Tengo para mí que José Vasconcelos es uno de esos hombres que, como el mariscal Pétain, dedican la segunda parte de su vida a destruir lo bueno que hicieron en la primera. Vasconcelos pasó de partidario ardiente de la democracia a defensor de las dictaduras, de educador liberal a fanático religioso, de forjador de la Universidad a remendador patético de sus propias frases, hasta el punto que en su decadencia pretendió que el lema de la UNAM habría debido decir “Por mi raza blanca hablará el Espíritu Santo”
Escribí unos posts abajo que el personaje era un poquito nazi, y ahora explico el diminutivo. Sí, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial fue partidario de las potencias del eje, pero se retractó cuando se hizo del conocimiento mundial la escala de horror a la que había llegado el Tercer Reich, particularmente con el genocidio de eslavos, judíos, gitanos y otros grupos humanos. En todo caso, un nazi que se respetara no habría sido capaz de escribir lo siguiente:
Ninguna raza contemporánea puede presentarse por sí sola como un modelo acabado que todas las otras hayan de imitar. El mestizo y el indio, aun el negro, superan al blanco en una infinidad de capacidades propiamente espirituales. Ni en la antigüedad, ni en el presente, se ha dado jamás el caso de una raza que se baste a si misma para forjar civilización. Las épocas más ilustres de la Humanidad han sido, precisamente, aquellas en que varios pueblos disímiles se ponen en contacto y se mezclan.
Tal vez Vasconcelos se volvió loco porque no fue capaz de procesar el resultado final de la insurrección democrática de 1910, que acabó en un régimen progresista y justiciero, pero no democrático, y que lo convirtió en la primera víctima memorable de un fraude electoral escandaloso.
A diferencia de los fascistas italianos y de los nazis alemanes, Vasconcelos nunca hizo un intento serio de tomar por asalto el poder político, al cual mostró, después de su exilio, sumisión de funcionario.
Creo que, más que nazi, era un hombre sumamente contradictorio. Posiblemente su contradicción principal no fue entre el ideario democrático y la fascinación por los regímenes totalitarios, sino entre su condición de educador, maestro, impulsor del conocimiento, y su vasta ignorancia. Un ejemplo: Vasconcelos no tenía una noción ni siquiera aproximativa de conceptos como raza, etnia y cultura, que ya en su tiempo estaban bien asentados en el logos antropológico y filosófico. Munido con ese escandaloso desconocimiento, cometió la hazaña de escribir un ensayo sobre un tema del que no tenía la más puta idea. Que conste: con una alarmante frecuencia, los periodistas emulamos esa empresa.
3 comentarios:
Con los periodistas, la empresa es preocupante; ¡lo alarmante es la frecuencia con que emulamos tal empresa los blogueros!
Aunque no sea posible ignorar su lado ultraconservador, lo poco que he leído de Vasconcelos me ha conmovido. Su pluma es una de las más apasionadas que se han movido en México.
Ahora que poco favor se hace él mismo hasta cuando se quiere ver "buena onda":
"El mestizo y el indio, AUN el negro..."
Erat: A mi modo de ver, son mucho más cargadas de pasión, y más cristalinas, las plumas de los hombres de la Reforma: piensa nomás en Riva palacio y en Altamirano, quienes, además, no cometían deslices ideológicos tan aberrantes como los de Vasconcelos.
Las plumas llenas de pasión muchas veces utilizan tinta de sangre.
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