16.8.07

Aduanas para nada

Antigua Aduana, Centro Histórico, Ciudad de México. Foto: José Luis Parella


  • Dos mil armas de fuego al día
  • Las 30 toneladas de Los Arriola

Dice la nota en La Jornada: “México y Estados Unidos firmaron ayer un plan estratégico aduanero para combatir el terrorismo, el contrabando de armas de fuego, narcóticos, el fraude aduanero y otros delitos. El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, afirmó durante el acto que los dos países se comprometieron a luchar contra los ilícitos que dañan la economía y ponen en peligro la seguridad.” Antonio Garza, embajador de Estados Unidos en México, dijo que el acuerdo ayudaría a prevenir el terrorismo. Lo de menos es que los comunicados de prensa emitidos por ambas partes parezcan referirse a dos convenios distintos. Dejemos de lado la paranoia estadunidense que alucina hordas de talibanes y mujaidines al sur del Río Bravo, pese a que, en toda la historia, el único ataque a Estados Unidos procedente del lado mexicano ha sido el de Pancho Villa sobre Columbus, en 1916. El punto es que en vez de medidas de fortalecimiento y cooperación, tal vez habría que pensar en órdenes de clausura definitiva para las aduanas de ambos países.

Miren: en febrero de este año empresarios y sindicalistas de la industria textil denunciaron que en el último sexenio cerraron en México más de 500 empresas y se perdieron 300 mil puestos laborales por el ingreso de productos de contrabando. Un documento de 2005 elaborado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados y firmado por Sara María Ochoa León dice que entre 2001 y 2005 las empresas quebradas fueron dos mil, y las plazas perdidas, 400 mil.

Mientras ese sector económico se iba por el caño, el gobierno anunciaba acciones de nombres rimbombantes: Programa Nacional de Combate a la Corrupción y fomento a la Transparencia y el Desarrollo Administrativo, en 2000; establecimiento de la Comisión Intersecretarial de Transparencia y Combate a la Corrupción, ese mismo año; Convenio de Concertación de Acciones para la Transparencia en el Sector Aduanero, en 2003; Programa Anticorrupción en las Aduanas del País, en 2004; Programa Operativo para la Transparencia y el Combate a la Corrupción, en 2005... Todo, se decía, para frenar el contrabando.

Las fábulas de Aduanalandia


Pero la mitad del mercado minorista de ropa (que oscila entre 15 y 17 mil millones de dólares) sigue copado por mercancía de procedencia ilegal: fayuca, robo y piratería. Digamos que la mitad de la mitad, unos cuatro mil millones de dólares, sea ropa que ingresa ilegalmente al país. Con cuatro mil millones de dólares se puede comprar una montaña de tela y muchas albercas de botones que requieren para su traslado de muchos camiones y contenedores, y para su internación al país, de un ejército de empleados públicos corruptos, dispuestos a hacerse de la vista gorda.

O tomen el caso del azúcar y de las frutas, de las que se introducen anualmente a México 300 mil toneladas al año. Para transportar eso no basta con las bolsas del mandado: se requiere de 85 mil 714 viajes de camiones de 3 y media toneladas; un volumen que, en todo caso, pasa como si nada por las garitas y por los puertos del país.

Ahora piensen en el tráfico de armas de Estados Unidos a México. Por supuesto, el gobierno del país vecino no tiene un interés apreciable en controlar ese flujo de armamento porque a fin de cuentas forma parte de sus exportaciones. Aquí tendría que ser distinto, pero no lo es: según un informe de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, diariamente pasan por las frronteras mexicanas unas dos mil armas de fuego, lo que hace 730 mil al año, cuatro millones 380 mil durante el sexenio foxista, medio millón de rifles y pistolas en lo que va de la administración calderonista.

Un reportaje de El Universal indica que en el gobierno anterior fueron decomisadas ocho mil 88 armas, menos de dos de cada mil de las que llegaron a territorio nacional. En su reporte más reciente de embargos de mercancía (del 9 al 15 de julio de 2007), la Administración General de Aduanas registra que en nueve de éstas fueron decomisadas casi ocho millones de prendas de vestir, dos tractocamiones, un remolque, cuatro automóviles, cien mil juguetes, relojes, llantas, estéreos, “una placa de aluminio en forma de rampa” y un número indeterminado de dispositivos Bluetooth: casi tres millones de pesotes. Y para que vean la transparencia, en la aduana de Sonoyta, por ejemplo, el total de lo embargado (siete millones 987 mil 506 prendas de vestir, 96 mil 480 juguetes y un vehículo) fue valorado, en conjunto, en 965 mil 212 pesos: a menos de 12 centavos cada objeto, incluido el coche. Al parecer, esa semana, cuando habrían debido ingresar al país 14 mil armas de fuego, los traficantes tomaron vacaciones, porque no se reporta la confiscación de un solo cartucho, así fuera de salva, o bien decidieron prescindir de los amables servicios de los vistas aduanales y tiraron su mercancía en paracaídas directamente sobre las residencias de sus clientes.


Más relatos heroicos

Para qué hablar de la droga. Nadie tiene una idea precisa de cuánta ingresa a territorio mexicano y de allí a Estados Unidos, pero ha de ser mucha: en febrero de 2006 el régimen foxista daba brinquitos de felicidad porque logró capturar a un capo relativamente menor, Oscar Arriola Márquez, del cártel de Los Arriola, “quien mensualmente introducía a Estados Unidos 2.5 toneladas de cocaína”. Pero antes de mandarla al país vecino tenía que meterla a México, porque aquí no se produce: la llamada “cocaína mexicana” es una droga sintética a base de metanfetaminas. Dicen que Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, andaba tratando de montar un laboratorio en el país para no tener que comprar la droga a los colombianos, y que para eso había reclutado a muy buenos científicos, pero en esas lo sorprendió una dosis excesiva de Dormicum. Pero volvamos al punto: una tonelada es igual a mil kilos, es decir, unas 33 maletas cargadas al peso máximo que permiten las aerolíneas. Arriola Márquez, que no era de los empresarios más notables en su giro, introducía a México cada año el volumen equivalente a mil valijas de las grandes.¿Y por dónde entraba toda esa cocaína?

Otra pregunta inquietante es: ¿Por dónde salía? Quiero decir: el abasto de drogas al mercado estadunidense no se ha reducido en forma sustancial y eso quiere decir que los aduaneros gringos están tan metidos en cosas raras como sus colegas mexicanos, porque los cientos o los miles de toneladas de esupefacientes ilícitos que ingresan al país vecino no llegan como las nubes, ni por telepatía, ni por conexiones de banda ancha. Así que ya podrán anunciarnos, unos y otros, en el afán de tomarnos el pelo, tantos convenios bilaterales como bultos de cocaína transitan por sus manos.

Tengo para mí que la seguridad, la salud y la economía de los dos países no estarían mucho peor de lo que están si en cada aduana se instalaran clubes de ajedrez, templos mormones, salones de baile o gimnasios con aparatos de spinning. Lo que es seguro es que habría --en ambos-- menos corrupción.


Aduana de Tampico. Foto de Juan Lara López

8 comentarios:

Roque Nuevo dijo...

Hola Pedro,

Queda claro que piensas que el país ha perdido el control sobre sus fronteras. A pesar de lo chusco de estilo, esto es muy serio en cuanto a la seguridad nacional. Lo que no (me) ha quedado claro es ¿qué hacer?

El presidente es por supuesto el último responsable de las fronteras. ¿Qué debe hacer él? ¿Qué harías tú, de ser presidente?

Saludos

Pedro Miguel dijo...

Roque Nuevo: Nunca dije eso. El país ha perdido el control sobre su gobierno, pero no creo que éste haya perdido el control de las fronteras. Simplemente, lo ejerce de manera discrecional, patrimonialista y corrupta, en beneficio de los grandes intereses político-empresariales, mafiosos o no, locales o extranjeros. Desde luego, cuando se trata de hostigar a promotores extranjeros de los derechos humanos, los controles migratorios funcionan perfectamente bien. Otro tanto ocurrirá en las aduanas con las clases de contrabando cuya introducción al país no convenga a los intereses de la mafia que gobierna. Y desde luego, no dudo que los aduaneros mexicanos serían perfectamente capaces de parar el ingreso de armamento a territorio nacional, pero, por ahora, no desean hacerlo.

Otro tanto ocurre en Estados Unidos: la gran mayoría de los millones de trabajadores inmigrantes indocumentados que lllegan anualmente a ese país no se arriesgan en el desierto de Arizona: ingresan por los puestos migratorios normales, mediante "acuerdos" entre los polleros y los oficiales de Migración. Y algo semejante ocurre con las drogas.

Yo no sería presidente nunca, Roque Nuevo, porque me perdería la convivencia con mi hija y tendría que dejar de escribir Navegaciones, pero me queda claro lo que tiene que hacer quien quiera que sea presidente de México hoy en día: refundar el país para que éste sirva a la mayoría de sus habitantes y no a las mafias.

Take care.

marichuy dijo...

Pedro

¿Y el chinito favorito no podría darnos alguna pista sobre la ruta seguida -dentro y fuera de México, ni que los gringos sean ajenos a esto- por las mercaderías que entran y salen del país?

PS En cuanto a la pregunta de tu visitante, creo que la Presidencia de la República nos cuesta mucho a los ciudadanos como para que además, nosotros le digamos a Calderón que tiene que hacer ¿no? Que le asesore alguno de sus múltiples colaboradores. Además, si en los equipos de fútbol el principal responsable es el director técnico, en el gobierno de la república el principal responsable es el primer mandatario... aunque sus jilgueros mediáticos se empeñen en buscar otros responsables.

Pedro Miguel dijo...

Disiento, Marichuy: me parece que lo primero que tiene que hacer un presidente para desquitar su sueldo es escuchar a sus gobernados (recalco: a sus gobernados, no a GEA-ISA). O, como dice la gente zapatista, "mandar obedeciendo".

Pedro Miguel dijo...

Posdata para Roque Nuevo: Me da entre pena y risa la sola mención del concepto de "seguridad nacional" aplicado a un país en el que hay 14, 18 o 24 millones de personas en situación de pobreza alimentaria, eufemismo para referirse a los hambrientos. Ahí radica la principal amenaza a la seguridad nacional de México. La segunda en importancia proviene de Washington,que es donde se ha fraguado la mayoría de las agresiones armadas contra este país a lo largo de su historia como nación independiente.

http://www.cimacnoticias.com
/noticias/03jun/03061004.html

http://www.criterios.com/modules.php?name=
Noticias&file=article&sid=12538

http://www.jornada.unam.mx/2007/08/05/
index.php?section=politica&article=011n1pol

Anónimo dijo...

Hola Pedro. Como todos sus artículos, éste me gusto y mucho. Nada más el colofón me dijó con una duda:
¿No le gusta el ajedrez?

Anónimo dijo...

Interesante. Mmm..esa propuesta, terapia ocupacional (ajedrez, gimnasia y demás) contra la corrupción. Gracias por la aclaración y la cereza. Confieso no conocía al autor. Saludos.

Pedro Miguel dijo...

Gracias, Ivor. Admiro el ajedrez pero no me gusta en el sentido de que no logro encontrarle el gusto: soy muy bruto para jugar y frente a un buen ajedrecista nunca llego más allá de la jugada diez o doce. Pero no tengo nada en contra, como tampoco en contra de los templos mormones, los salones de baile o los gimnasios.

Angeek: la terapia ocupacional sería para los edificios aduaneros, que se quedarían vacíos si echaran de ellos a los corruptos.

Yo tampoco tenía muy bien ubicado al tal Monocordio, pero ya me metí a sus páginas y ya me cayó muy bien.