- Yasser, por tranquilo y relajado
- La Internet palestina
EN CADA FICHA de Arafat que consulto en Internet el
personaje se llama de manera diferente: Mohammed Abdel-Raouf Arafat As Qudwa
al-Hussaeini, Mohammed Abd al-Rahman Abd al-Raouf Arafat o Mohammed Abdel Rauf
al Qudwa al Husseini, y para enredar más las cosas, el dirigente enfermo,
agonizante o fallecido, según las distintas versiones recopiladas 24 horas
antes de que leas esto, dio en denominarse a sí mismo Abu Ammar. En cuanto a
Yasser, tengo entendido que le decían así desde que era niño, por tranquilo y
relajado.
POR SUPUESTO, EN su currículum de la página oficial de
la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina se afirma que nació en
Jerusalén el 4 de agosto de 1929, pero hasta su biógrafo autorizado, Alan Hart
(Arafat: a political biography, Londres, Sidgwick & Jackson, 1994),
sostiene que Arafat vino al mundo en El Cairo, 20 días después de esa fecha. El
dirigente palestino sería cairota, también, de acuerdo con el perfil biográfico
que se consigna en el sitio de la Fundación Nobel. El joven Yasser pasó sus
primeros años en El Cairo y, a la edad de cinco, tras la muerte de su madre,
fue enviado a casa de un tío en Jerusalén, donde vivió hasta los nueve, cuando
habría regresado a la capital egipcia. Más tarde estudió ingeniería civil en la
Universidad de El Cairo (Antes Universidad Rey Fuad). Allí se vinculó a la
Sociedad de Hermanos Musulmanes, o Hermandad Musulmana, y luego a la Unión de
Estudiantes Palestinos. En 1956 combatió en las filas del ejército egipcio
durante la crisis de Suez. Posteriormente se mudó a Kuwait, donde trabajó como
ingeniero y luego como empresario contratista. Desde el emirato participó en la
fundación de Al Fatah, cuyo objetivo era la fundación de un Estado palestino, y
que en los teatros de combate y al paso de los años habría de convertirse en el
grupo hegemónico de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), de
la que Arafat fue nombrado presidente en 1969.
A PARTIR DE entonces, la vida del dirigente palestino
transcurrió en un exilio armado itinerante y conflictivo (Jordania, Líbano y
Túnez), en el cual los enemigos de Arafat no siempre fueron los israelíes sino,
con frecuencia, otros gobernantes árabes (como el rey Hussein de Jordania,
quien ordenó una matanza de palestinos en 1970) y facciones disidentes de
propio bando palestino. En ese periodo se forjaron los rostros contrastados de
Arafat: defensor heroico de su pueblo o terrorista despiadado, lacayo de los
iraquíes (y antes, de los sirios) o sobreviviente de las intrigas y rencores de
los gobernantes árabes; forjador de la paz o belicista hipócrita; padre de su
patria o gobernante corrupto y sórdido, defensor de la independencia palestina
o juguete de los gobernantes israelíes.
ES POSIBLE QUE Arafat haya sido todas esas cosas. El
difunto Yithzak Rabin y su correligionario Shimon Peres, interlocutores del
palestino en el proceso de paz de la década pasada, por ejemplo, fueron en su
juventud terroristas y asesinos de civiles palestinos y de funcionarios
ingleses, durante el protectorado británico en Palestina. A la larga, los tres
fueron honrados (justificadamente, creo) con el Premio Nobel de la Paz.
http://encyclopedia.thefreedictionary.com/Abu%20Amar
http://nobelprize.org/peace/laureates/1994/arafat-bio.html
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3961000/3961369.stm
LA PAZ DE LOS valientes, el proceso iniciado en Oslo,
habría de concluir en la conformación de un “triángulo fértil” formado por
Israel, Jordania y Palestina. Pero si bien las tropas israelíes se retiraron de
Gaza y de algunas localidades de Cisjordania, el Estado israelí nunca depuso
sus políticas de limpieza étnica y de alteración demográfica
de los territorios ocupados y de la parte oriental de Jerusalén, la Al Qods
palestina. Tal vez Arafat creyó sinceramente en la buena voluntad de Rabin y
Peres, y es posible que ésta haya sido real. Pero, tras el asesinato del
primero, la oferta de paz de Tel Aviv se redujo a entregar a los palestinos
poco más de la mitad de los territorios conquistados y ocupados por Israel en
la guerra de 1967, valga decir, algo así como 15 por ciento de la Palestina
histórica. Además, los regímenes de Benjamin Netanyahu y Ehud Barak no
quisieron hablar de la partición de Jerusalén y mucho menos del derecho al
retorno de los millones de refugiados árabes que dejaron su país tras la
constitución del Estado de Israel, en 1948.
AQUELLO RESULTÓ INACEPTABLE hasta para el propio
Arafat, obsesionado con su propósito de presidir un Estado palestino casi al
precio de lo que fuera. Con el telón de fondo de la tensión generada por el
fracaso de los acuerdos de Wye River, auspiciados por Bill Clinton, Ariel
Sharon paseó su organismo de criminal de guerra por la Explanada de las
Mezquitas en Al Qods y esa provocación insufrible y deliberada detonó la
segunda intifada. Hasta la fecha, muchos israelíes se tragan la
versión propagandística de su gobierno de que Arafat estuvo siempre al mando de
la revuelta palestina y de la nueva oleada de atentados terroristas. La verdad,
en cambio, es que esa rebelión marcó la pérdida del control de la situación por
parte de las cúpulas de Al Fatah, la OLP y el propio rais (presidente).
Si éste hubiese conservado alguna capacidad de decisión, los propios israelíes
se encargaron de quitársela, al confinarlo a su mukata de
Ramallah y destruir las incipientes estructuras de gobierno de la ANP, sus
redes de comunicación y sus canales de mando. Fue entonces que murió Arafat,
políticamente hablando, por más que la fecha precisa de su muerte clínica sea
aún un dato pendiente.
A PESAR DE la destrucción, una parte de los sitios
oficiales palestinos logran mantenerse en pie y actualizados, lo que constituye
un verdadero acto de heroísmo anónimo por sus respectivos webmasters.
En la Internet palestina hay cosas tan patéticas como los mensajes de pésame
supuestamente enviados por Arafat a los jerarcas de los Emiratos Árabes Unidos
por la muerte del jeque Zayed bin Sultan al Nahayan, mensajes enviados nada
menos que el miércoles 3, es decir, en momentos en que el rais ingresaba
al área de terapia intensiva en el hospital de Clamart. Ese mismo día, a decir
de su consejero Mohammed Rashid, Arafat se dio maña para hablar desde el fondo
de la maraña de tubos y sondas y manifestar su “satisfacción” por la reelección
de Bush, uno de los más resueltos asesinos del proceso de paz en Medio Oriente.
Ambos episodios ilustran la frivolidad diplomática en que parece habitar el
primer círculo del dirigente palestino.
http://www.jornada.unam.mx/2004/nov04/041104/032n2mun.php?origen=mundo.php&fly=1
http://www.jornada.unam.mx/2004/nov04/041104/034n3mun.php?origen=mundo.php&fly=1
EN CONTRASTE CON las intensas actividades sociales
exhibidas en el sitio del presidente de la ANP, la página del primer ministro
falleció hace casi un año, el 12 de noviembre de 2003. Más activo, el sitio del
Ministerio de Información da a conocer un reporte sobre los modales de buitre
exhibidos por el gobierno de Israel y la mayor parte de la prensa de ese país
ante la agonía de Arafat, modales criticados por el admirable periodista Gideon
Levy, de Ha'aretz. Por lo demás, el asunto amerita que la próxima
entrega de esta columna se dedique a reseñar las presencias oficiales y
sociales de los palestinos en Internet.
http://www.pmo.gov.ps/
POR AHORA HAY que terminar y es tiempo, por tanto, de
volver al principio, es decir, a la suerte del líder palestino.
EL ALCALDE JUDÍO de Jerusalén, el fundamentalista Uri
Lupolianski, ha acentuado los operativos de depuración
demográfica y limpieza étnica para expulsar a los palestinos de sus
residencias ancestrales en Al Qods y para convertir barrios predominantemente
árabes en zonas residenciales exclusivas para judíos. Las autoridades de Israel
no sólo pretenden echar de Al Qods a los vivos, sino impedir que cadáveres como
el de Arafat sean enterrados allí. Ya lo advirtió Sharon: el agonizante rais no
podrá entrar, ni muerto, a la ciudad, y mucho menos ser enterrado en la
Explanada de las Mezquitas, como lo pretende, con cierta arrogancia faraónica,
el jefe de la Autoridad Nacional Palestina.
INDEPENDIENTEMENTE DE LO que le pase al líder palestino
en la clínica de Clamart, en las afueras de París, Arafat, como lo resumió con
maestría Robert Fisk en un artículo reproducido en estas páginas, murió hace
mucho tiempo.
http://www.jornada.unam.mx/2004/oct04/041030/031a1mun.php?origen=index.html&fly=1
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