21.8.07
El PRD y los otros
Posiblemente el PRD sea el último de los partidos grandes del país en el que haya todavía alguna capacidad para escuchar lo que mucha gente de la calle piensa acerca de él en particular y, en general, de todos los partidos: que está lleno de rateros, de corruptos y de oportunistas; que sus dirigentes prometen una cosa y antes de una semana hacen la contraria; que el rescate de México y el bienestar de la población están sólo en el papel mojado de los estatutos, pero que en la práctica lo único que importa es llegar a la diputación, a la senaduría, a la gubernatura o a la dirección general de algo, de cualquier cosa; que sólo se acuerda de los ciudadanos cuando va a haber elecciones o cuando hay que hacer un mitin; que el partido no va a cambiar nunca el régimen porque sus dirigentes se encuentran entre los beneficiarios de él.
Tal vez existan, al interior del partido del Sol Azteca, algunas orejas dispuestas a escuchar estos juicios que algo tienen de hipérbole y de caricatura y que no son clamor sino rumor sordo, exasperado y desarticulado en una población cada vez más harta de ser ciudadanía, un título cuyo refrendo anual le cuesta miles de millones de pesos. A fin de cuentas, todavía quedan en ese partido algunos o muchos que recuerdan los tiempos en los que para propugnar la transformación del país no se necesitaba de camionetas de 300 mil pesos, choferes para el cónyuge y los hijos, viajes a Europa y seguro médico con aplicación en Houston, todo ello pagado por el erario público. Quedan los que no tenían problema en declinar a la competencia por candidaturas porque estaban conscientes de sus limitaciones personales y tenían disposición para reconocer las aptitudes de otros compañeros. Quedan los que abominaban de la grilla en las oficinas y preferían ir a hacer trabajo directo en los sindicatos, en las colonias, en los ejidos.
El PRI escuchó durante cuatro décadas reclamos semejantes, y más agudos –porque a las acusaciones de rateros, de corruptos y de oportunistas se ha agregado, en ocasiones, la de asesinos—, se acostumbró a ellos y optó por asumir sin complejos su propia descomposición. Candidaturas como la presidencial de 2006 y la estatal de Baja California en 2007 confirman que el Revolucionario Institucional halló un filón de imagen corporativa en sus peores lacras: el leproso le agarró gusto al arte de bailar desnudo sobre las mesas y es natural que si alguien le señala sus purulencias, responda: “Y a mucha honra”.
Por su parte, Acción Nacional, salvo memorables excepciones como la de aquel legislador del que se recuerda el mote mas no el nombre –el dipu-table dance—, abomina de los desnudos: lo suyo es la falda, o la sotana, o la casaca militar, calada hasta el huesito. Desde luego, semejantes agregados a López Velarde son inconscientes y así se quedarán: los blanquiazules son inmunes a la autocrítica, y cuando un yunquero realiza un ejercicio de introspección, no se encuentra con su demonio interior, sino con una estampita de Cristo Rey.
Pensar es demasiado doloroso, parece recordar el discurso de Manuel Espino, y por demás innecesario para la tarea de gobernar, agrega el de Vicente Fox, el presidente más iletrado que ha tenido el país y quien, sin embargo, quiso pasar a la historia con la construcción de un elefante blanco que lo mismo habría podido ser biblioteca que pizzería o que tienda departamental: la apuesta –como se ha ido revelando después— era por una obra cuya magnitud dejara márgenes generosos y jugosos para los contratos turbios. Vuelto gobierno, el partido de la gente decente rompe marcas históricas de indecencia. Los herederos de Gómez Morín hablan como Felipe Calderón. Los que reclaman una historia partidista de luchas abnegadas por la democracia son lo más autoritario que se haya visto en décadas, y no lo son más porque el país no se deja. “Transparencia”, clamaba Fox, mientras justificaba el uso de recursos públicos para comprarle ropa a su mujer.
Así las cosas, ojalá que el PRD sea capaz de escuchar, de contemplarse en el espejo y de sacudirse a los burócratas sedientos de poder y presupuesto, a los caciques de clanes corporativos, a los simples rateros, y de aplicar en sí mismo –aunque duela— la propuesta de país ciudadano, democrático, equitativo y honesto que ha quedado reducida a un conjunto de signos cada vez menos legibles en el papel mojado de sus estatutos.
-----------------
Posdata: Acabo de recibir un documento enviado por Alfonso Ramírez Cuéllar al X Congreso perredista, que terminó ayer. Me parece un punto de referencia importante --no digo que el único, no digo que el más atinado ni el más equívoco-- sobre las demandas internas de una reforma perredista.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
10 comentarios:
Pedro
Ojalá mi querido Pedro, ojalá. Pero me temo que va a estar difícil, ¿recuerdas que Maurice Duverger sostenía que los partidos de derecha no sufren divisionismo a su interior porque ellos solo tienen intereses; mientras que los de izquierda padecen conflictos y divisiones debido a que lo suyo son las ideologías? Pues bien, me parece que hoy (¿aun vive?) Monsieur Duverger tendría que ajustar sus teorías.
Saludos
Creo, Pedro, que después del último congreso perredista, las cosas son claras: Nada de pensar en movimientos sociales, ni reivindicaciones justicieras, lo importante, para ellos, es no dejar vivir del presupuesto.
Yo lo veo en Papantla, donde vivo,en donde el ex-presidente municipal y luego diputado federal del PRD, Bonifacio Castillo, es ahora el candidato del PAN; pero no por ello, dejo de imponer al interior del mismo PRD a gente de su mismo grupo político como candidatos.
El PRD, es ahora una franquicia.
López Obrador dijo en el congreso que el único caudillo es el PRD, pero vino el domingo a reafirmar lo contrario. Eso sí, con acarreados de la sierra y la costa, con su refresco y su torta, como en los ¿viejos? tiempos del PRI.
Por cierto, la bursatilización de las credenciales de elector está a la orden del día en estas tierras de la vainilla, la oferta es como sigue: PRI 1000 por la credencial, (si juntas diez, piso "Fiel" PRD 600, PAN 500, Convergencia 500, y así por el estilo.
Y aquí nada de hablar de Frente amplios Progresistas, aquí cada cacique tiene su franquicia y candidato, pero todos son al final de cuenta, o familiares o socios.
Marichuy: Órale, ¡Duverger! Ahora sí me hiciste viajar a mi oscuro y remoto pasado. En efecto, hay un claro punto de quiebre en la historia perredista, que es el momento en que Zedillo --creo que en el 96 o 97-- ordena al aprobación de presupuestos obscenamente inflados para los partidos políticos. A partir de ahí se debilitaron las ideologías y se fortalecieron los intereses. Pero el PRD tiene lo peor de un partido de izquierdas y lo peor de uno de derecha, porque, así sea por los intereses, sus líderes siguen de la greña.
Javier: Conozco situaciones como la que nos platicas, y no seré yo, que ni siquiera soy perredista, quien las niegue. Simplemente aposté por los reductos de autocrítica que quedan en el Sol Azteca. Miren, hoy recibí un documento enviado por Ramírez Cuéllar al Congreso que recién terminó. Pongo el link aquí y lo agrego en el post original. Sostengo que difícilmente se encuentran posturas como ésta (y no soy, ojo, ramirezcuellarista, o como se diga) en los otros dos partidos.
Saludo de aquí a la aromática Papantla, pues.
Ya vine a visitarlo y ya me voy pq me está hablando uno de mis muchos jefes (ya nomás falta que el policía del piso me pida cuentas).
Si, Duverger es un clásico en Ciencias Politicas; o era, igual ahora ya ni eso leen.
Pedro, aquí va una pregunta, creo que bien ingenua, ¿y si mejor los políticos esos de los que hablas en el párrafo dos (y que falta corroborar existencia) mejor se hacen otro partido? digo, si tantas ganas tienen de pertenecer a uno.
Saludos
Marichuy: se agradece la visita y se lamenta su brevedad. Oh, pues, ya iba yo a sacar el almendrado... Recuerdo que a Duverger lo publicaban Grijalbo, en unos libritos chiquitos y sobrios, y, creo, una tal Ediciones Roca (¿colección “Clásicos de los 70”) con portadas que tenían cierta relación visual con la estética de los SuperBee y los Javelin...
Getsemaní:
¿Y dejar a la militancia de base honesta --que la hay, y esa sí es mucha-- en garras de los dirigentes oportunistas y corruptos? Mira, por otro lado, hacer un partido no es enchílame otras. Para empezar, el lugar que actualmente tiene el PRD ha costado más de 600 vidas. Ahí está invertida la historia del Partido Comunista Mexicano, del Mexicano de los Trabajadores, de la vieja Corriente Democráica del PRI, de organizaciones socialcristianas, trotskistas, maoístas y castristas, de movimientos armados... Organizaciones que confluyeron en la construcción de un gran partio de y para la izquierda. Y conste que hablo desde afuera de las filas perredistas, a las cuales nunca he pertenecido.
Abrazo, pues.
Pedro Miguel:
Saludos. Agragar más nada puedo (incluyo los comentarios), pero sí creo que loos partidos mejor organizados y eficaces los sigue dando el Pachuca.
Abrazos y suerte.
Sale, pues, Víctor: ante la asquerosidad de la vida política institucional, inventemos nuestro propio PP: Partido Pachuca.
Si yo sé que armar un partido es muuuuy complicado, y que el PRD tiene su historia (aunque no le pertenece en exclusividad a él la historia de las izquierdas en México), pero la verdad yo no creo que sea un partido de izquierda o digámoslo de otra manera revolucionario, es un partido de política oportunista, y por eso planteaba que aunque sea muy difícil y se tengan que sacrificar los presupuestos del IFEFRAUDE, se debería buscar otra vía de hacer política.... pero creo que eso ya no está en manos de ese partido sino de las nuevas fuerzas políticas que tarde o temprano entrarán en escena..... y esas nuevas fuerzas políticas tendrán que generar sus propios discursos y legitimidades. No se trata de decir TODOS son iguales pero hay algo enmierdado e irredimible en la actual clase política que talvez la contemporaneidad no pueda o quiera ver, pero la Historia los pondrá en su lugar. Después del 2006 yo ya no le apuesto a la democracia electoral en México. Hasta que demuestre lo contrario o nos hagamos otro país (si, yo sé que no es enchílame otras).
Va un fuerte abrazo Pedro, que seguro no comulgarás conmigo en esto pero no importa, de eso se trata este espacio no?
Comulgo y no comulgo contigo, Getsemaní; o sea que comparto tu diagnóstico, pero no tu conclusión, porque, con todo y su enmierdamiento, y que desde su origen se definió a sí mismo como una organización reformista, y no revolucionaria, el PRD es un espacio de incidencia y poder que debe ser peleado. Y, por supuesto, las diferencias son bienvenidas. Otro abrazo.
Publicar un comentario