Llegada cierta edad, los hijos amorosos
y comprensivos tendrían que reconocer a sus madres, si es que
siguen en este mundo, por toda una vida de honestidad y rectitud, y
sugerirles que, en lo sucesivo, se dedicaran al sexo, a las drogas y
al rock & roll. Lo malo es que algunas, en lugar de agradecer el
consejo, se dan por ofendidas.
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