No se pudo aguantar: Felipe Calderón
está chípil porque ya nadie le hace caso, necesita llamar la
atención a como dé lugar, y se metió al debate entre aspirantes
presidenciales por la puerta de atrás, como acostumbra. En esta
ocasión, la llave de la puerta trasera fue un tuit para desmentir el
propósito de Andrés Manuel López Obrador de ahorrar 300 mil
millones de pesos mediante un severo recorte a los ingresos de los
altos funcionarios gubernamentales. Incontinente, pretendió enmendar
la plana al tabasqueño:
Según sus propias cifras, Calderón
miente. El
3 de diciembre de 2006, cuando fue impuesto en la Presidencia por
las cúpulas empresariales y por la embajada de Washington, el
usurpador saliente implantó un remedo del programa de austeridad de
su contrincante: “se bajó el sueldo en 10 por ciento y decretó la
misma medida para los secretarios de Estado, subsecretarios,
oficiales mayores y titulares de unidad”; con ello, dijo el mismo
Calderón, se lograría un ahorro por 25 mil 500 millones de pesos.
La suma la confirmó el propio sedicente constitucional un
año más tarde. Desde ese entonces se le dijo que mejor haría
en plagiar bien y completo, reducir esos salarios en 50 por ciento
–que era, y sigue siendo, la propuesta de López Obrador– y
ahorrarle al erario 125 mil millones de pesos. Se hablaba únicamente
de salarios, pero si se incluye el total de percepciones de esa casta
dorada de servidores públicos y se actualiza las cantidades a 2012,
la magnitud mencionada por Andrés Manuel (cientos de miles de millones) adquiere sentido.
De lo perdido, lo que aparezca. Incluso
con sus mentiras, Calderón admite de manera implícita que las
finanzas nacionales pierden mil millones de pesos anuales en el
exceso remunerativo a la pandilla de funcionarios que integran su
desgobierno. Si sus números fueran ciertos –que no lo son, como
está demostrado– bien haría en rebajar 50 por ciento los salarios
de su camarilla de aquí al 1 de diciembre y con ello el país se
ahorraría 500 millones de pesos que buena falta hacen para
educación y salud. No lo hará, por supuesto.
De todos modos, cuando comparezca ante
un tribunal, se descubrirá que sus pillerías son infinitamente
mayores que eso. Ya lo verán.
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