mucho en Ucrania y la Revolución Naranja...
sabes que pienso?
que estamos ciscados del México represor en que todos los movimientos quedan sofocados de la misma manera.
ciscados de que a lo que le apostamos en realidad es a quedar heridos, o con algun daño irreversible a causa de las golpizas.
y a que nadie quiere poner en riesgo de muerte o riesgo de desaparición a ningún familiar o amigo...por una causa que se va a reprimir con violencia, y que de seguro de ahi no va a pasar.
y lo que yo veo en la gente que ve en las decisiones delirantes de AMLO, es la oportunidad de sacar por fin la propia ira resguardada, descargar todas las frustraciones de clase y de falta de oportunidades (los que al menos van a plantarse en los campamentos)
lo que tu señalas acerca de la carne de cañón que van a ir golpeando por turnos, es bien cierto, es la historia conocida, la comprobada.
y quizás lo mas árido del asunto, es que si salimos a luchar y a enfrentar a probables represores con el escudo de nuestros cuerpos, es que debemos renunciar al heroico reconocimiento público, vamos a ser carne de cañón anónima que ofrenda su integridad por un bien común del que ni siquiera estamos seguros se vaya a dar...
me imagino que así se han de haber sentido todos esos incomprendidos jovenes veteranos de vietnam, que al regresar eran vistos con recelo.
pero...si nadie se anima a dar el primer paso, ya estuvo que nadie lo dio tampoco.
y esto es como una situación límite, en que se le debe quitar el poder a un "líder" para delegarlo a simple representante de una causa común.
y es que dar el paso correcto es arriesgado, siempre es un albur que te juegas, y puede ser que la ruleta gire a nuestro favor o en nuestra contra.
la estrategia es equivocada? lo mas seguro es que si...
pero...hay de otra?
sinceramente, hay de otra?
pd. yo pienso compartir por tiempos (los que vaya teniendo en este prox fin de semana) en un campamento, y lo que si voy a hacer es registrar las cosas buenas y las rarezas también...pondré todo mi empeño para no verme MUY coartada por mis propios valores y prejuicios
ahi te cuento entonces
La estrategia es equivocada, es correcta? Es realmente muy difícil contestar esta pregunta y tal vez sólo el tiempo nos dará la respuesta.
Independientemente de esto, la experiencia de los campamentos es realmente extraordinaria. Más allá del desenlace de este proceso poselectoral, noto que la resistencia civil y la convivencia en los campamentos está sembrando algo positivo y necesarios en los ciudadnos, en el pueblo. Y me refiero a la consciencia política y social, a la solidaridad, a la necesidad de lucha constante y organizada.
Hoy fui a los campamentos del Zócalo y del Cerntro Histórico. Y sentí una gran emoción, se respira un ambiente de solidaridad, de sinceridad, de sencillez, de hermandad. Y es que no tengo palabras para explicarlo. Bueno, hasta los indigentes y niños de la calle tienen cabida en estos espacios de convivencia que se han generado. Realmente hay muchas actividades culturales, políticas, artísticas, educativas. Y puedes ver a personas de todos los estilos compartiendo los momentos, tolerantes unos con otros.
No sé en qué terminará todo esto, pero no dudo que dejará una profunda huella en quienes han participado tan activamente y que han entregado todo en esta movilización.
Saludos a todos!!!!
Pues para mí el hecho de estar cerca de esta resistencia ya implicó un cambio fundamental. No sé a grandes escalas qué cambio traiga consigo, pero no dudo que este paso ya en algo ha trastocado la Historia de México; además, creo que era necesario.
Creo que dadas las circunstancias que han estado minando desde distintos lugares la expresión de esta resistencia (medios, pseudo-intelectuales, partidos, gobierno) era necesario tomar medidas drásticas y verdaderamente muy complejas.
¿Estarán actuando con inteligencia? ¿Será que tienen esto realmente bien meditado y medido? La tromba de anoche ha sido sólo un factor más (externo e impredictible) que va a añadir nuevas dificultades y que atizará los enconos y faltas de simpatía de los detractores. ¿Qué hacer entonces? Falta mucha asertividad y reflexión.
Cuando decidí participar en el campamento una palabra me cruzó por la mente: "Atenco". Y pensé que me estaba arriesgando demasiado, no sólo como ciudadana, sino hasta como mujer. Y en la madrugada, sobre el saco de dormir y en el letargo, llegué a temerlo. Pero, como dice Colibrí, ¿es que ese miedo debe condicionar nuestras reacciones?
Sé que es fundamental considerar al otro. Y el "otro" en este caso implica algo sujeto a tanta polarización...
No lo sé. De verdad mis sentimientos son encontrados. Pero sigo creyendo fundamental apoyar.
¡Saludos!
Respeto el valor de las vivencias y de los sentimientos, pero me parece que en este momento no basta con la entrega y la disposición, sino que también es necesario reflexionar, y la reflexión me dice que los plantones son una equivocación de adversario, de lugar, de tiempo y de estrategia.
De adversario, porque afectan más (son ejemplos) a las recamareras del Sheraton que a los accionistas de ese hotel; más a conductores de chevys que a choferes de land rovers; más a usuarios de microbuses que a automovilistas. Hay mucha gente exasperada que no tiene la menor culpa por el saqueo neoliberal ni por el Fobaproa ni por las truhanerías de los Sahagunes. Me parece delirante que en vez de buscar la incorporación de esa gente al movimiento se haya optado por decirles “jódanse y aguántense: es por su bien”. ¿Con qué derecho?
De tiempo, porque el plantón previo al fallo del TEPJF es algo así como una “protesta preventiva”; es decir, es una protesta contra algo que no ha ocurrido y con una demanda que hasta ahora no ha sido rechazada. Por ello es vista por muchos, y con razón, como un acto de fuerza y como una acción improcedente.
De lugar, porque habría sido mucho más atinado demostrar el alcance nacional del movimiento por medio de grandes concentraciones estatales o regionales. Con ello se habría construido organización territorial –en vez de desmantelarla, que es el efecto del plantón defeño--, se le habría evitado a las autoridades capitalinas una presión terrible, se habría sumado en vez de restar.
Creo que habría podido aprovecharse el tiempo previo al fallo para articular un gran movimiento nacional que, en caso de que sea negado el recuento voto por voto, marchara –entonces sí- a la Ciudad de México, desde diversos puntos del país y en forma sincronizada.
Creo que en ese tiempo habría sido posible sumar al movimiento a sectores muy diversos –se me vienen a la mente las ONG de Juárez, los mineros de todo el territorio, organizaciones campesinas de la Sierra Norte de Puebla, corrientes del zapatismo chiapaneco, secciones enteras de la CNOP y de la CNC que andan huérfanas, y muchos otros— y construir, sobre esas bases, una insurrección pacífica con posibilidades reales de doblarle las manos al poder (como la Revolución Naranja).
De estrategia, porque me temo que se ha optado por poner todos los recursos humanos y organizativos en tiendas de campaña en Reforma. Ojalá que el Tribunal ordene el recuento de sufragios y que éste arroje un triunfo del Peje ¿Y si no?
Si el fallo del TEPJF viene en sentido contrario al que se pide, el movimiento no tendrá mucha más gasolina para las batallas siguientes. Por la vía del plantón, ¿qué sigue? ¿Remplazar las tiendas de campaña por construcciones de tabique?
Pero vamos a suponer que el Tribunal decreta el recuento voto por voto y que el resultado da el triunfo a Calderón. El Peje ya dijo que aceptaría la derrota en ese escenario, o sea que se levantan las carpas y que muchos de sus habitantes y visitantes se irán defraudados, no por el Trife, sino por los dirigentes de la coalición, quienes los habrían sacrificado en vano y a sabiendas de que no estaban en lo cierto.
La reflexión me dice que ahora sería buena idea subir las tiendas de campaña a las aceras y a los camellones.
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