“Cuentan que un distinguido priísta,
de bigotes pero no pelón, llegó ayer a la morada de De la Madrid
para decirle que si no se declaraba demente se moría... o se
morían.” Así lo narró la “Rayuela” en la edición del 14 de
mayo de 2009 de La Jornada.
El día anterior se habían conocido
declaraciones
en las que Miguel de la Madrid acusaba a su sucesor de haberse robado
cuando menos la mitad de la partida secreta de la Presidencia y
señalaba los negocios de Raúl y Enrique Salinas (ya fallecido) con
el narcotráfico.
Meloso, relamido, hipócrita e
impertinente, como ha sido siempre, llegó
a esa misma morada, casi tres años despues, “a demostrar mi
respeto y afecto a la familia del ex presidente Miguel de la Madrid
por su sensible fallecimiento”.
No tiene madre.
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