Los gobiernos de Cuba y Venezuela han desarrollado, durante varios años, la Operación Milagro, un programa para dar atención oftalmológica a personas de escasos recursos de varios países del continente, incluido el nuestro. Para 2005 médicos cubanos habían realizado unas cien mil operaciones quirúrgicas para tratar cataratas, desprendimiento de retina, carnosidades y estrabismo a otros tantos pacientes de Venezuela, Panamá, República Dominicana, Haití, Uruguay, Bolivia y México, sin cobrarles un centavo y sin hacer publicidad. Sin embargo, “en localidades marginadas de la montaña y el desierto del país, la gente está más que enterada: en Cuba curan las enfermedades de los ojos sin cobrar nada; todo, hasta el viaje en avión a la isla, es gratuito”, reseñaba La Jornada el 7 de mayo del año pasado. Hasta julio pasado 238 mexicanos habían viajado a Venezuela para recibir atención quirúrgica por cataratas y en el marco del programa humanitario se habían instalado consultorios en Coahuila y Michoacán con capacidad para atender a miles de pacientes al mes.
A principios de julio una fuente de la cancillería mexicana citada por Reforma dijo que estaba en estudio la incorporación del “plan chavista” (la Operación Milagro) en los acuerdos de cooperación bilateral con Venezuela, y adelantó incluso que el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa proponía enviar a ese país a especialistas en problemas de autismo. El informante agregó que “la legislación impide” cumplir con la petición de la embajada venezolana de exentar los impuestos aeroportuarios y personales a los pacientes que viajaban a Caracas y que primero había que incorporar el programa “a los acuerdos que tenemos firmados”. Por esos días el programa humanitario generó un revuelo en las filas de la derecha legislativa y mediática, encabezada por Carlos Abascal. Se dijo que la ayuda médica formaba parte de una “infiltración ideológica” y una panista de Coahuila aseguró que los promotores de Operación Milagro eran “proclives al comunismo”.
A fines de julio La Jornada dio a conocer que el régimen calderonista había impedido el aterrizaje de un avión venezolano que venía a recoger a diez niños y 80 ancianos de Ecatepec para llevarlos a Caracas, en donde serían sometidos a diversos tratamientos para afecciones cardiacas y oculares. El pretexto fue que la línea aérea Conviasa, que operaba los vuelos, no tenía oficinas ni representación legal en el país.
El 9 de agosto, en Morelia, Calderón Hinojosa anunció la puesta en marcha de un programa de cirugía de cataratas denominado Volver a ver para atender, dijo en sus propias palabras, a “muchos mexicanos que carecían de recursos [y que] incluso tenían que salir del país, participar en programas de apoyo y de beneficencia organizados por otras naciones, lo cual evidenciaba el tamaño de la carencia que teníamos en México”. El operativo tiene como meta operar 120 mil pacientes al año, pero en México un millón 600 mil personas –según cifras del secretario de Salud, José Ángel Córdova— padece la afección, y la mitad de ellos sufre de ceguera. Es decir, incluso si Volver a ver fuera algo más que un boletín de prensa, tomaría 13 años atender a los afectados, y seis o siete devolver la vista a quienes la han perdido. Se infiere, entonces, que las actividades de Operación Milagro en nuestro país siguen siendo necesarias. Ah, pero Calderón habla en pasado de los “que tenían que salir del país”, y es de temer que Volver a ver sea el anuncio disfrazado de una prohibición de facto al programa cubano-venezolano. No hay ley que le impida a un ciudadano mexicano viajar a La Habana o a Caracas para operarse de algo, pero el calderonismo ha recurrido ya a las trabas burocráticas para dificultar al máximo posible esa clase de traslados. Muchos podrán decir “gracias por la ceguera, señor presidente”, y la expresión no será sólo metafórica.
Se habla de “normalización” con Caracas y las reglas más elementales de cortesía y los buenos modales hacían obligado un agradecimiento a Venezuela y a Cuba por la asistencia médica gratuita a miles de mexicanos. Si hubiese habido una pizca de buena fe, Operación Milagro habría debido ser objeto de cooperación oficial, no de sabotaje, y el gobierno mexicano habría podido establecer, a cambio, programas de asistencia médica para autismo o para apendicectomías o para problemas de sordera o para sacar uñas encarnadas, en México, en Venezuela y, con un poquitín de generosidad, también en otros países. Se prefirió, en cambio, inventar un pastiche malintencionado del programa cubano-venezolano, no para atender un problema de salud pública sino para tapar “el tamaño de la carencia que teníamos (¿teníamos?) en México”.
Dicen algunos que la mala fe y la mezquindad no estorban para gobernar, y que hasta pueden llegar a ser necesarias; el problema es que a veces se notan a leguas, incluso si el observador sufre de cataratas.Calderón, sin retoques
7 comentarios:
Pedro
A “ver” si entendí bien. O sea, que el más urgido de ir a Venezuela, o Cuba, para someterse a esta intervención quirúrgica, es el "Presidente del Empleo" ¿verdad?.
Sobre las "coincidencias", una tía mía que desprecia a Felipe Calderón más que yo (si, aunque usted no lo crea), dice que el tipo es tan mediocre y falto de imaginación que se la vive fusilándose los programas de otros (y sin pagar derechos de autor, diría yo), generalmente tachados de populistas, porque ya no sabe que hacer para posicionarse.
Pedro, lo felicito por la claridad de conceptos en un tema tan oscuro (y común, lamentablemente) como es la mediocridad y mezquindad política.
Puede que la necesidad de Calderón de cierta clase de ciegos para acompañarlo lo haya confundido a seguir en la busca de más incapacitados, o de querer incapacitarlos.
Pedro
Ahora que reparo en el pie de foto del Calderón, pienso que hay de “fulanos que ni con retoques” a hombres que sin retoques se miran bien. O sea, el zar Putin sin ropajes formales ni maquillaje para foto oficial, se ve mejor que disfrazado de presidente. ¿O será que le dieron -como a las chavas que posan en cueros- una ayudadita anatómica?
Marichuy: el problema de felipe no es su fealdad externa, sino la que lleva por dentro, y esa no la remedian ni los mejores cien cirujanos del mundo.
Saludos a Buenos Aires, compañeros de MV Prensa.
No creo que la tecnología rusa haya llegado a grandes sofisticaciones con el Photoshop, Marichuy. Han de seguir en la etapa de los bulbos (los electrónicos, aclaro nomás).
Pedro
Que manera de menospreciar los adelantos tecnológicos de los camaradas rusos.
Tienes razón en que, para verse buenón, Calderón necesita bastante más que PhotoShop y cirugía plástica; es más, ni haciendo una manda a Santiago de Compostela en compañía de Juan Camilín, podría obrarse semejante milagro.
Pedro Miguel:
Todo desequilibrio es indeseable, y algunos hasta mortales. Cuando terminé de leer la columna, pensé que la desgracia con estos sujetos (Calderón y sus asesores), es que tienen mucho poder y muy pocas intenciones de ayudar a la gente desinteresadamente o en otras palabras, lo hacen pensando en la forma en que van alardear sobre ello.
Abrazos y suerte.
Marichuy: Dale rewind hasta el año del Señor de 1985: en Occidente están de moda los walkmans y los audífonos, y este navegante (que en esa época navegaba en teclados de télex) paseaba por Leningrado y Moscú. Su máximo objeto de morbo son los departamentos de electrodomésticos en los comercios, en donde observa equipos de reproducción musical "portátiles" que no se llevan en el cinturón sino en la espalda, como una mochila de campista, y cuyas baterías pesan casi tanto como las de un automóvil. Y cuando pidió a su niñera del KGB --´"guía del intercambio amistoso", era su título oficial-- que le permitiera visitar una fábrica de computadoras soviética, fue conducido a una galera en la que ensamblaban radios de galena con bulbos, sí, con bulbos, cuando por entonces ya los transistores habían sido desechados, en Occidente, por los circuitos impresos. Dicho sea de paso, esa misma tecnología fue descubierta en el por entonces superavanzado avión interceptor MiG-25 cuando un piloto desertó a Japón. La electrónica del aparato era tan anticuada que --oh paradoja-- resultaba inmune a los pulsos electromagnéticos de las bombas nucleares y de dispositivos de guerra inventados dos décadas más tarde. Tú dirás.
Víctor: temo que es más grave que el mero utilitarismo publicitario. Creo que Calderón, un anticomunista primario, realmente cree que CHávez y Castro piensan controlar a México por medio de Operación Milagro.
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