6.5.14

Oportunidades o derechos

Oportunidad: “sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar” o bien “sección de un comercio en la que se ofrecen artículos a un precio más bajo del que normalmente tienen”, define la Real Academia. María Moliner propone: “cualidad de oportuno”; “Aprovechar, Ofrecer[se], Presentarse, Surgir) momento o circunstancia oportunos para cierta cosa: ‘Aprovecharé la primera oportunidad para hablarle’”, o bien “venta de existencias a precios más bajos”.

Esto, oportunidades, es precisamente lo que han prometido en forma explícita los gobiernos neoliberales desde que Salinas de Gortari fue incrustado en la silla presidencial (1988) y ha de reconocerse que él y sus sucesores hasta Peña Nieto han honrado su palabra y han cumplido el ofrecimiento. El propio Salinas ofreció a los ejidatarios la oportunidad de vender sus tierras; dio a los consumidores la oportunidad de comprar agua importada de Francia, baratijas electrónicas asiáticas y prendas estadunidenses; a unos cuantos potentados les otorgó la oportunidad de adquirir bienes nacionales “a un precio más bajo del que normalmente tienen”. A los habitantes de zonas pobres y marginadas les dio las oportunidades de recibir material de construcción y otras ayudas y de expresar su agradecimiento votando por el PRI; a los industriales les brindó la oportunidad de cerrar sus fábricas, despedir a sus trabajadores y mover sus capitales al comercio, la importación y la especulación. También dio al país la oportunidad de desembarazarse de potestades y de transferirlas a un marco trilateral dominado por Estados Unidos y Canadá.

Zedillo será recordado por haber dado a la población en general la oportunidad de pagar las deudas de los banqueros privados; la de librarse del molesto ruido de los ferrocarriles; la de buscar casas y trabajos tras perder los que tenía en la crisis de 1994-1995 y la de votar por el PAN en las elecciones de 2000. A ese partido le dio la oportunidad de llegar a la Presidencia y a los zapatistas de Chiapas les ofreció, una y otra vez a lo largo de seis años, diversas oportunidades de firmar su rendición incondicional. Zedillo y sus sucesores continuaron con la estrategia salinista de repartir pequeñas prebendas entre algunos de los sectores más pobres de la población.

Fox fue particularmente pródigo en prometer oportunidades para todos: vocho, changarro, tele y lavadora (no de dos patas). A sus allegados les ofreció oportunidades de hacerse ricos en forma rápida mediante el otorgamiento de contratos y la adjudicación de bienes del Fobaproa-Ipab a precios, sobra decirlo, de verdadera oportunidad. También dio a miles de estudiantes la oportunidad de conocer las computadoras y los proyectores digitales, aunque fuera empacados en sus cajas, y de ser testigos (al menos en la virtualidad de los anuncios oficiales) de una conexión a Internet. Al país entero le brindó la de convertirse en un potencial protectorado militar estadunidense al uncirlo a la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) y a Felipe Calderón, la de ahorrarse el engorroso trámite de ganar una elección para asumir la Presidencia.

Calderón siguió con la práctica de repartir oportunidades de enriquecimiento rápido entre los amigos y compinches; ofreció a Washington la de decidir las políticas internas de seguridad y de hacerse con toda la información de inteligencia nacional; brindó la oportunidad de ejercer el control territorial de diversas zonas del país a varias organizaciones delictivas –muchos dijeron que favorecía sólo a una de ellas–, y dio a decenas de miles de trabajadores electricistas de Luz y Fuerza del Centro la oportunidad de empezar una nueva vida tras perder su fuente de trabajo. 

Con estos antecedentes nada de raro tiene el que la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga (a quien Salinas le dio la oportunidad, en la intimidad de su despacho, de probarse la banda presidencial), haya advertido que el programa “Oportunidades ya no va a beneficiar a las que tengan muchos hijos, sino que va a apoyar a las que tengan pocos hijos” (cita tomada de la página oficial de la Sedesol para que Ramón Sosamontes no ande diciendo que su patrona no dijo lo que dijo). Simplemente, retirará a las familias prolíficas el reparto de “momentos o circunstancias oportunos para cierta cosa”. No hay en sus palabras violación de ningún derecho porque los derechos no tienen nada que ver con las oportunidades. Por eso el programa así llamado y otros de corte similar pueden ser operados en forma discrecional, propagandística, discriminatoria y electorera.


Las barbaridades de Robles Berlanga son representativas de la mentalidad oportunista que ha imperado en las instituciones durante el ciclo neoliberal pero no dejan de ser anecdóticas. Lo relevante es que esta proliferación de oportunidades ha destruido a México. Es necesario mandar al carajo el modelo de país de oportunidades y construir o reconstruir un país de derechos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente, la realidad tal como es

Unknown dijo...

Les dimos la oportunidad y tenemos la conciencia suficiente, la responsabilidad y el coraje para exigirles que hagan el trabajo que les corresponde. Ver nuestro derecho a trabajar, a vivir dignamente como una oportunidad regalada es el colmo de la sumisión. Gracias Pedro...me encanta leerte. :)